Tonka Tomicic (47) nos recibe sonriente en la casa de su hermana en la comuna de Las Condes. A su lado, corretea la perrita de la familia que ladra de vez en cuando y se acomoda en los cojines de la terraza, donde sostenemos esta conversación, en medio de un jardín verde y luminoso. “No soy muy buena para dar entrevistas, me cuesta. Hoy accedí a esta, porque siento que es el momento de sacar conclusiones. Busco iniciar una nueva etapa”, confiesa y reflexiona que, tal vez porque no le gusta hablar, en la web circula información errada de su vida, como por ejemplo, que nació en Antofagasta.

La modelo y animadora de televisión, que hasta el 29 de febrero fue rostro de Canal 13, nació en Santiago, al igual que su padre, quien fue hijo de inmigrantes de la antigua Yugoslavia que llegaron a Chile a comienzos de la Segunda Guerra Mundial, en busca de un mejor porvenir. Los padres de Tonka se conocieron en la isla de Hvar, en Croacia, allá se casaron y nació su primera hija, Mirela, tres años mayor que ella. A Chile viajaron en 1973 y llegaron a vivir a La Florida, a la casa de los abuelos paternos.

“Aprendimos a hablar croata antes que español. Era una época muy distinta, las comunicaciones eran muy difíciles. Mi mamá se escribía cartas con sus papás. Los llamados telefónicos eran una vez al año, para Navidad o cuando alguien fallecía”, afirma. A los cinco años, Tonka viajó por primera vez con su familia a la isla de Hvar. “La vida allá era muy sencilla, se cultivaba lavanda, oliva, se hacía el vino en la casa. Mi tío era pescador e incluso el sepulturero del pueblo. Mi mamá, nos inculcó toda la sencillez y simplicidad de esa vida. De mis abuelos paternos, aprendí toda la fuerza y el emprendimiento de venir a una tierra lejana, desconocida, con un idioma totalmente distinto”.

Su época escolar, en el colegio de las Monjas Argentinas, fue muy activa. “Vivía en el colegio, hice todo tipo de actividades deportivas, extraprogramáticas y fui parte del Centro de Alumnos. Como era un colegio religioso, en un minuto pensé en ser monja (ríe), era pequeña, la religión era algo que estaba muy presente y se generaba un lazo muy potente”, recuerda.

Tonka llegó al modelaje a los 13 años, cuando caminando por Providencia con una compañera de colegio, se le acercó la dueña de una agencia de modelos que la invitó a hacer un casting. Al día siguiente fue seleccionada para hacer su primer comercial para Ecuador. Desde ahí, no paró más, antes de los 18 años recorrió Chile grabando comerciales y videoclips. Luego, vinieron los viajes al extranjero.

—¿Alguna vez tuvo experiencias como las que se revelaron en el “Me too”?

—Nunca tuve ni un problema ni un inconveniente, siempre me trataron con mucho respeto.

“Soy celosa de mi vida privada”

Al salir del colegio, ingresó a estudiar Diseño Gráfico en la UTEM, carrera en la que se tituló, pero nunca ejerció. A los 19 años fue elegida Miss Chile, concurso al que ingresó con un objetivo claro: obtener el primer o segundo lugar para ganar el auto cero kilómetros que le era imposible comprar con sus ahorros. “Participé y me gané el auto que quería, pero lo más increíble de esa experiencia era que el concurso internacional se realizaba en Sudáfrica y pude conocer a Nelson Mandela. Tengo una foto muy bonita, estrechándole la mano”.

—Y de ahí a la televisión.

—Gracias a la publicidad, el modelaje y los comerciales, hice pequeñas cosas en la televisión. No es que lo buscara. ¿Cómo entré definitivamente? Eso tiene nombre y apellido: Felipe Camiroaga. Él me llamó porque estaba buscando una compañera televisiva. El director Bibiano Castelló era muy amigo de Felipe y le habló de mí. Felipe me llamó y pensé que era una pitanza. “Hola, hablas con Felipe Camiroaga” escuché por el teléfono y me reí. Me insistió y finalmente me invitó y provocó que trabajara en TVN. Entré al canal, hicimos algunos proyectos juntos y el principal fue “Buenos Días a Todos”, donde me formé televisivamente.

