“La forma en la que ha actuado Codelco es de temer, es matonesca”, dice José Hofer, gerente comercial de la europea Livista Energy, empresa que busca refinar litio de otros países, para proveer al mercado europeo.

El ejecutivo chileno es parte de la camada de expertos en litio que se formaron en SQM, para luego migrar fuera de Chile a medida que el interés por la industria se disparó en el mundo, y empresas de diferentes países buscaban profesionales para sus filas. En 2019 dejó SQM como gerente de Inteligencia de Negocios, se mudó a Londres y pasó por Benchmark Minerals, una de las principales consultoras globales de metales. Hoy, tiene además su propia consultora, SC-Insights, y es citado por medios como el Financial Times en temas de litio. Y a pesar de su pasado con SQM, no tiene pelos en la lengua al hablar de la empresa.

“Codelco la está sacando muy barata con un Memorándum de Entendimiento (MdE) que tiene vacíos patentes”, dice, refiriéndose al MdE que negocia la estatal con la minera no metálica privada.

Tiene pasado con Codelco también, admite. Hace alrededor de dos años, cuenta Hofer, se enfrentó con la minera estatal chilena y otras empresas interesadas en comprar Lithium Power International, cuyo principal activo era Minera Salar Blanco, firma con permisos y pertenencias mineras clave para explotar el Salar de Maricunga, que junto al Salar de Atacama y el de La Isla son los mejores del mundo. Finalmente, la minera estatal se quedó con la firma, por la que pagó US$244 millones, en un proceso que Hofer critica duramente.

“Codelco empezó a conversar con las empresas interesadas en Maricunga, para que no entraran”

—¿Por qué dice que la forma en que ha actuado Codelco en el litio es de temer?

—Te doy un ejemplo: cuando salió que Minera Salar Blanco buscaba socios o vender su proyecto completo en el Salar de Maricunga, lo hicieron a través de un banco, Canaccord, que se puso a buscar clientes en un proceso abierto y transparente. Como a Codelco le interesaba, mandó un oficio al Ministerio de Minería para frenar ese proceso, con el que trató de armar toda esta interpretación legal bastante rebuscada para que no se pudiera explotar litio con pertenencias mineras previas a 1979 (año en que un decreto declaró el litio como estratégico y estableció la reserva del Estado sobre esos recursos).

—Estaba la discusión de esos si permisos pre-79 permitían o no sacar litio. ¿Dónde está el matonaje?

—Porque aparte de tratar de bloquear el tema por ahí, Codelco empezó a conversar con cada una de las empresas interesadas en Maricunga, para que no entraran a ese proceso. Nosotros lo vimos, como Codelco se involucró directamente en una licitación internacional, mientras a su vez trataba de desacreditar los derechos pre-79 que ahí había, lo que se vio pésimo a nivel internacional.

—¿Se ve mal desde fuera el mercado del litio chileno? Porque parece haber mucho interés.

—Se ve como un mercado engorroso, difícil de explicar. Hay una superposición de distintas políticas públicas, mandatos, esquemas de regalías y un código minero cascado. Es difícil de comprender porqué se introduce a Codelco un poco a la fuerza a esta industria, siendo que no tiene experiencia, y que en Chile hoy tienes a 3 de las 6 empresas que más saben de litio en el mundo: SQM, Albemarle y Tianqi. Las otras son Ganfeng, Livent y Allkem (las últimas dos se fusionaron).

—¿Estuvo bien el precio que pagó Codelco por los activos en Maricunga? Lo pregunto porque en el mercado hubo dudas.

—Cuando ves los términos del acuerdo entre Codelco y Minera Salar Blanco, donde se pagaron US$240 millones por una extensión de unas 1.400 hectáreas, y en que no todas son útiles, te hace pensar que el precio es excesivo. Puedes compararlo por ejemplo con el valor de “Salares 7”, donde está el Salar La Isla, que tiene una concentración mejor que Maricunga, y por el que la francesa Eramet pagó US$90 millones. La Isla tiene 15.200 hectáreas, versus 1.200 hectáreas, y con concentraciones parecidas a Maricunga.

—Pero Salar Blanco en Maricunga tenía harto avance en permisos.

—Sí, tenían un N1 43.101 y una RCA, pero Codelco tendrá que rehacer mucho del proyecto si quiere reintegrarse con el suyo, entonces no compraron finalmente los permisos para su proyecto. Codelco pagó un sobreprecio, y al mismo tiempo se contradijo, porque compró una empresa que tenía derechos pre-79, cuando antes había tratado de refutarlos. Lo que es peor, y que se ve mal afuera, es esto de haber tratado de boicotear un proceso transparente de venta de este activo.

—¿Fue boicotear o fue solo negociar? ¿Cómo le consta que fue un boicot?

—Bueno, agarrando el teléfono y llamando. Yo corrí por esa licitación de Canaccord directamente, primero con mi compañía, y luego indirectamente con otra empresa con la que nos asociamos. Llegamos a la segunda etapa, y cuando preguntamos cómo seguía el proceso, éste se paró y nos dijeron que no continuaba. Después de eso apareció el oficio de Codelco al Ministerio de Minería. Aquí lo que se ve es que hay una agenda personal de Máximo Pacheco que es difícil de explicar afuera.

“SQM gana más que Codelco con el acuerdo”

—¿Cómo ves el MdE entre SQM y Codelco?

—Habrá que ver si se termina cerrando. SQM, por un lado, no tiene ninguna presión para cerrarlo, porque podría ir a una licitación en 2030, y perfectamente ganarla. Ni eso es lo óptimo, ni que cierren el acuerdo con Codelco lo es.

