El presidente de la Federación de Rugby de Chile, Cristián Rudloff (más conocido como “Lulo”) vivió en las últimas semanas, probablemente, uno de los momentos más intensos de su vida.

Hace poco más de un mes los Cóndores (la selección chilena de rugby) consiguió una histórica clasificación al mundial de Francia 2023, al vencer a EE.UU. El teléfono de Rudloff no para de sonar y debe conciliar su apretada agenda con su rol de empresario —con experiencia en la industria energética— y padre de cuatro hijos chicos. Sin embargo, la sonrisa nadie se la quita. Duerme poco, pero sabe que la participación en la copa del mundo (el tercer evento con más telespectadores a nivel internacional tras el mundial de fútbol y los JJ.OO.) implica varios sacrificios.“He tenido la fortuna de que me ha ido bien profesionalmente, por lo que ese espacio para el trabajo en el rugby lo he podido generar. Pero más que eso, tengo una familia maravillosa que realmente me apoya. Mi señora ha sido un pilar fundamental”, comenta.

Rudloff conoció tardíamente el rugby. Estudió en el Colegio Alemán donde dice que “no había rugby, pero si mucho espíritu deportivo”. Su primer contacto con el deporte fue cuando estudiaba ingeniería civil industrial en la Católica y sus mejores amigos lo jugaban. Y no sólo empezó a practicarlo, si no que además hizo el curso de árbitro para entender las reglas del deporte. Lo invitaron a ser parte de Alumni, transformándose en uno de los primeros jugadores en integrar el club sin haber estudiado en el Santiago College. Rudloff se lo tomó en serio; “me embalé”, dice entre risas. Hoy celebra un momento único en la historia del rugby nacional.

—¿Qué te gustó del rugby?

—El trabajo en equipo fue lo que más me llamó la atención. Si bien es cierto en el rugby hay jugadores que destacan más que otros, particularmente no se puede jugar si no están los 15. Un jugador por sí solo no gana un partido. Existe una lealtad que para la gente que no lo practica o que no lo conoce, es difícil de entender. A diferencia del futbol, en el rugby si tú vas con la pelota sabes que te van a taclear, eres el objetivo del equipo contrario y cuentas con que tus compañeros van a estar a tu lado para apoyarte. También es muy bonito que lo que pasa dentro de la cancha queda ahí y después el espíritu de camaradería es total en el “tercer tiempo”.

“Se piensa que este es un deporte muy de nicho”

Por motivos laborales, Rudloff se radicó en China durante nueve años y eso fue una experiencia transformadora en su visión del rugby. Lo primero que hizo en Shanghai fue buscar un club en donde literalmente conoció a jugadores de todo el mundo. Sin embargo, no se engaña: sabe que, a diferencia de la multiculturalidad que experimentó en el país oriental, acá el rugby no se considera un deporte transversal ni diverso.

—El rugby para muchos es considerado un deporte de la elite, de ciertos colegios o incluso de “zorrones”. ¿Qué opinas?

—La visión general de la gente que no conoce el rugby es justamente pensar que es un deporte muy de nicho, asociado a ciertos colegios o “clanes” y la verdad es que no es así. Hay mucha gente que como yo, empieza a jugar en la universidad. De una u otra forma es verdad que eso ocurría antes, eran grupos muy cerrados y si no pertenecías desde siempre, era difícil entrar. Estaba instalado en la imagen pública. Sin embargo, en los últimos 20 años eso cambió mucho, el rugby se masificó en todo Chile y se juega en todos los estratos socioeconómicos. Pero ha sido un proceso gradual, las cosas no cambian de un día para otro.

—Dices que se juega en todo Chile, pero uno de sus objetivos como federación es potenciarlo en regiones a través de centros y academias. ¿Cómo piensan hacerlo?

—Primero reconociendo que el rugby existe en todos lados. Si bien es cierto siempre se ha considerado desde la federación, nunca se le había dado una real visibilidad al deporte en todo Chile. El rugby se juega de Arica a Punta Arenas e incluso en Rapa Nui, desde hace muchísimos años. En pandemia hicimos un catastro nacional que nos permitió registrar a cerca de 15 mil rugbistas activos a lo largo del país, pero estamos convencidos que el número es mayor. Hoy la clasificación al mundial le ha dado mucha visibilidad al deporte que antes no tenía. Para nosotros es fundamental darle la posibilidad a todos los rugbistas del país que se sientan parte de una federación y empezar a ejecutar una de las metas de nuestro plan estratégico, que es la construcción de cuatro centros a lo largo de Chile. Hay que mostrarles a los que practican el deporte que, si realmente se involucran, pueden ser parte de este proyecto.

—Llevas tres años en el cargo. ¿Qué cambió para obtener la clasificación?

—En China me di cuenta que Chile tenía muchas oportunidades y no las estábamos aprovechando. Estábamos permanentemente esperando que la World Rugby (la FIFA del rugby) o que alguien de afuera nos apoyara. El reclamo permanente era “no tenemos plata y no podemos hacer esto” y todo giraba en torno a esa premisa.

