“Amo esa serie; es increíble todo lo que ha hecho por el ajedrez; ha despertado el interés de millones de personas quienes se han dado cuenta de lo fascinante que es. Es una bendición esto que ha pasado”, asegura desde su hogar en Budapest la compositora, ajedrecista, cantante y artista conceptual, Juga (jugamusica.com). Probablemente la figura chilena más parecida a la protagonista de Gambito de Dama, ahora la serie más vista en la historia de Netflix, sobre el personaje de ficción, Beth Harmon, una genia del tablero.

La producción, opina Juga, sumado al encierro que ha impuesto la pandemia, ha llevado a que hoy el llamado deporte-ciencia se encuentre en un momento de gloria. “Ahora hay un boom. Como estos han sido los únicos torneos que se han podido efectuar online, se generaron un sinfín de competencias y aumentó la gente que comenzó a jugar ajedrez. Incluso se dio una simbiosis entre el ajedrez y los videojuegos a través de los canales en streaming. Si a eso se suma Gambito de Dama, esto es un renacimiento, una nueva primavera para el ajedrez”, afirma Juga, quien ha dado charlas sobre su arte en Alemania, Estados Unidos y Hungría.

Fischer y el cerebro femenino

La artista lleva varios años fuera de Chile. Una “ciudadana del mundo”, como se define. En 2009 se instaló en Rapa Nui, donde realizó su primer álbum, El orden de las cosas (2010) y Cada Isla un Tesoro (2012), junto a músicos locales. En 2013 se radicó por cuatro años en Buenos Aires y creó la obra Juga di Piaf, una performance en que interpretó clásicos de la diva francesa y continuó grabando música.

Hoy la artista se encuentra en Budapest, donde comenzó una nueva etapa creativa al unir su experiencia como licenciada en composición de la Universidad Católica, con su potente voz y los amplios conocimientos ajedrecísticos con canciones sobre este fascinante mundo que hoy mueve a millones de jugadores —profesionales como amateurs— en el mundo.

“Esta pasión la heredé de mi padre, quien es un gran aficionado y entusiasta de esta disciplina; me transmitió no sólo lo fascinante del juego sino la importancia que tiene en la sociedad y el rol como factor de cambio, de movilidad social y una herramienta educacional que me cautivó de niña”, señala la hija del empresario Daniel Yarur, creador de la Fundación Chilena de Ajedrez, de la cual ella es directora.

Feminista, Juga ha levantado sus banderas en esta disciplina históricamente dominada por hombres, tal como lo refleja la aplaudida serie. Aunque como dirá en esta entrevista, la situación es aún peor.

Así creó el Campeonato Nacional Femenino (2007), para disminuir “la enorme brecha en cuanto al nivel de juego y de oportunidades”, donde las chilenas Damaris Abarca, presidenta de la Fundación de Ajedrez de Chile y cuatro veces campeona nacional; y Javiera Gómez, hoy representan a una nueva generación de jugadoras, con importantes logros internacionales.

A nivel mundial, Juga ha cultivado una relación profesional y de amistad con la gran maestra húngara, Judit Polgar, a quien conoció en 2013, cuando estuvo en Chile. “Nos hicimos cercanas; compartir con ella es fascinante. De hecho participa de mi último clip (“Inmortal Game”) junto a otros grandes jugadores”.

Dicen que la serie Gambito de Dama se inspira precisamente en ella.

—Hay mucho de su historia en la serie, aunque en honor a la verdad se basa en la novela de Walter Tevis, publicada a comienzos de los ‘80, cuando Judit aún no era un referente. Tampoco Susan, su hermana mayor, quien después fue la primera gran maestra mujer del mundo. Judit la sobrepasó y llegó a ser la número 8. Luego de ellas, ninguna mujer ha logrado siquiera entrar al top 60. Creo que el personaje está más basado en Bobby Fischer, quien efectivamente sufrió problemas de inestabilidad emocional y mental.

