“Zapata. Creo que se llamaba Luis Zapata el profesor. Un crack, ex campeón de Chile. Pegaba como mula; te mandaba un combo y te dejaba sentado. Me trató de convencer para que entrenara más en serio y debutar en el Club México; creía que tenía potencial porque soy alto y flaco”, asegura el ministro de Energía Juan Carlos Jobet sobre su pasión deportiva en tiempos universitarios. Cuenta que su fuerte era el jab; “buenas piernas, rápido, ¡cómo Ali!”, dice sobre el hombre que es recordado como el mejor de todos los tiempos. “Era un espectáculo verlo pelear; su estilo era único. Ali es al box, lo que Jordan es al básquetbol, Federer al tenis y Obama a la política; es como si les saliera natural, como si hubieran nacido para eso... wu wei”, describe citando a la filosofía taoísta que define aquellas acciones que fluyen naturalmente, sin esfuerzo ni artificio.

—Lo habrán dejado KO en alguna oportunidad.

—No tanto... Una vez me noquearon con un golpe en las costillas; un gancho que me dejó sin aire. Pero es un ejercicio muy completo; requiere concentración y foco mental; tienes que ser agresivo, pero respetar las reglas. Te sometes al límite de tus capacidades. Mucha adrenalina. Y botas todo fuera. Una forma sana de canalizar la agresividad. Todavía boxeo.

—¿Lo dice por la política? Seguro debe ser una habilidad necesaria...

—Claro (ríe). Trato de evitarlo, pero de vez en cuando hay que pegar algunos puñetes.

Los amigos Kast, Larraín, Matte, Hinzpeter

Juan Carlos Jobet Eluchans, ingeniero comercial y master en políticas públicas de Harvard, es uno de los representantes de la nueva generación política del gabinete. Ex militante de RN, ha transitado por diversos cargos. Partió en Interior con Rodrigo Hinzpeter, en el primer gobierno de Piñera. “Llegué ahí por casualidad. Hernán Larraín Matte (Evopoli) es bien amigo mío, lo conocía desde hace muchos años, de hecho yo se lo presenté a Felipe Kast y así surgió lo que es Horizontal y luego Evopoli. Él iba a trabajar con Hinzpeter pero luego decidió irse al segundo piso. Fue una entrada directa al corazón de la política, a La Moneda. Trabajé muy bien con Rodrigo, una persona a quien quiero y admiro”.

El cargo y la proximidad con el gabinete presidencial, afirma, le permitió conocer al Presidente muy rápido, lo que significó que contara con él para un circuito de roles públicos en su primer y segundo mandato. “Cuando se abrió Vivienda el presidente me mandó para allá y estuve un año. Luego otro año y medio en la tarea de reconstrucción tras el terremoto de 2010 (donde fue parte del comité asesor para el Fondo Nacional de Reconstrucción). También ayudé a Allamand en su campaña de primarias en 2013. Y cuando Pablo Longueira se enfermó (por una aguda depresión que lo llevó a restarse de la carrera presidencial ) y fue reemplazado por Evelyn Mathei, el presidente me agarró y me mandó a Trabajo... Parece que cuando no encuentra más voluntarios, me manda”, ríe.

Tras el cambio de gobierno, entró al mundo privado con la creación de Volta, donde se asoció con Pedro Pablo Errazuriz, Gonzalo Cordua y un fondo de inversión para la adquisición de compañías de reciclaje y tratamiento de residuos.

En el actual gobierno, Jobet comenzó encargándose del fondo de infraestructura. Aunque se integró oficialmente al gabinete en junio de 2019, como titular de Energía, donde se mantiene. “Es un sector que está transformándose muy rápido y que presta servicios esenciales para las personas y donde el empresariado tiene un rol central. Muy conectado con el tema climático y ambiental que es el desafío más importante de los años que vienen, aunque ahora está un poco tapado por el covid y la crisis económica”. Su gran proyecto es el desarrollo del preciado hidrógeno verde.

