LEER MÁS
 

Las cinco películas chilenas más vistas de la historia son comedias: “Stefan vs. Kramer”, “Sin filtro”, “Sexo con amor”, “El chacotero sentimental” y “El ciudadano Kramer”. Lo que tienen en común es su vocación popular y una sensibilidad que proviene de sus medios de origen, particularmente de la radio y la televisión. Pero es interesante pensar que existe una “comedia nacional de autor” que podríamos remontar al primer Raúl Ruiz, pasando por el humor filosófico de Cristián Sánchez hasta las propuestas de un par de cineastas jóvenes que usan el género para transmitir sus impresiones sobre la sociedad en que vivimos.

¿Qué sería la “comedia de autor”? Bueno, un cine destinado a sacar risas que posee la marca distintiva de su director, una propuesta visual, temas recurrentes y, en muchos casos, una tendencia a explorar las distintas posibilidades del humor, incluyendo la negrura, la incorrección o lo que en inglés se conoce como deadpan, o sea, la comedia inexpresiva. Bernardo Quesney entra perfectamente en esta categoría con “Historia y geografía”, película que se estrena mañana en cines chilenos al mismo tiempo que aterrizará en Bafici, el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires.

Algunos apuntes sobre Quesney antes de seguir: debutó en el año 2008 con “Sed de mar”, largometraje de bajísimo presupuesto sobre un grupo de amigos que, como reza la sinopsis, se juntan a conversar “temas insólitos e imbéciles donde el tiempo muerto abunda”. Tres años más tarde arremetió con “Efectos especiales”, una graciosa comedia en la que se interpreta a sí mismo tratando de dirigir una película fallida. Con un poco más de presupuesto, y la colaboración en guion de Pedro Peirano (“31 Minutos”, “No”), en 2014 volvió con “Desastres naturales”, otra disección humorística sobre el fracaso, centrado en una profesora (Ana Reeves) que se resiste a la jubilación. No está de más mencionar que Quesney es un aclamado realizador de videoclips. Se podría sospechar que alguien acostumbrado a este tipo de trabajos podría caer fácilmente en el montaje rápido y la estilización vacía, pero no es así. Hay una clara línea divisoria entre sus largometrajes y sus obras musicales en pequeño formato.

La protagonista de “Historia y geografía” es Gioconda Martínez (Amparo Noguera), recordada actriz que se hizo famosa en la televisión de los 90 con un personaje humorístico que, cuando llegó la transición, se volvió un poco más picaresco (la recreación de ese contenido retro tiene guiños evidentes al TVN de la época). Hoy, quiere sacarse de encima el encasillamiento. Es por eso que trabaja en una adaptación para teatro de “La Araucana”, que en la primera escena del filme trata de venderle a una directora y gestora (Paulina Urrutia) que siempre la miró en menos.

Derrotada tras el rechazo, Martínez decide regresar entonces a su tierra natal, San Felipe, donde su hermana (Catalina Saavedra) mantiene en pie un centro cultural fundado por su padre. Gioconda seguirá con su plan: intentará sacar adelante el poema épico de Alonso de Ercilla con un grupo de teatro amateur, a pesar de las adversidades.

El humor de “Historia y geografía” está construido sobre las pretensiones del mundo cultural chileno. Si la sobrevalorada “Birdman” (Alejandro González-Iñárritu, 2014) cometía la torpeza de contraponer “la baja cultura” con “el verdadero arte” a través de un actor de películas de superhéroes que busca lucir su talento escondido, Quesney se demuestra tan burlesco con la cultura popular nacional como escéptico frente a las discusivas propuestas establecidas “de calidad”. Es que el interés de Gioconda por los mapuches es oportunista y su decisión de reemplazarlos en la obra por haitianos —aludiendo a la idea de que son los nuevos oprimidos— terminará provocando varias risas. Esto, sumado a las envidias, competencias y bajezas de algunos personajes, apuntarán finalmente a la precariedad del mundo cultural chileno. Y claro, también a las asperezas del medio santiaguino porque Quesney, oriundo de San Felipe, parece extender un homenaje a la desinteresada persistencia del teatro regional.

Aunque la película mantiene cierta distancia con su confundida protagonista y el resto de los personajes, el tono de “Historia y geografía” no es el de la imputación corrosiva. Una ligereza entrañable la envuelve a pesar de sus ironías y en la última escena nos deja con un dilema que provoca más pena que risa.

Tres destacados

Ya que nos aventuramos a definir lo que podría ser una posible “comedia de autor chilena”, recomendamos una película y dos directores para revisar.

“Nadie dijo nada” (Raúl Ruiz, 1971)

Una de las mejores películas de Ruiz es esta comedia que sigue a un grupo de poetas a través del bajomundo de la bohemia santiaguina de los 70. Con guiños a escritores de la época, es la adaptación libre del cuento “Enoch Soames”, del inglés Max Beerbohm, centrado en un escritor que hace un pacto con el diablo para saltar al futuro y poder verificar si es una figura trascendente dentro de la literatura. Está en Youtube.

Todo Cristián Sánchez (1971- )

“El zapato chino”, en 1979, consolidó lo que Cristián Sánchez ya venía haciendo desde hace algunos años antes. Con humor absurdo, referencias filosóficas y una obsesión “ruiciana” por el lenguaje de los chilenos, el cineasta ha realizado, entre otros, grandes largometrajes como “Los deseos concebidos” (1982), “El otro round” (1984), “Cuídate del agua mansa” (1995) y “Tiempos malos” (2013), una hilarante comedia de mafiosos a la chilena. Esta semana estrenará “Con los pies en la tierra”, una película sobre zombis, en el Bafici. Su obra se puede ver en la plataforma online de la Cineteca Nacional.

La trilogía de Che Sandoval

En 2009, cuando la tendencia del cine chileno era filmar películas contemplativas en el sur, Che Sandoval tomó un camino arriesgado: estrenó una comedia independiente, urbana y obsesionada con el sexo que tituló “Te creís la más linda”. Fue la base para un spin-off que transcurre durante la misma noche: “Soy mucho mejor que voh” (2013). Remata la trilogía una tercera comedia, protagonizada por una argentina perdida en Chile que aparece en la comedia anterior: “Dry Martina” (2018), disponible en Netflix.

LEER MÁS