Una de las principales críticas que ha recibido Meza-Lopehandía en estos ocho meses de Gobierno, es su poca sintonía con el día a día de la política. “Nunca ha tenido vínculos políticos y no le ha interesado tenerlos”, comentan dirigentes de Apruebo Dignidad.

Aunque trabajó siete años en la Biblioteca del Congreso Nacional, no tiene llegada con el mundo parlamentario actual como lo tuvieron otros jefes de gabinete presidenciales: Rodrigo Peñailillo y la actual ministra de la Secretaría General de la Presidencia (Segpres), Ana Lya Uriarte, ambos con Michelle Bachelet en distintos mandatos.

El jefe de bancada del Partido Socialista, Marcos Ilabaca, dice que no lo conoce: “No tengo idea quién es. Nunca hemos conversado con él”. Lo mismo reconoce el jefe de los diputados del Partido Comunista, Boris Barrera.

Allí radica, para sus críticos, una de las principales falencias. Un vacío político que no ha sabido llenar desde que fue nombrado por Boric y se transformó en el primer cargo que designó el Mandatario.

Gran parte de esa responsabilidad recayó en Uriarte cuando se desempeñaba como jefa de gabinete de la exministra Izkia Siches, con la aprobación de Meza-Lopehandía. El diputado PS, Daniel Manouchehri, hace un matiz con sus colegas. “No sé si tendrá alguna función más política, por cuanto esto es parte del diseño personal del Presidente en su equipo”.

La presidenta de esa tienda, Paulina Vodanovic, lo conoció en junio cuando ella asumió la presidencia del partido. “Tiene buena disposición y soluciona los temas que se le plantean. No hemos tenido dificultades”, dice.

Respecto a las críticas de su poca llegada en el Parlamento, la Ministra Antonia Orellana lo defiende: “Matías trabajó en la Biblioteca del Congreso, y, aunque desde otra óptica, fuera de la primera fila, lo conoce”.

Y la vocera de Gobierno, Camila Vallejo, dice que “hay una buena relación, es bien pragmático y juega bien su rol de jefe de gabinete, no excede sus funciones en las coordinaciones internas”.

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“Lo que recuerdo de Meza-Lopehandía como alumno era su beatería, como de colegio jesuita, despectivo con liberales anticlericales, y eso que tenía entendido que venía de familia laica. Siendo presidente del centro de estudiantes, llamó a enfrentar a Carabineros con molotov, algo excesivo en una escuela de Derecho. Reapareció para la Toma del 2009, cuando ya no era alumno. Fue ahí que tuve un intercambio agrio por correos con él y un ayudante mío, amigo suyo, uno de los estudiantes más brillantes en mi carrera como profesor a quien el activismo liquidó: una lástima. Lo emplacé preguntándole por mail si Davor Harasic había financiado campañas políticas de alumnos, como la suya. Un asunto grave porque se trataba de un profesor que incluso fue decano después. Aludí a esta discusión en “La Escuela Tomada” (Taurus, 2015) editado sin identificarlo. Para qué si el pez gordo era Harasic, y la respuesta de Meza, y otros datos, confirmaban que había colusión entre profesores y cabecillas de la toma. Le respondí: “Uds. ya dejaron de ser ‘autónomos'. Ese calificativo siempre sonó dudoso; está visto que era un puro eufemismo. La Toma ha servido para, al menos, sacarse las caretas. Perdonen mi franqueza, pero no me gusta relacionarme con gente con tanto poder… me producen profunda sospecha” (correo que no aparece en el libro). Fue entonces que corté con ambos. Involucramientos suyos en La Araucanía me hacen pensar que Meza es sobre todo un agitador. El daño que produjo esta gente a la universidad ha sido irreparable”.

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Tiene buena disposición y soluciona los temas que se le plantean. No hemos tenido dificultades”.

Paulina Vodanovic,

presidenta del PS.

Matías trabajó en

la Biblioteca del Congreso, y, aunque desde otra óptica, fuera de la primera

fila, lo conoce”.

Antonia Orellana,

ministra de la Mujer.

Una de las primeras imágenes que se conocieron del jefe de gabinete del Presidente Gabriel Boric, Matías Meza-Lopehandía, fue en Coquimbo el 21 abril. Estaba junto al Mandatario en su primera gira a regiones cuando éste recibió un piedrazo de manifestantes que estaban afuera de la gobernación de esa ciudad.

En el pasado, no era habitual que los jefes de gabinete se integraran a las giras, pero Meza-Lopehandía suele acompañar a Boric a las actividades y se preocupa de de la organización junto a su amigo Nelson Alveal, jefe de la Avanzada.

