“Cuando camine hacia la urna, no solo pondere su historia. Piense con un «nosotros»: los que estuvieron, los de hoy y los que vendrán”.

Luis Cordero Vega

El domingo usted podrá decidir, con la austeridad del voto, el camino de los próximos treinta años. Mientras algunos legítimamente tienen temor porque las últimas décadas han sido de prosperidad, lo cierto es que si miramos con detención tenemos una oportunidad.

¿Por qué llegamos hasta acá? Quizá seguiremos debatiendo sobre eso en nuestro país durante largo tiempo. Pero, hace poco más de una década, los epidemiólogos Richard Wilkinson y Kate Pickett, demostraron —con sólida evidencia empírica— que las sociedades desiguales son estructuralmente disfuncionales. Para ellos, la desigualdad provoca vidas insalubres e infelices; aumenta la violencia, la obesidad y el encarcelamiento; destruye las relaciones entre personas nacidas en una misma sociedad, pero en diferentes clases, y provoca una vida cotidiana llena de frustraciones, al incumplir la promesa de “adquirir una ciudadanía plena”. Se puede tener crecimiento económico, pero “las relaciones entre desigualdad y problemas sociales son demasiado fuertes para ser atribuidas al azar”.

El coronavirus ha acrecentado esas desigualdades. No es cierto que la pandemia sea igualitaria porque todos tenemos riesgo de contagio. El virus perjudica con severidad a los pobres, discrimina a las mujeres, confina a los ancianos, y compromete el futuro de millones de niños y jóvenes cuyas familias han confiado a la educación la posibilidad de tener una vida digna.

¿Qué tiene que ver esto con el plebiscito del domingo? Cuando usted vote, deténgase por un momento a pensar cómo desea construir el país de los próximos treinta años. Según las cifras oficiales, hoy la esperanza de vida es superior a 80 años. Las tasas de natalidad han caído y nuestra población esta envejeciendo. Si en 1992 existían 21 personas mayores de 65 años por cada 100 niños, en 2050 se estima que esa proporción será de 177. Los hogares unipersonales seguirán en aumento y con ello la soledad, uno de los grandes riesgos para la salud mental. Las enfermedades crónicas y las determinantes sociales seguirán presionando al sistema de salud.

El 87% de los chilenos vive en ciudades y esto aumentará. Pero las urbes requieren ser proyectadas de acuerdo con las nuevas estructuras de la sociedad; de no cambiar nuestras prácticas, los problemas de contaminación ambiental seguirán en aumento.

¿Sirve una nueva Constitución para enfrentar ese futuro? Sí, porque nos obliga a pensar en el largo plazo, como parte de un ejercicio colectivo. En este caso, el camino importa tanto como el resultado. No, si usted cree que las simples promesas cambian el mundo. Cuando este domingo camine hacia la urna, no solo pondere su historia. Por un momento, piense con un “nosotros”: los que estuvieron, los de hoy y los que vendrán.

LEER MÁS
 

En estos tiempos desafiantes, la oportunidad de emprender acciones positivas es única. Cuando pensamos en ser agentes de cambio “positivo”, en un escenario de reactivación económica, nos preguntamos a qué formas de vida, a qué tipo de sociedades y de empresas valdría la pena volver, y qué requerimos para eso. La dolorosa situación actual nos obliga a buscar soluciones que cuiden a las personas y el entorno, profundizando la conversación, la conexión, la empatía e hilvanando y tejiendo relaciones de largo plazo con proveedores y comunidades, en las que todos ganen.

Así, el Centro de Arbitraje y Mediación, CAM Santiago, impulsa mecanismos de resolución de conflictos, con foco en el diálogo y en el cuidado de la relación entre las partes. Por su parte, Sistema B promueve las empresas que utilizan la fuerza del mercado para dar solución a los principales retos sociales y ambientales. Así se forman sinergias positivas en apuestas que nacen en grupos distintos, pero con un fin común. En este escenario, el CAM Santiago y Sistema B han firmado una alianza colaborativa para difundir el diálogo y la solución pacífica de conflictos civiles y comerciales que pueden enfrentar las personas, emprendedores y/o empresarios, producto de la difícil situación económica que ha originado la pandemia.

