“En estos años hemos hecho muchos amigos, de esos que no tienen otro interés que juntarse contigo”

Jorge Bofill

Genzsch

“Comenzamos a recorrer la región, paulatinamente acompañados de nuestras familias, pues todos se han ido enamorando de esa zona”

Octavio Bofill

Genzsch

El futuro de Jorge (60) y Octavio Bofill Genzsch (56) no está ligado a una nueva oficina legal en el sector oriente de Santiago. Está 1.690 kilómetros al sur, en los bosques de la región de Aysén.

Ahora es la naturaleza la que une a estos hermanos asociados a la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile y habituales en los rankings de abogados Chambers and Partners y The Legal 500, Octavio en Banca y Finanzas y Jorge en Litigios, con casos de alta connotación donde representó al empresario Julio Ponce o al general Juan Emilio Cheyre.

Desde que separaron aguas en 2013 y Jorge dejó el estudio Bofill Mir & Álvarez Jana (BMAJ), sus encuentros dejaron de ser de trabajo y se volcaron a los hobbies: el golf y la pesca. Precisamente esta última afición los llevó a elaborar su último proyecto común y tal vez el que marque su futuro: un proyecto conservacionista.

Los Bofill comentan que están en fases iniciales con la adquisición de un terreno, pero no descartan irse a vivir allá.

“Ambos somos pescadores”

“Hace ya muchos años que mi hermano Octavio y yo comenzamos a viajar a la región de Aysén. Ambos somos pescadores y llegamos allá con esa finalidad, luego de haber recorrido muchos lugares, principalmente en el sur argentino, las regiones de Los Ríos y Los Lagos. En Aysén nos encontramos con un mundo completamente distinto. Estamos hablando de algo así como cien mil kilómetros cuadrados con poco más de cien mil habitantes. Todo tipo de geografías, glaciares, ríos, arroyos, lagos y bosques por doquier, además de distintos microclimas unos muy cerca de otros”, comenta Jorge, quien este año optó por dejar la academia para dedicarse a su familia y a proyectos personales. Eso sí, sin dejar el estudio que tiene junto a Ricardo Escobar y Loreto Silva.

Octavio, explica que tras descubrir el lugar, el paso siguiente fue asentarse en la zona austral con un terreno. “Es así como hace unos cinco años atrás empezamos a buscar algún lugar para poder instalarnos y que nos permitiera, por así decirlo, poner un pie en esa región maravillosa. Lo encontramos y construimos unas casas prefabricadas. Desde allí comenzamos a recorrer la región, paulatinamente acompañados de nuestras familias, pues todos se han ido enamorando de esa zona. A partir de allí surgió la idea de hacer algo más”.

Los abogados relatan que el proyecto no será de gran escala, pero ya tienen un predio que harán crecer. Por ahora se reservan detalles de su extensión, ya que sostienen que es un sueño en construcción.

“Tiene que ser algo proporcional a nuestras capacidades. Estamos muy entusiasmados con un predio en la zona norte de Coyhaique. La contingencia de este año nos ha hecho difícil avanzar, ha sido mucho más lento de lo que hubiéramos querido. Pero estos proyectos llevan tiempo”, relata Jorge.

El predio cuenta con “cursos de agua, bosques preciosos y nuestra idea es mantenerlo como una unidad. Llegado el minuto, tendremos que conversar con expertos que nos ayuden a traducir nuestras ganas e ideas en un concepto adecuado a ese lugar”, comenta Jorge Bofill quien ha debido realizar trámites vía remota pues no ha podido viajar a la zona durante la pandemia.

A paso lento

Ambos sostienen que dado lo acotado de su proyecto, no han tenido grandes dificultades y han avanzado en trámites como los títulos de dominio.

¿Plazos? De acuerdo a los Bofilll Genzsch, no los hay.

“No hemos encontrado obstáculos. Es una zona lejana, en la cual uno tiene que, primero, aterrizar y adaptarse a ella y a su gente. En estos años, hemos hecho muchos amigos, de esos que no tienen otro interés que juntarse contigo, conversar y compartir un buen asado -la carne de Aysén es increíble- con algo al lado. Como dicen allá, el que se apura pierde el tiempo”, sostiene Jorge.

Según remata Octavio, antes de la pandemia los viajes al sur se intensificaban. Por lo menos una vez al mes viajaban a Aysén, incluyendo vacaciones de invierno, verano y Fiestas Patrias. Y no descartan una vida futura en el sur.

“Por supuesto que nos vemos allá, quizás más en estadías largas que en forma permanente. El trabajo lo hace más difícil, ya que no tenemos internet en casa. Pero si nos preguntan, en cinco años más probablemente vamos a contar que esporádicamente vendremos a Santiago”, anticipa el menor de los hermanos Bofill.

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Tras Douglas Tompkins, son muchos los empresarios que han conformado proyectos conservacionistas en el sur del país. El propio Presidente Sebastián Piñera compró 118 mil hectáreas en Chiloé para su privado Parque Tantauco.

Víctor Petermann, en la Región de Los Ríos, compró un tercio de lo que era el complejo maderero Panguipulli, expropiado durante la Unidad Popular, para convertirlo en la Reserva Biológica Huilo Huilo de 100 mil hectáreas. Más al sur, Corso, el family office de Teresa Solari y sus hijos Francisca y Juan Carlos Cortés, compró 16 mil hectáreas en 2014 al norte de Aysén, dando origen a la Reserva Natural Melimoyu. Otro fue Nicholas Davis, dueño de EuroAmerica, con 10 hectáreas en Punta de Lobos, Pichilemu.

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