“Estaba acostumbrado a enfrentar a la derecha, no a disparos por la izquierda. Duele”.

Sergio Bitar, exministro

“Qué rápido pasamos del ‘salgan de mi jardín' al ‘salgan de mi puente'”. La frase de un tuitero fue replicada por la senadora DC Ximena Rincón, colgando la carta que enviaron a El Mercurio los creadores de la franja del No (Juan Enrique Forch, Eugenio Tironi y Jaime de Aguirre), en la que tildaban de una “grosería” y “violentación” la pieza audiovisual en que figuras de centroizquierda por el Rechazo (de los “Amarillos x Chile” y la DC, entre ellos Rincón) cruzaban el puente, aludiendo a una icónica escena de la propaganda de 1988.

“Hace 35 años dijimos que no, para tomar el camino de la democracia. Hoy volvemos a decir que no”, decía el video. De cómo “ensuciar el No”, y “parodia ridícula que enloda a luchadores” lo calificaron antiguos compañeros de ruta que hoy van por el Apruebo. El efecto logrado no es ni siquiera comparable al de Ricardo Lagos evitando pronunciarse por el Apruebo, pero la virulencia reveló los ánimos en la centroizquierda.

Al ala DC por el Rechazo, liderada por Rincón y el senador DC Matías Walker, se sumaron el expresidente Eduardo Frei, la mayoría de los diputados e históricos como Belisario Velasco; en Amarillos se han congregado, además del escritor Cristián Warnken, exministros DC (René Cortázar y Jorge Correa Sutil) y otros exPS (Óscar Garretón); y también van por el Rechazo el economista PS Óscar Landerretche, la actriz Javiera Parada (exRD), el exministro Andrés Velasco y el exsenador Felipe Harboe (exPPD). A esos nombres —la mayoría con menor peso en la institucionalidad de los partidos— se suma un grupo no cuantificable de parlamentarios y dirigentes que en privado, o a veces públicamente como el senador PS Fidel Espinoza, han dicho que no harán campaña.

¿Podrán reencontrarse luego del plebiscito, o el cisma será definitivo? “Dependerá, por ejemplo, de cómo se comporte el Presidente Boric, de si vira o no la hegemonía en el gabinete o mete a la DC; o si Boric se atrinchera y los suyos caricaturizan. Eso le daría mucho aire a los fugados para constituir una fuerza de centro”, afirma el experto electoral Pepe Auth, con lo que coinciden analistas.

Los caminos hipotéticos dependen de al menos 5 factores, según identificó La Segunda con actores del sector.

1 Puentes penden del Senado

Ahí el PS han tenido preocupación de no denostar a los DC por el Rechazo, e incluso han trabajado juntos en las reformas de un plan B: el presidente del Senado Álvaro Elizalde (PS) fue diligente en impulsar el proyecto de 4/7 de los DC (que luego apoyó Apruebo Dignidad), y Walker, como presidente de la comisión de Constitución, le devolvió la mano con la eliminación de los quórum supramayoritarios. Además de confianzas personales entre Walker y Elizalde, en un Senado empatado el oficialismo necesitará a esa ala DC para los acuerdos posplebiscito.

Para el PS, además, el puente con la DC es útil para estibar hacia el centro y contrapesar así a la izquierda FA-PC: por ejemplo, para alcanzar los 4/7 (para reformar el texto de la Convención o cambiar la Constitución del 80'), “no se necesitan los extremos, ni Apruebo Dignidad ni Republicanos”, afirma otro senador. Incluso, dirigentes PS-PPD advierten más coincidencias hoy con los DC que con el PC. “Veo una trizadura mayor entre las 2 coaliciones de gobierno, que entre el PS y la DC. En el Senado ha habido un diálogo para dar gobernabilidad”, apunta Walker.

Rincón acota que seguirán “trabajando juntos en el Congreso, esta diferencia es solo en un plebiscito”, y el senador PS Juan Luis Castro dice ver una “matriz común” con el Rechazo-DC: “No vamos a malograr acuerdos futuros con la DC, porque son gobernabilidad para el Presidente”.

Otros influyentes líderes PS afirman que se requerirá solidificar algún lazo con la DC. Desde la mesa, el diputado y vicepresidente PS Leonardo Soto afirma: “El Gobierno no debe renunciar a tender todos los puentes con la DC, para tener mayoría”. No hay consenso, eso sí. “El PS debe acercarse (primero) a partidos socialistas: Convergencia y RD”, opina su par Daniel Manouchehri.

2¿Hay espacio para laguistas?

Cuando diputados PS visitaron a Lagos el 8 de agosto, quedaron con sabor amargo: les transmitió que esperaba jugar un rol en el posplebiscito, pero cuando le trataban de dar argumentos para pronunciarse por el Apruebo, lo vieron “poco receptivo” —afirman presentes—, en contraste al firme respaldo de Michelle Bachelet. Luego, la mesa PS hizo gestiones fallidas por tenerlo en su franja.