“Me han tratado de ingenuo”

Jobet es un lector entusiasta. En su tablet acaba de empezar el último libro de Murakami (“Música, sólo música”), uno de los autores a los que sigue junto Emmanuele Carrère (“El Adversario”, “Limonov”, “Vidas ajenas) y Javier Cercas (“Los soldados de Salamina”, “Anatomía de un instante”, “El impostor”). “Siempre he tenido esta mezcla de intereses; lo público y lo privado, los números y las letras. Soy un gallo inquieto, curioso… De hecho dudé bastante si entrar a ingeniería comercial (estudió en la UC) porque provengo de una familia de periodistas por el lado materno (es hijo y sobrino de Celia y Andrea Eluchans, respectivamente, desde hace años ligadas al negocio editorial) y también de abogados. Mientras que mi papá (Juan Carlos Jobet Sotomayor) es ingeniero comercial. Luego, cuando nos fuimos a estudiar a EE.UU con mi mujer (la historiadora Luz María Díaz de Valdés) pensé mucho en si estudiar algo humanista, aunque al final opté por sacar el MBA en administración de empresas y pública”.

Padre de tres hijas, las describe como opinantes, con carácter. “Les damos vuelo y las dejamos ser libres. “Estaban muy preocupadas de las elecciones americanas y no querían que ganara Trump, mientras que en el plebiscito estaban por el Apruebo, que por supuesto yo apoyé”.

—De hecho difundió una carta (‘Por qué voto Apruebo), donde argumentaba que la actual Constitución era un obstáculo, que era necesario partir una nueva etapa para recuperar la moderación y el optimismo. ¿Cómo es eso?

—Desde el punto de vista simbólico, hay una tremenda oportunidad; el proceso constituyente podría convertirse en un instrumento terapéutico. Siempre y cuando la violencia —que afortunadamente ha bajado mucho en las últimas semanas— no tiña la conversación y endurezca las posturas. A los políticos nos falta hacer más gestos de reconciliación y diálogo.

—Hoy, sin embargo, lo que impera es la polarización...

—En este desafío es importante el lenguaje. Sentarse en la mesa de buena fe, dispuesto a dejarse convencer, respetar la opinión de otros y ponerse en sus zapatos, porque en Chile hay un sentido común que es mayoritario y que es lo que los ciudadanos hoy le exigen a la clase política.

—Agrega:

—Pero cuando digo estas cosas me tratan de ingenuo, que eso es imposible, que “los otros” se van a aprovechar de mi buena disposición para destruirme y hacerse del poder...

—A lo mejor hay una diferencia generacional en el modo de abordar la política, donde se contrapone el diálogo con la confrontación.

—De hecho la discusión constituyente está teñida de los fantasmas del pasado. Cuando escribí esa carta varios me dijeron: ‘Es que tú no viviste la UP; ellos van a hacer tal cosa y nosotros, tal otra…'. No comparto esas coordenadas para clasificar a la gente. Es cierto que la política es adversarial; asumo que en la oposición sólo quieren que al gobierno le vaya mal, sacar a un ministro, obstaculizar las reformas y hacer cualquier cosa con tal de perjudicar al gobierno. Pero son actores políticos puntuales que en las encuestas tienen niveles de aprobación bajísimos. Yo apelo al sentido común que es mayoritario, de lo contrario estamos fritos.

—Por lo visto, Gonzalo Blumel representó esa forma de hacer las cosas pero no le fue muy bien...

—No estoy de acuerdo. Hemos vivido los 12 meses más difíciles que haya tenido Chile en décadas, con un clima político muy duro en el Congreso. Y Gonzalo —de quien soy muy cercano— fue clave para darle cauce institucional a la crisis de octubre. De repente se olvida, pero hubo momentos muy complejos el año pasado y Gonzalo fue clave gracias a un liderazgo dialogante. Él actuó con moderación cuando muchos —de anteriores generaciones, como mencionaste— tenían inclinaciones más duras...

—Aunque Blumel estuvo 6 meses en el cargo...

—Pero si se mide en tiempo político, esos meses superan por lejos a cualquier otro ministro en una situación normal. Cuando en mucho tiempo más se escriba este capítulo de la historia, estoy seguro de que se reconocerá su rol. Su salida tuvo más que ver con tensiones y pugnas entre los partidos de la coalición que con su gestión específica.

—Se hablaba de los halcones y las palomas.

—Algo escuché (sonríe). Aunque hay cruces generacionales también; hay halcones jóvenes y palomas viejas. Existe de todo.

—A propósito, ¿qué tipo de liderazgo representa Rodrigo Delgado como ministro del Interior? Se ha hecho foco en que se trataría de una figura muy distinta a sus predecesores.

