El académico de la UDD, militante UDI y consejero de Lavín, Gonzalo Müller, es uno de los que también promueve una autocrítica.

—¿Cómo levantaría al partido?

—Debe haber una autocrítica. No se puede conformar con un 21%. No es un resultado que se pueda considerar positivo en ningún caso. Debe haber autocrítica sobre la conversación y las propuestas. El rol de la UDI no solo puede ser una defensa de lo que hay, sino que debe ser más parte de lo que viene. Y no puede atrincherarse solo en representar a un grupo. No puede renunciar a tener vocación de mayoría.

—¿Qué cambios se deberían hacer?

—Me gustaría que hubiera muchos independientes en las listas y mucha gente vinculada al mundo social. Ese es el espíritu del mensaje que se envió al electorado el domingo. Y segundo, que es un mensaje de esperanza y cambio. La UDI tiene que ser parte de ese cambio. No puede defender cosas, tiene que ser capaz de mirar a lo nuevo.

—¿Le genera problemas a Lavín la situación de la UDI, su partido?

—A Lavín ninguno, porque las personas lo tienen muy diferenciado de lo que es la UDI hace mucho tiempo. Es la UDI la que tiene que realizar un poco cómo se acerca al estilo Lavín. Por ejemplo, con el discurso de integración social. Debiera preocuparse la UDI de cómo hacer un cambio importante en su manera de actuar. Haciendo lo mismo, ya los resultados están claros.

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Víctor Muñoz

A juicio de Víctor Muñoz, historiador, investigador del Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales y Juventud (U. Silva Henríquez) y autor del libro “Historia de la UDI”, si bien el partido ha obtenido buenas votaciones en zonas populares, “difícilmente ha llegado a ser mayoría en ellas”. Cree además que en la derrota que sufieron, fue clave que el «Apruebo» rompiera la tendencia de abstención en zona populares.

Sostiene que la UDI al “jugársela por el «Rechazo» fue lo más coherente con su historia”, ya que nació como un partido conservador, “pero perdieron, por mucho, de modo que deberán revisar su estrategia”.

—En su momento, el departamento poblacional de la UDI era una unidad estratégica, sin embargo ¿cuántos dirigentes del partido surgieron de ese departamento?

—Fue en dictadura que Guzmán le encargó a Luis Cordero, Pablo Longueira y Alfredo Galdames la organización de núcleos de militancia poblacional. De los tres, Galdames era el único de origen popular. Ya en democracia, a la UDI no le interesó mantener militancia orgánica en poblaciones, sino movilizar redes de apoyo en torno a alcaldes y parlamentarios. Ningún militante poblador UDI ha escalado a posiciones relevantes en la orgánica partidaria, como alcalde o parlamentario. Ni siquiera Alfredo Galdames.

—Lavín planteó que la votación de Las Condes, Lo Barnechea y Vitacura, versus el resto del país, demuestra la existencia de dos países distintos. ¿Hay un problema de diagnóstico en la UDI?

—La UDI en la campaña del «Rechazo» no se enfocó en las comunas ricas cuyo voto tenía asegurado, sino que trató de ganar el voto popular. Dijeron que el proceso constituyente era caro, manejado por los políticos y que una Constitución no solucionaba los problemas de los pobres. Ese fue el error de diagnóstico de la UDI, pensar que podía mantener el mismo discurso despolitizador en una sociedad que vivió un estallido social.

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Una invitación al alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, acordó realizar la bancada de diputados UDI el miércoles pasado para que exponga sus reflexiones sobre el resultado del plebiscito, donde el Rechazo, opción que promovía oficialmente el gremialismo, obtuvo solo el 21,73%.

Ese día, los parlamentarios intercambiaron sus impresiones por los resultados que exponían una desconexión de la UDI con sectores populares, pese a que el partido se autodefine como “popular”. Dentro de la Región Metropolitana, por ejemplo, el Rechazo solo se impuso en Vitacura, Lo Barnechea y Las Condes.

El diagnóstico en la mayoría de los diputados —donde se concentra la llamada «disidencia» a la directiva— era negativo, pese a que la presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe, ha promovido una evaluación más optimista.

Este escenario ha acrecentado las tensiones internas, alimentadas además por una elección de directiva en curso que se realizaría el 12 de diciembre.

Lavín —quien votó «Apruebo» y por una Convención Constitucional, a contrapelo de la UDI— también transparentó un balance más cercano a la disidencia a Van Rysselberghe. “Me preocupa. Hay solo tres comunas en que ayer ganó el rechazo en la Metropolitana… Es un remezón para la élite, es un remezón para los partidos”, dijo el alcalde, en Chilevisión, el lunes, al ser consultado por su colectividad.

