La fiesta en Mar-a-Lago -el lujoso resort en Palm Beach, Florida- estaba lista. Y su anfitrión, el exPresidente Donald J. Trump, estaba preparado para dar su triunfal discurso. Pero mientras pasaba la noche, los planes cambiaron y sólo dedicó palabras a los candidatos, de su círculo, que ganaron.

Y es que la tan anunciada “marea roja”, esa con la que los candidatos del Partido Republicano arrasarían con los demócratas en las elecciones de medio período llevadas a cabo ayer en Estados Unidos, nunca llegó y dejó un sabor amargo en el exmandatario cuando tenían todo a su favor: tasas de crimen al alza, al igual que la inflación y las tasas de interés de la Fed, sumado a que la palabra recesión se escucha cada vez más en las reuniones de directorios de las grandes compañías estadounidenses.

Pero al final, y sin esperar lo que se conozcan los resultados finales, la performance del Partido Republicano “fue una ola de mediana estatura comparando las elecciones de medio periodo anteriores”, aseguró Edward Luce, columnista del diario The Financial Times, al referirse al triunfo republicano. “Biden evitó lo que le ocurrió tanto a Barack Obama como a Bill Clinton, sus predecesores demócratas en las elecciones de medio periodo. En este Estados Unidos sombríamente polarizado, eso califica como una victoria”.

Al cierre de esta edición, todo apuntaba que los republicanos se harán del control de la Cámara de Representantes, mientras que la lucha por el Senado está muy apretada y puede quedar para cualquiera. Todo, cuando aún se siguen contando votos en algunos estados del país.

Y así como estas elecciones fueron vistas como un plebiscito a la gestión del Presidente Joe Biden, también sirvieron para medir la fuerza electoral del magnate republicano, quien no oculta sus aspiraciones de postularse a las elecciones presidenciales de 2024. “Trump no estaba en el voto ayer, pero pasó los últimos dos años comportándose como si hubiera estado”, publicó The New York Times.

La performance del trumpismo

Si Biden ayer salió relativamente ileso cuando tenía todo en su contra, no se puede decir lo mismo de Trump. Varios de sus candidatos, seleccionados por él y respaldados personalmente, tuvieron un rendimiento inferior si se comparan sus resultados con otros candidatos republicanos no trumpistas en los mismos estados.

En Georgia por ejemplo, y en una elección que concitaba gran interés nacional, entregó quizás el resultado más vergonzoso para Trump. Brian Kemp, el candidato republicano antitrumpista y enemigo público del exPresidente, fue reelecto cómodamente gobernador, mientras que Herschel Walker, el candidato del exPresidente al Senado por ese estado, obtuvo casi un 5% menos de votos que Kemp y tendrá que ir a una casi segura segunda vuelta contra el candidato demócrata Raphael Warnock, que, de paso, salió primero.

Lo mismo sucedió en Florida. El principal rival de Trump dentro del Partido Republicano, el gobernador, Ron DeSantis, no solo humilló a su contendor demócrata sacándole 19 puntos de ventaja, sino que obtuvo casi un 2% más votos que el senador Marco Rubio, hoy trumpista, que obtuvo su reelección.

En Arizona, la candidata a gobernadora -también trumpista-, Karie Lake, y a quien ya nombraban como eventual compañera de fórmula de Trump para 2024 como vicepresidenta, tuvo una aplastante derrota. Y en Pensilvania y Michigan, pasó lo mismo.

En total, Trump respaldó a unos 330 candidatos a todos los cargos de elección popular que se disputaron ayer, los cuales iban desde el Senado, pasando por representantes, gobernaciones y segundos cargos estatales. De ellos, alrededor de 170 fueron electos o disputarán segundas vueltas en diciembre.

“Los cerrados resultados que mostraban el mapa electoral anoche confundieron a Trump. En su fiesta de anoche en Mar-a-Lago, no estaba particularmente interesado en dirigirse a la multitud, según dijo una persona que asistió al evento. Hizo breves comentarios, y sólo se dedicó a felicitar a los candidatos que habían ganado”, aseguró The New York Times. Sobre DeSantis, su principal rival dentro del Partido Republicano y una de las caras visibles de la victoria de ayer, no dijo una sola palabra.

¿Qué paso?

“¿Qué explica este aparente fracaso de los republicanos? Deberían haberlo hecho mucho mejor: los votantes dijeron que la economía era su principal preocupación, y los republicanos golpearon constantemente a los demócratas con ataques a la delincuencia y la inmigración, dos temas en los que los demócratas parecen estar siempre confundidos”, se preguntó hoy la revista The Economist.

“Y una de las respuestas es que las intervenciones de Trump ensuciaron a su partido con algunos candidatos horribles”, agregó la publicación reafirmando que se trató de un “resultado horrible dadas sus ambiciones presidenciales”.

Mientras, para The Financial Times, una de las primera conclusiones que dejaron los comicios es que “Trump es más débil de lo que sugieren las encuestas”.

Y aunque esto no significa que él esté acabado, 2024 no es carrera corrida. Por ahora sigue siendo el líder de facto del Partido Republicano y tratará de desligarse de los resultados. De hecho, antes de que cerraran los colegios electorales, el exmandatario dijo ayer: “Bueno, creo que si ganan los republicanos yo debería obtener todo el crédito. Si pierden, no se me debería culpar en absoluto”.

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