Cuando uno carece de palabras para expresar su angustia, solo queda el cuerpo para hablar y eso se traduce en actos violentos”

“Los libros me han acompañado toda la vida, igual que escribir (...) Pensé, si yo estuviera en una cárcel, los libros y la escritura me salvarían. Justo estaba haciendo un taller de literatura con Marcelo Simonetti y propuse postular a un proyecto para hacer talleres literarios en centros de justicia juvenil administrados por el Sename. Ahí empezó todo”, cuenta Alejandra Michelsen, directora de la fundación Itaca.

La periodista se refiere a los inicios de la fundación para promover la reinserción social. Y la apuesta para hacerlo han sido los talleres de Terapia Narrativa, un espacio de reflexión a través de la lectura y escritura. Partieron en 2009 y ya han publicado 16 libros de estos jóvenes. “En la cárcel les enseñamos a los adolescentes a contar sus historias, a salirse del personaje de «joven delincuente» y vemos que disminuye el daño emocional de la prisión, que aumentan las posibilidades de reinserción”, cuenta.

-¿Y hay reinserción efectiva?

-Mixael hoy tiene 30 años. Desde los tres años estuvo con familias de acogida del Sename, donde lo pasó muy mal. Se escapó para irse a vivir bajo el puente del Mapocho. Fue condenado y en la cárcel se cortaba los brazos... pero canalizó su angustia con la escritura y hoy da charlas a otros jóvenes.

-¿En qué los ayuda escribir?

-Cuando las emociones negativas las empiezas a exhibir, puedes trabajar sobre ellas. Michéle Petit, una antropóloga francesa experta en literatura y jóvenes, dice que cuando uno carece de palabras para pensarse a sí mismo, para expresar su angustia, su coraje, sus esperanzas, no queda más que el cuerpo para hablar y eso se traduce en actos violentos. La resiliencia dice que mientras más dura es la situación en la que estás, la creatividad más se exacerba y la neurosiquiatría plantea que el primer paso para superar un trauma es contar mi historia para no sentir que tengo que ocultar algo.

-¿Hay algún patrón común en estos jóvenes?

-Todos con infancias con muchas carencias. El 47% de los adultos empezaron a delinquir antes de los 13 años ¿Por qué un niño antes de los 13 delinque? Porque no tienen proyección de vida. Y para cambiar eso deben recomponer sus propias confianzas, lo que parte por la expresión de sus emociones, que es lo que intentamos hacer en estos talleres. Nuestro llamado es replicar esta experiencia.

-Pero el próximo mes se termina el financiamiento estatal de uno de sus proyectos de reinserción en La Granja.

-Es lamentable no seguir apoyando a la comunidad junto a la Fundación de Menores Mi Club Domingo Savio de La Granja. No podemos darnos el lujo de desperdiciar iniciativas de reinserción. Todo el conocimiento en terreno que tienen las fundaciones dedicadas a esto se debe rescatar.

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