Eso sí, aclara:

—Pero no existe un ajedrecista que haya llegado a estar entre los top abusando de sustancias o de alcohol; no se puede; no beneficia en nada. En ese sentido la serie no es realista. Tampoco el proceso que recorre Beth para llegar a ese nivel. Se requiere de mucha teoría y entrenadores. Dicho esto, amo esta serie, es increíble todo lo que ha hecho por este deporte.

Es increíble lo complejo que ha sido para las mujeres destacarse...

—Es por el rol que se nos ha dado a lo largo de la historia. Las tres hermanas Polgar fueron campeonas de ajedrez. Sus padres eran educadores pero decidieron que a partir de los 5 años sus hijas se prepararan para ser campeonas mundiales. Esa era su meta, algo que no suele suceder en la realidad. Cuando una mujer demuestra una habilidad a temprana edad, a lo más la meten a clases especiales. ¿Qué padres querría poner a su hija a estudiar 10 horas diarias, sin ir al colegio, a entrenar con puros hombres y viajar por el mundo? No lo ven como una carrera profesional sino como una pérdida de tiempo. De las mujeres se espera que estén de buen humor, disponibles, que sean un miembro activo de la familia, buenas hijas, entonces cero posibilidad de ser campeonas considerando el sacrificio y la dedicación que involucra. En China e India, sin embargo, el gobierno inició hace diez años un plan de apoyo a las jugadoras y sus familias; les financian las carreras. Hoy ellas son las campeonas del mundo.

Agrega:

—Entonces lo que yo busco con mis canciones no es solo que la gente se enamore del ajedrez. También que se reconozcan los tremendos héroes que tiene cada país, porque es un esfuerzo inmenso. Llegar hasta las más altas esferas significa un compromiso de por vida. Una de las maravillas de esta serie es que enseña el proceso de estudiar, de que existe la teoría del ajedrez, de la importancia que tuvo en otras épocas en la sociedad.

—¿Son tan machistas los torneos?

—Hoy ya no tanto, pero en sus entrevistas las Polgar dan cuenta de que entraron a competir en un ambiente totalmente misógino. Bobby Fischer y Gary Kaspárov decían que las mujeres no podían jugar ajedrez porque sus cerebros no estaban configurados… Por lo tanto era imposible pensar en enfrentarse a ellas algún día… Pero luego apareció Judit Polgar y les tapó la boca (ríe). Fischer fue a Budapest a visitar a la familia de las hermanas y entrenó con ellas; las Polgar les abrieron los ojos a los hombres de que sí están capacitadas.

Mira fijo y agrega:

—Ahora, la amabilidad que los jugadores demuestran en Gambito de Dama, ¡es imposible!. A Judit ni siquiera le daban la mano cuando ganaba. Al perder contra ella, un gran maestro se enfureció de tal forma que se pegaba en la cabeza contra el ascensor. Hubo otro que se golpeó contra el tablero. La discriminaron, la menospreciaron. Después de dos décadas recién la asumieron como una jugadora de elite.

El llamado del tablero

Juga, quien estudió composición musical en la Universidad Católica, también aquí cumplió un rol pionero la primera mujer —junto a otra compañera— en licenciarse en esta disciplina. “Sólo aceptaban a 10 estudiantes por generación, y las alumnas que nos precedieron no llegaron a graduarse. Somos las primeras en la historia de la facultad”, comenta.

“Después de publicar dos discos, sentí muy fuerte el llamado del ajedrez. Jugué en muchos torneos, comencé a profundizar en la técnica y a mejorar mi nivel con entrenadores. Mientras estudiaba comenzaron a fluir las canciones. En las partidas podía ver a mi propio ser; las cosas que me pasaban, lo que pensaba y descubrí una fuente infinita de inspiración”.

—¿Cómo es eso de que veía reflejada su vida en el tablero?

