Pide que la tuteen y llamen por su nombre. En los actos oficiales es presentada como Irina Karamanos y si un interlocutor opta por la formalidad, ella prefiere que le digan señora Irina. No le gusta señorita, pero lo acepta, porque a los hombres solteros no los llaman señoritos, sino señores.

Fue un tema -el de señora o señorita- que conversó con su equipo, compuesto por siete mujeres y un hombre: tres cientistas políticas de la Universidad Católica, dos periodistas -una de la UC, otra de la U. de Chile-, una licenciada en Educación de la UMCE, un abogado de la UC, y una auditora de la U. del Pacífico de Paraguay.

No le convencía asumir el cargo de primera dama solo por ser la pareja del Presidente, pero no hacerlo no iba a provocar un cambio, porque en el próximo gobierno volvería a ser ocupado. Así que el 18 de enero dio el sí y anunció que “hemos decidido asumir el rol tradicionalmente llamado primera dama, con el compromiso de reformularlo”.

Como sus antecesoras, es la presidenta ad honorem de seis fundaciones y en las primeras dos semanas designó a sus directorios –con algunos representantes de ministerios- y aún más importante, a los director/as ejecutivo/as. Puede, a través de esos nombramientos, cambiar ciertos énfasis, y así parece que será.

Se trata de Integra, la mayor red de jardines infantiles del país, con 1.100 establecimientos y 89 mil alumnos; Prodemu (15 programas que atienden a 50 mil mujeres en todo Chile); Museo Interactivo Mirador; Chilenter, que busca acortar la brecha digital y entrega computadores reacondicionados; orquestas juveniles e infantiles, y Artesanías de Chile.

Todas fueron creadas por sus antecesoras: Luisa Durán fundó las tres últimas, Marta Larraechea el MIM y Leonor Oyarzún, Prodemu y reformuló Integra.

Desde su gabinete no anticipan si piensa instituir una nueva; de hacerlo, será informado más adelante. Lo mismo si creará un programa como Luisa Durán con Sonrisa de Mujer o Cecilia Morel con Elige Vivir Sano.

Lo que sí se ha notado es su estilo sencillo y horizontal. “Cada persona del equipo tiene su rol, no hay jefaturas intermedias”, dicen en su entorno respecto a cómo se organiza su gabinete. Ella llamó a los celulares de las presidentas de los sindicatos de las fundaciones, las invitó a La Moneda y han intercambiado whatsapp.

Con su equipo se reúne diariamente a las 8.30 en el segundo piso, cerca de su oficina que mira hacia Morandé, para coordinar el día y lo que está haciendo cada uno. Ayer prepararon la mesa de trabajo donde participan 16 organizaciones LGTBIQ+ para incorporar sus demandas y desarrollar políticas en materias de derechos trans con distintos ministerios. Tal como ella lo anunció el 31 de marzo, el Día de la Visibilidad Trans, cuando les invitó a La Moneda y se izó la bandera trans.

En 2016 comenzó a militar en el Movimiento Autonomista, juntó firmas para inscribir Convergencia Social, el partido donde milita —como al menos tres miembros de su equipo—y que fue la plataforma para la candidatura de Gabriel Boric, su pareja desde hace tres años.

Sus dos colegios

Por sus venas no corre una gota de sangre mestiza. Irina Karamanos Adrian (32) es la hija menor del normalista Jorge Karamanos Elefteriu, de padres inmigrantes griegos, quien estuvo casado primero con María Eugenia Avilés y tuvo tres hijas: María Eugenia (59), Kaliopi (58) y Alexia (56), con quienes Irina no tiene relación.

Su padre murió de cáncer en 1998, a los 63 años, cuando Irina tenía ocho. Su madre Sabine Alice Adrian Gierke (65) es hija de inmigrantes alemanes que llegaron a Uruguay y fueron trasladados a Chile por la empresa germana en que trabajaba su abuelo. Traductora de alemán, era 22 años menor que Jorge Karamanos y solo tuvieron una hija en común.

