Luego de tres años de cambios societarios y reestructuraciones, Cecilia Karlezi, controladora de Clínica Las Condes y de Falabella (en pacto de accionistas), trasladó el equivalente a US$300 millones de su patrimonio a la isla Jersey, en una operación que concretó el 1 de abril pasado.

Bailía de Jersey, una isla que está acompañada de archipiélagos deshabitados y que es considerada por la Unión Europea como un paraíso fiscal, es una pequeña jurisdicción dependiente de la Corona Británica pero que no forma parte del Reino Unido en el canal de la Mancha, a 22 kilómetros de Normandía (noroeste de Francia).

La operación consistió en fusionar su sociedad Inversiones Cechi Dos con Cesa Limited, una sociedad que formó en febrero pasado y que se inscribió en el registro del Jersey Financial Services Commission (regulador financiero de las islas) y que también protocolizó en el Registro de Comercio de Santiago y el Diario Oficial chileno.

De esta forma, Karlezi dividió en dos su grupo, con lo que gran parte de él estará en Jersey, considerada una estación de tránsito de los capitales para instalarse en países de Europa como Inglaterra, Luxemburgo u Holanda. El resto de su holding permanecerá en Chile a través de Inmobiliaria Cechi, una sociedad donde Karlezi participa junto a su hijo Sebastián Arispe y que pasará a administrar capitales por unos US$130 millones, y que comprenden sus activos agrícolas y ganaderos, y otros negocios comerciales e inmobiliarios.

Karlezi, que posee el 12,73% de Falabella, es la mayor accionista de Cruzados (21%), participa en Moller & Pérez-Cotapos (15,4%), Enaex (12,6%), Club Hípico (12%), Hipódromo Chile (8%) y controla la Clínica Las Condes y el concesionario de vehículos Honda Autokas.

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Swell Capital defraudada en $7.000 millones por su socio, Octavio Gamboa, en 2021 se querelló contra tres exclientes por apropiación indebida.

La denuncia, acogida a trámite por el 4° Juzgado de Garantía, acusa —además de Gamboa— a Daniel Garrido Péndola, Enrique Morandé Covarrubias y a Mauricio Silva Moore de ejecutar contratos forward sin garantías, apropiación de dinero y asignación arbitraria de beneficios de contratos forward.

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Hemos contratado varias personas cuyo primer trabajo fue en pandemia. La empresa definió seguir 100% virtual. Como nunca habían trabajado en una empresa, ha costado el sentido de pertenencia. Alguna sugerencia.

A la mayor parte de las generaciones que crecieron bajo el modelo presencial, el trabajo remoto tiene inherente la sensación de pérdida de contacto físico y, por tanto, de los espacios que provocan confianza y cercanía.

Para quienes han sido contratados por primera vez y cuya única experiencia de empresa ha sido virtual, la referencia emocional es distinta. Hay un valor enorme en el trabajo virtual pero con el teletrabajo también se pierden otros puntos de referencia que ayudan a la identidad corporativa (desde espacios físicos, logos, valores y modos de convivir) y esto repercute en el balance interno de la relación entre la empresa y el trabajador. En el contrato psicológico, como lo llama Edgar Schein, o las expectativas no escritas que operan en los miembros de una organización (qué espero yo de la empresa y lo que se espera de mi), es inevitable que al no haber tenido la “experiencia” de convivir en el ambiente físico de una empresa, el sentido de organización se reduce al equipo directo. Y el ser parte de una empresa en este contexto, es más un concepto que una vivencia.

Muchas organizaciones que han optado por mantenerse en modo virtuales están tratando de crear espacios compartidos.

Recién tenemos dos años de recorrido en esta lógica virtual, seguiremos aprendiendo cómo integrarlo. Pero, en cualquier caso, seguirá siendo necesario cuidar espacios intencionales para fomentar experiencias de conexión que fortalezcan sentirse parte de la organización y el sentido de identidad, orgullo y aporte desde el trabajo propio a algo más grande.

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La estadounidense Spirit Airlines anunció hoy que rechazó la oferta pública de compra de su rival JetBlue, que buscaba adquirirla por US$3.600 millones, y señaló que seguirá adelante con sus planes de fusión con Frontier, controlada por el fondo Indigo Partners, dueño en Chile de JetSmart.

“Spirit sigue creyendo en la lógica estratégica de la fusión propuesta con Frontier y confía en que esta representa la mejor oportunidad para maximizar el valor para los accionistas en el largo plazo”, dijo el presidente de Spirit, Mac Gardner, en un comunicado. “La propuesta de JetBlue implica un nivel inaceptable de riesgo de cierre”, agregó. El rechazo se produjo pese a que JetBlue mejoró a última hora su oferta con una promesa de venta de activos duplicados (para evitar a las autoridades antimonopolios) y proponiendo una multa de US$200 millones en caso de desistirse.

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Los contratos futuros a tres meses del cobre se desplomaban esta jornada, mientras la Bolsa de Metales de Londres permanecía cerrada por feriado. La libra del metal rojo marcaba una baja del 4,04% a US$4,23, su menor valor desde octubre del año pasado, producto de la menor actividad industrial reportada por China durante abril.

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