Desde que se tituló de abogada, la cofundadora del estudio BES y ex ministra de Obras Públicas, Loreto Silva, ha visto el avance generacional en el mundo del Derecho. Un lento aumento de la participación femenina en los altos cargos es una de las batallas que cree que se deben seguir dando. Silva de hecho ha dado peleas por esto, como cuando renunció al Colegio de Abogados en 2019 luego de que el consejo confirmara a Arturo Alessandri como presidente y no a la primera mayoría, Macarena Letelier.

-¿Cómo es el panorama general, de las mujeres hoy en los bufetes? ¿Aún enfrentan barreras?

-Sin duda la situación general ha mejorado. Hoy las nuevas generaciones de abogadas tienen las mismas metas que los hombres, pero aún existen dificultades con las redes de apoyo. Toda mujer llega a un momento en su vida profesional, generalmente con la maternidad, en que cuesta seguir el ritmo y la coordinación que tienen los pares masculinos.

-La mayoría de los titulados en Derecho son mujeres. Pero aún son minoría en los altos cargos, ¿qué debe pasar para que esto cambie?

-La corresponsabilidad del cuidado de los hijos y la flexibilidad laboral son factores claves. Como jefes debemos cuidar y recuperar a nuestros abogados, jamás castigarlos. Un abogado perdido es un talento perdido.

-¿Qué opinas de las leyes de cuotas en directorios o sociedades de abogados?

-Es una medida posible y que ha demostrado en otros lugares, como el Colegio de Abogados, ser eficiente. Sin embargo, no puedes partir desde allí. El cambio debe ser antes, con las abogadas que recién se titulan. El techo de cristal es una realidad latente en Chile y que se da muy fuerte en esta área, por lo que debes ser aún más cuidadoso en sus soluciones.

-¿Cómo opera este techo de cristal?

-Es encasillarte en las áreas feminizadas e impedirte aspirar a los lugares duros como litigio o penal. En este punto somos nosotros, los socios, los encargados de incentivar a las mujeres a que no se impongan límites.

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La doctora en Derecho y académica de la U. de los Andes, Tatiana Vargas, sostiene que hay que esperar la decisión del Tribunal Electoral Regional, para terminar con el lío al interior del Colegio de Abogados por las interpretaciones de la regla de paridad.

Según la normativa, ningún género dentro de una lista puede tener sobre 60% de electos. Con cuatro hombres y dos mujeres en las últimas elecciones, los gremialistas tienen 66,6% de hombres, donde el menos votado de fue Florencio Bernales. Por eso opositores al grupo de derecha piden que en su lugar asuma Vargas, como la mujer que le sigue con más preferencias.

“El Consejo del Colegio —dominado por gremialistas— emitió su decisión. Los abogados tenemos que respetar a nuestros órganos de decisión”, señala en torno a la proclamación de Bernales.

—En el caso de que el tema se resolviera a su favor, ¿estaría dispuesta a asumir?

Estaba dispuesta a asumir cuando me presenté y creo en el funcionamiento de las instituciones, en el cumplimiento de las resoluciones judiciales. De todas formas, lamento las formas que ensucian el proceso.

—¿Cree que este evento afecta el “espíritu” de la cuota de género?

—Espero que no. La redacción de la norma ha planteado un conflicto de interpretación y en tal sentido hay que esperar la resolución del juzgador. Lo que debiésemos estar celebrando es que tras esta elección, por primera vez en la historia de este gremio, el Consejo quedó compuesto por 9 consejeras y 10 consejeros, que es la máxima proporción posible según las reglas aprobadas, que no son de paridad absoluta.

—¿Cómo cree que este lío afecta a las mujeres?

—No veo porqué habría de afectarnos. La necesidad de introducir cuotas de género existe mientras no se reconozca igual mérito a nuestro trabajo y aptitudes.

—¿Cómo repercutirá este tema en la imagen del gremialismo o del Colegio de Abogados?

—El conflicto está planteado ante un tribunal y habrá que esperar su decisión. Yo no me siento de ninguna forma afectada porque entiendo la interpretación que se le dio a las reglas. Por tanto, nada ha cambiado con relación a los temas que nos unieron como lista gremial. También confío en la labor de los tribunales, como en todos los que integran la lista.

