Fue uno de los articuladores estrella de la Convención Constitucional. Tanto así, que era transversal la opinión de que hizo rendir los pocos votos del Partido Comunista -gracias a una alianza estratégica con movimientos sociales y escaños indígenas-, para lograr el tercio del veto y poner sus condiciones en el texto propuesto el 4 de septiembre pasado.

El sicólogo Marcos Barraza esa noche de la derrota echó mano de su historial de reveses que conocía desde que ingresó al PC a fines de los 80 -cuando como estudiante, apostaba por la caída del régimen de Augusto Pinochet-, y a su experiencia profesional para recurrir a la “serenidad. En el entorno había harta desolación, y por lo mismo mi esfuerzo se focalizó en asumir con altura de miras la derrota”.

Quisimos conversar con él ya con más agua corrida tras el plebiscito, y considerando que sigue conectado con la coyuntura, pues integra las instancias máximas de debate en el PC. De hecho, el fin de semana antepasado participó en el intenso análisis del Comité Central del partido que terminó con una declaración llamando al gobierno a desplegar “medidas concretas” y mejorar la gestión.

“Chile requiere reformas estructurales comprometidas en el programa de gobierno, pero del mismo modo requiere implementar políticas públicas que ayuden a enfrentar las urgencias de la crisis económica y social: alza en el costo de la vida, la delincuencia... La materialización de reformas importantes en buena medida también se juega en el ejercicio de gobernabilidad previo y simultáneo”, dice.

-¿Esa declaración de 9 páginas es porque veían al gobierno adormilado?

-No. Hay un dato real: el gobierno tiene una débil correlación de fuerzas en el Congreso, hay una crisis económica heredada del gobierno de Piñera, y hay además un golpe muy fuerte propinado por el Rechazo. Retomar la iniciativa política pasa también por identificar cuáles son los núcleos de acción del gobierno y desplegarse con mayor velocidad.

“Lo más difícil: determinar en qué normas no hubo conexión”

-Y ya con el paso de las semanas, ¿en qué crees que colaboraste para que ganara el Rechazo?, ¿en qué te equivocaste como convencional?

-Quizás en no haber sido más vehemente, enfático, en algunos argumentos.

-¿Para frenar excesos?

-Sí... Enfrenté los excesos, pero podría haber sido más vehemente.

-¿En qué temas? Porque la semana pasada destacaste en Radio Nuevo Mundo que la propuesta reflejaba el acumulado de décadas de luchas antineoliberales. Este antineoliberalismo no era un objetivo mayoritario parece.

-Hay causas multifactoriales en el resultado, vinculadas con dimensiones estructurales de la sociedad chilena y situacionales de la política. El factor más complejo de abordar será indagar en las normas particulares que no generaron conexión. Pero a la vez, no se puede pasar por alto como segundo elemento que hubo condiciones que favorecían estructuralmente el Rechazo: la propuesta no fue difundida en igualdad, pues el acuerdo del 15 de noviembre no estableció financiamiento público e igualitario. Y las grandes empresas y grupos económicos donaron para el Rechazo y nada al Apruebo.

-Es lo mismo que vimos en la campaña de Boric e igual ganó él.

-Es distinto: las elecciones presidenciales están reguladas con financiamiento público... En tercer lugar, hay que ponderar cuántos intereses corporativos se afectaron y condicionaron posiciones a priori de grupos de interés... Y ni hablar de los grandes medios de comunicación.

-¿Estos grupos de poder y las desventajas que mencionas, fueron más importantes que el contenido en sí?

-No. Insisto, lo más difícil será determinar en qué normas no hubo conexión. No creo que los 4,5 millones de nuevos votantes fueran todos de derecha, o que no tengan las mismas percepciones de abuso o deterioro de calidad de vida que otros. No les hizo sentido la propuesta, pero adjudicar eso al conjunto del texto no resiste análisis cualitativo.

-Frente al análisis uno a uno, está la otra opción: el texto que la izquierda defendió representaba su ideario.

-Si uno mira, por ejemplo, la seguridad social, no creo que haya representado a la izquierda, sí un estándar de seguridad social: tripartito, con responsabilidad individual y colectiva. Con el estallido social emerge un retorno a lo comunitario, a los derechos colectivos, a la democracia participativa, a la descentralización, al cuestionamiento del modelo de desarrollo. La derecha construye una gramática inversa, de miedos, asociado a la pérdida de lo individual: fue hábil comunicacionalmente.