—¿Cómo fue esa etapa?

—Soy muy exigente conmigo misma y muy autocrítica. Al entrar a un lugar desconocido, me preocupé mucho de estar a la altura de las personas con las que trabajaba. Estudiaba con Ricarte Soto y al “Tata” (Juan Carlos) Díaz le pedía que me dijera tres cosas malas que había hecho en el día. No busqué la televisión. En general, las oportunidades laborales se me han presentado, pero he tratado de estar siempre a la altura y eso significó trabajar harto, ser bien profesional. Tuve mucha gente que me ayudó, todo el equipo de ese programa, con los que nos seguimos viendo hasta hoy. Se generan lazos. Fue muy bonito. Tuve mucha suerte, porque era otra tele, se permitía el error, no había redes sociales al comienzo. Los errores, no es que se perdonaran, pero uno estaba en un proceso de crecimiento y me dieron tiempo, así lo sentí.

—¿Qué es lo que más le gusta de trabajar en televisión?

—La televisión tiene algo muy especial, a veces hay situaciones luminosas que te llenan el alma, le puedes cambiar la vida a una persona y cuando ocurre, es maravilloso. Lo otro es un concepto muy simple, pero que me gusta mucho, que es la compañía. Cuando estás todos los días, cuatro o cinco horas, entras a la casa de una familia, se generan lazos de manera silenciosa y te das cuenta cuando estás en la calle o te encuentras con alguien y te dicen cosas muy especiales. Te transformas en alguien que es parte de la historia de las personas y te dicen “cuando estaba de postnatal o mi guagua estaba enferma, viví una situación difícil y tú estuviste ahí”. La compañía es muy importante, se genera esa conexión emocional, que la he sentido y me pasa hasta el día de hoy. No deja de sorprenderme que las personas se acerquen y son tremendamente amables y cariñosas conmigo. Eso es muy bonito.

—Usted tiene 1,4 millones de seguidores en Instagram, ¿cómo lleva una vida tan expuesta?

—Estoy acostumbrada a una vida expuesta, es algo que no me sorprende, es natural. En Instagram me cuesta, en eso me enrollo más, siempre me pregunto qué subir, por qué y cuándo, y siempre tengo dilemas en eso, porque soy una persona celosa de mi vida privada; soy reservada, trato de proteger, lo que más puedo, mi intimidad. Tener esa cantidad de seguidores tan grande, no es solo un privilegio, sino que también una tremenda responsabilidad, lo intento administrar con prudencia y espíritu positivo.

—En pleno estallido social, en noviembre de 2019, en el matinal de Canal 13 usted le pidió al abogado Hermógenes Pérez de Arce que se retirara del set. Con el transcurso de los años, ¿cuál es su opinión de ese incidente?

—He reflexionado mucho sobre esa situación y reconozco que cometí un enorme error al hacerlo. Aunque pudiera no haber compartido lo que él dijo, nunca debí haberle pedido que se retirara del set. Poco tiempo después, me senté a escribirle una carta para pedirle perdón por lo ocurrido, pero luego pensé que una ofensa pública necesita una disculpa pública. Sin ninguna letra chica y con toda claridad, le pido perdón a don Hermógenes Pérez de Arce y a su familia. Alguien podría decir que el perdón llega tarde, pero la vida me ha enseñado que nunca es tarde para hacer lo que corresponde y está pendiente. Y este era un pendiente.

—En febrero de este año terminó su relación laboral con Canal 13, luego de 14 años. ¿Qué significó para usted ese momento?

—Fue un cierre de ciclo muy bueno, estoy muy agradecida de Canal 13, tuve la oportunidad de generar relaciones humanas que conservo hasta el día de hoy, desarrollar mis capacidades profesionales. Descubrí que me encanta crear y estar detrás de las ideas y proyectos, no sólo estar frente a las cámaras. Tengo los mejores recuerdos.

—¿Ahora cuáles son sus proyectos profesionales futuros?

—Estoy organizando y proyectando mi futuro laboral.

“Anhelo cerrar este ciclo”

—Su relación con Marco Antonio López, Parived, comenzó en 2004. ¿Qué la cautivó de él?

