El Chino Ríos te sorprende para bien y para mal, a veces uno lee sus comentarios y dan ganas de decir “¡No! ¿por qué?”

La complejidad de este mundo es que es muy chico. Son las mismas caras que llevan muchos años liderando”

Estudió psicología, es madre de tres adolescentes y la única mujer en Latinoamérica que dirige un torneo de ATP. A sus 42 años, Catalina Fillol, aún mantiene un acento “gringo” después de vivir por más de diez años en Estados Unidos.

Es además hija del matrimonio compuesto por el mítico tenista chileno Jaime Fillol y la norteamericana Mindy Haggstrom, es tía de Nicolás Jarry, cuñada del extenista Martín Rodríguez y hoy el rostro de uno de los eventos deportivos más relevantes de nuestro país que se realizará entre el 24 de febrero y el 3 de marzo en el estadio San Carlos de Apoquindo: Chile Open.

Se trata del torneo oficial de tenis que forma parte del ATP 250, en el que en esta ocasión Nicolás Jarry (actual 19 en el mundo y primero en Sudamérica) defenderá su título.

“Componente genético”

Para Catalina, la figura de su padre es central. “Mi papá es muy espiritual, con convicciones muy claras y eso tiene que ver con hacer del mundo un lugar mejor. Siempre dice que para él ser tenista nunca fue un fin, sino un medio para poder comunicar y transmitir sus valores”.

-Y ¿tu mamá? Ella tuvo una enfermedad muy dura (parálisis progresiva) que le costó la vida el 2021.

-Lo de mi mamá es difícil (...) Su enfermedad era muy complicada porque mentalmente estaba muy bien, pero su cuerpo dejó de funcionar... estuvo un año completo sin poder comunicarse. Antes de enfermar manejaba muchas cosas en paralelo, era un “problem solver” increíble. Y cuando ya no pudo seguir haciéndolo, se entregó a esa nueva vida, mostrando una fuerza muy grande.

-Tu papá le daba mucha importancia a las actividades extracurriculares ¿los obligó a jugar tenis alguna vez?

-Sí, pero no de manera competitiva. Le importaba que supiéramos jugarlo. Más allá de que el tenis es parte de nuestra cultura familiar, es un deporte que entrega coordinación, fuerza, trabajo cardiovascular... entonces mi papá lo consideraba una buena herramienta para cualquier otra disciplina física que quisiéramos desempeñar. Además, es una competencia social muy válida porque da lo mismo la edad que tengas, tu país o el nivel deportivo, siempre vas a encontrar a alguien que quiera jugar tenis.

-Como tía ¿cómo vives los logros del Nico Jarry?

-Es increíble. Ver a alguien desde chico entrenar, esforzarse y después mirarlo en la tele, compartiendo sus éxitos, es emocionante. Ha sido muy emocionante porque no me tocó vivirlo con mi papá, yo era muy chica y no tengo recuerdo de eso. Para mis hijos ver la experiencia de Nico, que se esfuerza, que trabaja, que lo ha pasado mal y bien, ha sido un muy buen ejemplo. Es el nieto mayor, por lo tanto todas sus experiencias han sido muy marcadoras para los demás.

-A qué atribuyes tanto éxito deportivo en la misma familia?

-Pienso que fundamentalmente es el ejemplo que hemos recibido. En esta familia todos hacemos deporte, no solo por lo competitivo, también por salud, bienestar y goce. El diálogo también es un aspecto fundamental, recuerdo cuando mi papá me iba a buscar a los entrenamientos en donde hablábamos de mis frustraciones, de mis miedos, de lo que hice bien… fue muy marcador. Hay que tener una cabeza muy especial para hacer cualquier cosa con una pasión fuerte. Y claro, también que hay un componente genético que ayuda, eso es indudable.

“Difícil encasillar al Chino Ríos”

-Eres, junto a tus hermanos y sus parejas, parte de SACS “Sisters,Amigos, Cuñados y Socios” la productora que organiza importantes eventos deportivos, entre ellos el Chile Open ¿No es una locura trabajar con tanta familia?

-SACS nace de un almuerzo dominical familiar en el que conversábamos acerca de lo mucho que echábamos de menos el torneo en Viña. Fue una conversa muy natural y los roles se fueron dando de la misma manera. Al conocernos tan bien logramos identificar las capacidades y las fortalezas de cada uno. A mí me encargaron las comunicaciones, nuestros tres maridos que son ingenieros comerciales son los responsables de buscar sponsors, mi hermana Natalia (señora de Martín) sabe de primera fuente lo que vive el jugador, su familia y sus necesidades. Funcionamos muy bien porque no estamos compitiendo entre nosotros, la meta común es hacer un buen evento. Todos tenemos claro que ninguno quiere sacrificar la amistad por un “business plan”.

-¿Qué buscan con el Chile Open?

-Reencantar al público. Comenzamos a instalar una mirada en la que el torneo es mucho más que una competencia, es una experiencia de entretención 360°. Hoy la gente percibe el Chile Open como un evento de entretención en donde los sponsors se activan, hay actividades paralelas en los que se incluye la moda, la gastronomía, el mundo infantil e invitamos a distintas escuelitas de tenis. Un ejemplo de ese posicionamiento es que nuestro vip corporativo estuvo “sold out” con mucha anticipación.

-¿Qué le falta al tenis chileno para acercarse a potencias como Italia, España o Argentina?