La mutua frialdad tiene como trasfondo que en su entorno se nuclean varios que cruzaron al Rechazo, como su exasesor Ernesto Ottone, y Landerretche, encargado económico de su campaña en 2017. En Amarillos, asumieron roles el empresario Sergio Solís —cumpliendo el mismo papel de recaudador que había efectuado con Lagos— y Eduardo Jara, jefe territorial. En el PS-PPD rebaten que otros “laguistas” más ligados a los partidos (Sergio Bitar, Carlos Montes, Máximo Pacheco y Carolina Tohá) están por el Apruebo, así como otros históricos de la socialdemocracia (Tironi, Enrique Correa o José Antonio Viera-Gallo).

“Harboe, Cortázar o muchos otros, la mayoría ya cruzó el río y eran figuras más retiradas o habían perdido elecciones”, afirma el diputado PS Tomás de Rementería. Soto pone un matiz: “No tienen mucha fuerza electoral, pero sí gravitan en la opinión pública. Sería un grave error destruir puentes y regalárselos a la derecha”.

Un punto que los diferencia de fallidas experiencias de descuelgue de la exConcertación (como Mariana Aylwin y Soledad Alvear) es que Amarillos ha logrado articular una orgánica. “Si constituyen una nueva fuerza moderna socialdemócrata, tendrían opción de elegir más diputados que la DC o PPD”, explica Auth, y Walker juega al misterio al ser consultado por un nuevo partido: “Es un tema del que habrá que ocuparse después”.

En privado, laguistas han transmitido: “Nos gustaría volver al redil, el tema es si nos van a abrir la puerta”. “No me habría imaginado una trizadura en un plazo breve, entre amigos (…) Ha sido doloroso. Yo estaba acostumbrado enfrentar a la derecha, no a sentir disparos por la izquierda”, afirma Bitar, agregando que el reencuentro requiere que ambas partes “no extremen posturas”.

3¿El FA toma palco?

El jefe de bancada PS Marcos Ilabaca se acercó al pupitre del diputado RD Jaime Sáez, mientras se debatía el último Estado de Excepción, a reclamarle que este dijera en su intervención que los socialistas querían “militarizar” todo Chile. Pronto, se sumaron al diálogo Soto y Jorge Brito de RD: este argumentó —afirman testigos— que los PS habían rechazado los Estados de Excepción de Piñera solo porque eran oposición, mientras el FA lo había hecho por “convicción”. “Vota en contra ahora”, lo desafiaron molestos, y Brito votó a favor.

El episodio —afirman en el PS— hace sospechar que hay frenteamplistas que mantendrían la visión de “superioridad moral”, aunque reconocen que no es lo que impera en Boric y la dirigencia.

Si en el pasado el FA habría mirado con buenos ojos un hundimiento de la Concertación, en La Moneda ahora son más cautos: estiman que el desgrane de personalidades hacia el Rechazo facilita depurar el proyecto político de Boric hacia los realmente comprometidos, salvo en el caso de la DC, donde la lejanía de sus parlamentarios dificulta obtener los votos. “Si gana el Apruebo se ordenan filas, pues para ese lote por el Rechazo no hay vida en la derecha. Ahora, si gana el Rechazo, será muy difícil la agenda legislativa”, explica un asesor del equipo de Boric.

En el FA, la diputada RD Catalina Pérez es una de las que había apuntado antes a poner término a la Concertación, afirmando que se había perdido una oportunidad cuando se cayó la primaria presidencial con el PS. Hoy, señala: “Ante un momento de inflexión, se configura un nuevo ciclo político donde se supera la alianza histórica. En el reorden de fuerzas es determinante quiénes están por Apruebo o Rechazo. Eso no quiere decir cerrar puertas: las transformaciones se lograrán dialogando con los que piensan distinto”.

4 Presión PS por gabinete

“La bancada más grande no tiene mayor figuración en el comité político”, aseveró la semana pasada a La Segunda el senador Alfonso de Urresti, recogiendo una idea popular en el PS, que ha cruzado la mesa de Paulina Vodanovic: que en esta segunda etapa el partido entre con más fuerza al gabinete (Mario Marcel no es militante PS), al rescate de Boric a través de su experiencia y moderación, recalcando que han sido más leales que el FA-PC en el Congreso. “El PS, por la gobernabilidad que está dándole al Presidente, requiere un nombre en el comité político”, dice Castro, mientras que Soto, aludiendo al rol de Marcel y del subsecretario Manuel Monsalve (Interior), añade: “Un socialista con templanza y experiencia en el comité político puede devolverle la iniciativa al Gobierno”.

Con el PS asumiendo un rol protagónico en el Gobierno, se alejan las opciones de volver a aliarse con la DC al término del período Boric. Y la apuesta tiene otra dificultad: con ministros más o ministros menos, seguirá siendo el núcleo frenteamplistas del Presidente el que zanjará. De hecho, en el PPD —donde suena Carolina Tohá para Interior— sostienen que sus posturas rinden más frutos cuando matizan posiciones con La Moneda, como fue el “Aprobar para reformar” al inicio.

