Al Gobierno ya no le queda mucho que hacer para impulsar el Apruebo. Tan poco, que analizando las encuestas, el director ejecutivo de Activa Research, Ramón Cavieres y el analista político Max Colodro deslizan muy a la pasada un tan apresurado como improbable cambio de gabinete, para “refrescar el ambiente”. Pero lo dejan ahí.

Y es que de cara al 4 de septiembre, distintos sondeos marcan alrededor de 12 puntos de ventaja para el Rechazo, cuando solo quedan 24 días de propaganda, pues a partir de las 24:00 horas del jueves 1 de septiembre, ya no se puede hacer más.

Este domingo se conocieron dos encuestas: Pulso Ciudadano, de Activa, que en el escenario de “votante probable” da al Rechazo 56% y al Apruebo 54% y Cadem, que en el mismo orden marca 47% y 37% respectivamente, por lo que concluye que “de continuar este resultado, 56% rechazaría el nuevo texto y 44% lo aprobaría”.

Como complicación adicional, si se considera que el Gobierno se ha jugado por el Apruebo, su principal figura, el Presidente Gabriel Boric tiene un bajo nivel de valoración positiva (29,8% en Activa, 35% en Cadem), al igual que el PC —en cuyas filas milita la vocera más visible del Apruebo, Karol Cariola— y el FA, que anota una fuerte baja (ver recuadro).

Sin embargo, en las últimas elecciones las sorpresas electorales se vienen sucediendo: nadie previó que el cambio constitucional sería aprobado por 80%, menos que la derecha no estaría cerca siquiera para llegar al tercio de los constituyentes, a pesar de lo cual poco después se quedó con la mitad del Senado. Lavín perdió a manos de Sichel, Sichel a manos de Kast y Kast a manos de un Boric que llegó segundo en la presidencial y que antes le dio vuelta la primaria a Daniel Jadue.

Así es que sí; el Apruebo todavía tiene chances de dar su propia sorpresa. “Resulta evidente que la gente está tomando su decisión cada vez más cerca de la fecha del plebiscito y el plazo aún permite cambiar la percepción… Es una elección que no tiene que ver con personas, si no con un concepto, tal como pasó con el Brexit en Reino Unido o el plebiscito por los acuerdos de paz en Colombia donde las encuestas daban un resultado, que terminó siendo absolutamente lo opuesto”, resume el analista de la U. Central, Marco Moreno.

No todos están de acuerdo con él. Colodro por ejemplo, apunta que “las encuestas han ido mostrando una tendencia que no es fácil de alterar. Los votos del Apruebo y del Rechazo están muy consolidados; la gente está muy decidida. Los votos que quedan en el margen son realmente bajos”. Contra ello, Cavieres apunta que si bien la gente está marcando su opción, todavía hay mucho voto blando en el Rechazo.

“Si logran ajustar campaña, franja, redes sociales y vocerías en torno a un acuerdo, reducir incertidumbre y sentido común, pueden repuntar. No hay tiempo para más”, redondea el socio de Subjetiva, Sergio España.

En otras palabras, para que el Apruebo dé su propia sorpresa, los analistas apuntan a cuatro aspectos:

Con una valoración positiva de 16 puntos en Cadem, el PC es la “institución” con la evaluación positiva más baja de un listado de 24. Pero su vocera oficial más visible, Karol Cariola, es militante de esa tienda.

En realidad, dice Cavieres, “el principal vocero es el Presidente. Tiene más carisma que cualquier otro vocero de marcada tendencia política. Los voceros con marcada tendencia política restan más que lo que suman, como es el caso del PC. El Presidente maneja mejor la ponderación, aunque se trata de un papel muy complejo, porque el Gobierno tiene que ser prescindente, pero la verdad es que lo vemos jugado en una posición”.

Para Moreno, la importancia de los voceros “es marginal” debido a que no se trata de una elección de personas.

Para España, en cambio, es importante que los voceros no desentonen, porque forman parte de un engranaje compuesto además por la franja, redes sociales, informativos y territorio, que no puede fallar al momento de transmitir tres ideas fuerza: “que el mejor camino para reformar es el apruebo; reducir la incertidumbre, mostrando que el apruebo es el mecanismo que aporta un camino más claro para las reformas sociales, pero también para hacer frente a la coyuntura económica y de seguridad ciudadana y apelar al sentido común, pues las apuestas a grandes cambios en el corto plazo restan votos”.

