La página web de la Federación de Trabajadores del Cobre dice que su presidente es Patricio Elgueta. Pero desde el 25 de abril pasado el líder de la FTC es Amador Pantoja, públicamente reconocido esta semana por el llamado a todas las divisiones de Codelco a parar en contra del cierre de la fundición Ventanas. Un paro que duró 33 horas pues el Gobierno actuó rápidamente.

Pantoja (64) resultó electo en una sesión extraordinaria del Consejo Directivo Nacional “con pleno mandato del Congreso Extraordinario” realizado en diciembre del 2019, donde se eligió a Elgueta, y con vigencia hasta el 2023.

“Fue un golpe blanco” a Elgueta, coinciden tres fuentes conocedoras de la FTC: un exasesor, un dirigente y un exejecutivo de Codelco. “Fue un golpe de estado institucional”, refrenda Jorge Olguín, antecesor de Amador Pantoja en la presidencia del Sindicato Unificado Sewell y Mina, y que dejó Codelco en 2021.

“La FTC es un gremio muy inestable. Después de Raimundo Espinoza, ningún presidente ha cumplido su periodo de cuatro años”, reclaman al unísono cuatro fuentes consultadas que han sido parte de la FTC.

El cambio de abril es el quinto que ocurre en seis años en el liderazgo de la organización que agrupa a 22 sindicatos de Codelco (9 del Distrito Norte, dos de la división Salvador, dos de Andina, dos de Ventanas, uno de Santiago y seis de El Teniente), más dos de Electroandina (central térmica Tocopilla) y tres de Anglo American Sur.

Solo las unidades operativas de Codelco eso sí eligen al máximo órgano colegiado de gobierno de la FTC: el Consejo Directivo Nacional, que está formado por 15 miembros. Según estatutos, son seis representantes de la zonal Chuquicamata, cinco de El Teniente, dos de Salvador y dos de Andina.

Pantoja resultó electo presidente con ocho de los 15 votos del Consejo Directivo, otros siete apoyaron a Elgueta. En la elección anterior fue justo al revés.

“Puede ser elegido presidente, pero por desgracia estás en una ecuación 8 a 7, y es muy fácil que un 8 a 7 se dé vuelta”, cuenta Julio Jalil, presidente del sindicato 7 de El Teniente, el mayor de su división.

Hacia atrás, las definiciones también fueron por un voto. Como cuando Raimundo Espinoza, presidente de la FTC por 25 años, fue destronado el 27 de marzo de 2018 y elegido Héctor Roco, proveniente de Chuquicamata, debido a “una crisis de gobernabilidad y conducción que era imperioso enfrentar”, como dijo la declaración oficial ese día. Roco duró 23 días en el cargo. Lo sucedió Juan Olguín (ver recuadro) tras un Congreso Nacional Ordinario en La Serena.

El propio Olguín reconoce que fue elegido por ser de los más jóvenes y porque lo apoyó Espinoza: “Creían que Raimundo me iba a manejar como quisiera”, recuerda. Es que pese a que Espinoza no era presidente, seguía ejerciendo liderazgo. Pero Olguín no era “raimundista”, sino que se declaraba “emergente”.

Raimundista, emergente o CTU

Hoy la FTC no se guía por parámetros partidarios, como ocurrió hasta hace una década, sino que más por temáticas o personalismos.

Y aún pesa la figura de Raimundo Espinoza, quien era militante socialista, a quien muchos echan de menos. “Se requiere un liderazgo como el de Raimundo”, dice Jorge Olguín. ¿Por qué? Porque pese a que también era elegido en votaciones estrechas, tenía un voto duro y leal, lo que le permitió sostener el mando por 24 años. Además, “era un dirigente intelectualmente preparado; hoy lamentablemente no tenemos gente tan preparada al mando”, agrega el exdirigente de El Teniente.