5¿Quién se queda con el poder en la DC?

Aunque hubo una tregua en la guerrilla de facciones —que tuvo como punto cúlmine una querella del presidente Felipe Delpin (Apruebo) contra su antecesor Fuad Chahin (Rechazo), de la que luego Delpin se desistió, quebrándose el vínculo con el resto de su mesa—, post 4 de septiembre la disputa fratricida por el poder continuará, entre los lotes de la vicepresidenta DC y senadora Yasna Provoste (Apruebo) y Rincón (Rechazo).

Si el Rechazo gana el plebiscito, el grupo buscará remover a la mesa una vez que se renueve la Junta Nacional. Si lo logran, con el aval de Rincón y Walker como caras de un triunfo del Rechazo, apuntarían a un partido de centro, lejos del Gobierno, como una bisagra en el Congreso junto al PDG e independientes. “La presidenta PS ya ha sido muy clara en no querer alianzas con la DC”, afirma el vicepresidente DC, Gianni Rivera.

Mientras, si gana el Apruebo y sigue al control el lote de Provoste, la interrogante será si el Tribunal Supremo expulsa a Walker y Rincón: ello facilitaría un nuevo referente de centro. Mientras no se zanje el control interno, será difícil saber hasta dónde se puede contar con la DC. “Si siguen los grupos antagónicos, nadie sabrá con quién negociar”, explica el exsubsecretario DC, Víctor Maldonado.

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Si hay alguien del mundo opositor conoce a la centroizquierda es Claudio Alvarado, exdiputado, exsenador, exjefe de bancada y exministro. A su juicio, las diferencias que se ven hoy en el sector debieran atenuarse post-plebiscito. “La centroizquierda tradicionalmente ha ejercido una acción política en función del diálogo interno y con sus contrapartes. Sería muy irresponsable que ahora se farrearan una segunda oportunidad para lo que viene”, dice.

-Si gana el Rechazo ¿cómo queda la centroizquierda?

-Si gana el Rechazo, la centroizquierda en su conjunto tiene que tener un rol protagónico en la construcción de una nueva Constitución y en lo que viene. Primero, porque tienen trayectoria y experiencia de gobierno. Segundo, tiene posiciones importantes en el Congreso. Tercero, territorialmente tienen autoridades locales que juegan un rol fundamental. Al final de día, tiene la experiencia de lo que significa gobernar. Post plebiscito se requiere prudencia, menor ansiedad y entender, como lo entiende la exConcertación, que las refundaciones no conducen a nada. Y en esa mirada, en la medida que tenga un rol importante, va a ayudar en entenderse con la centroderecha en la construcción de una nueva Constitución.

-¿Como ve a esta centroizquierda de aquí al final del Gobierno?

-Seguir mirando el plebiscito con la lógica de ganadores y perdedores dentro de una misma coalición, no augura nada bueno. El 4 de septiembre se cierra un proceso y se abre una nueva oportunidad que no puede partir con divisiones internas. Ahí veremos si hay madurez política.

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Tras dejar en claro que la centroizquierda transita entre la tendencia coalicional (construcción de mayorías y búsqueda de acuerdos) y una tendencia más fragmentaria (grupos que prefieren ser químicamente puros y no necesariamente mayorías), el director de Estudios Sociales y Políticos de Azerta, Camilo Feres, advierte que ese sector “viene en un proceso de reconfiguración bien largo. Primero con la Concertación en el poder donde había una izquierda extraparlamentaria. Luego, pierde el poder y se reconfigura con la Nueva Mayoría. Y el actual, en que colisionan estas dos grandes tendencias”.

-¿Y cuál predomina?

-El principal esfuerzo desplegado, que no ha sido exitoso del todo, es el del Presidente Boric de nunca dejar de ser una tesis coalicional. Y el Apruebo le está entregando a la centroizquierda la posibilidad de construir una colación más grande que con la que empezó el gobierno. El día 5 de septiembre Boric perfectamente podría convocar al Gobierno, mas allá de si gana o pierde el Apruebo, a todas las fuerzas que estuvieron por el cambio constitucional. Y eso incluye a más gente, desde el punto de vista político-partidario, que la que tiene hoy día.

-Pero el plebiscito dividió aun más a la centroizquierda.

-Lo que me parece más interesante es que el Apruebo/Rechazo puede romper el clivaje más duro que hemos tiendo políticamente, que es el Sí y el No. La carta criticando que se usara el puente en la campaña del Rechazo es la constatación de que son una familia que se está rompiendo y que tiene ciertas cosas en común que algunos llaman a cuidar porque si no, no se van a poder volver a juntar de nuevo. Políticamente puede ser que aquí esté surgiendo una basa que está corrida un poquitito en el eje.

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