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Netflix se convirtió en la lámpara mágica de los cineastas de renombre. A un año de que le facilitará a Martin Scorsese millones de dólares para hacer “El Irlandés”, la compañía financia ahora un viejo proyecto de David Fincher (“El club de la pelea”, “Zodiac”) que posee una carga emocional para el director: el guion fue escrito por su padre, fallecido en el año 2003. Se trata de “Mank” (disponible en la plataforma desde el 4 de diciembre), largometraje que huele a Oscar por todas partes. No solo porque Gary Oldman ofrece una de esas actuaciones “intensas” que cada año cautivan a la Academia sino porque, en tiempos de reivindicaciones, la película recoge una vieja controversia de Hollywood: la idea de que “El ciudadano Kane” es más una obra del guionista Herman Mankiewicz que de Orson Welles, eternamente elogiado por este debut cinematográfico. La gran responsable de la calumnia es probablemente la crítica Pauline Kael, quien en 1971 publicó en el New Yorker el polémico artículo “Raising Kane”. Siete años después, el investigador Robert Carringer, tras revisar todas las versiones y anotaciones del guion, desmintió la acusación, dándole a Welles un rol fundamental en la escritura del filme.

De acuerdo a la versión de Fincher, Mankiewicz (Oldman) es contratado por el director (Tom Burke), de 25 años por entonces, para que escriba el guion de “El ciudadano Kane” en tiempo récord con la ayuda de una joven taquígrafa (Lily Collins). Usando su cama como lugar de trabajo tras sufrir un accidente automovilístico, el guionista un tipo cínico, —desencantado y alcohólico— va construyendo el relato con conocimiento de causa porque alguna vez fue cercano al magnate William Randolph Hearst y a su círculo socual, incluyendo su amante, la actriz Marion Davies (Amanda Seyfried).

El presente —estamos en 1940— es iluminado por flashbacks que muestran la relación de Mankiewicz con la industria, la política y la elite, siempre en un lugar de disidencia. Así se justifica el valor personal que “El ciudadano Kane” tuvo para él, como si hubiese sido producto de años de lucha en contra de las ambiciones del poder, la manipulación mediática y la desconexión de la alta sociedad con los problemas reales de la gente. ¿Y Welles? Aquí prácticamente brilla por su ausencia mientras el guionista escribe lo que para él es su obra maestra.

“Mank” no se limita sin embargo a esta rencilla. El proceso creativo de “El ciudadano Kane” le sirve a Fincher para ofrecer un retrato del Hollywood de la década del 30 y su relación con la política en medio de un país golpeado por la Gran Depresión. La fábrica de ilusiones parece un correlato del sueño americano. Fincher pone aMankiewicz en contra de un mundo falso y hostil sin ánimo de disfrazar sus comentarios en beneficio de la supuesta objetividad. El productor Louis B. Mayer, Randolph Hearst y el mismísimo Orson Welles son presentados aquí como detestables antagonistas.

En términos formales, la película recrea el blanco y negro de la época dorada de Hollywood, replica los flashbacks propios de “El ciudadano Kane” y potencia los diálogos –imparables, ingeniosos, cruzados¬– mirando hacia aquellas viejas producciones. Es un ejercicio de estilo evocador para acompañar una historia que entretiene a pesar de la idea cuestionable en que se basa: la supuesta contraposición entre el trabajo del guionista y el rol del director.

“La relación entre el guionista y el director es complementaria, como son todos los roles en el cine. El guion es una guía que llega hasta cierto punto. Es una obra que antecede a la película y el gran diseño de lo que va a ocurrir”, opina el director y guionista Fernando Lavanderos (“Y las vacas vuelan”). “El Ciudadano Kane es una película que tiene imágenes que permanecen. Sin duda alguna, hay muchísimos grandes méritos en la dirección de Welles. Es decir, el guion no basta para configurar lo que es la película. A mí me quedan esos planos tan únicos, con tanta personalidad, hay una dirección imponente. Ya desde el comienzo te atrapa en un universo muy único. Si eso va acompañado de un gran guion, el resultado es una gran película”.

La Meca del cine en cinco recomendados

“Mank” corona una serie de películas y series que exploran el negocio del cine con afán crítico, esa industria donde, según Marilyn Monroe, “te pagan mil dólares por un beso y cincuenta centavos por tu alma”.

“Hollywood” (Netflix)

Estrenada en mayo de este año, esta serie de Ryan Murphy se ambienta en el Hollywood de los años 40 para denunciar la homofobia, el racismo y el clasismo imperante, además de revivir figuras que lograron el éxito en contra de los estereotipos como la estrella china Anna May Wong o Hattie McDaniel, la primera mujer negra en ganar un Oscar. Murphy combina estos personajes reales con otros ficticios en una fantasía colorida que, más allá de sus debilidades, funcionó como un divertimento en los momentos más oscuros de la pandemia.Murphy está también detrás de “Feud”, serie del canal FX que recrea la rivalidad entre Bette Davis y Joan Crawford en medio del rodaje de “¿Qué pasó con Baby Jane?” (1962).

“El juego de Hollywood”

(Amazon Prime Video)

En esta película de 1992, el gran Robert Altman narra cómo un productor de Hollywood (Tim Robbins) termina asesinando a un guionista tras recibir amenazas por haberlo excluido de un proyecto. Un cínico y agudo retrato de la industria del cine en clave de thriller que cuenta con una amplia galería de estrellas, de Bruce Willis a Jack Lemmon pasando por Susan Saradon, Peter Falk y Malcolm McDowell, entre muchísimos otros.

“Trumbo” (Amazon Prime Video)

Un buen antecedente de “Mank” es esta biopic protagonizada por Bryan Cranston (“Breaking Bad”) como Dalton Trumbo, el guionista mejor pagado de los años 40, quien tuvo que lidiar con la caza de brujas de la Comisión de Actividades Antiamericanas por sus ideas políticas.

“Había una vez en…

Hollywood” (HBO-Go)

La última entrega de Quentin Tarantino construye una ucronía sobre el horror provocado por la Familia Manson pero funciona principalmente como un homenaje al cine, el oficio de construir fantasías y la nostalgia de las viejas marquesinas. Un tributo al poder sanador de la ficción y la imagen en movimiento.

“Sunset Boulevard” (Qubit.tv)

Una de las obras más cáusticas sobre Hollywood es esta película dirigida por Billy Wilder y estrenada en el año 1950 que, en clave noir, narra el vínculo entre un guionista fracasado (William Holden) y una diva arruinada del cine mudo (Gloria Swanson) que vive encerrada en una mansión, confiando en que en algún día regresará a triunfar bajo las luces del espectáculo. Oscura, cáustica y entrañable, “Sunset Boulevard” fue repudiada en Hollywood en su momento. Una obra maestra absoluta.

Gary Oldman tiene un Oscar reservado por su rol protagónico en “Mank”, que llegará el 4 de diciembre a Netflix.

Bryan Cranston interpreta a uno de los guionistas más temidos en Hollywood en “Trumbo”, en Amazon Prime.

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