—Su nominación es un acierto. Tiene una conexión con los problemas del día a día de las personas que es muy potente e importante. Como alcalde se ha metido en temas de orden público y seguridad, fundamental en Interior. Fue presidente de la Asociación de municipios y por tanto tiene llegada con alcaldes de todos los colores políticos. Su militancia es conocida y también su trayectoria, donde ha tendido puentes y redes en distintos sectores.

—Algunos han visto con desconfianza de que sea sicólogo y no abogado o economista, como sus predecesores...

—Al contrario; es muy buena noticia. Chile está en un momento muy relevante y en los meses que vienen necesitamos atender y entender esa capa del problema. Tenemos muchos desafíos en el plano de la sicología, partiendo por tratar el alma de Chile.

—Qué decir de la terapia interna necesaria al interior del gabinete...

—¡Claro! y él es un tipo cercano, comunica bien, tiene carácter, dice lo que piensa y es muy empático. Es deuna generación más joven y eso es positivo…

Hace una pausa y agrega:

—Me van a retar por esto, pero dado el resultado del plebiscito, es bueno que Rodrigo Delgado, quien votó Apruebo, pueda facilitar un rol articulador de los procesos electorales que vienen. Da cuenta de alguien que tiene una sintonía especial con el inmenso valor de este proceso.

—¿Está entre sus planes ser constituyente?

—Me encantaría, pero estuve un año y medio en Interior, un año y medio en Vivienda, 9 meses en Trabajo, ahora quiero cerrar la gestión de manera un poco más completa, aunque no estoy desde el principio; tenemos muchos temas andando que quiero dejar encaminados.

Jobet se refiere especialmente al hidrógeno verde, un combustible libre de emisiones que podría ser clave para combatir el calentamiento global. “Sólo emite vapor de agua y por lo tanto puede reducir entre un 20 y 45% las emisiones de carbono del mundo hacia el 2050. Es súper importante”. Y cita el informe encargado a la consultora McKenzie, donde concluye que Chile es el país más competitivo en cuanto a producción y exportación de hidrógeno verde.

“El norte tiene la mejor radiación solar del mundo, y en la Patagonia están los mejores vientos. Esto nos permite producir electricidad muy barata, esencial en este negocio. Como además somos un país muy angosto, estamos cerca de la costa, lo que es clave para exportar dada la proximidad con los puertos. Australia, por ejemplo, tiene muy buena radiación solar pero está a 700 km de la costa y necesitan líneas de transmisión para mover la electricidad o gasoductos para circular el hidrógeno, lo que es muy caro”.

También destaca otras ventajas geográficas. “Por encontrarnos en la punta de Latinoamérica, podemos exportar desde la Patagonia, pasando por el Atlántico a Europa; y del Pacífico a Asia y la costa Este de EE.UU. Además tenemos un marco regulatorio estable y tratados de libre comercio con casi el 90% del PIB mundial. Si hacemos la cosas bien, seremos un país muy competitivo en una industria que al 2050 representará el 50% del mercado del petróleo mundial y 2,5 trillones de dólares. Ahí, dependiendo de la participación de mercado a la que lleguemos, podríamos alcanzar 30 mil millones de dólares, que equivalen a lo que hoy exportamos en cobre. Además, hay beneficios para la minería, que hoy utiliza combustibles fósiles, como los camiones que podrían reemplazar el diesel por hidrógeno verde, y así producirán cobre verde, lo que nos dará una gran ventaja en los mercados.

Agrega:

—Para evitar la tentación de que ésta sea una causa de una sola persona y darle continuidad en el tiempo, convocamos a un consejo asesor transversal que integran el presidente Ricardo Lagos; Marcelo Mena y Vivianne Blanlot, ambos ex ministros de Michelle Bachelet; así como Klaus Schmidt-Hebbel (economista y director general de RES Pública) y Jeannette von Wolfersdorff (directora ejecutiva de la fundación Observatorio FIscal). Un grupo transversal con el cual dibujamos los trazos gruesos de la estrategia, al que se han ido sumando de distintos sectores políticos. Los países progresan cuando son capaces de sostener los esfuerzos en el tiempo. Y en energía eso se ha logrado porque los gobiernos han sido capaces de pasar la posta. Ojalá eso se repitiera en otras áreas.

LEER MÁS