-¿No será que en la gente prima hoy lo individual?

-La gente en general quiere -y el debate de pensiones es ilustrativo- transformaciones con un claro componente de solidaridad y protección del Estado, y del mismo modo que releve el esfuerzo individual y permita grados de autonomía. Es un equilibrio que estaba en el texto, pero que no fue divulgado como debiese haber sido.

-No aceptar el texto como el ideario de la izquierda, ¿no será una manera fácil de decir ‘como no era mío, no lo asumo como derrota'?

-No digo eso. Desde el PC lo apoyamos sin bemoles, incluso con definiciones que no lo interpretaban a uno en todo.

-Para entender bien: el economista PC Manuel Riesco dijo que no era un texto de izquierda, pues no nacionalizó el cobre. ¿Eso faltó para que la gente lo valorara o, al revés, le sobró intensidad?

-Es errado centrar la discusión en si el texto es minimalista o maximalista. Insisto: nadie puede afirmar que los 4,5 millones que votaron por primera vez no quieren respuestas concretas. Y esta petición de respuestas se agudizó con el Rechazo.

-¿Hay que pedir esas respuestas al texto constitucional?

-¿En términos del estado social y democrático de derechos? ¿De avanzar hacia un Estado de bienestar? Creo que sí.

-Me estás dando enunciados que están acordándose en las negociaciones.

-La derecha, así como construyó una gramática social contraria a los derechos colectivos, quiere ahora reinterpretar lo que se entiende por Estado democrático y social de derecho: no abandona su propósito de subsidiariedad.

-Leí que quieren un Estado social y democrático de derechos que no sea sinónimo de prestaciones exclusivamente estatales.

-Pero veamos pensiones: ¡la derecha rechaza cualquier tipo de porcentaje de la cotización que vaya a sistema de ahorro solidario, colectivo!

-El gobierno de Piñera llegó a acuerdo con la DC en la Cámara para repartir solidariamente parte del 6% extra de cotización.

-Son pasos tácticos para mantener su posición inicial. No veo que por parte de la derecha esté garantizado el asentamiento de un Estado democrático y social de derechos en los términos de provisión pública y privada, con garantía estatal.

-¿Eso sí debería resolver el texto?

-Sí, es el núcleo central. La propuesta establecía un estándar de seguridad social que daba un papel importante al Estado, pero que no impedía la existencia de los privados. Los países que han transitado en soluciones para problemas acuciantes lo han hecho con esas misturas.

“No sería malo que a mitad del proceso se hicieran cabildos”

-La otra crítica es que el texto fue la sumatoria de agendas de diversos movimientos, dejando un texto identitario y sin relato global. ¿Qué hacer con eso?

-Las luchas identitarias han ensanchado los horizontes de transformación en el país y el mundo: no estoy de acuerdo en pasar por alto los derechos de la comunidad LGTB o de las personas en situación de discapacidad. La idea no es invisibilizar universos sociales que la Constitución tiene que saber incorporar. Hay que buscar aquel contenido que es más trasversal.

-¿Eso pasa por asumir que ciertas causas no estarán en el texto? Sergio Micco sostuvo que para él era imposible sentirse representado por una propuesta que legalizaba el aborto.

-Así como soy respetuoso de las diversidades, lo soy de los derechos de las mujeres. En consecuencia a priori no podría estar en desacuerdo con que los derechos de autonomía de las mujeres quedaran debidamente consignados en la Constitución. Al discutir un nuevo texto estarán estas consideraciones, y por eso es tan importante determinar correctamente las normas que influyeron en el resultado.

-Sí pareciera que influyó la plurinacionalidad.

-La propuesta sobre plurinacionalidad no fue compartida socialmente. El Rechazo distorsionó sus contenidos. Ahora, indistintamente de la calificación del Estado, los descriptores que definen la plurinacionalidad tienen plena vigencia: derechos políticos , derechos sociales.

-¿Autonomía?

-Ahí es más debatible. Hay que pensar fórmulas que viabilicen los derechos de los pueblos en un estado unitario, a través, por ejemplo, de estatutos propios.

