“Cualquier proyecto político debe ser rechazado por la conciencia moderna si en él se afirma la necesidad de lo existente o se incuba la imposibilidad de su reforma”.

Aldo Mascareño Centro de Estudios Públicos

Las sociedades modernas son diferenciadas fácticamente y plurales normativamente gracias a la variedad de visiones sobre la vida en sociedad. Los consensos en ellas son crecientemente improbables y, cuando se alcanzan, sus rendimientos son inestables. Cada vez más percibimos, muchas veces con dramatismo, cuán contingente es nuestra sociedad, cuán frágilese incluso intercambiables son sus fundamentos.

Contingencia, sin embargo, no es el simple acontecimiento, tampocouna designación de la frenética actualidad política. Es más bien un principio normativo delgado que indica que lo actualmente existente puede ser cambiado (no es una necesidad) y que la expectativa de cambio puede realizarse (no es imposible). Cualquier proyecto político debe ser rechazado por la conciencia moderna si en él se afirma la necesidad de lo existente o se incuba la imposibilidad de su reforma. Ello limita la pluralidad de opciones en la vida social.

El siglo XX fue prolífico en intentos de cancelación de la contingencia. El totalitarismo, las dictaduras, el populismo, el fundamentalismo, han sido las principales máquinas de imposición de necesidad e imposibilidad. También lo ha sido la persistente discriminación de género, etnia y clase social. El tránsito al siglo XXI renovó el repertorio en forma de terrorismo transnacional, guerras nacionalistas, violencia organizada del narcotráfico y redes que funcionan con una lógica trivial de amigos y enemigos, y que menosprecian al otro hasta la infamia -una forma contemporánea de inquisición virtual.

Frente a esto, la contingencia permite observar cuándo un grupo social impone necesidades a otros y cuándo establece límites de lo posible que hacen imposible proyectos de vida alternativos. La contingencia es un valor distintivo de la sociedad moderna, porque solo ella ha buscado liberarse de las construcciones hegemónicas que han surgido de sus propias entrañas; solo ella ha buscado, en otras palabras, emanciparse de los emancipadores, a los que, no obstante, ha admitido como posibilidad. Por todo esto, hoy parece tan importante como antes defender la contingencia, el pluralismo de opciones y la diversidad de proyectos de vida frente a cualquier pretensión hegemónica. Por lo general, la voluntad hegemónica se incuba en aquellos que tienen todo demasiado claro, y en quienes comprenden demasiado rápido. La invitación de una ética de la contingencia es a superar esas actitudes.

Nuestra democracia de partidos representativos ha abierto una ventana a esto al impulsar la reforma de la Constitución vigente, una oportunidad crucial sitriunfa el Rechazo. Aún no es claro el alcance de la reforma del nuevo texto si gana el Apruebo. También ahí se incuban riesgos para un sistema político robusto y plural, como incluso fuerzas de centroizquierda lo han advertido. Es preciso reducir esta incertidumbre. Sin duda, reformas audaces son fundamentales para recuperar y mantener el valor de lo múltiple en nuestra institucionalidad democrática.

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Helen Kouyoumdjian I. Vicepresidenta ejecutiva Federación de Empresas de Turismo de Chile

Por razones geográficas, culturales y estratégicas, Argentina tiene una relevancia gravitante para el turismo en Chile, a la vez que nuestro país también tiene una incidencia importante para la actividad al otro lado de la cordillera. De hecho, en términos de cifras de turismo receptivo, 32% del tráfico de pasajeros a Chile proviene de Argentina, mientras que 15% de los visitantes internacionales que llegan a Argentina corresponde a chilenos. Ambas naciones están vinculadas a través de una fluida conectividad aérea y terrestre que facilita la integración turística esencial para el desarrollo del rubro en los dos países.

