Revuelo y polémica causó hace dos días el Presidente argentino, Alberto Fernández, en un acto junto al Presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, en Buenos Aires. En un intento por congraciarse con su invitado de honor y dejar en claro la cercanía que une a ambos pueblos afirmó que “los mexicanos salieron de los indios, los brasileros salieron de la selva, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos de Europa”.

No terminaba de decir la frase y la polémica estallaba en los países aludidos y en la prensa de su país y la internacional. La acusación más suave que recibió Fernández fue “racista”.

Pero más allá de la polémica y del debate de dónde provenía la frase de Fernández (quien la atribuyó erróneamente al Nobel mexicano Octavio Paz) surge la siguiente pregunta: ¿Es realmente un racista Fernández como todos lo pintaron?

En Argentina está el día de hoy está muy vigente y muy fuerte esta idea de ser el país más “europeo” o blanco de América Latina.

Y pese a que en el resto de los países latinoamericanos este tipo de frases suelen agitar las aguas —como en 1993 cuando el retirado exalmirante José Toribio Merino, a propósito de demandas maritimas bolivianas tildó a los bolivianos de “auquénidos metamorfoseados que aprendieron a hablar, pero no a pensar”— en Argentina parecen ser más recurrentes, han echado raíces y entrado en el inconciente colectivo de nuestros vecinos tras el fin de la colonia y el comienzo de su vida independiente, lo que además tiene consecuencias en su política interna.

Macri, Menem y Borges

Alberto Fernández no fue el primer Mandatario argentino en salir con una así.

Para encontrar otra frase que refleja este inconciente colectivo argentino no hay que retroceder mucho tiempo. Durante el Foro Económico de Davos de 2018, el expresidente Mauricio Macri afirmó en la apertura de su discurso que “yo creo que la asociación entre el Mercosur y la Unión Europea es natural porque en Sudamérica todos somos descendientes de europeos”. También recibió duras críticas.

Y en 1993, el expresidente Carlos Menem negó en un discurso en la Universidad de Maastricht de Holanda, que Argentina tuviera negros. En el mismo evento, cuando se le preguntó sobre la esclavitud en Argentina, dijo que en 1813, año de la abolición, ya habían muerto los pocos negros que habían en el país, y que, entonces, era “un problema brasileño”.

Y el laureado y aplaudido Jorge Luis Borges, por ejemplo, dijo que “los argentinos son europeos nacidos en el exterior”.

El mito argentino

El diario El País de Madrid también se analizó la polémica generada por Fernández. “Sus declaraciones evidencian la persistencia entre la clase política de Buenos Aires del mito de Argentina como un país de origen europeo, sin raíces indígenas” afirmó el medio.

“Entre 1881 y 1914, el momento de la explosión migratoria, Argentina recibió más de cuatro millones de extranjeros, entre ellos dos millones de italianos y 1,4 de españoles. Sin embargo, antes de la llegada de los primeros europeos, en el siglo XVI, el país ya estaba habitado y aún hoy, según datos del último censo, el país cuenta con casi un millón de indígenas”, agrega el diario español.

Mientras que para el diario Folha de Sao Paulo, “la frase racista revela un rasgo cultural profundo que minimiza o incluso niega las raíces mestizas de la población argentina, pensamiento que está presente desde el siglo XIX entre importantes intelectuales y gobernantes argentinos. El medio llega hasta Domingo Faustino Sarmiento, quien en su libro “El Facundo” habló de la necesidad de “blanquear la Argentina” para el desarrollo del país y que en su mandato, “alentó la inmigración de europeos con este fin”.

Para la cadena alemana Deutsche Welle, “las consecuencias de esta falsa creencia” argentina son de variado tipo: “Si no hay indígenas, si solo están en el pasado, entonces las políticas públicas no los incluyen, ni consideran a las comunidades como interlocutores válidos”.

Y estos preconceptos se instalaron de múltiples maneras en el imaginario social. Cuando un niño juega de manera bruta, se dice que juega “como un indio”. A las personas más desfavorecidas las tratan de “negros” y los rivales de Boca Juniors llaman “bolivianos” a sus hinchas.

“Argentina es uno de los poquísimos países latinoamericanos cuyas élites propusieron visiones del ‘nosotros' nacional que lo imaginaban exclusivamente blanco y europeo. La mayor parte de sus equivalentes en la región plantearon narrativas de unidad que giraron en torno de la mezcla”, afirmó el historiador argentino Ezequiel Adamovsky a la revista Anfibia.

Y el mito de la “nación blanca”, “que no es para nada inocuo”, es tan poderoso que ha determinado la existencia de “una ceguera al color” en la sociedad argentina, publicó la agencia de noticias trasandina Telám.

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