No cabe duda que el Gobierno que auspicie esta idea (reforma al gobierno corporativo del banco) estará sacrificando poder”

Arturo Tagle Quiroz (61, casado, cinco hijos) es de aquellos ejecutivos que respira banca. Y su nombre, pese a que públicamente se hizo más conocido a la cabeza de BancoEstado, está asociado al Banco de Chile. Su padre Guillermo fue vicepresidente de la entidad y su abuelo materno fue gerente general. Tagle, tras pasar en los '80 por la Superintendencia de Bancos y entre 1989 y 1995 por la gerencia general de la Asociación de Bancos, llegó como asesor de la presidencia al Chile y luego ocupó cuatro gerencias para en 2010 ser nombrado en el mismo cargo que ocupó su abuelo Arturo Quiroz. Estuvo ocho años al mando del banco controlado por el grupo Luksic y Citibank hasta que en 2018 el Presidente Sebastián Piñera le pidió asumir la presidencia del banco estatal. Estuvo dos años, hasta que Piñera puso en su lugar al exministro Sebastián Sichel, quien duró menos de seis meses en el cargo para asumir una precandidatura presidencial y cuyo paso por la entidad estuvo marcada por el hackeo que sufrió el sistema computacional del banco. La intempestiva salida de Sichel molestó a varios, pero Tagle prefiere no hablar de ella. Coincidió eso sí con una columna que, el hoy director del Scotiabank, publicó tres días después en El Mercurio, donde plantea dos desafíos fundamentales que debe enfrentar BancoEstado para lo que viene: “una administración técnica, profesional y estable, y un capital suficiente”.

-En su columna, usted habla de la necesidad de capitalizar el banco. ¿El fisco cuenta con recursos para eso?

-BancoEstado es la institución financiera que más capital debería necesitar de aquí al 2025 para cumplir con los requerimientos de Basilea III. Por supuesto (su capitalización) pasa por decidir de qué tamaño debe ser el banco y en qué negocios debe seguir. Hay un segmento muy importante de la población que para su crédito de vivienda, su cuenta de ahorro, de pagos o su tarjeta de créditos no cuenta hoy con otra opción, ya sea por precio, por políticas de riesgo o simplemente por ubicación geográfica. Esa población demanda crecientemente servicios financieros. Es por eso que la empresa bancaria estatal debería seguir creciendo y para eso se necesita capital. Son los poderes Ejecutivo y Legislativo los que deben dirimir entre opciones dónde destinar recursos. En mi opinión, en las actuales condiciones del mercado de capitales, si se garantiza una adecuada administración, aportar nuevos recursos al banco resulta muy razonable.

-La idea de un nuevo y mejor gobierno corporativo en las empresas estatales ha rondado mucho tiempo. Se hizo con Codelco y Enap. ¿Por qué no en BancoEstado? ¿Por la posibilidad de incidir políticamente?

-Yo he llamado la atención de que el gobierno corporativo de BancoEstado necesita de una modernización, porque gran parte de los temas que se deben mejorar se asocian a inversiones y planes de trabajo más largos que los períodos presidenciales de cuatro años. Se necesita empoderar a la administración para poder tomar decisiones con cierta independencia de las rotaciones que se producen en su consejo directivo, y se necesita empoderar al directorio para que controle con efectividad e involucramiento la gestión que lleva a cabo la administración. Eso que ocurre en Codelco, no ocurre en BancoEstado, que se rige por una ley de 1977.

-¿Cómo sería un gobierno corporativo ideal? ¿El Presidente de la República debe seguir designando al presidente del banco?

-Reformar el gobierno corporativo de ese banco requiere de gran generosidad política, porque no cabe duda que el gobierno que auspicie esta idea estará sacrificando poder. Me parece perfecto que el Presidente de la República designe a quien preside el directorio. Pero también pregunto: ¿es bueno que cada nuevo Presidente de la República designe a todos los integrantes del directorio y a su presidente? ¿Qué criterios deben primar a la hora de designar directores? Es evidente que esta institución se ha transformado en una herramienta importante de política pública, pero también es cierto que su administración es cada vez más compleja del punto de vista técnico.

Tecnologías y personas

-BancoEstado ha sufrido varios percances tecnológicos, el más grave fue el hackeo de mediados de año.

-BancoEstado requiere una urgente renovación tecnológica. Esto no es sólo un asunto de invertir más dinero. Requiere dinero, pero también tiempo. No se puede hacer una gran transformación en dos o tres años. Se necesita trabajar con horizontes más largos.

-¿Cuáles son los cambios más urgentes que debe realizar?

-Se requiere mucha inversión en tecnología y en la gente. El sistema computacional que hace 20 años administraba menos de un millón de cuentas, hoy administra más de 13 millones de cuentas. Además, es imprescindible seguir profesionalizando la base de trabajadores del banco. El antiguo sistema de carrera funcionaria, que en algunas áreas del banco aún perdura, tiene debilidades.

-¿BancoEstado cuenta con la fortaleza suficiente para competir contra los mayores actores del sistema financiero o debe pelear por el quinto lugar?

-No tengo dudas de que lo más relevante de su quehacer está en lo masivo. Estar en los negocios en que otros no están, fomentar condiciones para incentivar que los privados también participen en determinados negocios. Pero también hay fortalezas en desarrollar una banca universal, puesto que la combinación de negocios en ocasiones habilita la realización de negocios masivos cuyo período de madurez podría ser muy largo. Ciertamente es válida la discusión acerca de qué tamaño deben ser aquellos negocios donde el Estado es un competidor más.

-Entre las administraciones anteriores del banco, ¿cuáles destacaría?

-A todas las administraciones les ha tocado circunstancias muy diferentes. Sin embargo, habiendo mirado desde afuera por décadas y luego por dentro, dos períodos notables fueron los conducidos por Andrés Sanfuentes y Jaime Estévez. En común tienen la gerencia general de José Manuel Mena, conductor de los comienzos de la profesionalización del banco y del proceso de masificación de las cuentas de pago.

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