Hasta séptimo básico estudió en el Colegio Huelquén de La Dehesa, el más antiguo Montessori de Santiago, cuya filosofía se caracteriza por dar autonomía a sus alumnos, incentivar la creatividad y curiosidad, respeto por el ritmo de aprendizaje, inclusión y por no tener notas hasta sexto básico, pero el colegio traduce las calificaciones cualitativas a cuantitativas y las envía al Ministerio de Educación.

“La recuerdo corriendo, alegre, con una risa contagiosa. Siempre advertía si había un niño ausente”, cuenta Marta Soto, su profesora de sexto básico. Se hacía cargo de responsabilidades que nadie quería tomar, como limpiar el lavaplatos -llevan almuerzo, ponen la mesa y lavan-, y con otra amiga lo dejaban impecable, dice su maestra. “Le gustaban las plantas, la historia, subrayaba sus trabajos, era muy aplicada. Me regaló un vitral precioso que guardo entre mis recuerdos”.

Fue Irina, que habla alemán nativo, la que decidió cambiarse al Colegio Alemán. En el anuario de 4° Medio bromean con la dificultad de su nombre: “¿Cómo dijiste que te llamabai? Irina, ¿Cómo? Irina. Esta es la primera conversación que cualquiera tiene con Irina, y, normalmente, la gente opta por decirle solo oye”.

Destacan que llegó a ser “uno de los componentes fundamentales y más queridos del curso”, su gusto cambiante por los estilos de música, su afición al café, disposición a acudir en caso de un problema y saber escuchar. No se equivocaron al anticipar que se inclinaría por el arte, porque entró a esa carrera en la U. de Chile, pero estuvo un año y otra vez optó por una institución germana. Se fue a la U. de Heidelberg a estudiar Antropología y Ciencias de la Educación (2009-2014).

“Creo que hubiera sido una gran artista, sigo haciendo serigrafía y dibujo de figura humana”, sostuvo en la Revista Ya.

En su CV se lee que posee dos diplomados -Formación Ciudadana en la Academia de Humanismo Cristiano y Diversidad Lingüística de la U. de Barcelona-, trabajó en el área de estudios de la U. de Chile para el Consorcio de Universidades del Estado; en el área de comunicaciones de la agencia de cooperación alemana 4E enfocada en energías renovables; en la diputación de Gonzalo Winter (CS) y en la Fundación Pro Cultura, que busca generar oportunidades en zonas aisladas.

Al volver de Alemania, trabajó un año -entre 2014 y 2015- en el Caffe Da Lucía, en el barrio de Bellas Artes donde vivía. De 8.30 a 15:30 era barista, preparaba cafés y servía sandwiches y almuerzos. Ganaba el sueldo mínimo. “Estaba al lado de la librería Metales Pesados, llegaban muchos clientes a instalarse con su computador. Estaban fidelizados y sabíamos qué iban a pedir. Muchos la buscaban para conversar, ella tenía tema, eran conversaciones profundas. Como el barrio es turístico, los guías llevaban tours. Irina les hablaba en inglés o alemán perfecto”, recuerda su compañera Natalia Bustos. La última vez que la vio fue el viernes anterior a que Boric ganara la segunda vuelta. Natalia es manicurista y le hizo uñas francesas, transparentes con borde rojo.

Irina respondió en una entrevista en el medio online Pousta, hace dos semanas, a insólitas afirmaciones en Twitter: “Hay una cantidad de comentarios en redes sociales apuntando a que Gabriel podria ser gay y que yo soy contratada y, además, una mujer trans, poniéndole caracter ofensivo. Me parece el reflejo de una sociedad muy conservadora”. Llamó la atención que se preocupara de ese tipo de asuntos, lo que habla de la importancia que da a las redes sociales.

