Luna Follegati Montenegro se ha convertido en una de las voces intelectuales más destacadas en el mundo de los movimientos feministas. Doctora en Filosofía de la U. de Chile, en los últimos años no sólo ha concentrado su trabajo en una revisión crítica de la irrupción feminista de 2018, sino que también en la recuperación de la historia del movimiento en Chile.

Militante de Convergencia Social, cercana a varias figuras como la futura ministra de la Mujer, Antonia Orellana, el año pasado (antes de las primarias de Apruebo Dignidad) le impartió clases a Gabriel Boric, vía Zoom, justamente sobre historia del feminismo en Chile. El viernes pasado, y en medio de un encuentro sobre equidad de género, Boric y Orellana le regalaron un libro a Izkia Siches (quien se encontraba de cumpleaños) que fue editado por Follegati: «Preguntas que hicieron movimiento», serie de textos de la histórica feminista chilena Julieta Kirkwood.

Si bien su nombre circuló para asumir el Ministerio de la Mujer, Boric confirmó ese viernes que Luna Follegati llegará al Segundo Piso de La Moneda, en la idea de que dentro de la más cercana asesoría presidencial haya una experta en políticas de género.

Entre los últimos trabajos de Follegati hay un texto titulado «Nos quitaron hasta el miedo: los feminismos en la revuelta social chilena», donde la académica plantea un paralelo entre las multitudinarias marchas feministas de 2018 y los sucesos del 18 de octubre de 2019, a través de la vinculación de las denuncias a la violencia policial como a “la estructura neoliberal y patriarcal”, entre otros.

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(Hay una) cierta supervisión e intervención crítica feminista en lo relativo a las decisiones del gobierno de Boric”. Alejandra Castillo,

académica UMCE.

Que no pase lo mismo que con la paridad en el primer gobierno de Michelle Bachelet, que sólo duró un gabinete”.

Isabel Castillo,

COES-UC

El tema del aborto es una clave, y es necesario para ello un compromiso de gobierno”.

Karen Glavic, U. de Chile-UDP

Como nunca antes en la historia la presencia de mujeres en el futuro gobierno será mayoritaria: 14 ministras (de 24 secretarios de Estado) y 19 subsecretarias (de 39). Pero no sólo aquello: será la primera administración donde el feminismo, una corriente más bien marginal incluso en los gobiernos de la Concertación y la Nueva Mayoría, tendrá un fuerte protagonismo a partir del 11 de marzo.

Y es que son varias las nuevas autoridades que se autodefinen como feministas o que han militado en los movimientos feministas (ver red). Las próximas ministras Antonia Orellana (Mujer) y Javiera Toro (Bienes Nacionales) han sido activistas desde la época universitaria. La futura Primera Dama, Irina Karamanos; Francisca Perales (próxima subsecretaria de Servicios Sociales); Javiera Cabello (jefa de gabinete de Orellana y cercana al presidente electo Gabriel Boric) o Constanza Martínez (nueva delegada presidencial para la RM), son fundadoras del Frente Feminista de Convergencia Social, el partido del presidente. En ese grupo también está incluida la doctora en Filosofía Luna Follegati, quien arribará al Segundo Piso, y que es una reconocida académica feminista (ver recuadro).

Otras han hecho del feminismo parte importante de sus labores gremiales y académicas. Mientras fue presidenta del Colegio Médico, la futura ministra del Interior, Izkia Siches, creó un “Departamento de Género” en el organismo, al tiempo que levantó una agenda que incluyó la fiscalización del aborto en tres causales o la realización de encuestas para conocer episodios de acoso y violencia en ambientes profesionales. Marcela Ríos (próxima titular de Justicia) editó el texto «¿Un nuevo silencio feminista?» (2003), una serie de ensayos que buscaban reconstruir la historia del movimiento durante los primeros años de la Transición.

Más allá de la inédita inclusión del Ministerio de la Mujer en el Comité Político, esta influencia viene desde la campaña, cuando el propio Gabriel Boric asumió el compromiso de realizar “un gobierno feminista”, es decir, incorporar la perspectiva de género a todas las políticas del Estado. En esa parte del programa de gobierno, trabajo que fue liderado por la futura ministra vocera Camila Vallejo, también se propuso una “ley integral de violencia de género”; “el derecho al aborto legal” y una educación no sexista.

Una relación compleja

Sin embargo, la diversidad de los movimientos feministas, heterogéneos y múltiples, ha ocasionado más de un desencuentro con el mandatario electo. El nombramiento de Karamanos como Primera Dama generó no pocas críticas incluso al interior de las feministas de Apruebo Dignidad. De hecho, una de las principales organizaciones feministas, la «Coordinadora 8M», ha señalado que al margen de llamar a votar por Boric en segunda vuelta se mantendrán en una posición de “autonomía” respecto al gobierno.

Una de las voceras de la Coordinadora, Daniela Osorio, señaló a Interferencia que “partimos de la idea de que Boric obedece a una mirada más socialdemócrata de la política, no creemos que sea un cambio muy radical”.