-Guillermo Teillier reconoció que el PC no se dio cuenta de lo que pensaban los grupos sociales jóvenes y populares que votaron Rechazo. ¿Cómo se enfrenta a futuro esa conexión?

-Ideal sería que el nuevo acuerdo considerara financiamiento igualitario para Apruebo-Rechazo. Y que el texto no considerara una plebiscitación uniforme, sino por capítulos, para la deliberación.

-Ustedes minimizaron las encuestas cuando alertaban el aumento de la desconfianza y luego del Rechazo. ¿A futuro deberán ser más consideradas?

-¿Tomar decisiones en base a encuestas...? Estas también construyen opinión pública. No encuentro que el factor encuestas deba establecerse normativamente para la toma de decisiones.

-En Radio Nuevo Mundo decías que el futuro órgano debía tener un diálogo intensivo con el mundo social. Pero los movimientos sociales estuvieron dentro de la CC y así y todo no hubo conexión.

-... No sería malo que a la mitad del proceso se hicieran cabildos vía municipios para retroalimentar la discusión.

-Ustedes tuvieron el termómetro de las normas ciudadanas con más de 15 mil adhesiones. Y se desecharon todas las que no concordaban con el pleno.

-Eso es propio de los mecanismos de democracia semidirecta, no es una peculiaridad de la CC. Habilita a presentar normas, pero es el órgano soberano el que determina su pertinencia.

-¿No hay autocrítica en que deberían haber sido más receptivos en esas normas con mayor adhesión?

-Se tomaron en consideración muchas de las normas, pero también los constituyentes tienen convicciones. En retrospectiva, evidentemente hay que hacer un esfuerzo mayor por estar abierto a las distintas señales.

-Patricia Politzer dijo que uno de los grandes errores fue no haber incorporado a la derecha en el acuerdo político.

-Hubo un sector de la derecha que trató de ser parte de los acuerdos, pero hubo un mundo hegemónico de ella que hizo claramente una apuesta desde el inicio por el Rechazo. Y logró imponer sus términos a los más dialogante.

-El exconvencional PS Maximiliano Hurtado culpó en El Mercurio al exLista del Pueblo Manuel Woldarsky del veto a la derecha. Quizás sectores de derecha se cansaron de tocar puertas...

-Al interior de la derecha, había hegemonía clara de quienes no querían que se viabilizara un acuerdo.

-El FA Jaime Bassa concluyó que ante el fracaso de un texto transformador, la opción que queda es uno neutro o procedimental que permita un real debate político, sin cortapisas contramayoritarias. ¿Es ese el camino?

-Es una afirmación política más que constitucional. El Rechazo no puede significar posibilismo para las fuerzas democráticas y transformadoras.

-Posibilismo... ¿A qué te refieres?

-No estoy de acuerdo con que la conducta de las fuerzas transformadoras deban ajustarse a las expectativas de la derecha después del Rechazo. Eso es posibilismo: acotar las expectativas de cambio.

-¿No ves que es mejor dejar la discusión programática para el debate legal y en el texto constitucional las reglas para que este se dé sanamente?

-Hay que esperar un acuerdo que dé garantías democráticas a todos; que se constituya el órgano constitucional y ahí discutamos los énfasis del texto. A priori, establecer que los términos de referencia los fija la derecha, es inadecuado.

-¿Definir que no se buscará que el ideario de un sector quede en el texto no es posible hacerlo ahora?

-La discusión sobre la intensidad del texto debe darse en el nuevo órgano.

-Pero tú participaste en uno bien intenso y fue un fracaso fenomenal.

-Sí, pero establecer a priori que la constitución tiene que ser neutra y con eso limitar el accionar del estado social y democrático de derecho, es un problema.

-¿Bassa renunció antes?

-...

-Pero Vodanovic ya bajó banderas: Dijo que ya no hay hoja en blanco, sino que límites acordados.

-Hay dos elementos clave. Que el órgano sea electo, representativo, y que tenga la soberanía para redactar la propuesta. Y entremedio meterle mecanismos de participación como retroalimentación. Esperemos el acuerdo final para ver cuáles son los principios, pues que se establezca el Estado social y democrático de derechos es un avance.

-¿E incorporar a expertos?

-Es atendible que asesoren en la elaboración de normas o en el reglamento, pero los técnicos no deben estar por encima de quienes deliberarán las normas.

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