En ese programa, además, insistió en su plan para alcanzar un nuevo gobierno de “convivencia nacional”. “Chile no necesita un gobierno de derecha ni gobiernos de izquierda”, dijo el presidenciable, quien según las encuestas Activa, Criteria y Cadem, es uno de los favoritos de la carrera a La Moneda, junto a Daniel Jadue (PC) y Evelyn Matthei (UDI).

Esa aspiración de Lavín, no obstante, choca con la apuesta de Van Rysselberghe, quien tras la votación reafirmó su estrategia para consolidar a la UDI en la derecha. “Si representamos al 20% de Chile, es una buena representación”, dijo.

“Raspado de olla”

Si bien la postura por el «Rechazo» de Van Rysselberghe fue seguida incluso por sus detractores en el partido, la ausencia de autocrítica ha sido uno de los temas que inquieta a la «disidencia», donde resienten que la líder gremialista aún no haya convocado a un encuentro para reflexionar sobre los resultados electorales. En todo caso, ella ya convocó a una Comisión Política Ampliada para el próximo lunes, con el fin de tratar ese tema.

“Antes de empezar a repartirse el 20% del «Rechazo» hay que entender que eso pertenece a muchos partidos políticos, muchos independientes y la estrategia de la UDI tiene que ser la de ser un partido mayoritario y no andar jugando a repartirse el raspado de la olla”, dice el diputado Jorge Alessandri.

En tanto, la jefa de bancada gremialista, María José Hoffmann, quien aspira a presidir la UDI en las elecciones de diciembre, señala que “es urgente darnos un espacio de reflexión para volver a sintonizar con nuestros electores (…) Sin autocrítica nuestro futuro es incierto”.

En respuesta, Van Rysselberghe se ha defendido que en Concepción, zona a la que representa, el Rechazo, obtuvo un 26% (ver entrevista en recuadro)

El problema, sin embargo, es que ese porcentaje no es garantía de que el oficialismo superará el tercio de una Convención Constitucional para negociar los contenidos de una Carta Fundamental.

Esa cifra tampoco le permite al partido soñar con una elección presidencial.

“Lo que se nos cayó de frente es que tenemos un país que está reclamando por un nuevo Chile y para eso hay que tener una mirada totalmente distinta. Eso supone oxigenar las estructuras directivas”, sostiene el senador UDI, David Sandoval.

Falta de diálogo y estrategia

Uno de los reclamos habituales a la timonel gremialista es la ausencia de diálogo dentro la tienda.

Por ejemplo, tras firmar el pacto del 15 de noviembre del año pasado, al día siguiente anunció que votaría «Rechazo», lo que no dio pie a que las instancias partidarias evaluaran estrategias.

De hecho, el desmarque de Van Rysselberghe y luego de Andrés Allamand y de otros dirigentes de RN y Evópoli, permitió que el PC, el Partido Humanista y otros grupos de izquierda, que eran críticos del acuerdo, se plegaran al «Apruebo» y terminaran celebrando el domingo.

No obstante, en la UDI —salvo Lavín, Pablo Longueira y Jaime Bellolio, quien luego se arrepintió y finalmente dejó en suspenso su voto—, pocos estuvieron dispuestos a oponerse a la estrategia del «Rechazo» impulsada por Van Rysselberghe.

Aparentemente la amenaza del Partido Republicano, liderado por José Antonio Kast, incidió en que la presidenta gremialista tomara distancia del pacto del 15 de noviembre para tratar de contener una eventual fuga de militantes descontentos.

El punto es que en el pasado, cuando la UDI se allanó a realizar reformas políticas o lograr consensos, que se distanciaban de sus intereses o su proyecto original, ello no significó necesariamente costos electorales para el partido.

Incluso, le dio a la colectividad una imagen de presunta generosidad y de capacidad para articular acuerdos, como fueron las reformas constitucionales del 2005, los proyectos de transparencia y probidad del 2003 y el pacto de gobernabilidad e instalación del Congreso en 1990, que realizó el propio fallecido senador Jaime Guzmán.

Carrera por la sucesión

Además del plebiscito y los roces por las elecciones internas, la UDI ya venía golpeada luego de que la reforma sobre el límite a la reelección le arrebatara las chances de continuar en las alcaldías de Colina (Mario Olavarría), Estación Central (Rodrigo Delgado) y Viña del Mar (Virginia Reginato), entre otras. Ese episodio generó que los alcaldes UDI afectados le reprochaban, en general, a sus parlamentarios que no hicieron ninguna excepción para el mundo municipal.

