“El Ejecutivo podría demorarlo un poco (la ratificación) para ver lo de las side letters”. José Miguel Insulza.

“No conozco un Presidente que se haya negado a ratificar un tratado aprobado por el Congreso. Solo en dictadura”.

Soledad Alvear.

“Llevamos cuatro años perdidos en esto y mientras más retrasos, más perdemos”.

Alfredo Moreno.

“Puede posponer la ratificación si considera que las variables político internacionales así lo justifican”.

Teodoro Rivera.

Hay disposición de la centroizquierda, pero parece que el Presidente no lo quiere”. Máximo Pavez.

Mañana a las 16.00 horas, y como primer punto en tabla, el Senado discutirá el proyecto que aprueba el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico, más conocido como TPP11, pese a reticencias en el Frente Amplio y el PC.

Que no se discutiera mañana, explican en el oficialismo, era el mejor escenario para que el Gobierno siguiera negociando las “side letters” o acuerdos bilaterales para mitigar aquellos temas considerados inconvenientes en Apruebo Dignidad y en una parte del Socialismo Democrático. Por ejemplo, someterse como Estado a la jurisdicción de tribunales transnacionales, a los que en el oficialismo se les atribuye resolver con sesgo proempresarial.

Pero como el tratado debiera discutirse igual entre esta y la próxima semana, si hubiera alguna dilación, otra alternativa que se ha barajado extraoficialmente —consultas formales de “La Segunda” en La Moneda y en Cancillería no fueron respondidas—, es que ante una eventual aprobación del Senado, el Presidente dilate la ratificación del tratado, ganando tiempo para negociar a través de las cartas laterales.

Según La Tercera, esa opción fue conversada ayer en el comité político ampliado de la casa de gobierno. Y exministros de Relaciones Exteriores le dan viabilidad, a pesar de considerarlo un camino inconveniente.

Soledad Alvear, excanciller de Ricardo Lagos, aclara el Presidente tiene la facultad especial de ratificar o no un tratado aprobado por el Congreso: “La ratificación, por lo tanto, jurídicamente es un acto discrecional del Jefe del Estado”.

Sin embargo, enfatiza que no es algo que se use. “No conozco precedente alguno que un Presidente de la República se haya negado a ratificar un tratado aprobado por el Congreso. Solo en dictadura se puede encontrar un precedente odioso, en que Pinochet se negó a publicar en el Diario Oficial el Pacto de Derechos Civiles y Políticos tratado aprobado, ratificado y promulgado, solo para evitar que se invocara en favor de los exiliados. Ese tratado se demoró 13 años en ser publicado en el Diario Oficial lo que se realizó en las postrimerías de la dictadura en 1989”.

El exministro de Relaciones Exteriores de Sebastián Piñera, Teodoro Ribera, agrega que en materias de política exterior el Presidente tiene la facultad de “posponer la ratificación del tratado si considera que las variables político internacionales así lo justifican. La aprobación de un tratado por parte del Parlamento no conlleva la obligación del Presidente de ratificarlo. Es distinto de una ley, donde hay plazos perentorio para su publicación y entrada en vigencia”.

Como sea, desde el comité político afirman que el Gobierno respetará la decisión del Parlamento, aunque lo que compete a la facultad de postergar la ratificación que tiene el Presidente, “es una alternativa que se está evaluando”. En todo caso, aseguran que las negociaciones de los side letters van bien encaminadas, aunque temen que la aprobación del Congreso pueda complicarlas. Una fuente conocedora de estos trámites explica que se podría alegar que las “mal llamadas side letters, que en realidad es un nombre utilizado en derecho privado, son parte del tratado y también deben ser acordadas en el Parlamento”.

“El Ejecutivo podría demorarlo un poco (la ratificación) para ver lo de las side letters. El Congreso podría ver eso después”, acota escuetamente el senador y excanciller José Miguel Insulza.

El exsubsecretario de la Segpres en Piñera dos, Máximo Pavez, dice que “salvo alguna polémica, la costumbre en Chile era que el Congreso ratificaba los tratados negociados por el Presidente y su equipo. Era tan ejemplar, que ni siquiera se les daba urgencia a los tratados porque el Congreso los tramitaba igual. La excepción fue con el TPP 11, que partió con Bachelet, estaban los votos, pero parece que no querían que fuera aprobado bajo el Gobierno de Piñera y no le dieron tramitación a pesar de las urgencias. Ahora hay disposición de la centroizquierda, pero parece que el Presidente no lo quiere, porque si lo quisiera, se las jugaría y pondría a disposición su capital político”. Y cree que Boric tiene poco espacio político para demorarlo, porque “el Gobierno no tiene otros proyectos importantes en tabla”.

Para el excanciller durante Piñera uno, Alfredo Moreno, más allá de que el Presidente pueda retardar o no el tratado una vez que sea aprobado por el Parlamento, “el tema es que llevamos cuatro años perdidos en esto y mientras más retrasos, más perdemos. Partimos como un país a la delantera, con Alejandro Foxley impulsando esto junto a Bachelet y es inexplicable que ahora estemos al último”.

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