“¿Hagamos esta entrevista por escrito mejor?”, propone Teresa Marinovic.

Un día previo a Navidad la licenciada en filosofía de la Universidad de los Andes (47) toma un descanso en el living de su casa en Lo Barnechea. Sofás de varios cuerpos en tonos tierra, dos cuadros de Matta, flores multicolores y un crucifijo en una mesa lateral decoran el ambiente. “Soy bastante antisocial. Cuanto menos salga y menos reuniones tenga, mejor. No sé si en esta pandemia habré hecho alguna excepción, pero salí muy poco”, comenta.

A pesar de su ostracismo social, la polémica tuitera sigue mostrando su protagonismo en Twitter (173,8 mil seguidores). También marca presencia en los videos de YouTube de la Fundación Nueva Mente (FNM), que creó en 2018 y de la cual es directora ejecutiva. “Nuestra organización tiene como marca el concepto “por la razón”. Aportamos datos y análisis críticos a la discusión pública a través de video-columnas y programas. El 18 de octubre me convencí de que debíamos ser una alternativa a los medios de comunicación tradicionales, que hace rato desistieron de cuestionar al poder. Los chilenos necesitaban mucho más. Por eso desde marzo próximo tendremos una programación más completa con YouTube como plataforma principal. Nuestro énfasis estará en lo noticioso y político, pero también en contenidos en áreas como historia, economía y educación cívica”, explica.

Hace ocho años comenzó escribiendo controvertidas columnas en medios de comunicación. Desde su postura tildada de conservadora (contraria al aborto, a los anticonceptivos y al matrimonio homosexual) ha expuesto sobre temas valóricos y políticos. Lo hizo en El Mostrador y desde 2013 escribe en LUN. En 2018 dejó BíoBío TV para abocarse a los videos de su fundación.

-¿Todavía se considera ultra conservadora y de derecha?

-No, tenía sentido usar esos carteles cuando uno podía identificarse con representantes de esos sectores. Hoy tiene más sentido decir que soy liberal en el sentido clásico. Además, nunca he militado en ningún partido político.

-Es sabido que prefiere entrevistas por escrito. ¿Es por temor a equivocarse o porque es odiada en las redes sociales?

-Esto aplica para las entrevistas escritas, donde lo que aparece no depende solo de mí, sino de la forma en que el periodista edita. En lo audiovisual, en cambio, circulan muchísimas entrevistas mías en YouTube. Además, me demoro menos, y soy más precisa por escrito.

“La fatiga de material es evidente”

Casada, con nueve hijos de su primer matrimonio (seis mujeres y tres hombres) prefiere no revelar la edad ni el nombre de su descendencia. “Tengo cuatro universitarios, uno que dará la Prueba de Transición Universitaria (ex PSU) y cuatro que están en el colegio”, dice.

-¿Nunca temió colapsar con tantos niños?

-Crecí disfrutando de lo bueno de una familia grande, la de mis abuelos, donde tuve un papel muy importante como la nieta mayor. Eso fue determinante para definir el número de hijos que tuve. No fue un precepto religioso. Aunque a ratos añorara tranquilidad, tuve mucho más presente lo bueno.

-¿Cómo conoció a su marido?

-Depende. Al primero en 1993. Al segundo, que espero sea el definitivo, en 2010. El futuro nadie sabe lo que depara.

La columnista tiene un recuerdo especial de un regalo navideño del año 2000. “Ahí supe que estaba esperando mi cuarto hijo. Y no me digas que ese no fue un regalo material, porque los embarazos y los hijos dejan bastantes secuelas físicas”.

-¿Alguna consecuencia que se pueda contar?

-Soy lo suficientemente vanidosa para no ser demasiado específica, pero la fatiga de material es bastante evidente. Después de los 40 empieza un proceso de decadencia física bastante indiscutible. No es extraño que en este período donde la mujer comienza a sentirse vieja, lo que más valore sea que le digan buenamoza.

-En pantalla se le ve maquillada, preocupada de su imagen.

-A los 23 años, me importaba ser reconocida como inteligente. A los 47, las prioridades se invierten. Me maquillo, aunque esté en el campo o convaleciente. Y usos tacos, incluso, en la playa. La fama de la chilena, de arreglarse poco, viene de nuestra historia. Cuando Chile era uno de los más pobres de América, no podíamos ser las más producidas del continente.

-También ha dicho que quiere reivindicar el rol de dueña de casa.

-Sí, para revalorizar esta función. Hoy nadie se avergüenza de decir que es influencer y ventilar su intimidad. En cambio, muchas piden disculpas: “solo soy dueña de casa”. Como si fuera menos, eso es penoso. Aunque prácticamente no cocino, no tejo ni sé coser, me encantaría ejercer bien ese rol. También ciertamente muchas se autodenominan así, sobre todo las de clase alta, pero simplemente son las que no trabajan. Quizás ahí está el desprestigio de este concepto; algunas usan esta etiqueta para esconder su comodidad.

“Me resisto a que me impongan obligaciones absurdas”

Marinovic creció como la mayor de cinco hermanos en una parcela de Peñalolén. “Era una casa muy distinta a las de mis compañeras de curso en Las Ursulinas: de campo, antigua, pobre, al menos en términos relativos”.

-Cuentan que de niña era bastante inquieta.