—¿Qué sería lo óptimo?

—Lo ideal sería que SQM corriera solo en el Salar de Atacama hasta 2040, para homologarse con el contrato que tiene Albemarle hasta ese mismo año, y ahí negociar con las dos empresas en paralelo. Y que también se liciten otras partes del Salar de Atacama para que entren otros competidores.

Dijo que lo que gana Codelco no es tanto como lo que gana SQM con el acuerdo. ¿Por qué?

—Al menos los números del MdE no son cifras atractivas. Se ven grandes cuando las ves en el documento, pero hay que considerar que se tienen que calcular como producción anual en 6 años. SQM sin duda gana más que Codelco con este acuerdo.

—¿Cuáles son esas cifras que menciona?¿Puede desagregarlas?

—Tienes por ejemplo, en el MdE una cuota de 135 mil toneladas métricas de LCE (Carbonato de Litio Equivalente, una medida estándar en la industria) que se divide entre los dos, es decir, 75.500 toneladas métricas cada uno. Pero eso es en 6 años, de aquí a 2030, es decir, 12.500 toneladas extra, que es poco. Además acordaron que Codelco tiene derecho, entre 2025 y 2030, a recibir una utilidad correspondiente al beneficio de comercialización por 201.000 toneladas de LCE. Pero esto son solo 33.500 toneladas anuales.

—¿Eso es poco? ¿Versus qué cosa?

—Versus que, con ese traspaso, SQM se asegura seguir explotando el Salar de Atacama por 3 décadas. Y si ves el crecimiento del mercado del litio, esto no es nada. Solo entre 2022 y 2023, el mercado del litio creció toda la capacidad anual de Chile. El mercado mundial hoy es de 950 mil toneladas. Codelco tiene un gancho, que es que SQM le traspasará los derechos que ellos tienen hoy en Maricunga, pero eso no es suficiente. De todas formas, después de 2030, las empresas tendrán que negociar de nuevo una extensión de cuota, y ahora con una extensión de contrato de 30 años. Es un horizonte muy grande el que se le está entregando a SQM, además con un MdE que tiene un vacío respecto a las sales de potasio y la real entrada de la extracción directa.

Mercado mundial: ¿para dónde van los precios?

Hoy es un dato que los precios del litio se desplomaron en 2023: en algunos mercados los precios por el mineral cayeron hasta 80%. Hofer describe esa etapa como el fin del segundo ciclo del litio: el primero fue entre 2015 y 2019.

—¿Qué cree que pasará con el precio del litio ahora?

—Debería subir un poco, teniendo en cuenta que los fundamentos de la oferta y demanda siguen intactos. Si pones ojo, entre 2015-2019, los precios spot llegaron a US$30 mil la tonelada métrica, cuando los contratos andaban por la mitad. Y en el ciclo que ya pasó, entre 2020-2023, los contratos en Corea y Japón rondaron los US$54 mil la tonelada, con los del mercado spot en US$82 mil. Pero cuando los precios empezaron a bajar -en China que rozó incluso los US$10.000 por tonelada- te empiezan a dejar fuera una serie de proyectos, afectando la oferta.

—¿En cuánto ves los precios?

—Si me preguntas hoy, yo tiendo a ver una estabilización más en el mediano-largo plazo en los US$17.500 la tonelada métrica de LCE. Y para hidróxido, un poco más alto, de US$19.500 aproximadamente.

—¿Y seguirá la volatilidad?

—Sí, mientras se generen precios de referencia que tienden a dar más liquidez al mercado, como por ejemplo con las referencias de Benchmark Mineral, Fastmarkets Intelligence o Asia Metal, donde los proveedores de químicos de litio pueden optar por indexarse, al mismo tiempo que pueden protegerse con precios que se escalan o precios fijos, va a haber siempre un componente de variabilidad, especialmente cuando la demanda salta tan abruptamente como hoy.

—¿Cómo se está comportando la demanda? ¿Por qué estos saltos y después caídas de precios abruptos?

—En 2022, cuando la demanda llegó a 680 mil toneladas métricas de LCE, se pronosticaba un aumento a 1.200.000 toneladas para 2023, que finalmente fue de 950 mil toneladas, que de todas formas es aumento de demanda más grande que todo lo que produce Chile en un año. Los contratos por litio son cada vez más líquidos, a la vez que las fuentes de suministros no están desarrollando proyectos de bajo costo, por el bajo precio del litio que los hace inviables. Si el precio baja mucho, inmediatamente quedan fuera una serie de proyectos caros, que tienen costos mayores a los US$14 mil por tonelada.

—Durante este año, los precios han ido recuperándose levemente ¿Cuánto debería durar el actual ciclo?

—Debería durar hasta que la nueva ola de proyectos de litio que se están desarrollando en el mundo entren en ejecución. Eso es como de 2026 en adelante.

—¿Cuáles son algunos de esos?

—En Argentina tienes 10 proyectos que podrían entrar al mercado con litio de aquí a 2027. Tienes Tres Quebradas, donde está Zijin (empresa china); tienes el de Posco (coreana) en el Salar del Hombre Muerto Norte; Centenario-Ratones, donde están Tsingshan (acerera china) y Eramet (francesa); Pozuelos-Pastos Grandes y Mariana de Ganfeng (china); Sal de Vida con Allkem (hoy Arcadium); Sal de los Ángeles con Tibet Summit (china); todo esto además de expansiones de proyectos actuales que entrarán en funcionamiento. Y del 2028 a 2035, ahí sí entrarán al menos 20 proyectos más.

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