“Está en un proceso de expiación, reconoce que cometió una chambonada del porte de un buque… que cayó en este esquema”.

Que sí filtró todo lo que la fiscalía le imputa; que buscaba proteger la institución presidencial, encarnada por Sebastián Piñera; que se arrepiente; que cometió delitos que no repetiría y que cayó en una suerte de “esquema” armado por el abogado Luis Hermosilla, es parte de lo que el exdirector de la PDI, Sergio Muñoz, reconoció ayer en su declaración ante la fiscal regional Lorena Parra, previo a la formalización de hoy (ver páginas 4 y 5).

Todo lo hizo velando por el bien superior de la PDI, asegura a “La Segunda” su abogado Juan Carlos Manríquez.

“El señor Muñoz respondió todas las preguntas, reconoció todas las comunicaciones, fechas, horas, motivaciones y señaló que al recibir una institución bajo presión mediática y una crisis fuerte por el caso de su antecesor (Héctor Espinosa, investigado por apropiación de gastos reservados) tomó la decisión de entregarle información al abogado Luis Hermosilla, para que viera qué hacía con ella, pensando que eso le serviría para no afectar más la institución Presidencia de la República, que era cuestionada y a la PDI”, dice.

Y es que Hermosilla “se le había presentado como abogado de Interior y asesor del Presidente. Hoy reconoce que no haría nunca más aquello, que tomó una decisión completamente errónea e indebida, que asume las consecuencias”.

—¿Cuál es la naturaleza de las filtraciones sobre Dominga (por cuya compraventa era investigado Piñera) y para qué las entregó?

—Eran oficios conductores de diligencias (que advertían que la PDI solicitaría la requisición voluntaria de evidencia), que él reconoce como impropio e indebido, pero que no afectó ninguna investigación ni la frustró.

—¿Pero con qué fin entregó esa información a Hermosilla?

—Entiende que podría haber ayudado que se condujera mejor (en su supuesta función de abogado del Presidente y de Interior).

—¿Pasó información de Dominga para proteger la institución presidencial?

—Sergio Muñoz recibe una institución bajo una crisis comunicacional e institucional fuerte… estaba siendo cuestionada la institución presidencial y particularmente la persona del Presidente Sebastián Piñera. Se le presenta Hermosilla, a quien no conocía y lo había visto en una oportunidad, y le dice “yo soy el abogado del Presidente, soy el abogado personal, yo estoy a cargo de todas las causas del Presidente Piñera y también de las cuestiones del Ministerio del Interior: cualquier cosa que usted estime me dice”. Yo creo que cayó bajo ese encantamiento. Después los abogados de las causas dicen que no era así (que Hermosilla no era abogado de Piñera), pero él lo cree y le dice “yo quiero sacar adelante a la PDI”. Le envió información de motu proprio, y “usted verá si le sirve, usted vea qué hace”.

—¿Qué significa que esté en juego la institución presidencial?

—Fuera Piñera o quien fuere quien estuviera en el cargo y estuviere siendo cuestionado, afectaba a la Presidencia de la República y eso afecta a la marcha general del país y a lo que él podía sacar adelante de la PDI, como planes estratégicos.

—¿Por eso le pasó información de Dominga?

—No, eso fue otra cosa. Le dice a Hermosilla “bueno, usted es el abogado del Presidente, mire, me están pidiendo estas cosas”. Son simplemente oficios conductores.

—¿En qué sentido pasarle información de Dominga protegía la institución presidencial?

—El cuestionado era quien ejercía ese minuto el cargo.

—Es raro de entender que lo protegía haciendo algo ilegal.

—Más que protegerlo, en realidad lo que él me decía es “si este señor (Hermosilla) está a cargo de, y puede hacer algunas cosas y yo lo veo como una persona tan influyente, capaz, y alguien tan respetable, él verá qué hace y ojalá que le vaya bien, porque me va a ir bien también a mí en lo que estoy haciendo”.

—¿Esperaba una retribución si al Presidente le iba bien con Dominga?

—No, él esperaba que a esa institución le fuera bien, porque así él podría sacar adelante sin otros problemas mayores su dirección y su política.

—¿Y Enjoy qué es? ¿Proteger la institución también?

—Eso tiene razón con el decreto que extendió las boletas de garantía de ese operador, porque si se las cobraban quebraba y resulta que lo que estaba detrás de la denuncia de la Cámara de Diputados es que este caballero (Piñera) tenía inversiones a través de sus sociedades familiares, de BTG y del fideicomiso y si le iba pésimo se iba a la chuña su apuesta, que en realidad la habían hecho los niños (los hijos de Piñera).

—O sea, era proteger al Presidente en lo financiero.

—La misma historia, dijo “si le va como las reverendas en esta cuestión…”, en definitiva “le llevo esto y usted (Hermosilla) vea lo que hace”. Como Hermosilla le dice en reiteradas ocasiones que está a cargo y “si a ti te parece, cuéntame”, Muñoz cayó en el cuento, entregó información y reconoce que se equivocó.

—Esa será la parte más compleja de la defensa entonces, porque es una defensa financiera a Piñera.

—Las motivaciones son un elemento que los tribunales deben evaluar. A veces las personas actúan convencidas, pero por malas razones y eso no necesariamente es malicia, aunque formalmente es una conducta impropia.

Manríquez agrega que Hermosilla no tuvo que ver en la asunción de Muñoz en la PDI, que se conocieron después. También cuenta que negó que Carolina Tohá le diera 72 horas para renunciar y que esa decisión la tomó solo y para no dañar a su institución. Tras ello remarca que ante la fiscalía “no está diciendo que no hay delito, está asumiendo. Qué delitos y por qué, se lo entrega a los jueces”.

—¿Qué delitos reconoce?

—Puede enmarcarse entre revelación sujetas a la ley sobre lavado de activos y otras de meras desobediencias. Son dos las que complican más (Dominga y Vitacura) y son penas que no superan los 3 años con beneficios, sobre todo porque no ha habido daño a las investigaciones.

—¿Qué espera de la audiencia?

—Enfrentar. Él está en un proceso de expiación personal, reconoce que cometió una chambonada del porte de un buque, que cayó en este esquema. Tiene que responder no más. Él actúa virilmente y dice: “Hice esto, tomé una decisión completamente errada, que no la volvería a tomar y la responsabilidad la asumo”.

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