Sindicatos sorprendidos

“Lo primero que me sorprendió es que Irina me llamó a mi celular, se presentó, coordinamos una reunión para el 17 de marzo, a las 10 AM, en La Moneda. Nunca había ido, fue en el salón Matta, ella estaba con su jefa de gabinete, su asesor jurídico y otra persona de su equipo. Yo la tutée”; cuenta Oriana Rengifo, presidenta del sindicato nacional de Prodemu, el más grande, con 300 socias.

Agrega que en una breve introducción, comentó que “asumía con mucha humildad, desde una mirada feminista, quería conocer la fundación desde nuestra posición y sabía que habíamos tenido problemas en la gestión anterior, porque despidieron a 150 trabajadoras”.

Sobre el perfil del nuevo director ejecutivo, la dirigenta sindical le planteó que querían una persona con conocimientos de la temática de género, trabajo en regiones y buen trato. La escogida fue la periodista Marcela Sandoval (RD), magíster en Literatura Hispanoamericana de la Usach y diplomada en Género, Cultura y Sexualidad de la U. de Chile, que postuló en 2017 a una diputación por RD. No ganó, reemplazó a Renato Garín cuando anunció que iría de candidato a convencional, para intentar de nuevo ser diputada en 2021. Irina la presentó el 1 de abril a las oficinas centrales de Prodemu.

“Irina dijo que su idea era que mantuviéramos comunicación fluida. Imagínate que tengo su teléfono personal, le he mandado whatsapp tres o cuatro veces, y me ha respondido”, comenta.

La reunión terminó a las 11:30 y fue el turno de uno de los sindicatos de Integra. “Me contactó a mi teléfono, me dijo que quería conocer nuestras demandas. La traté de usted, señora, después señorita, directora, presidenta (de la fundación) y ella me dijo ‘dígame Irina”. En su presentación planteó que hay que fortalecer la educación inicial pública y que nos quería escuchar. Le planteamos los problemas de infraestructura, la necesidad de homologar las remuneraciones de Integra con las de la Junji y poder atender a niños con necesidades educativas especiales. No tenemos una educadora por sala, sino técnicas en párvulos y nos regimos por el Código del Trabajo”, sostiene Gyobana Salinas, presidenta del sindicato N°2, con seis mil socias, el segundo más grande de una fundación que emplea a 24 mil personas.

“Me pareció positivo escucharla. Tuvo la mejor disposición”. Irina adelantó que la nueva directora ejecutiva sería una persona con conocimiento del área y le envió un mensaje por whatsapp cuando nombró a Claudia Lagos, educadora de párvulos de la UC y doctora en Educación de la Universidad ORT de Uruguay.“Le mandé un mensaje de felicitaciones”.

Entre el 17 y 18 de marzo, Irina se juntó con los diez sindicatos de Integra, Prodemu, MIM y Artesanías de Chile. Las otras dos fundaciones no tienen.

LEER MÁS
 

Irina Karamanos

(CS)

Francisca López Donaire (independiente). Community manager.

Geraldine Abarca Cariman (independiente). Contenidos. Lee y habla mapudungun.

María de Lourdes Cáceres Penayo (CS). Contenidos. Activista de temas migratorios.

LEER MÁS
 

Alejandra Cuevas, asesora de imagen de Irina Karamanos, piensa que vestirse es un “acto político”. Se encarga de buscarle ropa de diseñadores nacionales, bajo comercio justo, y si es extranjera, que sea de segunda mano, trueque o prestada de sus amigas o de las de Irina.

Su asesora de imagen es la creadora de la cuenta de Instagram “Outfit Presidencial”, en la que revela quiénes visten a Irina y al Presidente en cada aparición pública.

El lunes 18 de abril se lee “pudimos ver a nuestra pareja presidencial llegando juntos al Palacio de La Moneda. Irina vistió una polera de hilo de @slowpieces, pantalones de @lilaylina y un abrigo en torno marrón de @elisacordova. En accesorios, la elección fue una mochila @by_buenavista. En cuanto al Presidente, destaca su traje de @gabrielreyes6244”.

La cuenta tiene 2.377 seguidores.

LEER MÁS