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En la universidad, hoy Derecho es una carrera mayoritariamente femenina. Según datos del Ministerio de Educación, de los 2.838 titulados en el 2020, un 51,27% fueron mujeres. Igual tendencia se ve en los matriculados, donde los hombres apenas superan el 44%. Sin embargo, la alta participación femenina entre los estudiantes aún no se refleja en la ocupación de los altos cargos del Derecho.

Si bien en casi todas las áreas del Poder Judicial existe mayor presencia femenina, con una diferencia frente a sus pares del 16,2%, el tope se encuentra en las jefaturas, con una brecha del -18,7%. Para graficarlo: en casi 200 años de historia, la Corte Suprema jamás ha tenido una presidenta.

El sector privado también es reflejo de ello. Pese a que a sus oficinas entran cada vez más mujeres a trabajar, entre sus socios –punto cúlmine en la pirámide profesional- priman abrumadoramente los hombres. Una muestra son las cinco mayores firmas de abogados del país (por número de profesionales y apariciones en rankings): Barros & Errázuriz, Carey, Cariola Díez Pérez- Cotapos, Claro & Cia. y Philippi Prietocarrizosa DU & Uría (PPU) (ver infografía), donde a pesar de los avances en el último quinquenio, el puesto de socio tiene apenas un 10,3% de participación femenina.

PPU, contando sus divisiones internacionales en Perú y Colombia, aparece liderando con 8 socias de un total de 57 (un 14%). Ahora, si se remite solo a la oficina local, el número de mujeres socias baja a 2 en un total de socios de 24 (o sea, sólo un 8%).

Carey es la mayor oficina de abogados del país e hizo noticia la semana pasada por la demanda de la abogada María José Martabit que la acusó de no haberla nombrado socia y luego despedirla por discriminación, cargos que el bufete niega. Este despacho es el segundo en cantidad de mujeres socias: 5 de un total de 40 (12,5%), y sería el primero si se considera sólo a PPU Chile.

Más abajo quedan Claro, con 2 socias de 25 (8%); Cariola con 2 socias entre 27 (7,4%), y B&E, con una entre 26 (3,8%).

Carola Trucco, socia de B&E desde 2012, cree que para su firma este tema no es baladí: “Nos preocupa y creemos que estamos avanzando por el camino correcto en cuanto a aplicar políticas que emparejen la cancha para hombres y mujeres, de manera que el ascenso en la carrera sea 100% por meritocracia”.

Como comparación, en Dinamarca, un país de avanzada en inclusión femenina, el promedio de socias en bufetes es del 15,7%, poco más de tres entre 20.

En Carey dicen tener un “compromiso con la equidad, diversidad e inclusión”. Destacan su política de igualdad salarial y el incentivo a la corresponsabilidad parental, el que contempla trabajo híbrido, pago de remuneración íntegro en pre y post natal, y la extensión de licencia por paternidad de hasta 30 días.

Los números totales de estas firmas, si bien al debe en paridad, representan un aumento del 3% frente al 2017, justo antes del auge global del movimiento feminista. Ese año, sólo PPU superaba las 2 socias, con 5 mujeres en un total de 44 hombres. Por su parte, Barros & Errázuriz contaba con 2 socias entre 23; Carey con 2 entre 27; y Claro sólo con una entre 19. Cariola hace cinco años no tenía ninguna socia.

Pesa la tradición

Al explicar el por qué falta tanto para alcanzar la paridad en los altos cargos de las firmas, Andrea Saffie, socia de Cariola, lo vincula a que esta carrera en Chile aún tiene tintes más “tradicionales”: “Vamos siempre más lento que los estudios internacionales; recién hace unos años que estos temas se tocan en conferencias”, agrega. “A modo de autocrítica, en Cariola hemos sido bien conscientes de que existe un problema y creo que ese es el primer paso para adoptar políticas de cambio”.

Marcela Silva, socia de PPU, donde existe un plan de carrera que entrega las mismas opciones de crecimiento a todos sus asociados/as, enmarca este rezago no sólo a las áreas del Derecho: “Es un desafío, tanto del mercado legal como de las otras industrias, lograr una mayor participación y retención del talento femenino”.

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