Cuando hay menos jibia no vienen o vienen pocos barcos, cuando hay harto recurso, vuelven”

Dante Queirolo

PUCV

(No sólo son chinos) también hay taiwaneses, españoles y japoneses”

César Astete

Oceana

Expectación y preocupación ha causado una flota pesquera china de 300 barcos que navega por el Océano Pacífico, frente a la costa peruana, hacia el sur, justo en el límite de la Zona Económica Exclusiva (ZEE). Pero no es la primera vez que embarcaciones chinas transitan frente a nuestras costas. De hecho, es habitual.

Al menos en dos épocas al año estos buques cruzan del Océano Atlántico al Pacífico por el Estrecho de Magallanes, pasando por la ZEE, en un trayecto que dura alrededor de 10 a 15 días, para dirigirse a sus lugares de captura. Luego de concluir su temporada de pesca, retornan al Atlántico por la misma vía.

“El año pasado el retorno de estos buques se efectuó entre los meses de diciembre y febrero”, dice el capitán de fragata Rodrigo Lepe, jefe del Departamento de Pesca de Directemar. Cuenta que en el año 2014 fueron 122 las naves de bandera china que realizaron cambio de océano, en 2015 fueron 123, 113 en 2016, el año 2017 alcanzaron a ser 118 buques, pero el año 2018 la flota saltó a 320 naves y en 2019 bajó a 204.

De hecho, desde el Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca) aseguran que los antecedentes de pesca en altamar en el Pacífico son de larga data, pero que desde aproximadamente 1990 algunos países equiparon sus flotas para recorrer aguas internacionales en busca de diferentes recursos pesqueros, por la disminución de peces en sus propias ZEE.

Sin embargo, esta vez fue la denuncia de una ONG ambientalista la que encendió las alarmas, advirtiendo el paso de esta flota por Islas Galápagos y que ahora se encuentra a la altura de Perú.

“Lo especial de este año es que la alerta se dio porque operaban en los límites de Galápagos”, dice el director de la Campaña de Pesquerías de Oceana, César Astete, y advierte que estas operaciones no sólo las realizan los chinos. “También hay taiwaneses, españoles, japoneses, en general son potencias”, agrega.

Para monitorear que la flota no pesque en la ZEE chilena, la Armada hará patrullajes por aire, mar e incluso usará “unidades submarinas” para “evitar que afecte nuestros intereses marítimos”, advierte Lepe.

Otra vez la jibia

Las embarcaciones chinas capturan jibia, entre otros recursos. Este calamar solo es capturado en Chile por pescadores artesanales, luego de la modificación el año pasado, de la Ley General de Pesca, que estableció como único sistema de extracción el mecanismo conocido como potera, que es el mismo sistema que ocupan los chinos para pescar la especie en aguas abiertas.

Si bien no tiene relación la llegada de barcos chinos con la polémica ley, sí es relevante la cuota que dejó de capturar la pesca industrial chilena.

“Con esta ley Chile dejó de pescar jibia, no digo que vaya a influenciar de manera importante sobre el stock, pero eso significa que ahora van a seguir aprovechándose los chinos”, dice el académico de la PUCV Dante Queirolo. Advierte que el hecho de que se acerquen varios buques es una señal de que hay más jibia. “Cuando hay menos jibia no vienen o vienen pocos barcos, cuando hay harto recurso, vuelven. Ellos operan cuando hay abundancia, es una buena noticia, Chile lo podría aprovechar”.

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Esta mañana, en el 4° Juzgado de Garantía de Santiago, se llevaba a cabo la formalización de José Alfonso Bulnes Concha y Enrique Searle Martínez, que la noche del 1 de octubre atacaron al empresario gastronómico, dueño del restaurante Europeo, Max Raide, a pocas cuadras de su local.

La fiscalía pidió prisión preventiva para Bulnes Concha, que se encontraba cumpliendo una condena de libertad vigilada por la Ley Emilia, luego de que en 2017 provocara la muerte de un joven por conducir en estado de ebriedad. En tanto, para Searle, se solicitó arresto domiciliario. “Lo único que quiero es que paguen, no sólo por lo que me hicieron a mí, sino para dar una señal de que la justicia en Chile funciona. Por eso apoyo lo que está haciendo fiscalía y el fiscal (Manuel) Guerra”, afirma Raide, que mientras se realizaba la audiencia se sometía a nuevos exámenes médicos.

El empresario, que quedó con un 10% de visión en su ojo izquierdo –“quizás en un año logre recuperar el 50”–, presentó una querella penal por lesiones graves, en manos del abogado Juan Domingo Acosta, y también una demanda civil –a cargo del abogado Pablo Gómez–. Esta última, para él, es de suma importancia. “Me comuniqué con la Fundación Emilia porque quiero donar todo lo que se recaude”, afirma. “Ahora me voy a dedicar a esto, a combatir la impunidad. Es impresionante la furia que te genera y lo que se siente al vivirlo en carne propia”.

En tanto, la familia del joven fallecido en 2017 estaría evaluando tomar nuevas acciones legales para que la libertad vigilada de Bulnes Concha sea revocada. “El poder político económico tiene que tomarle el peso a esto, las sanciones tienen que ser más altas”, dice Raide. “Él puede estar preso tres años y yo quizás pierdo la vista para siempre”.

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