“He servido a esta noble institución por 46 años y muy lejos en mí está el que por el respeto a los miles de hombres y mujeres que sirven a Chile desde sus filas, causarles inconvenientes o que se vea de algún modo afectada por una situación que afecta a su comandante en jefe. Es por lo anterior y pese a que debería contar con la presunción de inocencia, de que goza todo ciudadano, pero que en la práctica aplica para algunos y no para todos, comunico que he resuelto presentar al Presidente de la República mi renuncia al cargo de comandante en jefe del Ejército, asunto que le fue informada a Su Excelencia la tarde del día de ayer”.

Con esas palabras renunció a su cargo el comandante en jefe del Ejército, Ricardo Martínez Menanteau, a solo 7 días de que tuviese que traspasar el mando al general Javier Iturriaga del Campo.

Lo hizo afectado por la investigación en el marco del caso “milicogate”, que desde 2017 sustancia la ministra en visita, Romy Rutherford, y tras ser citado a declarar con fecha de mañana.

El riesgo de seguir en el cargo era que el interrogatorio se hará bajo el paraguas de la justicia militar, la que funciona según el sistema procesal antiguo. Por ello, la jueza tiene la facultad de detenerlo hasta por cinco días sin consulta a la corte, antes de decidir si lo procesa o no.

Manifiesto enfáticamente al país y a mis camaradas de armas mi inocencia en tales imputaciones, siempre he actuado de buena fe y todos mis actos se han ajustado a la normativa vigente en la institución. Y con la misma convicción, indico que pondré todo mi esfuerzo para así demostrarlo en la instancias judiciales que así correspondan”, cerró en el aula magna de la Escuela Militar, donde rendía cuenta pública frente a unos 500 invitados, entre los que no se contaba al Presidente, al ministro de Defensa ni a su sucesor en el cargo.

Tras ello abandonó el podio y se fue tras bambalinas, mientras se cantaba el himno del Ejército.

Martínez deja de esta manera la institución, aproblemada por tener a sus cuatro comandantes en jefe vivos con respondiendo ante justicia: Por la arista de supuestos malos usos de los gastos reservados, Rutherford mantiene procesados a los generales en retiro Óscar Izurieta (2006-2010), Juan Miguel Fuente-Alba (2010-2014) y Humberto Oviedo (2014-2018).

El escenario es más complejo, considerando que la Convención Constituyente está redefiniendo las estructuras y funciones de la institucionalidad chilena y que a partir del 11 de marzo asumirá el gobierno de Gabriel Boric, que en su programa presidencial promete incrementar el control civil sobre las Fuerzas Armadas, además de cambiar el control del gasto de estas.

Lo que su abogado conversó con Rutherford

Aunque tiene decenas de aristas, dos son las más complejas que se conocen de la investigación de la ministra Rutherford: mal uso de gastos reservados e irregularidades en los viajes oficiales, donde ha descubierto que agencias de viaje realizaban los itinerarios de manera más económica al presupuesto autorizado, por lo que la diferencia era aprovechada para invitar esposas o familiares y/o para incluir destinos vacacionales y/o para que los efectivos se quedaran con el “vuelto”.

El abogado del general Martínez, Juan Carlos Manríquez, dice a “La Segunda” que conversando con la magistrada, su representado no tiene problemas con los gastos reservados. Reiterando que es inocente, sí reconoce que el interrogatorio podría ahondar en los viajes.

“Lo único que sé, e incluso hablé con la ministra Romy Rutherfor el lunes y martes, es que no está citado por lavado ni gastos reservados, por lo tanto, estaría citado únicamente para referirse a pasajes y fletes. Ahí, la situación del general Martínez desde que asume como comandante en jefe hasta hoy está chequeada y rechequeda y no cambió destinos, no se quedó con la plata, no cambió rutas, ni cambió pasajes y con su señora fueron a viajes oficiales por actos administrativos con fines públicos institucionales. Sobre viajes previos a esa fecha podría ser cuando prestaba otras labores que están fuera del ámbito temporal de la investigación y que fueron cuando estaba en otros órganos de las Fuerzas Armadas”, sostiene el profesional.

—¿Se refiere a cuando cumplió funciones en el Estado Mayor Conjunto (Emco), antes de asumir la Comandancia en Jefe?

El general Martínez prestó funciones públicas en el Emco, que a nuestro juicio no corresponden al ámbito temporal de la designación del tribunal en visita y en todo caso, todas las labores que prestó se cumplieron con actos administrativos de por medio, que le impusieron misiones oficiales con fines públicos.

—¿Y entonces por qué devolvió plata a la cuenta especial, creada tras el informe Matus para reintegrar fondos gastados de manera irregular (según el documento, ello se hacía por costumbre debido a una mala interpretación reglamentaria y sin mala intención)?