-Era alegre y me gustaba jugar al colegio, a enseñar. Mis pobres alumnos eran mis hermanos y primos chicos, ellos lo pasaban mal. Por eso, encontré bien graciosa una asociación de alguien con la forma en que grabo mis comentarios. Dijeron que parezco inspectora de colegio. También me gustaba estar sola, salir a caminar y rezar. Hasta hoy tengo esa dicotomía. A ratos soy muy comunicativa, pero después necesito retraerme.

-Transmite un carácter fuerte, hace un tiempo expresó con garabatos su malestar en contra de CNN por una nota donde se le sindicaba como homófoba.

-Quizá un rasgo bastante distintivo sea mi defensa permanente de mi propia identidad; me resisto a que me impongan obligaciones irracionales o absurdas.

-Se declara católica practicante y fue del Opus Dei, ¿cómo es su relación con Dios?

-No sé si una entrevista sea el mejor lugar para hablar de Dios. Basta con decir que tiene una función constituyente y estructurante en mi vida. Lo mismo puedo contar de los años que recibí formación en el Opus Dei; una gran institución, pero muy desconocida; asociada a mitos bien injustos.

-Ha contado: “que mi marido me mantenga que da libertad”. ¿Es tan así?

-Cuando cuento que él me mantiene, no lo digo en sentido absoluto: yo he trabajado siempre. El punto es ¿en qué momento de la historia, los hombres dejaron de asumir como responsabilidad propia la obligación de proveer? Uno podría decir que esto tiene sentido si es que la labor maternal se pudiera intercambiar fácilmente. Pero no es así. Incluso, aunque el hombre lo quiera, la madre sigue cumpliendo una función mucho más amplia respecto de los hijos que el padre. Que yo gane plata y que contribuya, no quita que el hombre tenga obligaciones con la mujer que cría a sus niños.

-¿Qué es lo que han comentado de usted que le ha causado más gracia?

-Creo que es cierto eso de que me parezco al burro de Shrek.

-Ha expresado que es pudorosa con sus “sentimientos más profundos” a excepción de sus hijos. ¿Tiene algún dolor importante?

-Hay que aclarar que ellos no me consideran muy expresiva. Y por supuesto que he sufrido, como todos, pero justamente porque no suelo ventilar demasiado mis sentimientos, no haría pública mis penas.

“He tenido miedo muchas veces”

-¿Qué costos le ha traído ser una columnista controvertida? ¿Ha tenido miedo?

-No hace diferencia alguna en lo diario. Aunque quizá a ratos es latero estar en un evento y que se te acerquen a hablar de política. En Chile, los ataques solo se producen a través de redes sociales o en una turba. Jamás, por alguien que te increpa en la calle. Claro que he tenido miedo muchas veces. Eso de que somos la generación que no teme, me suena a una generación de estúpidos. Obviamente me he arrepentido de alguna columna, pero no recuerdo nada puntual ahora.

-Una de sus frases más polémicas fue decir que la homosexualidad era una anomalía, ¿le trajo problemas?

-No tuvo ningún costo cotidiano. Obviamente, tengo cercanía con homosexuales, que en su mayoría no estuvieron de acuerdo conmigo en esto. El punto es que al final, la forma más profunda de desprecio es el paternalismo y la condescendencia, no la honestidad.

-Se dice que uno de sus hijos accedió a la gratuidad universitaria. Esto ha sido bien comentado en Twitter, pues usted es contraria a ese modelo.

-Soy absolutamente contraria a la gratuidad como política pública. Me parece aberrante que, con los impuestos de los trabajadores, se subsidie a un universitario que muy probablemente estará dentro de los más ricos de Chile. Dicho eso, por razones de educación, mis hijos se costean sus estudios universitarios. Y cuando egresan del colegio, buscan formas de financiamiento, cuestión que se hace postulando a algún tipo de subsidio. A una de mis hijas, el Estado le dio gratuidad. No soy yo quien debe dar explicaciones, sino quienes consideran que esto es razonable.

-Votó Rechazo. ¿Quiere ser constituyente?

-Sí, mirando un poco lo que pasa en el Congreso, hacer un aporte, por pequeño que sea, no me parece demasiado difícil.

“Se sabía que Piñera no tendría demasiado coraje”

-En la reciente encuesta Cadem Sebastián Piñera alcanzó un 17%, tres puntos más que en su evaluación anterior. ¿Qué nota le pondría?

-Un tres. Se sabía, porque las personas no cambian tanto a esa edad, que no tendría demasiado coraje para hacer reformas significativas que pudieran resultar algo impopulares. A mí me desconcertó que estuviera dispuesto a traspasar tantos límites, a poner en riesgo los cimientos más profundos del país.

-¿Qué ha sido lo peor de este año en términos políticos?

-Que la discusión no gire en torno a las ideas sino a la subjetividad. Cuando el lenguaje se degrada y se califica de dictadura a un gobierno derechamente débil o se llama violación a los derechos humanos a los actos orientados a reprimir la violencia. Cuando se aplican medidas extremadamente coercitivas en nombre de la salud; sin discutir su efectividad. O cuando la OMS se toma como referente sin notar sus errores garrafales pasados. Yo me siento presenciando un periodo histórico marcado por la irracionalidad y las contradicciones.

-Se declaró partidaria de Pinochet, ¿lo sigue siendo?

-Fui partidaria de Pinochet, no dejaré de decirlo, y sigo haciendo una buena evaluación de su Gobierno. No creo que en él haya habido una política sistemática de violaciones a los derechos humanos.

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