Mañana se reunirán los secretarios generales de Chile Vamos para afrontar una de las asignaturas pendientes de la centroderecha: Encontrar una candidatura competitiva para la gobernación de la Región Metropolitana.

El oficialismo parte rezagado en la carrera, pues las antiguas fuerzas de la desaparecida Concertación crearon un pacto (integrado por el PS, el PPD, la DC, el PRSD, además del PRO y Ciudadanos) que elegirá en primarias a su candidato(a) regional entre Helia Molina (PPD), Álvaro Erazo (PS) y Claudio Orrego (DC). Por su parte, el Frente Amplio también zanjará su candidatura en elecciones previas.

Entre los aspirantes opositores, sin embargo, Orrego comienza la carrera con una ventaja objetiva. En la administración de la Nueva Mayoría, durante cuatro años fue el intendente de Santiago (2014-2018) y desde que ejercía ese cargo viene trabajando en convertirse en la primera autoridad regional electa por la Metropolitana. “Si vuelvo a ser intendente, me gustaría que la gente me eligiera”, dijo en enero de 2018 a La Tercera.

En los últimos años, el exalcalde de Peñalolén y exministro de Vivienda y exprecandidato presidencial de la DC se ha mantenido fiel a ese plan, apostando a la popularidad que logró en esos años.

En un sondeo de Cadem, de septiembre de 2019 (el penúltimo en el que fue medido), Orrego tenía un 56% de conocimiento, más que los porcentajes que tenían, por ejemplo, los presidentes del PS y el PPD. Aunque su aprobación solo llegaba al 39%, sus indicadores subían al medirlo en la Metropolitana: Su conocimiento crecía al 65% y las opiniones positivas saltaban al 47%.

En octubre, Cadem lo volvió a medir y logró un 63% de conocimiento y un 40% de aprobación, a nivel nacional.

En esos estudios del año pasado, Orrego era uno más y no era el favorito, pues era medido con otras cartas más populares (Francisco Vidal, Evelyn Matthei, Karla Rubilar, Cecilia Pérez y Felipe Alessandri). Pero sus porcentajes, al menos, le permitían mostrarse como uno de los postulantes con expectativas razonables.

Sin embargo, el estallido social y la pandemia cambiaron las prioridades y hoy el exintendente DC es el único de esas cartas competitivas que sigue en carrera.

Uno de los factores que alejó a los interesados(as) es que los gobernadores regionales debutarán con pocas facultades (por ejemplo, no controlarán el orden público ni tendrán poder ante desastres naturales). No obstante, el principal incentivo es que quien gane en la Metropolitana se transformará en la segunda autoridad elegida del país con más votos después del Presidente de la República.

Orrego, quien no ha perdido su entusiasmo, ha dicho que si bien el nuevo jefe regional tendrá pocas atribuciones, tendrá “legitimidad” suficiente para reforzar el proceso de descentralización.

A diferencia, en el oficialismo, que no inscribió primarias en Santiago, aparentemente no hay mucho interés y todavía no hay una carta fuerte. La derecha ya no puede recurrir a ministros (ni siquiera a los que dejaron el gabinete después del estallido social) ni tampoco a alcaldes. Todos ellos debieron haber dejado sus cargos públicos en octubre de 2019.

Aunque la derecha tiene tiempo hasta el 11 de enero para presentar a su abanderado(a) regional, el diputado y presidente de Evópoli, Andrés Molina, reconoce que “no hay claridad todavía quién va a ser el candidato. No podemos tener certeza quién está mejor posicionado. En la oposición, lo que uno ve hacia fuera es que ya tienen mayor claridad”.

Uno de los problemas es que la UDI, Evópoli, RN y el PRI solo han recibido respuestas negativas de posibles competidores. Pablo Zalaquett (UDI), Francisco de la Maza (UDI) y Pedro Browne (Evópoli) se niegan a asumir una candidatura, al igual que Hernán Larraín Matte (Evópoli) y Rodrigo Caramori (PRI), que tuvieron intenciones en el pasado.

El escenario se complicó aún más para la derecha luego de que fracasara el proyecto que eliminaba inhabilidades, que hubiera permitido recurrir a alcaldes o a parlamentarios. Como plan alternativo, los partidos comenzaron a sondear a consejeros regionales como Cristián Labbé (UDI, hijo del exalcalde), Juan Manuel Monckeberg (RN) y Franco Sabat (RN).

Las apuestas por Orrego

El experto electoral de la U. de Talca, Mauricio Morales, dice que “Orrego, aparentemente, es por sí solo la carta más fuerte, porque es más conocido por los habitantes de la RM”.

La cientista política y electoralista, Carolina Garrido, dice que “no tengo dudas que Orrego va a ganar las primarias".

El analista político de Tres Quintos, Kenneth Bunker, además, cree que es probable que “en la Metropolitana le vaya mal a la derecha”.

El experto electoral y diputado de RN, Tomás Fuentes, señala que “el escenario de la Región Metropolitana es muy complejo. Orrego, que es el candidato de la oposición, nunca ha liderado las encuestas, pero lamentablemente Chile Vamos aún no encuentra un candidato realmente competitivo”.

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Otra zona donde la oposición corre con ventaja objetiva es La Araucanía. Ahí el candidato favorito es el exsenador Eugenio Tuma (PPD) quien representó a la región como parlamentario desde 1993. En la elección senatorial del 2009, obtuvo el 29% con más de 74 mil votos.

En la IX, otro problema para la derecha es la dispersión, pues el exdiputado José Manuel Rojo Edwards, ex RN y militante del Partido Republicano, podría competir por fuera.

En Coquimbo, la ex Nueva Mayoría inscribió a Rodrigo Bravo y a Ricardo Cifuentes (DC). Si bien en esa región Chile Vamos sí hará primarias (ver pág. 9), Cifuentes tiene como ventaja haber sido intendente.

En O´Higgins, el favorito es el expresidente de la DC, Juan Carlos Latorre, quien fue cuatro veces diputado por esa región. Ahí Unidad Constituyente además presentó a Pablo Silva (PS) y a Fernando Verdugo (PR).

En Los Lagos, por historial electoral debiera imponerse del exdiputado Patricio Vallespín (DC), quien se enfrentará a primarias a Francisco Reyes (PS), Nofal Abud (PR) y Leonardo de la Prida (PPD). Vallespín fue tres veces diputado por Puerto Montt y en su última elección, el 2013, obtuvo el 45% de los votos.

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