“(Desbordes)

tiene trabajo de sobra con el ministerio, como para que además se preocupe de la política interna”

“Comuniqué que sí, que estoy dispuesto que me utilicen para esto, a ver si sacamos a RN de la inercia”, dice Carlos Larraín a La Segunda, sobre su decisión de competir para volver a presidir RN, partido que encabezó entre 2006 y 2014. “RN no puede estar con una mesa interina los 12 o 14 meses más cruciales de la historia reciente de Chile”, dice en esta entrevista sobre la directiva que sucedió a Mario Desbordes, su exsocio político. “Quizás logremos romper esa especie de empate que hay interno. No sé si va a resultar o no”, comenta.

“Es muy difícil que una directiva simplemente autoprorrogada tenga la independencia suficiente para dirigir un proceso en que RN es indispensable (…) Es puro costo para mí, pensando en lo familiar. Pero como están las cosas en nuestro querido país, hay que arriesgar; si no, nos van a poner la pata encima los que no tienen ningún derecho a hacerlo”, agrega.

¿Quiénes pierden con su llegada?

Larraín ha sembrado varios antagonistas dentro de RN. Partiendo por su compleja convivencia con Sebastian Piñera en el primer gobierno del actual mandatario. Este año, las rencillas se acentuaron dentro de RN, cuando el 24 de junio anunció en este medio que no votaría por Desbordes —en la vereda del Apruebo— para presidir nuevamente RN, al acusarlo de llevar al partido “a la izquierda”. Generados dos bandos, el senador Manuel José Ossandón salió a defender al entonces timonel, diciendo que Larraín “es del grupo que no se da cuenta de la gravedad de la crisis”. Y como guinda de la torta, el exsenador por Los Ríos apuntó a la carta presidencial mejor posicionada de la derecha, Joaquín Lavín, al anunciar que apoyaba al candidato del Partido Republicano, Gonzalo de la Carrera, por el sillón de Las Condes.

Sobre estos cuatro antagonistas —tres de ellos con aspiraciones presidenciales— Larraín responde: “Yo no sé francamente a quién pueda intimidar. Yo no le meto susto a nadie”.

—Usted fue muy duro con el Presidente Piñera. ¿Al Gobierno no le conviene que usted vuelva?

—El Presidente sabe muy bien que siempre se puede cooperar a que le vaya bien. Ayudarlo a que le vaya bien... a veces diciéndole que no, cuando correspondía.

—¿Y sus diferencias con Desbordes?

—Que él haga muy bien lo que tiene que hacer hoy día, que es preocuparse de la Defensa Nacional. Tiene trabajo de sobra con el ministerio, como para que además se preocupe de la política interna, pequeñita, de un partido político.

—¿Se arregló ya con Ossandón?

—Defendí a Cote con las acusaciones que se le hicieron (que investiga la fiscalía), pero yo no he tenido más contacto que ese. Él tiene hoy día sus propios problemas entre manos.

En 2017, Ossandón afirmó que Larraín “me hizo mucho daño” y que “las puñaladas por la espalda son malas”, en referencia a que RN se inclinó por Piñera como candidato presidencial. Esta mañana, respondió a La Segunda: “Don Carlos tiene todo el derecho a competir, RN es un partido democrático. No veo por qué me podría perjudicar, si pensar distinto no es pecado”. Agregó que “las candidaturas no dependen de amistades”.

Kenneth Bunker, cientista político, comenta que este “político de derecha tradicional”, confrontando a Desbordes y Ossandón, “se hace cargo del partido”; con Piñera, “del gobierno” y con Lavín, “de lo que puede pasar con la derecha y su futuro”. Detalla que Larraín viene a enfrentar la “doctrina Desbordes”, la de modernizar RN haciendo crecer al partido con una “estrategia de estar en todas las partes de la cancha” y una apertura al ingreso de personas nuevas, versus la “clausura” de Larraín. Dice que frente a Ossandón, el extimonel sería un “tapón a la fuga” de militantes tradicionales, “recordándoles cuáles son los valores del más tradicionales de RN, o su antecesor el Partido Nacional”.

En cuanto a Piñera, Bunker dice que “no parecería raro que se repitiera la dinámica que hubo en el gobierno pasado”, y que mientras el Mandatario “gobierna en la práctica, es casi como estos alcaldes que se van cambiando dependiendo de la situación, Larraín no, él gobierna mucho más con lo que él llamaría valores, con convicciones. Y ante cualquier salida del marco de Piñera, Larraín le estaría tirando la oreja”. Y agrega que podría poner “más en jaque a Lavín en su campaña, que ha tenido en buena medida el camino despejado. Evelyn Matthei, quien está avanzando y por cierto es ex RN, estaría mucho más en línea con lo que piensa Larraín”.

Tomás Duval, experto electoral, ve en el propósito de Larraín de presidir RN, situar a la colectividad “como un partido del Rechazo”, postura, dice, que puede tener apoyo de parlamentarios “que están buscando asegurar sus reelecciones acudiendo al voto más duro del sector”. Agrega que si con una política confrontacional, pierde capacidad de diálogo que ha mostrado RN, “puede ser un problema mayor para el partido más allá de quién lo conduzca”.

Aunque fue Larraín quien en 2012 protagonizó un acuerdo por reformas políticas con Ignacio Walker (DC).

Cristóbal Bellolio, académico de la UAI, ve el regreso de Larraín como “una pésima idea” y advierte que “si RN ha logrado sortear mejor que sus socios las complejidades del momento político actual, es porque ha tenido la versatilidad para complejizar su propio pensamiento y ha tenido figuras que han copado el espacio político desde distintos roles. Larraín es todo lo contrario”.

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