Y agrega: “Creo que fue clave un cambio de foco. Mi convencimiento y probablemente mi formación profesional, me llevaban a pensar todo lo contrario; que para poder tener plata, teníamos que trabajar y construir una estructura que fuera atractiva para todos los involucrados. Centramos el trabajo inicial en eso. De hecho, uno de los primeros inconvenientes que tuvimos internamente fue que hubo gente que no creía que estuviéramos preparados para tener un equipo profesional, porque no teníamos los recursos. Y esto lo vimos como una empresa o como una startup, pero teníamos que construir el producto y salir a buscar ese financiamiento para poder hacerlo. No nos podíamos quedar esperando que alguien nos pasara la plata para empezar a movernos.

—¿Cómo lo lograron en concreto? Porque hoy con los resultados a favor suena fácil, pero en ese minuto el contexto era otro.

—Fue clave construir confianzas, participar en reuniones, presentar el proyecto, comprometernos con hitos ambiciosos y hacerlo. Si no dábamos el primer paso nadie iba a creer que era realmente posible y estuvimos dispuestos a tomar riesgos que otros no se habían atrevido a tomar. Esa era la única forma de hacer crecer el rugby chileno a nivel internacional. Estaba el sueño de querer llegar a un mundial, pero para eso había que trabajar mucho, porque no estaban las bases construidas para una estructura de alto rendimiento real, que es mucho más que un entrenador y un preparador físico, que era como se entendía cuando yo asumí. Se creó un staff profesional, un equipo multidisciplinario muy completo que es clave, porque el alto rendimiento está basado en la superación de los detalles. Son los detalles los que nos permitieron ganar el partido en contra de EE.UU. por un punto y clasificar al mundial, todo lo que hemos hecho en los últimos años nos permitió vencer por ese punto. Piensa que la última vez que jugamos con EE.UU. perdimos 71-8 y que en cuatro años de la Súper Liga Americana, de 20 partidos perdimos 19. Teníamos que hacer un cambio radical porque si seguíamos haciendo las cosas de la misma forma, íbamos a tener los mismos resultados. Y para eso era importantísimo invertir.

“El Presidente Boric fue muy cercano y cordial”

Rudloff y su equipo trabajaron intensamente el 2019 en un plan estratégico que tenía como meta levantar el alicaído rugby chileno. Pero llegó el coronavirus y, como reconoce, todo “se fue a las pailas”. “Tomamos la difícil y muy estratégica decisión de continuar con la estructura deportiva. Estábamos convencidos de que era lo correcto”, añade. Los jugadores de la selección siguieron entrenando desde sus casas y luego, a través de muchos permisos, pudieron comenzar a hacerlo en equipo.

—¿Como influyó el entrenador Pablo Lemoine, en levantar a un seleccionado que tuvo que enfrentar dos años de encierro? Algunos piensan que se hizo el match perfecto entre tu visión estratégica y la mirada deportiva del uruguayo.

—La verdad es que esto sin Pablo no sería posible. Su experiencia (jugó dos mundiales) y curriculum fueron claves para validar totalmente su propuesta. Además, fue capaz de construir una mentalidad diferente en los jugadores y en el equipo de trabajo.

—¿Cómo describirías esa mentalidad diferente?

—Pablo fue clave en visibilizar que el alto rendimiento no es social, que el objetivo es muy ambicioso, que se debe ser muy resiliente y estar muy comprometido. Fue sincero en decir que ‘el quiere estar, bienvenido, pero el que no, entienda que hay que sacrificarse, trabajar incansablemente y ser infinitamente perseverante'. Pablo es crucial y eso ponlo con letras gigantes.

—El día de la clasificación debe haber estado lleno de emociones.¿Qué fue lo primero que pensaste?

—Soy bien mamón y me cayó una lágrima gigante de alegría, satisfacción y paz. Confirmé que de verdad los sueños se pueden cumplir cuando hay trabajo y la convicción de que se va por el camino correcto. También gratitud a los que creyeron en el proyecto desde el principio porque hubo momentos críticos y difíciles; cambiar el statu quo es complicado. Convencer a la gente que ha estado en la toma de decisiones que estábamos haciendo lo correcto no fue fácil y fue muy desgastante.

Y agrega: “Hoy estamos viviendo un premio que es fruto del trabajo incansable, donde no sobró nada y cada grano de arena impactó en este resultado. Pero nos queda mucho por mejorar y con Pablo al día siguiente de la clasificación, ya estábamos programando el trabajo de cara al mundial”.

—El Presidente Boric los recibió en La Moneda. ¿Cómo fue ese encuentro?

—El Presidente fue muy cercano y cordial. Estaba muy interesado en conocer las historias personales de cada jugador, porque todos están sacrificando algo, en mayor o menor medida, por un sueño en común.

—¿Hubo alguna frase que te haya quedado marcado de lo que les dijo?

—Que nos iba a ayudar con el tema de la infraestructura. El saber que se contará con ese apoyo fue un alivio para los deportistas, porque nuestros recursos, que aún son escasos y limitados, deben ir 100% a mejorar las condiciones de ellos. Una inversión en infraestructura es muy grande y nosotros no estamos en condiciones de hacerlo. Ese alivio y sentimiento de apoyo entregado por el Gobierno fue transversal en todo el equipo.

Rudloff confiesa entre risas que se acuesta y levanta pensando en el tema. “Clasificar a un mundial es un sueño cumplido, pero el objetivo va mucho más allá. Realmente creo que a través del deporte se pueden generar cambios culturales y construir una sociedad mejor, ese es mi mayor norte”.

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