De hecho, aún existen los “raimundistas”: corazón de centroizquierda, sin militancia, pero con lealtad al histórico líder. Según algunos actuales y exdirigentes, en el Consejo Directivo de hoy, estos serían Cecilia González (Chuqui), Marcelo Pérez (El Teniente) y Fernando Latorre (Andina).

Otro grupo en la dirigencia es el llamado “emergente”, que integran los más jóvenes como el expresidente Juan Olguín o los actuales consejeros Daniel Díaz (de Chuqui) y Aldo Binimelliz (Andina), preocupados de temas nuevos, como ambientales y tecnológicos.

El hoy presidente Pantoja se ubica entre los raimundistas y los emergentes. Políticamente, a Pantoja, quien es analista de concentrados en El Teniente, tres fuentes lo ubican entre el PS y el PPD, aunque un excolega dice que tuvo cercanía con la antes diputada y hoy senadora por la Región de O´Higgins Alejandra Sepúlveda.

“Amador juega de acuerdo a sus conveniencias personales”, acusa su antecesor en el Sindicato Unificado, Jorge Olguín. “Fue militante del PC, de la facción más dura, luego renunció y se sumó a un tal movimiento democrático; hoy no está en nada”, agrega.

Y el tercer grupo, el más numeroso hoy, es el llamado Comando de Trabajadores Unidos (CTU), que se ubica a la izquierda del Partido Comunista, y es considerado el más radical y duro, principal impulsor de los llamados a movilizaciones. Su origen es Chuquicamata. De ahí que el vicepresidente Alberto Muñoz, el secretario general Héctor Milla –quien esta semana en Ventanas insultó al Presidente Boric llamándolo “poco hombre”– y el consejero Mario Lobos provengan de esa división. A ellos se suman el tesorero Pablo Zamora, de Salvador, y la consejera Karina González, de El Teniente.

A Marcelo Robles (Salvador) y Jorge Bustamante (Teniente) se les considera “autónomos”. Lo mismo que al presidente anterior, Elgueta, a quien sólo se le reconocía ser “antiraimundista”, pese a que ambos provenían de Salvador.

Con estas facciones, el precario equilibrio que ha sostenido a las últimas directivas puede romperse en cualquier momento. La inestabilidad, reconoce el propio Pantoja, “no ha sido menor y de largo aliento. Pero hay cosas que ayudan y hoy nos sentimos contentos de lo que hicimos con el paro, porque fuimos capaces de mostrar unidad, hoy estamos los 15 consejeros unidos. Esperamos que esto dé un vuelco a la conducción y a la mirada no solo de los 15 consejeros, sino de los 122 dirigentes, para cerrar bien nuestro periodo como corresponde a fines del 2023”.

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Cuando llegué a la FTC en 2011, a hablar sobre agua, glaciares, me sentí como poroto en paila marina”

Juan Olguín fue presidente de la FTC por un año y 11 meses entre 2018 y 2019. Fue obligado a renunciar tras el estallido social de octubre, cuando convocó a un paro de apoyo a las demandas ciudadanas, que solo duró 24 horas porque la empresa amenazó con despidos. Hoy está fuera de Codelco después de trabajar allí 26 años. “Me hicieron pisar el palito para hacer un paro nacional de todas las divisiones, que apoyaron Ventanas, Andinas, Salvador, un poco Chuqui y algo El Teniente. Duró 24 horas. Me senté con el Gobierno y bajé el paro porque si no, echaban a 200 o 300 viejos. Recibí tantas presiones por haber bajado el paro que presenté mi renuncia”.

La FTC muestra bastante inestabilidad: cinco presidentes en seis años. ¿Por qué nadie puede reemplazar a Raimundo Espinoza, quien estuvo 25 años al mando?

–Raimundo coincidía con el ciclo político, que obedecía a un modelo sindical tradicional. Antes la elección era por partidos (la DC, el PS, el PC). Cuando allá por el 2010, llegamos nosotros –yo no soy de partido–, empezaron a salir dirigentes que no obedecían a cánones de partido. Y ahí empezaron los choques etarios.