¿Cómo será esa relación en el futuro? “No es posible dar una respuesta sencilla y única”, dice la doctora en Filosofía y académica de la UMCE, Alejandra Castillo. “Es posible advertir un conjunto de temáticas y propuestas feministas, compartidas por la propia orgánica del conglomerado que será base del gobierno. Esta misma cercanía de la militancia feminista es la que produce el primer rechazo a la mantención del cargo de Primera Dama, y es una crítica que principalmente se observa como intraorgánica, lo que es muy interesante pues demuestra cierta supervisión e intervención crítica feminista en lo relativo a las decisiones del gobierno de Boric”, agrega.

Desde esa perspectiva, la antropóloga y académica de la U. Academia de Humanismo Cristiano, Claudia Arellano, dice que “al principio puede que sean fluidas, pero va a ser un camino de ripio con muchas pendientes, pensando que existen muchas expectativas en este gabinete. Los movimientos feministas y disidencias sexuales esperan mucho del gobierno, que no se puede quedar sólo en el discurso o en las cifras”.

La doctora en Ciencia Política e investigadora COES-UC, Isabel Castillo, plantea un matiz: es posible prever que las relaciones serán, en principio, mejores que con la administración Piñera. “Estarán a años luz de lo que son ahora. Muchas de las nuevas autoridades han tenido una participación en el movimiento feminista, por lo tanto, una cosa es el fuego amigo y otra es la crítica que hasta hoy se hace al actual gobierno con respecto al ‘no tenemos ministra'”, indica.

La doctora (c) en Filosofía y profesora de la U. de Chile y UDP, Karen Glavic, apunta a que por la conformación etárea y política de los movimientos feministas hay más posibilidades de diálogo, aunque lo importante es saber qué tipo relación querrá imponer el Ejecutivo. “Las críticas siempre van a existir y con justa razón, pero más importante será observar bajo qué signo institucional se inscribirá el feminismo en este gobierno, de modo de no replicar lo que fue la institucionalización de la potencia feminista que venía de los años 80' y tendió al repliegue en los 90' bajo las ‘políticas de género'”, dice.

Aborto y consolidación institucional

El predominio de mujeres en el gabinete, la buena recepción del nombramiento de Orellana en el Ministerio de la Mujer y la sensación de que el gobierno de Boric está en “sintonía” con muchas de las demandas feministas, hacen que las expectativas sean altas. Una escena compleja donde se entrecruzarán las señales políticas, la implementación de políticas públicas y aspectos más culturales de largo plazo.

Desde una perspectiva política, Isabel Castillo indica que “las fuertes señales que ha dado Boric se tienen que mantener. Que no pase lo mismo que con la paridad en el primer gobierno de Michelle Bachelet, que sólo duró un gabinete. Las mujeres deben seguir ocupando puestos de relevancia. Si por el escenario adverso que enfrenta el Ministerio del Interior, Izkia Siches debe salir, que eso no signifique perder los criterios de paridad ante la primera crisis”. A esto, agrega el posicionamiento de un sistema nacional de cuidados en un lugar relevante de la agenda, “uno de los temas centrales de las agendas feministas actuales”.

En esta línea, la articulación de una institucionalidad que vaya más allá de la inclusión del Ministerio de la Mujer al Comité Político es clave. “Uno de los desafíos es lograr una institucionalidad feminista transversal al propio gobierno”, explica Alejandra Castillo. Esto implica “volver hegemónicas ciertas demandas y políticas feministas en el conjunto de las instituciones, y para ello es crucial un dialogo e intervención feminista que abarque muchísimas más zonas que las que se disponen en el Ministerio de la Mujer”.

No obstante, la aprobación de una ley de interrupción del embarazo parece ser el principal desafío que enfrentará el gobierno de Boric. Por un lado, debe esperar la votación en el pleno de la Convención Constitucional sobre la propuesta que consagra los derechos sexuales y el aborto (aprobada en la comisión de Derechos Fundamentales). Por otro, si ello se aprueba, enfrentará un incierto debate en un Congreso donde no tiene mayorías.

“Claramente hay un tema histórico pendiente, que es la ley de aborto libre, seguro y gratuito”, dice Arellano. Glavic agrega que “el tema del aborto es una clave, y es necesario para ello un compromiso de gobierno. Poner en agenda el aborto legal supone que el gobierno se sume a un proceso más largo de despenalización social del aborto. Para llegar a tener aborto como una opción, es crucial que a la par se avance en educación sexual integral, en políticas públicas intersectoriales. Para eso es fundamental que el gobierno de Boric no haga del género, como fue en los años 90', un departamento, sino que un eje transversal”.

Para la directora del Instituto de Filosofía de la UDP, Aïcha Liviana Messina, también esto trata de una política de lo intangible. “Espero que si hay una agenda feminista, sea sorprendente, creativa y que la podamos leer desde matrices simbólicas que nos permitan pensar y cuestionarnos desde otro lugar. O sea para mí, un gran logro de este gobierno sería que nos desplace de los posicionamientos duales y que nos abra a otro modo de vernos o de reconocernos o de imaginarnos”, explica.

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