“No sé si la efervescencia (provocada por noticias de alto impacto) se mantenga hasta el domingo”. Ramón Cavieres, Activa.

“Las personas que normalmente no votan…si son forzadas, imagino van a rechazar”. Kenneth Bunker, Tresquintos.

“Podríamos tener entre 2 y 4 millones de votantes nuevos y que sus preferencias no estén bien evaluadas”.

Ricardo González,LEAS de UAI.

“Es la dimensión desconocida… (pero) la indecisión de las personas es si van a votar o no; no qué van a votar”. Axel Callís,TuInfluyes.

“Los titulares duran dos días… No sabemos cuánto ha penetrado (las últimas noticias)”. Eugenio Guzmán. UAI.

Quienes observan encuestas y cuentan con acceso a sondeos privados, apuntan que las tendencias de las últimas semanas se mantienen estables, con una brecha que oscila en torno a 10 puntos a favor del Rechazo y que los números generales se mueven dentro del margen de error a favor de esa opción.

Para sus análisis, no cuentan con datos sobre el efecto del acto de Valparaíso o de los enfrentamientos en la Alameda, pero sí de la captura de Héctor Llaitul el miércoles 24 de agosto y la posterior “renuncia” de la ministra de Desarrollo Social, Jeanette Vega, al día siguiente, luego de que trascendiera que tuvo contactos con el subversivo mapuche.

Recordando que los sondeos no se pueden publicar durante los 15 días previos a la elección del 4 de septiembre, la estabilidad de las expectativas —opina una parte de los consultados por “La Segunda”— se debe a que las grandes noticias suelen escapar a quienes tradicionalmente no votan, porque una de sus características generales es que es el segmento peor informado. También remarcan que conocer lo que piensan es más difícil, porque casi no responden encuestas.

Sin embargo, una parte de ellos será relevante para una elección en que las consultas al Servel por los datos electorales (más de 13 millones) y el “votante probable” de algunos sondeos como Activa, apuntan a que podrían participar más de 10 millones de electores, agregándose alrededor 2 millones de nuevos votantes. Y aunque sean los menos informados, el ambiente que los rodea hoy habla más de política y de los eventos asociados al plebiscito. Por eso, lo que sucede en el país en algo puede afectarlos.

Aumenta la “efervescencia”

Ramón Cavieres, socio director de Activa Research, cree que los sondeos que hoy circulan sobre posible participación electoral podrían estar algo “inflados” por una semana noticiosa. Sus números le están dando más de 11 millones de electores probables.

“No sé si la efervescencia provocada por la detención de Llaitul, la renuncia de Vega o lo ocurrido en Valparaíso y la Alameda se mantenga hasta el domingo. Es la gran incertidumbre y vamos a ver si la gente le teme o no a las multas. La tesis que manejamos es que la gente se acostumbra a ciertas cosas, como que no paga el Transantiago y después del estallido hay menos respeto. Por eso, tiendo a pensar que podría ir a votar un 70% del padrón, es decir unos 10 millones de electores”, sentencia.

Ricardo González, ex encargado de encuestas del CEP y hoy en el LEAS de la UAI, dice que la participación “hoy es lo más complejo de evaluar; probablemente, un grupo grande que no ha votado lo hará porque es voto obligatorio y por la importancia de lo que se juega, pero no hay buenas estimaciones. Creo que el techo es de 13 millones, por las consultas que se han hecho al Servel, pero una cifra más aterrizada es de 10 millones, viendo la última vuelta y lo que pasa en países de la región con voto obligatorio y también los datos de 2009, cuando fue la última elección con voto obligatorio, porque ahí si bien concurrió el 88% del padrón, era con inscripción voluntaria y si se consideran todos los mayores de 18 años, ese porcentaje baja a 56%”.

El sociólogo Axel Callís de Tú Influyes concuerda en los 10 millones. “Si nos guiamos por el reporte de la participación, deberían votar más 11 millones, pero siempre está sobrerreportado. No llegan todos los que dicen”, afirma y añade que las consultas al Servel le hacen pensar que “estamos en un piso de 10 millones”.

Y Eugenio Guzmán, decano de la Facultad de Gobierno de la UDD y a cargo de la encuesta Pulso Ciudadano, sincera que, al final del día “se hacen solo especulaciones en torno al carácter obligatorio del voto. Y en torno a cuánto podría afectar la elección, al parecer son cambios bien marginales”.