¿Entonces qué pasó? Porque varios líderes jóvenes de hoy siguen con discursos antiguos, más de lucha ideológica que de diálogo técnico.

–Hay de todo, hay gente más abierta al diálogo y al cambio, y otra más complicada. Por ejemplo, Amador demostró en el paro que es una persona que puede dialogar y llegar a acuerdos.

¿A qué le temen los dirigentes de los trabajadores del cobre?

–Le temen a la transformación, a salir de su zona de confort, a que los saquen de su estado histórico contestatario. Y evaden la responsabilidad de los cambios, no tienen pantalones para eso. Hay un problema estructural del mundo sindical.

¿Cuáles son esas transformaciones a las que les temen?

–Cuando llegué a la FTC en 2011, llegué con mi computador, con presentaciones PowerPoint sobre los problemas de agua, el impacto en glaciares de nuestras operaciones, como dirigente verde. Me sentí como poroto en paila marina, completamente desubicado. Lo relevante era el tema sindical tradicional y lo socioambiental no. Y yo estaba tratando de cuidar la pega de los viejos.

Cuando llegó a la presidencia, en 2018, ¿aún no se entendía esto?

–En 2018, yo venía del Congreso de La Serena a Santiago, porque había una nueva crisis; todos estaban mirando para el lado, y de repente me miran a mí y me dicen que quieren que yo sea el nuevo presidente, para dar paso a una nueva generación. Me eligen y comienzo a trabajar: empiezo a meter los temas socioambientales y tecnológicos (uso videoconferencia, desarrollé una app para conectarme con los viejos, mejoro la página web), pero me dicen que para qué estoy despilfarrando recursos. Luego, metimos una auditoría para revisar las platas. Recuerde que un año después aparece el escándalo de los seguros en Chuquicamata, que salpica a la FTC también, porque hubo varios cheques personales que llegaron a la federación y después iban a Chuqui.

¿La idea era transparentar?

–Pensé que había que hacer un cambio radical. Hicimos un convenio con Chile Transparente para que cada dirigente hiciera una declaración de patrimonio y explicitara sus conflictos de interés. Se me vinieron todos encima, casi me mataron. El propio Raimundo (Espinoza) me acusó de querer refundar todo. Esta idea ya se había conversado en el Congreso Nacional de la FTC de ese año 2019, pero ahora no querían hacerlo. Estuve a punto de sacarlo, lo tenía conversado con Octavio Araneda (presidente ejecutivo), pero vino el estallido y tuve que salir.

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Uno de las últimas historias que dan cuenta de la inestabilidad de la FTC es la postergada elección del representante de los trabajadores en el directorio de Codelco, tras la salida de Raimundo Espinoza, quien en 2018 dejó de ser presidente de la federación y en 2019 salió del directorio. Para ello se debía presentar una quina de nombres al expresidente Piñera.

El escándalo de los sobrepagos por seguros en La Chilena Consolidada, que reventó en 2020 y envolvió a dirigentes sindicales de Chuquicamata, cerró las puertas de un eventual nombramiento, más aún cuando el expresidente de la FTC Patricio Elgueta presentó una quina con dirigentes salpicados por las irregularidades, quienes lo habían apoyado para su elección.

Tras el triunfo presidencial de Boric, la FTC define otro mecanismo. Cada una de las cuatro zonales debía presentar a un candidato y el quinto sería elegido por el Consejo Directivo: había cinco interesados iniciales y quedaron dos, el propio Elgueta y el consejero Lobos (envuelto en el escándalo de los seguros). La mayoría de los dirigentes de El Teniente apoya a Lobos con el acuerdo de que la directiva debe reestructurarse y que la presidencia de la FTC debe ser para esa división del sur. Así, eligen presidente a Pantoja con solo un voto de diferencia (cambia toda la directiva salvo el secretario general Héctor Milla). Elgueta pierde pues Chuqui le quita el apoyo, y aunque Lobos es el quinto candidato al directorio, también pierde, porque Boric elige a Nelson Cáceres, el postulante de Andina.

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