-Dos cosas: mayor infraestructura y mayor apoyo gubernamental. Hay muchas entidades que quieren potenciar la calidad de vida, pero es complejo. Una de las cosas que nos gusta mucho del Chile Open es que durante nueve días damos un espacio sano y entretenido para que la gente se pueda reunir. Eso finalmente aporta a la calidad de vida de la gente que vive en grandes ciudades.

-¿Cómo evalúas a las autoridades con las que te ha tocado relacionarte en estos años?

-Nos ha tocado trabajar con distintas autoridades y lo que ocurre es que cuando se busca crecer como evento uno piensa a largo plazo, sin embargo la rapidez con las que se generan los cambios políticos entorpecen eso. Un ejemplo: la infraestructura que se hizo para los Panamericanos ¿quién la va mantener? ¿cómo se van a potenciar los deportes con esa infraestructura? ¿cómo se va a vincular esa infraestructura con el deporte escolar? El problema es que a los gobiernos les cuesta mirar más allá del aquí y del ahora. Debe haber un compromiso con mayor convicción, si realmente crees que el deporte le va a hacer bien a la gente, invirtamos...pero de verdad.

-Aparte del ATP ¿están pensando hacer campeonatos ITF, que son torneos profesionales de menor categoría para conseguir puntos ATP y WTA?

-Según algunos eso es lo que más falta en Chile para la proyección de jugadores jóvenes. Estamos en conversaciones con la Federación de Tenis y con marcas privadas para hacer un circuito que incorpore torneos de menores y torneos ITF. Hoy tenemos 4 tenistas chilenos que se están posicionando con mucho éxito en el tenis mundial, pero ¿qué va a pasar de aquí a cinco años? Si no hay este tipo de competencias, no vamos a tener recambio. Si el jugador local de 20 años no tiene dónde competir, no tiene cómo surgir.

-¿Te imaginas como presidenta de la Federación de Tenis de Chile?

-No lo descarto para nada, pero por ahora no... me falta aprender más.

-Eres una de las pocas mujeres en el mundo en dirigir este tipo de torneos. Son sólo seis en el mundo ¿es muy difícil para un liderazgo femenino?

-No, la complejidad de este mundo es que es muy chico. Son las mismas caras que llevan muchos años liderando. Dentro de la historia del ATP nosotros somos un evento bastante nuevo y por lo mismo nos enorgullecen las felicitaciones que recibimos como uno de los ATP 250 mejores evaluados del circuito. En SACS somos cuatro mujeres y cinco hombres y jamás me he sentido minoría. Más que ser mujer, lo difícil es romper esquemas.

-Fuera de tu papá ¿a que tenistas chilenos admiras?

-Me tocó estar muy cerca a Fernando González, tenemos la misma edad y lo conozco desde chico. Esa proximidad me hace admirarlo mucho. De Nico Massú valoro su gestión como capitán, él ha logrado unir a cuatro tenistas que viven realidades muy distintas de manera individual y ha conseguido hacer un equipo, eso es muy destacable.

-Imposible no preguntarte por el Chino Ríos...

-Tengo mucho cariño por el Chino. Su gracia es la capacidad de sorprender: puede estar conversando contigo dos horas de manera muy profunda y al día siguiente no te cruzaste más con él. Cuando se enteró que mi mamá estaba enferma, realmente estaba preocupado y nos manifestó un cariño muy sincero. Él te sorprende para bien y para mal, a veces uno lee sus comentarios y dan ganas de decir “¡No! ¿por qué?” Y en otras ocasiones hace reflexiones muy válidas. Al Chino es muy difícil encasillarlo.

-Te tocó desde muy chica acompañar a tu papá cuando organizaba el ATP en Viña en los 90 ¿cómo ha cambiado el jugador de esa época versus el actual?

-Hoy no sólo son deportistas de élite, también son influencers y rostros. El cambio ha sido bastante fuerte. Los jóvenes están mucho más metidos en las redes sociales y en la imagen, pero además las competencias también se han puesto más exigentes. Hoy cada jugador viaja con un equipo completo, entonces la relación nuestra ya no es con el jugador, es con el agente, con el entrenador. Si bien eso ha ayudado a que el tenista pueda concentrarse en la competición, también lo ha llevado a desvincularse del presente que está viviendo.

-Por ejemplo...

-Antes le entregabas el ticket de almuerzo al jugador, él se acercaba y te comentaba acerca del menú. Hoy esa gestión la hace el entrenador, Lo que impacta en que haya menos contacto con los fans o con quienes los están atendiendo en el torneo. Por lo mismo nosotros siempre tratamos de tener iniciativas sociales para que justamente cada jugador, que hoy es una super estrella, se vincule con otros mundos. Entiendo perfectamente lo cansadora que es la vida del tenista en la actualidad y la necesidad de un staff que los apoye, pero echo de menos el trato personal que existía antes.

-Desde la psicología ¿cómo evalúas el impacto de las redes sociales en los jugadores?

-Creo que el ATP como organización está al debe. Se requiere un apoyo educacional importante para aprender a manejar todos estos factores, enseñar a comunicar, qué cosas contar y cuáles no. El anonimato de las redes sociales ha aumentado la agresividad de manera importante y eso a los jugadores los ha golpeado. Basta mirar la cantidad de tenistas hombres y mujeres que han tenido depresión, que sufren estrés o angustia… son muchísimos. La organización y las federaciones tienen que hacer un trabajo formativo más potente, porque un tenista a los 16 años tiene una vida que no es la normal para cualquier adolescente, claramente necesita apoyo.

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