—Porque cuando asume la Comandancia en Jefe pidió revisar toda la reglamentación de pasajes y fletes y llegó a conclusión que había que hacer cambios en la aplicación práctica de la normativa y estimando que hacía lo correcto jurídicamente hablando, procedió en consecuencia.

—¿Cuánto devolvió y por qué concepto?

—Los detalles serán materia de la investigación.

Exministros: “Decisión correcta”

De aquí al 9 de marzo, el Presidente Piñera dejó en el interinato al general de división Rodrigo Ventura Sancho, quien entregará el mando a Iturriaga. Y aunque de cara al periodo que viene se trata de una mala señal, para el exministro de Defensa Francisco Vidal la decisión de renuncia del general Martínez es “correcta”. “En el mundo militar hay muchos símbolos que se respetan y el procesamiento del general Ricardo Martínez generará su detención… Él tuvo coraje para enfrentar su situación personal, haciendo uso de su renuncia”, afirma.

La situación en que queda el Ejército es “delicada”, añade, explicando que la relación cívico militar ha sido difícil por décadas, aunque subraya que en los dos últimos gobiernos se ha avanzado en fiscalizaciones de Contraloría y de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Diputados. Por lo tanto, sostiene que la Convención Constitucional no debiera abrir un gran debate en este tema, pero sí reiterar que “las ramas castrenses sean jerarquizadas, obedientes y no deliberantes y que la sociedad le da el monopolio de la fuerza a las instituciones armadas, pero el uso de esa fuerza lo define el poder democrático, no las FF.AA.”.

El exministro de Defensa de Piñera, Jaime Ravinet, cuestiona al gobierno por su “debilidad enorme para enfrentar el tema de las FF.AA., particularmente del Ejército” y definde a “muchos” generales y oficiales “procesados injustamente por el uso de pasajes, en virtud de un reglamento que tuvo vigente por más de 30 años… (Pero) Es razonable la renuncia para no manchar el cargo de jefe del Ejército”.

Para él, un tema de futuro que también heredará Iturriaga es el uso de las FF.AA. para control de orden público. Ello, opina, no debiese continuar.

LEER MÁS
 

“Yo soy un hombre feliz. Y la verdad es que no estoy en guerra con nadie”

21.10.2019

“Lo más importante es recuperar, a la brevedad, los derechos y las libertades de las personas”

19.10.2019

“Yo soy un hombre feliz. La verdad, es que no estoy en guerra con nadie”.

La célebre frase pronunciada por el entonces jefe de Defensa Nacional en la Región Metropolitana, general Javier Iturriaga, a pocas horas de que el Presidente Piñera declarara que “estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable, que no respeta a nada ni a nadie” apenas ocurrido el estallido social de octubre de 2019, lo convirtió en todo un personaje.

No solo porque su discurso aplacaba la lógica de «guerra interna» dentro del país, si no porque contradecía públicamente al Presidente de la República. Apenas tres días antes Piñera lo había nombrado jefe de la Defensa Nacional. En todo caso, a las pocas horas de pronunciada la frase, llamó a Piñera para ofrecerle disculpas y aclarar que su intención no había sido contradecirlo.

La incómoda situación fue completamente superada. Ambos aparecieron públicamente el 5 de noviembre en La Moneda, cuando Piñera lo nombró comandante en jefe del Ejército, cargo que asumirá el 9 de marzo.

Iturriaga tiene 56 años (nació en Santiago el 26 de octubre de 1965), casado y padre de cuatro hijos. Es el segundo hijo de una familia militar: su padre Dante también fue general del Ejército que se caracterizaba por su sentido de rectitud y justicia, características que hizo propia Iturriaga hijo.

El futuro comandante en jefe creció viendo a su padre en labores complejas: en la crisis de 1978 comandó unidades militares de Arica e Iquique ante la posibilidad de un ataque de Perú, y en la crisis por las Malvinas estuvo a cargo de distintas secciones en Punta Arenas

Inspirado en la figura paterna, Iturriaga ingresó a la Escuela Militar en 1980 (a los 15 años) y cuatro años después se graduó en la rama de Infantería. Es conocida dentro de la institución su pasión por los paracaídas y los comandos, por lo que se formó en Fuerzas Especiales.

Desde diciembre de 2020 se desempeñaba como Jefe de Estado Mayor Conjunto, cargo que coordina a las Fuerzas Armadas en situaciones de excepción constitucional, como el estado de catástrofe decretado por la pandemia. Nunca se le vio con un séquito de asesores. Es más, le reconocen que tiene un perfil transversal con la tropa.

En enero de 2014 fue designado como agregado militar en Brasil, donde estuvo con su familia antes de ser designado como general de brigada en Operaciones Especiales. En 2017 se le designó en el manejo de la catástrofe de Santa Olga, localidad de la Región del Maule arrasada por los incendios.

LEER MÁS