—«No se puede gobernar con un Excel», comenta Walter Alberto cuando se conecta al Zoom, mientras hojea los diarios de la mañana.

—¡Ya estaba bueno que alguien lo dijera! ¡Hemos estado demasiado tiempo bajo el yugo de tecnócratas sin calle, que pretenden resolver todo desde la pantalla de su computador! —alega José Tobías, que de vez en cuando saca su lado autoflagelante.

—No lo digo por eso, pajarón. ¿Viste que en Inglaterra quedó la grande porque hicieron la contabilidad de los contagiados de covid con una planilla de Excel que no dio abasto? Más de 15 mil casos quedaron fuera.

—En todas partes cuecen habas, decía el Quijote —recuerda María Luisa Fernández.

—No pongas el dedo en la herida.

—Habrá que modernizar los software de análisis de datos, entonces.

—No estoy seguro. Quizás sea más fácil contar a mano que poner de acuerdo a dos estadísticos sobre cuál es el programa más apropiado.

El fracaso de las negociaciones en la oposición para alcanzar un pacto sobre primarias de cara a las elecciones de gobernadores regionales y alcaldes de abril de 2021 ha modificado el escenario político y su proyección. Aunque las tratativas fueron tardías, parecía sostenerse la idea de que la posibilidad de derrotar a Chile Vamos era más poderosa que las diferencias entre los partidos de la ex Concertación, el Frente Amplio y el Partido Comunista. De hecho, la mayoría en ambas cámaras ha permitido a la oposición, actuando unida, rechazar o bloquear la agenda del Ejecutivo, y promover iniciativas como el retiro del 10 por ciento de las AFP. Sin embargo, pese al supuesto sentido común respecto de las favorables expectativas de un frente opositor común, la suma posterior de acusaciones y recriminaciones mutuas, tras la inscripción de candidaturas, solo ha agregado dudas respecto de sus capacidades de ofrecer una plataforma creíble de gobierno.

El fallido entendimiento acerca de primarias ha evidenciado, además, un problema estructural que la oposición hasta ahora había logrado disimular: la extensión de su arco ideológico, que arranca en el humanismo cristiano, transita por el liberalismo y la socialdemocracia, y desemboca en sectores que reivindican el populismo de izquierda y aún el marxismo-leninismo. Si bien estas diferencias pueden determinar la viabilidad de una propuesta programática, la interpretación más específica del revés de las primarias coincide en advertir el clima de crispación y sospechas entre la ex Concertación con el PC y, especialmente, el Frente Amplio. Más aún cuando este se ha constituido a partir del objetivo de ocupar todo el espacio de centroizquierda y erigirse en la alternativa hegemónica a Chile Vamos.

Desde luego, todavía es prematuro anticipar la manera que adoptará la correlación de fuerzas entre las diferentes versiones de la oposición; la participación en las primarias podría entregar indicios significativos respecto del apoyo del electorado a cada bloque. También conviene considerar la influencia de dos encrucijadas clave de 2021: la elección de constituyentes, en caso de que triunfe el Apruebo, y la definición presidencial. Se trata de instancias que pueden incentivar movimientos hoy impensados.

Con todo, la división opositora y el largo ciclo electoral por delante no debería perturbar el hecho de que el país requiere de acuerdos globales en materias relevantes, como la reforma previsional, la eventual reestructuración de Carabineros, seguridad, migración, y los proyectos asociados con salud y reactivación de la economía y el empleo en el cuadro del coronavirus. Todos los sectores tienen la responsabilidad de avanzar en aquellas iniciativas que benefician a la ciudadanía y cuya aprobación depende de la voluntad de colaboración legislativa.

Señor Director:

Está próximo a salir del Congreso el proyecto de ley que crea el nuevo Servicio de Protección Especializada de la Niñez, que reemplazará al Sename. Dicho proyecto puso especial énfasis en mayores controles para quienes ejecutan la oferta, pero se hizo poco cargo del contenido de la misma. Eso, a poco andar, nos traerá iguales o peores problemas.

