La casona antigua de la Gran Logia Femenina en Ñuñoa tiene techos altos. “Es una casa antigua, un poco oscura", comenta Adriana Aninat. Y continúa: “En las paredes blancas de nuestro templo, que es sagrado, hay símbolos como la escuadra, el compás, el mazo y el cincel. Todos tienen que ver con la voluntad, la rectitud y los valores éticos. Para relajar el espíritu de las hermanas masonas en las reuniones ponemos música clásica; así nos concentramos en nuestro trabajo. Todas estamos preocupadas por el país, la Convención Constituyente y las próximas elecciones presidenciales. En Chile existen cerca de 2000 masonas; no puedo revelar si hay alguna en la Convención. No es un tema de secretismo, sino de discreción”, dice.

Siempre se ha hablado de cierto secretismo en la masonería.

–En nuestra orden no hay nada secreto. En internet puedes sacar de nosotras lo que se te ocurra. Cualquiera puede acceder a la masonería, no solo a la femenina. Vivimos nuestro trabajo masónico más discretamente. Eso tal vez se mezcla con secretismo, pero es una discreción en el buen sentido de la palabra. Por ejemplo, si quieres ingresar a la masonería, y yo te cuento todo lo que pasará, no lo verás desde tu punto de vista, sino del mío.Yo no puedo contar cómo fue mi rito de iniciación porque cada uno lo vive distinto. Desde que entré, la masonería se convirtió en un camino de vida; ha ordenado mis prioridades. Al final de cada día, reflexiono de lo bueno y lo malo; de cómo fui con los demás.

Enfermera de la Universidad de Chile (1976), miembro de la masonería desde el año 2000 y Gran Maestra de la Gran Logia Femenina de Chile (GLFCH) hace dos años (hasta 2022), Aninat trabaja en una empresa familiar de movimiento de tierra. En la sección de abastecimiento de repuestos para maquinaria pesada y camiones. “Mi rubro es bien masculino y yo soy bien tuerca”, comenta. Y de entrada aclara que su orden, con 38 años en el país, cuenta con 34 logias en Chile (de Arica a Punta Arenas), dos en Lima, Perú, y una en Ciudad de Panamá. “Es absolutamente independiente de la masonería masculina. Nos financiamos con cuotas de nuestras socias; tenemos nuestros propios reglamentos y estatutos”, relata.

La Gran Logia Femenina de Chile, esencialmente humanista y filosófica, fue fundada en 1983. “Estamos sustentadas en los principios de libertad, igualdad y fraternidad. Cuando la masonería nació en Londres, en 1817, no contemplaba mujeres en sus filas. Acogemos a hermanas de distintos credos; pensamientos filosóficos, religiosos y políticos. Nuestro sistema de enseñanza se basa en ritos, que son ceremonias donde se trabajan valores y principios éticos. Y también es simbólico. Esto permite a cada una entender, en la medida de su crecimiento intelectual, moral y espiritual, la puesta en práctica de esos conocimientos”.

Asimismo, cuenta que, junto a 125 integrantes de la masonería femenina, que llama “hermanas”, ha trabajado este semestre en el documento “El Chile que Soñamos”: un texto de 300 páginas con trece propuestas sobre el rol del Estado, educación, salud, niñez, y el desarrollo económico y medioambiental, entre algunas áreas. En octubre se lo presentarán a la presidenta de la Convención. “Para este proyecto nos organizamos en trece grupos. En estos encuentros debatimos sobre las temáticas ciudadanas que nos interesa queden plasmadas en nuestra nueva Constitución y en el país futuro. Una de las ideas fuertes que surgieron fue la relevancia del Estado como constructor de políticas y articulador del diálogo público-privado en esta crisis socioeconómica, sanitaria y medioambiental”.

¿Qué propuestas esperan sean incorporadas?

–En este momento histórico tenemos esperanza en nuestra nueva Carta Magna. Esperamos que sus redactores resolverán sus legítimas diferencias con diálogo; donde el Estado garantice el buen vivir de sus ciudadanos. Todas las iniciativas que llevamos a la Convención están permeadas por nuestros valores masónicos. Resaltamos la necesidad de remontar la brecha salarial y el derecho a la igualdad laboral. También, la importancia de erradicar la violencia de género y de prácticas que repercuten en el mantenimiento de las estructuras patriarcales. También abogamos por una educación laica, de calidad, no sexista y multicultural. Esto implica que el Estado debe ser garante de una educación gratuita y de calidad en todos sus niveles.

¿Por qué ponen énfasis en un carácter laico de la educación?

–Hablar de educación con perspectiva de género, inclusiva y multicultural, implica una educación laica. Si abogamos por un enfoque laico, se asegura el derecho básico a la libertad de pensamiento. Del mismo modo, implica un respeto irrestricto de los derechos humanos sin importar credos, nacionalidades, razas y condiciones sociales. Es un principio de justicia con todos los ciudadanos.