Para el socio y director de Cadem, Roberto Izikson, aquí está la clave y la buena noticia para el Apruebo. “En terreno, veo mucho más desplegado al Apruebo que al Rechazo y creo que el Gobierno ha entendido que Santiago y Valparaíso son los lugares prioritarios”.

Y mirado desde la vereda contraria, de lo que debe hacer el Rechazo para sujetar sus votos, añade que “debe salir de las redes sociales y ocupar más la calle. La movilización de electores que no han votado en las últimas elecciones es crucial. Frente a la ausencia de debates, que era la principal herramienta de cambio de votos, eso será algo que va a ocupar ese espacio de influencia. Es súper importante la vía pública como espacio de campaña y como instalación de clima de triunfo”.

Para Marco Moreno aquí es donde el Apruebo puede contar con una ventaja relevante. “Ellos cuentan con partidos políticos que tienen experiencia y estructura a nivel de territorio. Y ese factor, si es bien llevado, va a influir en mostrar que hay movilización y actividad”, sostiene.

La mayoría de los analistas coinciden en que no está claro el impacto real de la franja. Pero también son conscientes de que cada punto se debe pelear “a morir” y que con poco tiempo y con pocas herramientas, el Apruebo debe invertir ingenio en superar una franja del Rechazo mejor aspectada.

Cavieres dice que “no sabemos su relevancia, porque las encuestas aún no han medido el efecto, pero la próxima semana tendremos más claridad (Activa sacará una encuesta especial el próximo domingo). Sí sabemos que los debates son más relevantes que las franjas en el caso presidencial. Dicho eso, al menos la franja permite reafirmar el voto y afianzar una imagen de triunfo. Hoy se tiene que comunicar, son las balas que le quedan al Apruebo”.

Para Moreno, la franja debe ser un segundo pilar tras el trabajo en terreno: “Conforme vayan pasando los días la franja va a ir siendo cada vez más importante. Lo emocional va empezar a tomarse ese espacio y vamos a comenzar a ver también en el lado del Rechazo la aparición de algunos rostros de la política, específicamente de la centroizquierda”.

Para el oficialismo, lograr un acuerdo sobre lo que se debe cambiar al texto constitucional si gana el Apruebo le está saliendo más difícil y doloroso que lo anticipado. Cuando el PC parecía abrirse, vino la intervención del ministro Giorgio Jackson, hablando de la ética de su generación respecto de las anteriores, lo que le costó pérdida de conducción y una distracción innecesaria. Los socialistas y el PPD reclamaron airadamente y aprovecharon para levantar sus banderas y los comunistas reaccionaron a través del timonel del partido, Guillermo Teillier y del convencional Marcos Barraza, comunicando que eventuales cambios debieran ser más en el proceso de instalación que en el fondo.

Sin embargo, un acuerdo como ese es lo que podría mover la aguja, dice Cavieres, pues “hay un grupo que debe tener una duda existencial no menor. Un segmento muy alto que votó por un nuevo texto constitucional, pero que hora está por el Rechazo. En ellos tienen que estar puestos los elementos comunicacionales”.

“Es clave que haya una señal para la gente indecisa —apuntala Marco Moreno—, porque creo que es mucho más de lo que dicen las encuestas”. Y añade que para ello “se debe concordar un texto que explicite las cuestiones sobre las cuales habría que comprometerse reformar en caso de que gane el Apruebo”.

Dando luces de qué tan grande es el grupo, Roberto Izikson sostiene que “aquellos que votaron apruebo, que votaron por Boric, pero que hoy rechazan, son 13%. El texto de la convención no les gusta y el acuerdo sería el camino para aprobar. Pero si ese acuerdo no trae modificaciones en materia de plurinacionalidad, cambios al sistema de salud, de justicia y al sistema político, probablemente no va a convencer”.

Es esa línea, Sergio España recalca que “no hay tiempo para mayor pedagogía sobre el texto: lo que implica compromisos claros, concretos y con fechas, ya que el grueso de la votación está en quienes desean reformas al texto propuesto, ya sea vía Apruebo o a través del Rechazo”. Y como una cara de la misma moneda, dice, “hay que centrarse en aquello en que el Rechazo tiene menos espacio, como la voluntad para la reforma por sus tensiones internas”.

Más escéptico, Colodro afirma que “el Gobierno puede seguir apostando a lo poco que le queda, que es el acuerdo que quiere alcanzar antes del 4 de septiembre, aunque no lo veo fácil porque el PC está en una posición muy distinta en cuestiones de fondo”.