En este contexto bilateral se realizó a comienzos de julio el encuentro“Diálogos del Cono Sur”, organizado por ProChile en Argentina, la Embajada de Chiley las cámaras Chileno-Argentina y Argentino-Chilena, instancia en la que se abordó el turismo entre ambas naciones. En la reunión se trataron temas de integración y facilitación turística entre Chile y Argentina; también se conversó sobre los problemas en las fronteras, alternativas de promoción de destino frente a terceros mercados y turismo receptivo, aspectos en los que hay coincidencia de la necesidad de simplificar los trámites para impulsar un aumento del flujo de turistas entre los dos países y en relación con terceros mercados (Europa, Estados Unidos, Asia). La integración debe perfilarse entendiendo a Chile y Argentina como un solo destino en la región; ambos países constituyen un circuito integrado muy valorado por los turistas, especialmente los de larga distancia.

La sinergia posibilitaría una serie de ventajas que harían más atractivo para el turismo internacional visitar la región, ya que se ampliaría y potenciaría la oferta turística de que disponen Chile y Argentina, facilitaría tener un mayor impacto y alcance en la promoción internacional, y se fortalecería la posición frente a mercados de competencia directa en el continente. El turismo requiere con urgencia ponerse de pie tras dos años y medio de crisis derivada de la pandemia y recuperar así competitividad. Las crisis también ofrecen ventanas de oportunidad donde el beneficio puede ser mutuo y de largo plazo.

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“Si bien es deseable que la Constitución no zanje todas las discusiones, el proyecto deja cuestiones sustantivas sin resolver”.

Cristián Stewart Director ejecutivo IdeaPaís

Hay quienes sostienen que solo el Rechazo genera incertidumbre. Así, se dice que si la propuesta de la Convención es rechazada, habría que materializar la tercera vía (o plan B), que hoy solo es un proyecto. Además, se señala que la propuesta de Constitución, más allá del contenido, entrega certezas, pues se trata de algo conocido, no eventual. Sin embargo, desde otro punto de vista, el Rechazo ofrece más certezas que el Apruebo.

¿Qué pasaría si la nueva Constitución es rechazada? El derrotero es claro: sigue vigente la actual Constitución y el poder constituyente vuelve al Congreso, que -de acuerdo con el amplio consenso al respecto- deberá definir cómo continuar el proceso constituyente. Un triunfo del Apruebo, en cambio, acarrea implementar una Carta Fundamental con deficiencias y vacíos muy profundos que parecen difíciles de salvar con leyes posteriores.

En educación no se señala qué ocurrirá con el financiamiento público que recibirán -si es que lo reciben- los colegios subvencionados y las universidades privadas del Consejo de Rectores. Dado que la educación estatal se establece como eje estratégico del sistema nacional de educación, ¿podrán esos establecimientos privados recibir recursos públicos? Queda la duda.

Algo similar ocurre en salud. El artículo 44 señala que los prestadores privados podrán integrar el sistema nacional de salud, pero no se dice de qué forma ni en qué términos. En la misma línea, existe un silencio absoluto sobre la cooperación público-privada, tan relevante en la pandemia, ni sobre la posibilidad de comprar bonos para atenciones particulares. Nada de eso queda claro.

En cuanto a recursos naturales, no se garantiza el derecho de propiedad sobre las concesiones mineras ya constituidas. Así, el dominio de las concesiones queda bajo un gran manto de dudas, puesto que las disposiciones transitorias tampoco abordan el tema. ¿Seguirán siendo propietarios de sus concesiones los actuales concesionarios o hay una expropiación solapada?Algo similar ocurre con los derechos de aprovechamiento de aguas, que se convierten de inmediato en meros permisos, revocables y sujetos a plazo. ¿Se indemnizará a las personas o empresas a las que se les quitensus derechos? La propuesta no dice nada.

Es cierto que a una Constitución, por su naturaleza, no le corresponde establecer detalles y pormenores de la política pública o del ejercicio de los derechos fundamentales. Sin embargo, se espera que fije, al menos, un marco jurídico y normativo que ofrezca certezas, una cancha donde jugar el partido. Si bien es deseable que la Constitución no zanje todas las discusiones, el proyecto deja cuestiones sustantivas sin resolver que pueden repercutir de manera negativa en el ejercicio de los derechos y libertades.

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