El abogado no le pierde pista al Mandatario, tampoco al programa de Gobierno y a los temas que lo han marcado en su formación política: detractor del CAE, de los militares en La Araucanía y de la Ley de Seguridad del Estado, entre otros.

Tienen siete años de diferencia y conoce como pocos al Presidente. Fue él quien lo acercó a la política en la Escuela de Derecho de la U. de Chile en tiempos en que el exdiputado ingresó a estudiar y él era el presidente del Centro de Alumnos de Derecho (CED). El estatus de Meza-Lopehandía con Boric es distinto al del Ministro de Desarrollo Social, Giorgio Jackson, a quien Boric mira como un par en su superestructura, donde también juegan roles importantes las ministras Camila Vallejo y Antonia Orellana.

“Matías tiene un ascendente casi psicológico con el Presidente. Es quien lo apoya en muchos ámbitos”, apunta un inquilino de La Moneda. Otra persona que lo conoce bien, a propósito de los cumplimientos del programa, comenta: “identifica acuerdos y ayuda a llegar a ellos”.

La cercanía de ambos también es física: su oficina queda junto a la de Boric. Esa proximidad también se notó cuando el Presidente reacomodó piezas en el Segundo Piso. Meza-Lopenhandía se mantuvo y se preocupó de dejar en claro que él no tenía ninguna responsabilidad en la salida de la socióloga Lucía Dammert, quien renunció tras una serie de negociaciones en el Frente Amplio.

La Ministra del Interior, Carolina Tohá, lo describe: “Cumple el papel de secretario ejecutivo del Comité Político y eso se traduce en coordinar las convocatorias, registrar los acuerdos y darles seguimiento. Es muy fácil trabajar con él porque tiene flexibilidad y pragmatismo para resolver. Mi experiencia con él ha sido muy positiva y mis colegas que llevan más tiempo me transmiten lo mismo”.

Sus redes en el Gobierno

Meza-Lopehandía se preocupó de llenar varios cargos al inicio del Gobierno y Boric confió en su criterio. Así, se rodeó de distintos profesionales que conoció en el CED: la administradora de La Moneda, Antonia Rozas, el Ministro de Energía Diego Pardow (antes en el Segundo Piso), el encargado del Programa “Buen Vivir” de la macrozona sur (que llegó ahí por recomendación), Víctor Ramos, y Francisco Arellano, quien también trabaja en ese programa. A Nelson Alveal lo conoce desde hace años, pero el músico ya estaba en el comando presidencial cuando Meza-Lopenhandía se integró. También a la encargada de contenido Andrea Reyes y al director del Servicio Civil Felipe Melo.

La llegada del nuevo integrante del Segundo Piso, el abogado Leonardo Moreno, reemplazante de Pardow en la unidad de seguimiento, también se le adjudica a él, pero desde La Moneda lo niegan. Lo cierto es que se trata de un profesional de experiencia cuyo nombre circuló en enero para asumir en Desarrollo Social.

Fuera del ámbito del Gobierno, Meza-Lopehandía fue quien sugirió a Boric a la actual presidenta del Tribunal Constitucional, la abogada Nancy Yáñez, con larga trayectoria y que además dirigió la tesis de pregrado del jefe de gabinete, “Territorio y Autonomía de los Pueblos Originarios de Chile”, que le dedicó a la Comunidad Autónoma de Temucuicui.

“No seríamos los mismos si no pasamos por Temuco”

Sobre materias indígenas, en su tesis en 2009 ya mostraba su posición frente a estos temas cuando planteó la modificación de la Constitución para “acoger un verdadero Nuevo Trato con los Pueblos Originarios”. Algo similar a lo que planteaba la propuesta de Nueva Constitución que fue derrotada el 4 de septiembre.

Para él, como han dicho sus cercanos, su vida cambió tras vivir dos años en Temuco, donde se internó en Temucuicui y conoció de cerca el territorio mapuche.

En un artículo en La Tercera, su esposa, la historiadora Carmen Luz Morales, lo retrató así: “Matías y yo no seríamos los mismos si no hubiésemos tenido ese paso por Temuco. Eso nos hizo muy bien siendo jóvenes: vivir la interculturalidad en carne propia, estar en territorio mapuche, muy cerca de nuestras comunidades indígenas, participar de o simplemente visitar a una familia mapuche en su casa, eso nos abrió la mente sobre estos puentes culturales que se tienen que tender en Chile, y que Matías después los llevó a su práctica política y laboral”, dijo.

