Hace 30 años que Juan Grimm (69) vive frente al Club de Golf Los Leones. En el piso 17. “Tengo vista a la cordillera con todo este parque para mí. Por esta prolongada escasez de lluvias hace una década sufrimos una gran sequía que afecta la zona central. Con esta sequía la gente sigue invirtiendo en paisajismo, pero de otra forma. Hace poco me llamaron para hacer un proyecto en Valdivia, cerca del río Cruces. Quieren que haga lagunas sustentables; que sean parte de la ecología y que se mantengan solas”, comenta.

Paisajista y arquitecto de la UC, con destacados proyectos públicos y privados en América Latina y más de mil hectáreas de jardines en su bitácora, dice: “Con esta crisis hídrica me moriría si el club de golf se transforma. Pero se me ocurre que sus jardines podrían tener un diseño con arena; igual sería lindo. Total, en invierno el pasto se quema y se pone amarillo. Es un problema de cultura, de aprender a mirar distinto”, opina.

Esta mañana otoñal, Grimm, quien cuenta con 40 años de trayectoria, ofrece café en su oficina de arquitectos ubicada en el primer piso de un edificio en Las Condes (que él diseñó hace más de 30 años). “Aquí, a la entrada hay Peumos, Quillayes y árboles grandotes. Los vecinos me han dicho más de alguna vez: ‘por qué no hacemos una piscina y sacamos todos estos matorrales'. Pero si pones arbustos grandes, estos pueden estar sin agua diez días y conservan su humedad. En cambio, el pasto no guarda nada", explica.

El paisajista, quien hace un par de meses comenzó un proyecto privado en La Dehesa, un parque cerca de San Felipe y otro Parque Nacional privado en Bariloche, comenta: “Para qué te cuento lo que pasa en el edificio donde vivo. El otro día entraron a robar, una vecina me llamó y me dijo: ‘Juan Grimm vas a tener que pagarme todo lo que me robaron, porque los ladrones se escondieron en los arbustos que plantaste; hay que sacarlos'. Tuve que podarlos y poner luces y más luces”, dice.

"En los años ochenta había agua a destajo"

Al hablar del paisajismo nacional y de la sequía, Grimm se remonta al año 1900. “Guillermo Renner fue un paisajista francés que, entre 1873 y 1920, diseñó numerosos parques en Chile, como el Parque Cousiño, hoy Parque O'Higgins, y los jardines de las viñas Concha y Toro, Santa Rita y Cousiño Macul; fue considerado el padre del paisajismo en Chile”, dice.

“En esa época había harta agua. Esos años todas las plantas exóticas venían en barco de Europa y se aclimataban muy bien, porque teníamos las cuatro estaciones bien marcadas. Después, en la década del 20, llegó el paisajista austriaco Oscar Prager, quien ha sido mi referente. Él realizó gran parte de su obra aquí; se enamoró de la vegetación chilena y empezó a hacer parques con Peumos, Quillayes y Maitenes. En el año 30 diseñó el Parque Providencia (desde Plaza Italia hasta las Torres Tajamar). En esa década teníamos un régimen de lluvias normales. Incluso en 1930, la zona central sufrió fuertes lluvias y vientos. Hubo un temporal que causó grandes daños y muertos”, relata.

En los ochenta, cuando usted comenzó en el paisajismo, no se hablaba de crisis hídrica. Incluso, en junio de 1982 hubo un temporal con fuertes precipitaciones en Coquimbo, Valparaíso y la región Metropolitana. Hoy la realidad es distinta y para este invierno la Dirección Meteorológica declaró que las lluvias estarán nuevamente bajo los rangos normales.

–Sí, recuerdo que en los años ochenta había agua a destajo. Mi primer jardín lo hice a los treinta años, en 1982. Fue una jardinera de unos edificios en Luis Carrera, Vitacura. Miraban al Club de Polo, a unos árboles preciosos. Puse plantas en tonos verdes y grises, de texturas finas para que este conjunto de plantas en primer plano dialogara con los árboles a la distancia. Ahora cuando veo los cerros de Melipilla me da mucha pena. En ese lugar hice un parque maravilloso. Pero todas sus laderas sur, que tienen montones de Peumos y Quillayes, unos árboles grandes, que no necesitan mucha agua, se están muriendo.

Como paisajista, ¿en algún momento advirtió que podíamos llegar a estos niveles de sequía?

–Sí, hace unos 20 años. Recuerdo que en esa época se plantaron unos Tuliperos en Apoquindo. Ahora esos árboles también se están muriendo. Yo, en esa época dije que pensaba que el Plátano Oriental debía ser el árbol de Santiago, porque requiere menos agua y soporta bastante la sequía. En cuanto a la alergia, ese es un problema cultural, porque dura solo quince días y se puede paliar.

En la zona oriente capitalina predomina el Liquidámbar; un árbol muy exigente en humedad que precisa riegos frecuentes.

–Es el árbol de moda. Son rojos y bonitos, se ven como una llamarada roja, pero requieren mucha agua. Además, son columnares y no producen mucha sombra. A mi juicio el otro árbol que debería dominar nuestra ciudad es el Pimiento. Alcanza una altura de hasta 25 metros, necesita muy poca agua, crece rapidísimo y tiene una copa gigante. Además, por su económica distribución, se utiliza con frecuencia como árbol urbano y en bordes de carreteras. Destaca por su resistencia a la contaminación y tiene una escasa demanda de riego.

Se toma unos segundos y añade:

–Acá nos estamos llenando de árboles que requieren exceso de agua. Y además todos tienen bandejones de pasto. Se riegan demasiado y el agua corre por las cunetas. En estos bandejones es necesario poner cubre suelos de bajo requerimiento hídrico o gradas. Hay que inventar una estética distinta. Ya no podemos tener estos prados importados de parques ingleses.