Sabemos que para reactivar la economía se requiere ir cerrando temas comerciales y lograr certezas en relación con contratos vigentes incumplidos, deudas y compromisos pendientes, para luego movilizar bienes y activos y ser sujetos de crédito, entre otros. Eso, y mucho más, es lo que nos convoca, para lograr que los actos que realizamos en la vida diaria, incluyendo nuestra vida comercial y nuestros conflictos legales, impacten de manera positiva a la sociedad.

Las experiencias complejas abren espacios de encuentro cruzados por un afán de aportar e incentivar culturas acordes a los tiempos que corren. Nos hacen tomar conciencia sobre la responsabilidad que tienen las empresas en su más amplia definición y respecto a la manera en cómo se relacionan con proveedores, consumidores y las personas y comunidades en general. Nuestra invitación es a ser factores de cambio, a dejarnos sorprender con iniciativas colaborativas. En este caso, la alianza entre el CAM Santiago y Sistema B se transforma en un doble impacto.

Macarena Letelier V.

Directora ejecutiva CAM Santiago

Josefa Monge

Presidenta Sistema B Chile

LEER MÁS
 

“Tal vez el círculo que rodea al Presidente padece una compulsión a adoptar posiciones dominantes en

los ambientes ilustrados de turno”.

Claudio Alvarado R. Instituto de Estudios de la Sociedad (IES)

“El gobierno no ha tomado una posición, pero lo va a poder hacer en el futuro”. Con esas sugerentes declaraciones, el ministro Bellolio pareció confirmar las versiones de prensa que anuncian un inminente giro de La Moneda en materia de matrimonio. La apuesta sería respaldar el proyecto que tramita el Senado para que las parejas del mismo sexo contraigan el vínculo conyugal. ¿El motivo? Mostrar un sello transformador, que no se limita a defender el statu quo.

Se trata de un escenario francamente inverosímil. Por un lado, implicaría un nuevo vaivén de Sebastián Piñera (¿le quedaría alguna convicción que exhibir al Presidente?). Por otro, acentuaría las divisiones dentro del oficialismo justo cuando más unidad requiere, a las puertas delprobable proceso constituyente y de un intenso ciclo electoral.

Con todo, lo más sorprendente sería creer que en esa clase de agendas se juega la superación del statu quo. Más que encender las redes sociales, un propósito de esa índole suponía tomarse en serio las tensiones inherentes al desarrollo posdictadura, sin descartar a priori el malestar social. Suponía también un gabinete inicial distinto, y no uno “sin complejos” ni con “todos los amigos del Presidente”, como criticara tempranamente Pablo Ortúzar. Y desde luego suponía aprovechar al máximo el primer año en Palacio. En rigor, había que conducir e impulsar reformas significativas en favor de las grandes mayorías. Que el proyecto de clase media protegida —quizá la principal promesa de campaña— haya sido básicamente un voladero de luces sugiere, sin embargo, que nunca existió un auténtico ánimo reformista. Gobernar es priorizar.

La paradoja, entonces, es manifiesta. El mismo piñerismo que desaprovechó una oportunidad histórica para promover modificaciones socioeconómicas cruciales, ahora desearía clavar una de las banderas favoritas de cierto progresismo para subirse (tarde y mal) al carro de la vanguardia. Con ello ratificaría no solo su honda desorientación. Además, volvería a privilegiar aquellas disputas que, si bien apasionan a las élites, no responden ni a los anhelos ni a las dificultades cotidianas de los sectores populares.

Tal vez el círculo que rodea al Presidente padece una compulsión a adoptar posiciones dominantes en los ambientes ilustrados de turno. Así ocurrió antes con el voto voluntario, el cambio de sexo registral en los menores de edad y tantas otras cosas de naturaleza muy diversa. La consigna siempre pareciera ser idéntica: hay que “avanzar”. Pero como era previsible, ninguna de estas “conquistas” ha servido demasiado para conectar con las necesidades e inquietudes del Chile profundo. Que hablemos de todo esto entre el 18 y el 25 de octubre es sencillamente tragicómico.

LEER MÁS