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La mayor presión de

los alumnos es no responder a las expectativas familiares, dice.

“Nunca había escuchado a tantos estudiantes con dificultades psicológicas y emocionales, pero a diferencia de generaciones anteriores, se atreven a contarlo”, dice Alejandro Reinoso, psicoanalista y profesor de Psicología de la UC.

Alumnos que se acercan a conversar alertando que no pueden estudiar bien, que no logran concentrarse, que tienen mucho temor por su rendimiento; hay sin duda más solicitudes de postergación de pruebas, entrega de certificados psiquiátricos y peticiones para suspender el semestre. Eso es parte de una nueva realidad universitaria.

-¿Efecto pandemia?

-La pandemia provocó un impacto enorme, porque fueron dos años de encierro y de estudio online, una disminución y modificación de los vínculos. Hasta hace unos años este tipo de ansiedades eran ocultadas por los estudiantes, trataban de evitar mostrarse estresados e incluso obviaban cualquier diagnóstico psicológico o psiquiátrico.

-Encuestas iniciales en el sistema universitario chileno reportan tasas de depresión de más de un 30%.

-Si uno mira las estadísticas generales, en las mujeres la depresión es casi el doble que en los hombres. Y hay bastante trastorno de ansiedad así como consumo de alcohol el fin de semana para descargar tensiones. Como sociedad necesitamos prepararnos mucho más, porque rápidamente lo estigmatizamos como un intento de flojera encubierta, se habla de «generación merengue», «pastel» o «cristal». Lo importante es escuchar qué está pasando.

-¿Y qué está pasando?

-La sociedad tiene muy arraigada la idea del rigor, la exigencia y el deber. La mayor presión de los alumnos hoy en día es no responder a las expectativas, en especial, las familiares. Muchísimos son primera generación universitaria que no quiere defraudar a la familia, y los alumnos que vienen de familias de profesionales sienten que ése es el piso. Esa fuerte exigencia de rendimiento y productividad genera mucho cansancio. Es fácil decir que si alguien no está estudiando, está sacando la vuelta, pero es una mirada miope.

-Tremendo desafío para los profesores universitarios, ¿cómo ponderarlo?

-Los académicos recién estamos empezando a entender esto y la universidad está implementando políticas y apoyos. A diario recibimos mail, solicitudes, certificados que hay que resolver con cada estudiante, lo que es una nueva exigencia para nosotros. ¿Es importante cumplir los objetivos de aprendizaje? Sí, pero no a cualquier costo. Hemos hecho cambios como dar más plazos para botar ramos o adecuarlos, instalar pausas académicas o hacer ajustes de densidad de evaluación. Hay sistemas de alerta temprana funcionando e indicaciones de más escucha y acogida. Lo preocupante es que el sistema de salud general no está preparado: las horas de psicólogo y psiquiatra están absolutamente copadas, y esto no es solo una crisis universitaria, es una crisis general de salud mental.

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