Este es uno de los mejores descubrimientos de estos meses. A cargo de la cocina de Momotaro están Kazu y Suzuo, dos cocineros japoneses que preparan delicias. ¿Qué pedir? Por ejemplo, el Shoyu Ramen, un caldo de pollo con pescados secos, verduras, soya, fideos ramen (unos largos y muy delgados), chashu (carne) y menma (condimento fermentado). Otra opción es el clásico Miso Tonkotsu Ramen, un caldo de cerdo aderezado con sésamo, verduras, miso, algas, chashu, menma y wakame. También tienen un Ramen vegano y un exquisito Okonomo miyaki, que es una suerte de tortilla con verduras, salsa frutal, agridulce y katsobushi (pescado seco). Una vez a la semana ofrecen un Menú limitado, con preparaciones especiales, como Mazesoba de camarón, que es un ramen sin el caldo. Todo, todo muy rico.

Hay muchas cosas que agradecerle a Blue Jar. La primera es haber hecho de sus preparaciones un referente en nuestra gastronomía, con una propuesta sabrosa, sencilla y donde la calidad de cada uno de sus productos es fundamental. Además, se instaló en el corazón de Santiago (a pocos metros de La Moneda), en un momento en que pocos apostaban por esa comuna. Y este mes, que cumplen 13 años, los vuelvo a recomendar. Hace unas semanas reabrieron y se agradece. Puede empezar por sus desayunos, con uno de los mejores cafés de Santiago. Para un tentempié o para almorzar, hay variadas alternativas de sánguches, como el Coronation chicken (pollo con camarón, palta y eneldo) o el Atún caponata (con berros, huevito duro, mayonesa y chutney de jalapeños), y también tienen ensaladas como la de quínua, berros, queso feta, tomates cherry, palta y almendras tostadas. Y pruebe su muy buena repostería: profiteroles, churros, muffin y brownies. Un dato: de 13:00 a 16:00 horas tienen un muy buen Happy Hour.

Empieza la temporada de espumantes y parto por recomendar uno bastante diferente: Lust Sparkling, hecho no con uvas, sino que con jugo de naranjas fukumoto. ¿Cómo se hace? A través del método Charmat, que tiene un proceso de doble fermentación. No espere encontrar lo mismo que en un espumante tradicional, más bien disfrute probando algo nuevo y bien elaborado. La acidez de este brut está bastante equilibrada y hay un cruce con el dulzor. Tiene notas bastante frescas, hay algo de naranja confitada y sus burbujas son permanentes, con una buena espuma. Un espumante diferente, como digo, rico y muy bueno para empezar esta temporada.

Recuerdo el día que probé la cocina de José Ozaki, cocinero peruano especializado en la cocina nikkei. Fue una suerte de amor al primer bocado. Hoy Ozaki está a cargo de la cocina de Piso Uno, un lugar donde se come y se toma bien, y al que muchos van por su ambiente. Hoy su carta está más acotada, pero con platos que son una delicia. Un imperdible es el Glaciar, que son 24 piezas de sushi hecho con pescados frescos (fresquísimos) transformados en sashimi, nigiris y makis. También está su clásico Acevichado maki (camarón panko, sarsa criolla, envuelto en pescado blanco, camote glaseado y crema de leche de tigre), los Baos (rellenos con lomo salteado, chanchito nikkei), el Tiradito pasión (láminas de pescado blanco, pulpo, camarón, bañados en una salsa de maracuyá, rocoto y cilantro), y los Vegan maki (vegetales, tofu grillado, quínua crispy y puré de habas trufadas). Bonus track: su buena coctelería, con preparaciones de autor (pida, por ejemplo, el Felipe III hecho con campari, tónica, jugo de pomelo y de naranja). Esto se llama comer y tomar bien.