La pandemia, además, acentuó una distancia sobre el diagnóstico social entre los alcaldes (incluido Lavín) con la directiva y los legisladores gremialistas.

De ahí, que entre las cartas para suceder a Van Rysselberghe surgió la opción de Rodrigo Delgado, pese a que él lo descarta por ahora. Sin embargo, detrás del nombre de Delgado, existe un interés de que la nueva directiva tenga una mayor sintonía con el plan político de Lavín o Matthei.

Además del jefe comunal de Estación Central y la diputada Hoffmann, también están explicitadas las aspiraciones del secretario general, Felipe Salaberry y Pablo Longueira.

Otras cartas alternativas son los diputados Javier Macaya y Guillermo Ramírez y el senador Juan Antonio Coloma, cuya opción tomaría fuerza si es que prospera la idea de una lista de unidad.

Por ahora, la disidencia y el mismo Longueira no son partidarios de aplazar las elecciones, como es la intención de Van Rysselberghe, a raíz del calendario de comicios nacionales que se avecina.

“Si la UDI posterga las elecciones, me alegraría mucho, porque me volvería a desafiliar y me radicaría definitivamente en la Patagonia. Los espero en la Villa Campo Hielo Sur. Un abrazo. Pablo Longueira”, fue el mensaje irónico que envió a cercanos el expresidente gremialista, quien ha promovido “una autocrítica brutal” tras el plebiscito.

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Rodrigo Delgado

El alcalde de Estación Central, Rodrigo Delgado, tiene esperanzas para el partido. “Esto que la UDI quede bien o mal parada no me hace sentido. Mayoritariamente la UDI estuvo con el «Rechazo», pero hay una diferencia con decir acá hay una orden de partido”, dice, quien estuvo por cambiar la Constitución.

—¿Es un error seguir vinculados al «Rechazo»?

—Hay formas y formas de perder. Lo del domingo fue bastante concluyente por el pronunciamiento de la gente. Pero no sacamos nada con llorar sobre la leche derramada. Hay que hacer una buena lectura y en eso los alcaldes de la UDI tenemos un gran rol. A lo mejor a los alcaldes nos ha faltado transmitir mejor en la interna la realidad que nos toca administrar y deberíamos tener un rol distinto en la UDI.

—¿Afecta al relato del partido?

—Hubo gente que votó «Rechazo» en todas las comunas. Pero ganó en el sector oriente de la capital. Creo que esto, para la interna de la UDI y el proceso que se viene de elecciones internas, tiene que ser motivo del debate: ¿Cuál es la UDI del futuro? ¿Vamos a ser un partido que sepa leer mejor las demandas ciudadanas? Acá podemos decir: “Estamos todos de acuerdo con el diagnóstico, pero hay que tener propuestas”. Tenemos que entender como partido que no estamos en una época de cambios, que estamos en un cambio de época. La gente quiere cambios concretos, reales.

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La presidenta de la UDI cuenta que llamó a Lavín para hablar sobre el resultado del plebiscito. “Yo tengo una buena relación con Lavín. Hablé por otra cosa con él. Pero no lo llamé para felicitarlo. Le dije: ‘Ganaste', como cuando uno gana”, dice.

—¿Cómo levantarán a la UDI después de este resultado?

—Vamos a buscar a los mejores candidatos que podamos. Vamos a hacerlo lo mejor que podamos. Vamos a tratar organizar. Nosotros pensamos que en estas elecciones que son uninominales la mayoría, salvo la de constituyentes que también debería tender a unirnos como lo hizo el plebiscito, porque en eso sí tenemos mancomunión de ideas. No debiéramos tener mayores dificultades. Y yo creo que en ese sentido es importante mantener el partido unido. Y nadie me puede decir a mí que por un lado las elecciones no distraen.

En esa misma línea, la timonel agrega que “prueba de ello es lo que pasó en el plebiscito. Los que se dedicaron a hacer campaña interna, a viajar por Chile. A hablar con la qué sé yo. Mira cómo les fue. Schalper, en una zona de derecha 18 puntos. En el distrito de la “Pepa” (María José Hoffmann), en San Antonio, 11 puntos. Si yo en Concepción logré sacar más de 26 puntos, es porque se podía. Entonces a mí me preocupa que una elección interna distraiga los esfuerzos que tenemos que hacer en este proceso inicial”.

—¿Cómo ayudarán a Lavín?

—No lo sé, eso es un tema que hay que verlo con posterioridad. Yo creo que para la UDI es bueno que hayan dos candidatos presidenciales.

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