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El Festival Internacional de Cine de Viña del Mar estrenará, el 2 de noviembre de forma online (cinevina.cl), la película mexicana que ganó el León de Plata en Venecia: “Nuevo Orden”, dirigida por Michel Franco y con Diego Boneta (“Luis Miguel, la serie”) en el elenco. Es una distopía que muchos han leído como un comentario a estos tiempos de crisis política, levantamientos ciudadanos y cambios de paradigma.

Un lujoso casamiento de la elite de Ciudad de México se ve invadido por una horda violenta y dispuesta a exterminar a todos. Afuera se desata una guerra gatillada por la lucha de clases. Los militares salen a la calle. La sangre es derramada. Un nuevo orden político se impone. Con sentido de la provocación y habilidad en la dirección, Franco construye un impactante estudio sobre la violencia y la desigualdad social en la que no hay héroes. “Se lee más como un presagio que como una fantasía descabellada”, advirtió el sitio especializado The Playlist.

El cine puede ser un espejo de la realidad. En estos días de reclamos colectivos e incertidumbre por el futuro, es capaz de decirnos algo sobre la convivencia humana mediante su aproximación a las revueltas sociales o hacernos reflexionar a través de las emociones que emanan de una historia bien contada. Tomemos, por ejemplo, “Haz lo correcto” (HBO-Go), la película más aclamada de Spike Lee. Concluye con el ataque a una pizzería de Brooklyn por parte de un grupo de afroamericanos que busca vengar el asesinato de un hombre negro en manos de la policía blanco.

El director cierra la película con dos frases contrapuestas. Podemos estar de acuerdo con una u otra. La primera es de Marthin Luther King y dice: “la violencia para conseguir justicia racial es impráctica e inmoral”. La otra es de Malcolm X y señala: “no la llamo violencia cuando es en defensa propia, la llamo inteligencia”.

Una historia antigua

En “El nacimiento de una nación” (1915), D. W. Griffith justifica las acciones violentas del KKK para la preservación del orden impuesto. Las movilizaciones sociales –en este caso una controversial- forman parte del cine desde su origen. En “Furia” (1936), la primera película de Fritz Lang en Hollywood, una multitud frenética busca linchar a un hombre injustamente encarcelado (Spencer Tracy) y, frente a la imposibilidad de hacerlo, deciden quemar y dinamitar el edificio penitenciario. La mirada crítica de Lang a la justicia por mano propia está al otro lado del espectro del elogio revolucionario del cine soviético, la épica romántica de la filmografía vinculada al Mayo del 68 o el retrato de la batalla por los derechos civiles en Estados Unidos, entre muchos otros ejemplos.

El crítico y profesor de Historia del Cine, Felipe Blanco, recomienda tres películas para entender las revueltas sociales. La primera es “La Huelga” (1925), de Sergei M. Eisenstein. “El filme describe las tensionadas relaciones entre patrones y obreros en una fábrica rusa y cómo el suicidio de un obrero acusado de robar un micrómetro prende la llama en medio de abusos y descontento laboral. Como siempre, Eisenstein delega el drama en un protagonismo colectivo, fragmenta la narración con un montaje simbólico y teje con estos elementos la cronología de una utopía que termina aplastada por la trenza entre patrones, accionistas y los intereses del zarismo”. En segundo lugar, menciona “La Marsellesa” (1937), de Jean Renoir. “La principal innovación de este brillante filme de Renoir es haber alejado el punto de vista ¬–que solía situarse en la nobleza y en los caciques revolucionarios–, y narrar la toma de la Bastilla desde la mirada de ciudadanos comunes y corrientes. El filme, por tanto, se construye con el peso dramático de campesinos, pillos y maestros de oficios, porque es una historia construida por las clases populares que el realizador filma con el realismo de planos extensos y profundidad de campo”.

Blanco sugiere, por último, una obra más reciente: “Maidan” (2014), de Sergei Loznitsa. “Este ucraniano es uno de los grandes cronistas del postsocialismo y en este documental analiza el histórico movimiento popular que siguió a la decisión del presidente Viktor Yanukovych, de revocar el compromiso de incorporar al país a la Unión Europea a fines de 2013. En los meses que siguen Loznitsa filma cronológicamente las revueltas desde el corazón de la plaza de Maidan, en Kiev, registrando los diálogos, las acciones de la población organizada espontáneamente y la brutalidad represiva del Estado. Es un registro mayoritariamente de observación en el que el director enfatiza el peso de la masa social como eje de un proceso social violento que derivó, meses más tarde, en la caída del gobierno”.

Otros recomendados:

“Ya no basta con marchar” (Ondamedia.cl): Este documental de Hernán Saavedra da cuenta de las manifestaciones estudiantiles de 2011 en torno a la educación pública chilena y cómo se buscaron formas innovadoras y lúdicas para protestar. En Onda Media también encontramos “Actores secundarios”, de Jorge Leiva y Pachi Bustos, una reconstrucción del movimiento secundario en tiempos de Pinochet. Es una crónica agridulce sobre luchas callejeras y sueños rotos.

“Espero tu (re)vuelta” (Centroartealameda.tv): La directora Eliza Capai registró cinco años de revueltas estudiantiles en Sao Paolo, durante el 2013, como reacción a medidas como el cierre de cien colegios y el aumento a las tarifas del transporte público. Un documental lúdico sobre la nueva juventud. Centro Arte Alameda la ha juntado con otras dos películas en un ciclo que ha titulado “Octubre insurrecto”: “Un violento deseo de felicidad”, de Clément Schneider, la Revolución Francesa vista desde un convento alejado y “Yo soy el pueblo”, de Anna Roussillon, centrada en cómo se vive la revolución egipcia desde la apacibilidad de la vida campesina rural.

“The Square” (Netflix): Este documental ganador del Emmy es producto de un registro de dos años en la plaza Tahrir de El Cairo, donde se desató la revolución egipcia en el año 2011. Un reportaje sólido y hábilmente editado sobre el largo y áspero camino hacia la democracia.

“Winter on Fire: Ukraine's Fight for Freedom” (Netflix): El paralelismo con el estallido social chileno es evidente. Una marcha estudiantil pacífica se convierte en una revolución por los derechos humanos. Producido por Netflix, y premiado en varios festivales, este documental cuenta con un par de imágenes imborrables.

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