«Machucao», «ya era», «me sicosié» «andan dando la licencia por vó», «quieren pasarse a víos brígido», «andan en la volá» —lee esta mañana José Tobías Silva, mientras hojea los diarios en el café.

—¿Qué idioma es ése? —le pregunta María Luisa.

—Español castizo. Castizo de Chile eso sí —le explica Walter Alberto.

—Según la nota, es un dialecto callejero de integrantes de una banda delictual, captado en una intercepción telefónica.

—Una integrante de la Academia Chilena de la Lengua, entrevistada por el periódico, dice es un código que utiliza metáforas o «tropos», que es usar una palabra dándole otro significado.

—¿Es como cuando en la Convención hablan de un consejo territorial para decir Senado? —pregunto.

—No iría tan lejos, Jota Jota.

—¿O un congreso plurinacional en vez de la Cámara de Diputados?

—No es lo mismo pero es igual.

—Según la misma lingüista, lo que el sujeto del audio en cuestión expresa revela que se trata de alguien muy lejano a la norma.

—Deber ser lo que pasa aquí.

—No entiendo, entonces, cuál es el afán de complicarse la vida.

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“La eventual participación en las votaciones de un impostor supone, ciertamente, una amenaza a la legitimidad del proyecto de Constitución”.

Luego de informar, en la madrugada del lunes 28, que retomaría su cargo en la Convención Constitucional, el constituyente Rodrigo Rojas Vade cambió de táctica y anunció que esperará a que el Congreso vote la modificación que habilitaría causales de dimisión a la convención, el procedimiento y el eventual mecanismo de reemplazo. Por cierto, el nudo del problema con Rojas Vade radica en esto último: que se le garantice a su sector político ocupar el escaño que él dejaría.

La reforma de 2019 que inauguró el proceso constituyente amplió a los convencionales el artículo 60 de la Constitución que permite a senadores y diputados renunciar por motivos de salud que les impidan ejercer. Sin embargo, Rojas Vade —que fingió sufrir de cáncer para ser elegido— se niega a utilizar esa disposición, alegando que las enfermedades que padece no resultan invalidantes. El escollo es que, a diferencia de quienes fueron escogidos en listas de partidos, los independientes no tienen sustitución. La Lista del Pueblo, de la cual Rojas Vade fue uno de los articuladores, se formó con independientes a los cuales se les facilitó sumar sus sufragios.

Que la convención haya comenzado la aprobación de normas es la explicación más plausible del interés de Rojas Vade y su entorno por recuperar el puesto; en este contexto, un voto más puede influir en la correlación de fuerzas. El anuncio provocó un rechazo transversal en la convención; diversos constituyentes han planteado que su engaño ha sido el principal factor de deterioro de la imagen del órgano entre la ciudadanía.

La convención se ha apresurado en endosar la responsabilidad al Congreso. Omite, sin embargo, la cierta ambigüedad con que la mesa reaccionó el año pasado al informarse la falsedad del relato de Rojas Vade, y la demora en activar la petición de legislar. Más aún: la comisión de ética del órgano no se ha pronunciado sobre el caso. Sin duda, es discutible que el Congreso sea obligado a debatir una reforma con nombre y apellido. Si efectivamente Rojas Vade quiere reparar el daño causado, tiene la vía de invocar el artículo 60 ante el Tribunal Constitucional; ha preferido, en cambio, condicionar al Parlamento y arriesgar a la convención y al proceso constituyente por una cuestión de poder de su sector.

Con el fin de que el organismo encargado de proponer una nueva Carta Fundamental encarnara la heterogeneidad del país, en el clima antiinstitucional y antielitario delestallido social, el sistema político —en una decisión consciente y deliberada— aprobó un régimen electoral que favoreció instrumentos de representación. En ese contexto, la votación de la Lista del Pueblo reflejó el enojo y malestar de una parte de la población con la política y los partidos en general. Rojas Vade fue uno de los catalizadores de aquella sensación de injusticia, aunque la apelación de aquel bloque como portador incontaminado de los intereses populares resistió poco: al engaño de Rojas Vade se sumaron la candidatura presidencial fraudulenta de Diego Ancalao y el quiebre interno.