El proyecto no define, por ejemplo, en qué consiste la intervención ambulatoria, en circunstancias que el 90% de los niños, niñas y adolescentes que requieren de intervención es bajo esa modalidad. Y tampoco contempló programas para quienes han sufrido graves vulneraciones de derechos producto de la violencia institucional. Es decir, cuando el adolescente que hoy está hospitalizado por haber sido empujado a la ribera del río Mapocho por un funcionario policial requiera reparación para superar el trauma vivido, no habrá cobertura estatal: ni hoy en el Sename, ni mañana con el nuevo servicio.

Lo paradojal es que dicho proyecto sí contempla programas para niños menores de 14 años que habiendo sido sindicados como autores de un delito, sin que un tribunal los haya determinado responsables de ello, serán derivados a un programa. Es decir, serán intervenidos por el Estado en razón de su condición de supuestos infractores inimputables, y no en función de la vulneración de derechos que tengan a la base.

Vemos entonces, que tenemos un Estado que está disponible para reprimir y sancionar, pero no para reparar. Y eso, en materia de protección de derechos humanos, es especialmente grave.

Consuelo Contreras

Fundadora Corporación Opción

Señor Director:

Dos papeletas recibiremos el próximo 25 de octubre los ciudadanos que decidamos ser parte del plebiscito en que se definirá si Chile contará o no con una nueva Constitución. La primera cédula tendrá la pregunta sobre si deseamos darle el vamos al proceso. La segunda papeleta, en tanto, nos consultará sobre cuál preferimos que sea el órgano a cargo de redactar una nueva Constitución en caso que triunfe el Apruebo.

Con respecto a la paridad de género, mucha desinformación ha circulado en los últimos días. La composición de la convención constituyente será ciento por ciento paritaria. En el caso de la convención mixta, la paridad aplicará de la misma manera, pero solo para los integrantes electos por la ciudadanía. Informémonos y luego votemos. Evitemos esta secuencia al revés.

Carlos Pérez-Cotapos Ugarte

Señor Director:

La insistente petición de renuncia del general director de Carabineros, por algunos sectores, no parece explicarse solo por los excesos, estropicios y vulneraciones de derechos en que han incurrido funcionarios de esa institución; también refleja un forcejeo político con el gobierno, y una sintomática visión anarquista y anómica de la vida en sociedad, que prescinde por completo de las ideas de orden, estabilidad y tranquilidad.

Queda la sensación de que aunque la actual autoridad policial dejase su cargo, a poco andar su sucesor sería igualmente cuestionado, por los mismos sectores, y esta demanda se reproduciría con quienquiera que en el futuro asumiese la conducción de la entidad. Ello nos podría precipitar a un escenario lamentable de total indefensión frente a la prepotencia, estulticia y barbarie que está comenzando a reanudarse inquietantemente en nuestro país.

Gustavo Cárdenas Ortega

Señor Director:

¿Qué será más urgente? ¿Reformar a las policías o que los que protestan “reformen” sus formas de protestar?

Jaime García Covarrubias

Señor Director:

El gobierno y los políticos oficialistas que rasgan vestiduras contra la petición de un perdonazo a los que, sin cumplir los requisitos formales, recibieron el Bono Clase Media se pierden un asunto fundamental. La discusión sobre esta materia no es sobre su pertinencia o justificación moral, sino más bien una constatación de una desigualdad de trato desde el Estado a los ciudadanos. ¿Por qué hay empresarios que pueden gozar de perdonazos tributarios millonarios, que le inducen graves pérdidas al Estado, mientras que un ciudadano de clase media estaría incapacitado para acceder a tal beneficio, por 500 mil pesos? Responder esta pregunta, en el marco de este mes de octubre, podría traer luces sobre nuestro estallido social.

Diego Fica Serrano