De gris a oscuro ha evolucionado la situación judicial del grupo Ambienta, del empresario Claudio Cordero, luego de que el mes pasado pidiera su liquidación forzosa tras acumular deudas por más de $15 mil millones. Ahora, Inversiones Rek Group y la familia Kramarenko se querellaron por estafa y administración desleal contra Cordero, por el desvío de fondos desde una inmobiliaria conjunta.

Ambienta tenía entre sus proyectos un polémico condominio de parcelas en Panguipulli donde también eran socios el animador Rafael Araneda y el economista Paul Fontaine, además de obras en Miami y Santiago.

La familia Kramarenko acusa a Cordero de desviar para sus otras empresas y su uso personal fondos de Inmobiliaria Ambienta San Pablo, firma en la que se habían asociado para un proyecto inmobiliario. Acusan que Cordero desvió un préstamo por 36 mil UF ($1.152 millones) y se apropió de otros 16 mil UF ($512 millones), que correspondían a los flujos comprometidos por los Kramarenko para levantar el edificio acordado.

La querella explica que Cordero habría desviado fondos a Inmobiliaria Ambienta Vicuña Mackenna, donde, según los acusadores, existirían antecedentes de que faltarían fondos aportados por otros inversionistas.

De hecho, los Kramarenko se quejaron de que Cordero ha utilizado a algunos medios para exhibir un supuesto ánimo de colaboración y destacar el hecho de haberse autodenunciado ante el Ministerio Público, estableciendo “una pantalla para ocultar sus verdaderas intenciones de eludir sus responsabilidades, sin conocerse hasta ahora su paradero”.

En paralelo a esta querella, en el 17° Juzgado Civil se tramita una demanda donde Aseguradora Porvenir (Aspor) exige el pago de un pagaré en mora por $2.534 millones de Inmobiliaria Ambienta Vicuña Mackenna, donde Cordero figura como aval.

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Buenas noticias para Cencosud. A la adquisición de la cadena de supermercados de Sao Paulo, Brasil, Giga Atacado en una operación equivalente a US$99,4 millones, hoy su brazo de malls informó que en el primer tercio del año logró un incremento de 51,5% en ingresos y de 54,2% en Ebitda ajustado comparado con 2021.

“Continuamos viendo una vigorosa recuperación en las visitas a nuestros centros comerciales y cifras de venta consistentemente por sobre los niveles pre pandemia”, celebró el CEO de Cencosud Shopping, Rodrigo Larraín.

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Según el filósofo alemán Friedrich Nietzsche, una palabra es “la imagen sonora de un estímulo nervioso”, lo que implica un consenso de significado para comunicarnos.

A veces las palabras se sobreexplotan y olvidamos el verdadero contenido tras ellas. “40 horas” es hoy “la palabra” que define el tiempo libre. Pero no nos planteamos si existen otras opciones como, por ejemplo, aplicar el teletrabajo algunos días a la semana para conciliarlo con la familia o hacer trámites.

¿Cómo lograrlo? Generando bienes variados y de mejor calidad, bajando los precios (sin intervención estatal ni subsidios) o mejorando los sueldos (sin provocar presiones inflacionarias).

Volviendo a Nietzsche, todos estos conceptos están incorporados en una palabra que per se es virtuosa y permitiría alcanzar estas metas: productividad.

Evidente, pero lejana.

Entre 1995 y 2005, la productividad creció a un promedio anual del 1%. Entre 2005 y 2015 no creció, y desde ahí ha caído. Hoy, para elevar la productividad debemos incorporar la palabra “sustentable”: cumplir con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas impacta en la mejora de pensiones, renta mínima, educación y salud pública.

La productividad sustentable implica una larga y disciplinada inversión que carece del “estrellato” del beneficio a corto plazo, por lo que las empresas muchas veces ven con desánimo ampliar el proceso de generar utilidades, versus recibirlas y distribuir bonos de rendimiento una vez al año.

Todos quienes tenemos algún grado de influencia deberíamos poner este tema como eje principal: instalar la productividad sustentable como una expresión virtuosa que simbolice lo positivo. Para ello, debemos aplazar nuestros logros de corto por plazo por un Chile que avance a lo largo del tiempo.

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Carlos Albornoz (en la foto), primo del futbolista Arturo Vidal, contra quien éste se querelló por administración desleal de sus negocios, salió a defenderse esta mañana en CHV: “Nunca fui empleado de Arturo, nunca me pagó un sueldo, porque éramos socios. Con él tenemos un gimnasio que anda muy bien, y el club en Chicureo que camina bien”. Agregó que el club fue adquirido a través de una sociedad conjunta con “un crédito hipotecario, con una garantía por $4.000 millones sobre el terreno. No es que Arturo haya ingresado esa cantidad de dinero al país, son negocios apalancados. Arturo no puso plata, es un negocio que opera en el largo plazo y que –una vez pagado el préstamo- se transformará en excelente inversión”. Aseguró que “yo nunca he tenido poderes para representar y firmar por Arturo, esos poderes los tienen dos personas de su familia”.

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Saam, del grupo Luksic, a través de su división de remolcadores acordó con la brasileña Starnav la compra de 17 remolcadores en operación en Brasil y otros cuatro en construcción. La operación fue valorizada en US$150 millones por el material actualmente activo, más US$48 millones por las naves en construcción.

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