En lo técnico es potente. Deberá ser un secretario general que tenga potencia comunicacional”

Matías Claro, vicepdte. de Sofofa

El head hunter recolectó 25 nombres como candidatos para ser secretario general de Sofofa. Pero la recomendación del grupo de búsqueda al Comité Ejecutivo fue por tres. Y tras un desliz mediático, el elegido fue Rafael Palacios, actual director de Políticas Públicas del gremio, quien en todo caso tendrá un rol distinto a su antecesor, mucho más público y con una vocería complementaria a la del presidente. Un alto desafío para este antropólogo y abogado de la Universidad de Chile de 43 años, que no goza de training mediático.

La elección de un secretario general de Sofofa que reemplazara al histórico Jorge Ortúzar (que estuvo 17 años en el cargo) estaba prevista para un año atrás, pero el escenario social lo postergó.

Es que el rol iba a cambiar.

El presidente de Sofofa, Bernardo Larraín, hizo una reestructuración completa del gremio, cuyo diseño contemplaba figuras distintas a las tradicionales, lo que chocó con algunas posturas más conservadoras. Esta estructura está basada en dos pilares con cabezas distintas que reportan al presidente. Un pilar, hoy a cargo de la directora ejecutiva Aurora Olave, que es la gestión interna de un gremio que emplea a 70 personas y que en 2019 tuvo ingresos por $4 mil millones, sus proyectos internos y las entidades allegadas (como la Caja de Compensación 18, la OTIC Sofofa y la Corporación Sofofa). El otro pilar es la secretaría general, cuyo rol, a diferencia de Ortúzar, será más público.

“Junto al presidente, tendrá la representación del gremio, será responsable del posicionamiento de los intereses gremiales en la discusión de las políticas públicas, y de ejercer cierto liderazgo en la discusión de la agenda constitucional”, explica el presidente Bernardo Larraín. “Tendrá entonces un rol de representación, de posicionamiento y de vocería”, resume.

Historiada elección

Primeramente se había filtrado que el elegido como nuevo secretario general era el abogado Juan Pablo Schaeffer, quien hoy integra la delegación chilena ante las organizaciones internacionales en Ginebra. Pero además del enojo que causó que el nombre se filtrara, hubo problemas de temporalidad que llevaron a que el comité ejecutivo cambiara el nombre por el de Palacios. Schaeffer tenía que venirse de Suiza sin familia. Su puesto terminaba en junio y la Sofofa requería alguien de inmediato y que se subiera rápido al carro. El Consejo General, entonces, optó el pasado 16 de diciembre por su director de Políticas Públicas, quien según su LinkedIn, maneja cuatro idiomas (inglés, francés, portugués y español) y tiene un MBA en la UC y un master en Derecho, Antropología y Sociedad en la London School of Economics.

“A mi juicio, Palacios tiene, como dice Bernardo, más quilla conceptual. Ortúzar era como un ministro de Relaciones Exteriores de la Sofofa, que se llevaba bien con todo el mundo, pero sin perfil público. Y entre Schaeffer y Palacios, más allá de los problemas personales de Schaeffer, y siendo ambos profesionales de alto nivel, creo que Palacios era el candidato natural”, dice un consejero que prefirió no ser identificado.

La tarea mediática

Ni Schaeffer ni Palacios son desconocidos para Bernardo Larraín. Ambos trabajaron con él en Colbún, cuando Larraín presidía la eléctrica. Schaeffer fue gerente de Desarrollo Sustentable y Palacios fue gerente del área Legal.

Este hecho puede ser un punto adverso para Palacios, dado que se le identifica con Larraín, por lo que va a tener que pavimentar su propio camino cuando el actual presidente deje su cargo en mayo (ver recuadro). “Es un hombre 100% de Bernardo, lo trajo desde Colbún y ha sido su gran brazo derecho durante su mandato”, cuenta un empresario que conoce la interna.

Larraín refuta este eventual conflicto recordando que Palacios fue ratificado por el Consejo General de manera unánime y que en su reunión de la semana pasada no hubo un solo comentario en contra ni que levantara esta preocupación. Y hay consejeros que, por el contrario, crean que será un legado de Larraín.

“Uno de los legados de Bernardo es institucionalizar una figura que permita canalizar el propósito de Sofofa de promover politicas públicas adecuadas para el desarrollo económico del país. Y eso requiere un foco y una buena base. Y Palacios tiene el track record interno y externo, de conocimiento, de redes, de formación académica, etc.”, manifiesta el consejero Matías Concha. Su padre, Andrés, fue secretario general antes de ser presidente de Sofofa y es quien inspira este nuevo rol del cargo, dado que en su momento, sobre todo en la década de los 90, fue un vocero alternativo al presidente, debido a su alto conocimiento técnico, su relación con las autoridades y su permanente esfuerzo por proponer ideas que ayudaran a mejores políticas públicas, recuerda Matías.

Sin embargo, el hecho de convertirse en vocero del gremio más poderoso del país requiere de experiencia. Y pese a que Palacios ha sido profesor universitario en la UAI y ha participado en numerosas instancias de discusión académica, no es un asiduo en los medios. En el último año solo se contabilizan algunas citas aisladas y una sola entrevista.

“En lo técnico es potente, muy profesional y preparado. Su desafío va a ser relacionarse bien en lo interno con los consejeros y en lo externo, con la prensa. Deberá tener potencia comunicacional y adaptarse a la presidencia de turno”, agrega el vicepresidente de Sofofa, Matías Claro.

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La llegada de Rafael Palacios a la secretaría general se da en medio de un nuevo proceso electoral de Sofofa. El 26 de mayo deberá nombrarse a un nuevo presidente, tras la elección de 30 nuevos consejeros. Hasta el momento el único candidato es el presidente de Ultramar, Richard von Appen. Aunque entre los consejeros no se descarta una carta que le compita (entre ellos se habla de Matías Concha, quien hasta ahora no lo considera).

Si Von Appen resultara electo, se ve a Palacios como un buen complemento. El jefe de Ultramar tiene un perfil público acotado. Es conocido mediáticamente, da entrevistas y opiniones, pero puntuales. Y si Palacios asume un rol de secretario “al estilo de Andrés Concha”, podrá desplegarse. A diferencia de lo que hoy ocurre con Bernardo Larraín, quien es el único vocero del gremio.

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