“Soy cristiana, creo en Dios y en Jesús”

Nacida en Concepción, separada con tres hijas y seis nietos (entre 10 y 3 años), Aninat trabaja desde su casa. Vive sola en un condominio de La Reina. “En mi jardín tengo un platito con agua para los pajaritos que vienen a bañarse y un mandarino”, cuenta. Este rincón le recuerda a sus años en una parcela en San Isidro (Quillota), donde vivió con su madre, su abuela materna, sus tres hermanos (dos hombres y una mujer). “Mis papás se separaron cuando tenía cinco años, eso me marcó profundamente. Pero crecí feliz y libre en medio de la naturaleza. Montábamos a caballo, nos bañábamos en los canales, andábamos entre paltos, naranjas, limones, damascos y chirimoyas”.

La Gran Maestra llegó a la masonería cuando sus hijas estaban a punto de entrar a la universidad. Este paso, “determinante en su vida”, lo tomó tras una comida con otros matrimonios. “Me llamó la atención que una de las mujeres en la mesa discutía con argumentos y reflexionaba muy bien sus posturas. Desde muy chica siempre me gustó mucho leer filosofía, historia y religión. Plasmaba en un cuaderno cuestionamientos de la existencia humana. Anotaba, por ejemplo, que no quería ser egoísta ni mentirosa. Entonces, esta señora me contó que pertenecía a la masonería femenina y que me podía presentar a esta institución. Recuerdo que me hicieron cuatro entrevistas obligatorias y así me inicié como aprendiza masona”, relata.

Para convertirse en Gran Maestra, Aninat comenzó participando en los consejos masónicos femeninos; ocupando distintos cargos en los gobiernos de las cuatro Grandes Maestras anteriores. “Viajé por todo Chile y conocí a las hermanas de todo el país. Me pidieron si quería ser Gran Maestra, y gané por votación”, dice.

¿Qué requisito se requiere para ingresar a la masonería femenina?

–Debes tener más de 18 años y pagar una cuota mensual para sostener nuestras actividades. Hoy no es necesario que alguien te presente, incluso estamos invitando a integrarse desde nuestra página web. Hay profesionales, emprendedoras y dueñas de casa; todo tipo de mujeres. Esa diversidad nos permite abarcar los temas que nos atañen: desde el acceso a la salud pública, a la educación laica, la violencia hacia la mujer, hasta la filosofía.

Usted dijo en una entrevista a La Segunda en 2019: “hay mucho desconocimiento que habla de conspiraciones secretas, pero es porque no nos conocen. Se confunden y creen que somos ateas”.

–Así es, yo soy cristiana, creo en Dios y en Jesús. Fui católica, pero me cuestioné muchas cosas y a los cuarenta años, antes de entrar a la masonería, me bauticé anglicana. Ahora tengo mi religión bastante abandonada, pues mi cargo en la masonería demanda mucho tiempo. A la masonería se la relaciona con el ateísmo, porque nosotros privilegiamos la duda filosófica. No aceptamos los dogmas, porque buscamos hacer un juicio y no un prejuicio. Lo hacemos a través de la razón y de la reflexión.

“El aborto debe ser en un lugar seguro”

Quienes pertenecen a la masonería femenina trabajan sobre temas relativos a esta orden. “Nos reunimos una vez a la semana a discutir constructivamente sobre filosofía, historia y el diario vivir, entre algunos temas”, explica. Y aunque la Gran Maestra de la Gran Logia Femenina no revela su tendencia política, y dice que en la masonería no hablan de religión ni de política, sigue “sigilosamente” cada paso de la Convención Constituyente.

Ustedes están basados en principios éticos y pretenden llevar sus propuestas a la Convención. ¿Qué mirada tienen del caso Rojas Vade?

–Por supuesto que él faltó a los principios éticos, especialmente en jugar con la credibilidad de las personas. El mentir, engañar, son disvalores que la masonería femenina no puede tolerar. Para ocupar cargos tan importantes debería haber requisitos mucho más exigentes. Creo que ahí está el problema que se dio en la Convención. Por ello es tan importante trabajar en la educación de los ciudadanos.

Asimismo usted dijo: “abogamos para decidir sobre nuestros propios cuerpos. ¿Está a favor del aborto?

–Como enfermera pienso que el aborto debe realizarse en un lugar seguro como un hospital. Las masonas abogamos por la libertad de quienes quieran decidir sobre sus cuerpos en virtud de sus circunstancias. Planteamos que en este caso deben hacerlo por sí mismas; que no haya nadie más que lo haga por ellas. No condeno a esa mujer que se hace un aborto, solo ella sabe por qué adopta una decisión así; pero también somos provida, estamos contra las guerras y todo tipo de violencia.

Por su parte el gran maestro de la logia masculina, Sebastián Jans, habló del rol de la mujer en la masonería. Dijo a El Mercurio de Calama: "el feminismo en Chile partió con los masones. La primera institución que crea colegios para mujeres en los cerros de Valparaíso, en el siglo XIX, fueron los masones. ¿Qué poder tiene la masonería en el movimiento femenino?

–El único poder que podría tener la masonería es ayudar educando a cada una de las integrantes de nuestra institución. Y que eso las oriente en los lugares donde se desenvuelven. Sería ideal que muchas masonas pudiésemos estar en espacios de poder como el Congreso y el Estado para lograr influir según nuestras necesidades. Todavía hay muchas inequidades que remontar, especialmente en materia laboral y salarial, en violencia de género y en temas de cuidado del hogar. Tengo esperanza de que esto será pronto.

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