—El ajedrez es un ejercicio de auto-conocimiento, como una meditación; hay que jugar con total silencio y con cara de póker. Pero dentro tuyo vives un torbellino, una montaña rusa de sensaciones y emociones. Con mis canciones exploro la parte sicológica y emocional que hay en el tablero pero también lo simbólico, lo que significan las piezas. Eso es lo bonito del ajedrez, donde a pesar de todas las reglas hay un sinfín de excepciones, es infinito para la mente. Eso es lo fascinante. Cada partida es distinta. Y aunque desarrolles un plan o una estrategia, al final es como en la vida porque uno propone pero el tablero dispone. Es constante creación de distintos planes y de visualización; es una abstracción muy grande.

Es una lección de vida.

—Desarrollas la tolerancia a la frustración, la capacidad de abstracción y creatividad; te obliga a crear una estrategia distinta cuando la que ideaste ya no sirve. En una partida que jugué en Roma, me inscribí en una categoría mucho más arriba de mi nivel; al comienzo sentí que iba ganando pero de un momento a otro mi oponente me descolocó… No sé qué pasó… Me vi totalmente perdida. El ajedrez a veces es muy cruel; cometes un error o tomas una mala decisión y estás acabada. Después me di cuenta de que no tenía ningún ataque.

Fue esa situación, cuenta, lo que la llevó a escribir su primer éxito mundial, “Oh Capablanca!”. “Está inspirada en el gran maestro cubano, el único campeón mundial latinoamericano de la historia. Una leyenda —destaca Juga—. De hecho en la serie comparan a Beth Harmon con él, por su genialidad. Le decían el Mozart del ajedrez; un niño prodigio que ya a los 5 años se destacaba a nivel mundial. Capablanca decía: el ser humano aprende más de sus derrotas que de sus victorias”.

Desde que lanzó esa canción, en septiembre de 2018, la obra de Juga comenzó a sobrevolar el circuito ajedrecístico. “Los seguidores de este deporte comenzaron a compartirla, y me hicieron muchas entrevistas en los medios especializados más importantes: Chess base, Chess24.com; Chess.com. También en la BBC World Radio, el diario El País España; Sky News e ITV en UK y TV2 y TV Norsk de Noruega. Llamó mucho la atención y en octubre me invitaron a cantar en la ceremonia de clausura de las Olimpiadas de ajedrez que ese año fue en Georgia. Canté después de que se bajaran del escenario los ganadores; los jugadores chinos, rusos, norteamericanos. Me temblaba el corazón porque eran mis ídolos. Fue un antes y un después en mi carrera”.

En el World Chess Championship en Londres de 2018, que enfrentó al campeón mundial Magnus Carlsen con Fabiano Caruana, Juga presentó Isolated Pawn (“Peón aislado”). “Es la pieza más débil del tablero, la más expuesta a ser bloqueada y atacada. Pero los que tienen un conocimiento fuerte les gusta jugarlo porque —cuando logra desbloquearse— puede ser una gran pieza de ataque. Yo me inspiré en la famosa partida entre los dos campeones rusos Smyslov y Karpov, en 1971.

El 2019 la cantante lanzó “Táctica”, en el Global Chess Festival, que se desarrolló en la Galería Nacional de Arte de Hungría.

Tras ello participó del Norwegian Chess, el campeonato más importante de Noruega, con los top ten del mundo. Y viajó a la primera edición del European Golden Pawn Awards. Fue la propia Judith Polgar quien le entregó el GoodWill Ambassador for Artistic Values of Chess, donde también fue homenajeada Yoko Ono.

Hoy Juga prepara un álbum únicamente con canciones de ajedrez.

—¿Qué paralelo hay entre el ajedrez y la música?

—Suelo llevar un ajedrez bajo el brazo o en la cartera y cuando tengo un tiempo me pongo a estudiar mis partidas. Así he hecho numerosos amigos, porque no importa en qué lugar esté; si hablo no el mismo idioma, con el ajedrez puedes comunicarte y compartir un espacio con el otro jugador.

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