Con todo, el fraude de Rojas Vade no solo ha causado un perjuicio irreparable al propósito de regeneración que reivindicó su lista. La eventual participación en las votaciones de un impostor supone, ciertamente, una amenaza a la legitimidad del proyecto de Constitución. Dar con una pronta solución a este entuerto resulta, por lo mismo, una urgencia política.

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Hacia el precipicio

Señor Director:

El conflicto iniciado por Rusia ha desencadenado el éxodo de refugiados más rápido de la historia. Con todo, llama la atención un conjunto de interrogantes en torno a las características de la invasión: ¿por qué la tropa profesional está en la retaguardia? ¿Por qué Rusia no ha logrado la supremacía aérea? ¿Por qué las unidades de armamento liviano fueron enviadas sin apoyo alguno?

La economía rusa ya entró en caída libre tras el inédito conjunto de sanciones financieras y económicas que se sumaron una tras otra desde el 25 de febrero. Eso revela su importancia y le otorga sustento empírico a la efectividad de ellas. Así, por ejemplo, la iniciativa para cortar el acceso al Banco Central de Rusia a sus reservas internacionales (630 mil millones de dólares) ha demostrado ser un efectivo torpedo a la línea de flotación de la economía del gigante euroasiático. Es un notable precedente —no libre de riesgos—, en caso de que China invada Taiwán.

Suiza, Finlandia y Suecia dejaron de ser “neutrales”; la lucha cibernética continua y la infraestructura crítica ucraniana no ha colapsado; decenas de países están enviando armas pesadas a Ucrania, y el descontento doméstico aumenta rápidamente en la Federación Rusa. Estos signos parecen revelar que Vladimir V. Putin precipitó a Rusia a un colosal fracaso estratégico.

Camilo Barría-Rodríguez

Carne de memes

Señor Director:

A través de los medios de comunicación se supo de la estrategia que sugirió el secretario general de RN, Diego Schalper, en torno al próximo gobierno de Gabriel Boric y la Convención Constitucional, en un discurso frente a los militantes del partido.

Más allá de su estrategia digna de una política de malas intenciones y muy poco diplomática, que contempla “atrofiar” al próximo gobierno y de “quitarle fuerza moral a la Convención”, cabe señalar que es algo que ya es imposible que resulte bien. Pues, ya que se sabe de sus intenciones, cada cosa que diga o haga será visto desde el prisma de sus dichos.

Su discurso es un error comunicacional político enorme que muere desde el segundo que pensó que contarlo antes de ejecutarlo era buena idea. Y que, además, es altamente probable que sea solo carbón para la industria de memes que ha generado en torno a su figura desde hace ya un tiempo.

Juan Vallejos Croquevielle

Rojas Vade

Señor Director:

Menos mal volvió Rojas Vade a la Convención. Ahora sí tendremos un buen texto constitucional.

Vicente Hübner Garretón

Comunicar la paz

Señor Director:

En medio de la crisis bélica entre Rusia y Ucrania, urge que todos los actores sociales, ya sean políticos, empresarios y profesionales, empiecen a utilizar la comunicación al servicio de la paz. Estar comprometidos con la realidad global, la verdad y la justicia, deben ser baluartes de nuestro diario vivir. Algo que, ciertamente, se ha perdido en los colegios, universidades, trabajos e incluso en la convivencia diaria en la vía pública.

Esa comunicación por la paz se perdió en el entorno digital dominado por las redes sociales, donde predomina el discurso del odio y la desinformación, moldeando una opinión pública más agresiva e intolerante y que crea movimientos de masas dispuestos a alterar el orden público con falsos entornos.

No podemos escondernos en que el diálogo que comunica es capaz, por sí solo, de generar dinámicas de cooperación, negociación y fortalecimiento de acciones colectivas en lo público y lo privado. Solo así podremos ver a la comunicación como mecanismo de transformación social, que supere el conflicto, que promueva la paz y el desarrollo humano.

Nicolás Ward Edwards

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