En su blog “Donmatas” dejó ver sus posiciones sobre el tema el 21 de agosto del 2009. “Quienes rondan por los campos del sur de Chile fuertemente armados no son los comuneros mapuche amedrentando a los agricultores, sino las Fuerzas Especiales de Carabineros cumpliendo órdenes de represión emanadas desde el Ministerio del Interior”.

En ese mismo artículo, planteaba que había una salida para el conflicto mapuche. “Para ello no hay otro camino que la restitución de las tierras ancestrales. ¿Significa esto devolver todos los territorios al sur del río Bío Bío para que se forme un nuevo Estado? No. Lejos de eso. Sencillamente se trata de sentarse y escuchar lo que reivindican. Son las tierras que los antiguos recuerdan como propias, las que no son tantas. Al menos no tantas como las que posee el Sr. Matte y su familia o el señor Angelini y sus amigos, justamente en territorio mapuche. ¿Y cómo hacerlo? A esto nos indica el camino no sólo la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la OEA -la misma en que está Insulza-, sino también la Comisión de Verdad Histórica y Nuevo Trato convocada por el mismísimo Ricardo Lagos: expropiación. Sí, aunque evoque fantasmas. Expropiación conforme a la Constitución vigente, mediante una ley general que la autorice en función del interés nacional, ¿o es que la Nación no tiene interés en el ejercicio de los derechos fundamentales de los pueblos indígenas?”.

Como toda la generación del FA, es crítico de la Ley de Financiamiento de la Educación Superior y la creación del CAE, que en campaña prometieron condonar y que hoy está casi descartada.

Respecto al CAE y al rol del exministro Sergio Bitar, Meza-Lopehandía publicó una carta abierta, donde se hacen varias aseveraciones respecto al militante PPD. Antes del texto dice: “No puedo sino sentirme plenamente identificado. Es que él (autor de la carta), como yo, fue dirigente estudiantil mientras el Sr. Bitar era Ministro de Educación e impulsaba el infausto Crédito con Aval del Estado”:

“Ante el desenmascaramiento que le hiciera @panchofigueroa en CNN-Chile, el banquero Bitar (así lo motejamos por su papel en la gran estafa del crédito) pareciera proyectar la imagen de un viejito bien intencionado, injustamente atacado por hechos de un pasado remoto, en que no había alternativas posibles. Nuestro intento de frenar esta nueva estafa implicó los primeros acercamientos con el mundo de las universidades privadas. Recuerdo que parecíamos canutos llegando, megáfono en mano, a explicar el proyecto a los diferentes planteles de educación superior. Fue también la época en que comenzaron a aparecer las nuevas formas de protestar, como la irrupción en programas faranduleros para romper el cerco informativo; las concentraciones masivas; tomas de lugares como el Banco Central y CODELCO; marchas carnavalescas”.

Vivía en Playa Ancha y no le gustan los zapatos

Meza-Lopehandía es reconocido entre sus amigos como una persona austera, medio hippie. Junto a su familia vivía en una casa en Playa Ancha antes de asumir como jefe de gabinete. Usaba el pelo largo y prefería las sandalias en vez de los zapatos. Desde pequeño acampaba en el desierto y en el sur de Chile junto a su padre Juan Meza-Lopehandía, historiador, doctor en filosofía y fotógrafo. La costumbre de acampar, la ha continuado con sus hijos. Con ellos estaba en un acto de Fiestas Patrias del colegio cuando el Presidente Boric se negó a recibir las cartas credenciales del embajador de Israel, Gil Artzyeliel, el 15 de septiembre. La polémica decisión fue mediada por la Canciller Antonia Urrejola y por el asesor internacional Carlos Figueroa, pero ninguno tuvo éxito.

“En ese enganche de dolor y humanidad del Presidente, como ocurrió en el caso del embajador de Israel y el joven asesinado, Matías sintoniza”, comenta una alta fuente de Gobierno.

Al igual que miembros del Comité Político, el jefe de gabinete es uno de los que ha impulsado la idea del indulto presidencial para los presos del estallido. Aunque saben que es una facultad privativa de Boric, algunos del Comité Político están de acuerdo. “Otra cosa es que haya agua en la piscina”, comentan en La Moneda, cuando el proyecto de ley que promovía el indulto, aprobado por la comisiones de DD.HH., Seguridad y Constitución duerme en el Senado desde hace casi un año, sin que haya sido puesto en tabla en sala.

La Ministra de la Mujer, Antonia Orellana, marca una diferencia con la afirmación. “Es políticamente pragmático, lo que ha alertado respecto del indulto es el flanco de incumplimiento a un compromiso, lo que también debe ser ponderado”, dice a La Segunda.

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