Matías Honour, director de Proyectos de Fundación Mi Parque, dice que para muchos en Chile ese estilo europeo todavía sigue siendo un paradigma oficial.

–Totalmente, pero un metro cuadrado de pasto requiere un mínimo de cuatro litros de agua al día. Y mantenerlo también es todo un cuento. Hay que cortarlo cada quince días en verano o se muere. Por eso es recomendable plantar árboles y arbustos, que gastan entre tres y cuatro veces menos agua que el pasto.

El hidrólogo chileno Pablo García-Chevesich declaró tajantemente en julio pasado, en Emol: “Nadie debería tener pasto, es una falta de ética monstruosa en un país que se está quedando sin agua".

–Estoy absolutamente de acuerdo. Además, los parques y plazas se pueden regar con aguas grises. ¡En Chile es impresionante que todavía rieguen con agua potable!

Y prosigue:

–Ahora estoy haciendo un jardín de tres hectáreas en una casa de La Dehesa con bosques nativos y solo le dejé un pedacito de pasto para un par de tumbonas. Es ridículo tener un jardín en Chile al estilo de una cancha de golf. A todos los chilenos les gusta el pasto verde, al estilo de lo que ven en Inglaterra, porque la identidad de este país nunca ha sido muy fuerte… Me dan ganas de hablar con Boric sobre la crisis hídrica y el paisajismo.

¿Qué le diría al presidente? Científicos critican que la clase política chilena no ha estado a la altura de la mega sequía que afronta el país.

–Que hay que ponerse las pilas rápido, pero con gente que sepa profundamente de paisajismo. En las municipalidades debemos tener grupos interdisciplinarios de ecologistas, ingenieros agrónomos y paisajistas. Profesionales de calidad como en Europa. ¡Si en este país los árboles los poda Chilectra! A ellos les importa solo que pase el cable. Vieras cómo podan en Londres. Te quedas con la boca abierta. Son escultores estos gallos.

“Veo cambios que me ponen contento”

En Australia, en 1996 se vivió la peor sequía de su historia y las reservas en los embalses cayeron un 30%; se tuvieron que aplicar restricciones de emergencia. Usted ha realizado muchas conferencias en este país. ¿Qué recoje de lo que han hecho allá?

–Australia es una de las mejores naciones a seguir como ejemplo en casos de crisis hídrica. Cuando los paisajistas australianos han venido a Chile a ver mi obra, yo los paseo por distintos jardines chilenos. Hace un par de años llegamos a uno de La Dehesa y nos encontramos con la media sorpresa cuando la dueña de casa tenía empapadito el pasto de su jardín para que se viera más bonito. En ese minuto, uno de los expertos asombrado me dijo: “Juan, qué horror”. Imagínate que ellos, pasando por una sequía tremenda, fueron determinantes: no se podía tener piscina, estaba prohibido el lavado de autos y se regulaba el riego de jardines.

Ante esta sequía, parques urbanos de 16 comunas de Santiago verán cambios y reemplazarán su vegetación por especies que requieren poco riego. Con esto, se podría reducir el gasto de al menos 300.000 litros de agua por cada ciclo de riego. ¿Qué le parece?

–Los parques debieran ser espacios sustentables que optimicen el uso de agua. En este camino hay que mirar la experiencia internacional y aprender de países como Israel, que han hecho un uso muy eficiente del agua a través de su reutilización. En Chile el problema es la improvisación y la poca profesionalización del paisajismo. Por ejemplo, el Parque Forestal lo mantienen los jardineros de la municipalidad y plantan los árboles donde quieren. Debería ser una de las joyas de Santiago, pero su cuidado es horroroso.

–¿Y qué haría en el caso del Parque Forestal?

–Debiera tener, como fue hace algunas décadas, una doble corrida de Plátanos Orientales que al pasar creaban una verdadera catedral. Eso ya no existe, porque estos árboles sufrieron un tipo de hongo debido al exceso de agua que mojó los prados bajo sus copas. Durante muchos años la poda de los árboles en este parque ha sido muy mala y han desaparecido muchos arbustos que no se han reemplazado por los originales. Además, por el mal cuidado, se han perdido una cantidad de especies nobles como Castaños, Encinos y Robles.

Y añade:

–En todo caso, sí veo cambios que me ponen contento, como los que dices de estas 16 comunas que reemplazarán su vegetación… un ejemplo es lo que se hizo en el bandejón central de Pocuro, en Providencia. Ahí reemplazaron casi 6.000 metros cuadrados de pasto por cubre suelos, herbáceas y arbustos; son especies que requieren de poco riego. En Renca, Colina y La Pintana también están haciendo lo mismo.

Si se optara por especies que requieren poca agua podríamos plantar grandes cantidades de árboles.

–Totalmente, y todo se vería muy verde. Lo importante es plantar árboles, no pasto. El árbol es el que produce volumen y entrega oxígeno. Las especies nativas de la zona central que mejor están resistiendo la escasez hídrica son el Espino, Algarrobo, Huingán, Quillay, Maitén y Pimiento. Estas pueden subsistir con lluvias anuales inferiores a 400 milímetros.

–¿Pensando en el futuro, cómo entonces debiésemos imaginar un Parque Araucano, por ejemplo?

–En unas décadas me lo imagino con sus prados de pasto reemplazados por arbustos y cubresuelos de bajo requerimiento hídrico. Asimismo, que los árboles que vayan muriendo, como los Tuliperos, Liquidámbares, Castaños y Encinos sean reemplazados por las especies arbóreas de la zona central y del norte de Chile. El paisaje de nuestra identidad.

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