—Una persona tiene muchas dimensiones, pero probablemente, la que más pesó en esos años fue que él me inspiraba seguridad.

—¿Cómo se enteró que estaba involucrado en el llamado caso Relojes?

—Supe cuando nos llegó la información sobre la investigación, que incluía a Marco Antonio también. Yo estaba trabajando en el matinal. Fue complicado puertas adentro, y súper complejo hacer mi trabajo televisivo y al mismo tiempo, sentirme tremendamente preocupada y muy abatida. Fue muy difícil.

—¿Qué sintió al saberlo?

—Me sentí muy preocupada y triste también, era una mezcla de emociones. En situaciones como esta se te mueve el piso y todos nos sentimos vulnerables.

—Su casa fue allanada por la PDI. ¿Qué significó para usted ese episodio?

—Algo horrible. Te sientes muy frágil. De alguna manera tu espacio más íntimo, el refugio que es tu casa es vulnerado. Los funcionarios de la policía tuvieron una actitud impecable y yo también me sorprendí de la mía, estuve calmada y serena. Después, cuando se fueron, luego de varias horas, sentí mucha pena. Lo que hizo la situación mucho más complicada es lo mediático de todo.

—Su exmarido está formalizado por asociación ilícita, receptación aduanera, receptación de especies y delitos tributarios. En febrero del año pasado, en el matinal de Canal 13, usted sostuvo que él le dijo que “había actuado correctamente y lo iba a demostrar en la justicia”. ¿Aún lo sigue creyendo?

—Este episodio ha sido profundamente doloroso para mí y mi entorno, ha marcado un quiebre no sólo en mi vida personal sino también en mi actividad profesional. Estuvimos 20 años juntos compartiendo un proyecto de vida, de la misma forma que lo hace cualquier pareja. Respecto de la investigación en curso, lo sano y correcto es esperar que finalice y me quedo con lo que me dijo Marco Antonio, en cuanto a que demostrará su inocencia. Anhelo cerrar este ciclo e iniciar otra etapa a partir de los aprendizajes y también los dolores. Espero que la combinación de ambos me regale más madurez para los años que vienen, en eso consiste la resiliencia.

—¿Sigue manteniendo comunicación con él?

—Sí, mantenemos una buena relación, para una pareja que se ha separado en buenos términos, luego de 20 años juntos.

—¿La sigue asesorando el abogado Luis Hermosilla, quien ha estado enfrentando serios problemas en el último tiempo?

—Cuando se inició la investigación, efectivamente, Luis Hermosilla me asesoró y aunque hoy, ya no es mi abogado, estoy agradecida de la disposición que tuvo en ese momento.

—¿Qué lecciones ha sacado de todo este proceso?

—A veces el dolor hace crecer. Descubrí mi templanza, he ejercitado mi autonomía y eso pese a todo lo malo del último tiempo. Valoro muchísimo más mi persona, mi familia, mis pocos auténticos amigos y agradezco todos los días tener la libertad de hacer y estar con quien realmente quiero. He podido entender lo que es la fortaleza, caminar con la frente en alto, pese a lo que digan de mí. Siento que puedo empezar, muchas veces, desde cero.

—Su quiebre matrimonial tuvo una gran exposición. ¿Cómo ha sido este tiempo?

—Estoy separada hace un año y en un comienzo fue muy difícil, después de tantos años, armarse nuevamente. Hay muchos lazos emocionales con los que lidiar. Hace unos meses vivo con mi hermana y sus hijos. He hecho cosas que nunca había hecho antes, viajé sola por la Carretera Austral y llegué hasta Villa O´Higgins. Necesitaba probarme a mí misma muchas cosas. Ese viaje fue muy sanador, porque es realmente hermoso, la Patagonia es cinematográfica. Por ejemplo, iba manejando y paraba para sacar una foto o mirar el entorno y a veces llegaban pensamientos oscuros, pero no se podían mantener más de 30 segundos porque es tan impresionante lo que ves, que eclipsa la oscuridad que puede llegar a uno. En el viaje conocí personas maravillosas y descubrí que debo ser parte de la protección de ese entorno único en el planeta. Volví nuevamente hace poco, fue maravilloso.

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