Rechazo favorecido en el margen

Kenneth Bunker, de Tresquintos (observatorio de encuestas, no tiene sondeos propios), no da cifras de participación y tiene una mirada distinta de otros encuestólogos, que piensan que los nuevos votantes son refractarios a la información. Cree que un engrosamiento del caudal de sufragios debiera jugar a favor del Rechazo, pues “hay un componente antipolítico: las personas que normalmente no votan, no creo que vayan a estar de acuerdo con lo hecho en la Convención Constitucional, por lo que si son forzados a ir a votar, imagino van a rechazar, más aún si hay una garantía de parte de la oposición y del gobierno de que el proceso de cambio constitucional sigue a pesar de que se rechace la propuesta”.

Cavieres sostiene que “una mayor participación favorece al Rechazo”, pero por consideraciones distintas. “Hoy esa opción tiene una buena penetración en segmentos bajos de la población y ahí está una parte de la gente que no votó en el plebiscito de entrada o en la segunda vuelta. Los indecisos se mantienen en torno al 13% y sospecho que ese 13% es el que no votará. Por eso no creo que los indecisos que quedan vayan a mover la aguja y por eso al Apruebo lo que le queda es reencantar a quienes habiendo aprobado en el plebiscito de entrada hoy votan Rechazo”, dice.

González no se atreve a aportar: “Podríamos tener entre 2 y 4 millones de votantes nuevos y lo más probable es que sus preferencias no estén bien evaluadas en las encuestas”.

“Es la dimensión desconocida —dice Callís, dándole la razón a González—, porque van a entrar dos millones y medio de personas que nunca han votado, que no conocemos, pero lo más probable que voten parecido a los votantes antiguos”.

Para él, “la votación ya está consolidada, porque esto no es una segunda vuelta donde millones de personas que perdieron en la primera deben tomar una decisión. Este es plebiscito que lleva madurando el voto al menos hace cinco meses, desde abril o mayo y creo que la indecisión de las personas es si van a votar o no, no qué van a votar”.

Y Guzmán hace todo un juego de cifras para concluir que hoy poco se puede concluir: “Muchos de los indecisos ha sido indecisos en todas las mediciones. Probablemente no van a ir a votar. Si es un 12% o 14% hablamos de un millón y medio de personas que no irán y a ellos debes agregar a quienes dicen que van a votar A, después que van a votar B, después vuelven a A, que no quieren decir que no irán a votar y que cambian constantemente de opción”.

Efectos de Llaitul, Valparaíso y Alameda

“Las personas que tienden a definirse al final son de segmentos medios bajos y bajos y que deciden más por la televisión, o porque se enteran de las cosas más por otras personas o por los puerta a puerta. Pero las noticias, aunque sean las de Llaitul y Vega en general no son percibidas por ellos. Los decididos son los que tienden a informarse”, plantea González.

Como ese grupo, dice, “es el que no responde encuestas, y tres cuartos de los electores ya decidió su voto, es por eso que observamos muy poco movimientos en las encuestas a pesar de las noticias (tiene acceso a encuestas privadas)”.

Y pone un doble matiz: “Por un lado el grupo que va a entrar tiene una peor evaluación del gobierno de Boric que el resto de la población y noticias que le llegan indirectamente como las de Llaitul o Vega pueden favorecer en el margen al Rechazo, por otro lado al carecer de ideología son susceptibles de ser persuadidos por las campañas territoriales y favorecer en el margen al Apruebo”.

Cavieres concuerda en que los nuevos votantes se informan más por el contacto personal, redes como WhatsApp (amigos y familiares) y, cuando mucho, la TV. Por eso cree que en el margen las noticias de alto impacto podrían favorecer al Rechazo, “Sobre los eventos, no es tan fácil distinguir, pero por el último sondeo privado que tuvimos ayer algo vimos… alcanzamos a medir Llaitul y Vega, pero no Valparaíso y Alameda”, sentencia.

Aquí Callís insiste en su tesis: “Son cosas para la prensa. Si fuera una segunda vuelta, todo afecta. Pero es un plebiscito con meses de maduración de voto”.

Además, sugiere Guzmán, “los titulares duran dos días”. “No sabemos cuánto ha penetrado este tipo de noticias en la población. Más del 70% ya tiene definido su voto y en ellos no va a tener un gran impacto. En aquellos que están pensando, quizás podría afectar, pero los temas tienen mucho dinamismo”.

Por el contrario, Bunker piensa que “aún hay gente que todavía titubea y no ha tomado la decisión, aunque son los menos. A medida que se acerca el día del plebiscito ese número baja. Y los hechos noticiosos que han ido ocurriendo estos últimos días sin duda inciden en la decisión de este grupo. Esta no es una elección solamente sobre la nueva Constitución, es en parte un referéndum también sobre lo que está pasando en el Gobierno y el Presidente Boric así lo quiso… y la cruda realidad es que hay una crisis económica, hay una crisis de seguridad, hay una crisis de migración, hay temas pendientes en la macrozona sur y el Gobierno no está respondiendo bien a la coyuntura”.

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