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Con 170 mil espectadores en dos días de exhibición y elogios encendidos en redes sociales, el pre-estreno de “Tengo miedo torero” corroboró el inédito éxito que está teniendo el cine nacional online durante la pandemia pero también la fascinación colectiva que incita la vida y obra de Pedro Lemebel en el Chile del 2020. La apasionada respuesta del público, equivalente a llenar cuatro Estadios Nacionales, ha precipitado a los productores a adelantar el estreno oficial del filme para mañana, a través de la plataforma PuntoTicket. La película dirigida por Rodrigo Sepúlveda iniciará, además, su campaña para representar a Chile en los Oscar.

De la única novela de Lemebel, criticada por Roberto Bolaño debido a su inclinación rosa hacia los territorios de Corín Tellado, salió una película que tiene la astucia de adaptarse a las batallas actuales. Y probablemente en eso radica su arrebatada popularidad. Ahí están la disidencia sexual, las revueltas sociales y la represión como obstáculos para el desarrollo de una historia de amor de esas tortuosas y llenas de bolero como le gustaban al autor. Resulta imposible no pensar en el escritor argentino Manuel Puig y en la lograda adaptación cinematográfica de “El beso de la mujer araña” (Héctor Babenco, 1985), aunque la paleta colorida y kitsch que uno pudiese esperar se ve amenazada por el gris del contexto en una ambientación opaca que recuerda al Chile de “Tony Manero” (Pablo Larraín, 2008). No hay duda de que Alfredo Castro ha sabido moverse por esos parajes sombríos, ahora a través de un personaje vulnerable e ingenuo como es La Loca del Frente.

“Tengo miedo torero” demuestra lo actual que sigue siendo Lemebel a cinco años de su muerte y ayuda a abrir un interesante baúl de registros audiovisuales.

Noches de performance

“Tengo miedo torero”, la novela y la película, parecen inseparables de su creador. Es por eso que conectan bien con otras muestras del imaginario visual lemebeliano. Como las video-instalaciones que realizó el cineasta Tevo Díaz en los años 90. El director de documentales como “Señales de ruta” y “Pena de muerte” comenzó a registrarlo con su cámara y estuvo de alguna manera presente en el proceso de la novela. “Yo le regalé una máquina de escribir celeste. Pedro terminó el libro y me pasó el texto para que lo leyera”, recuerda. “El final hace alusión a un viaje que hicimos a Laguna Verde. El nunca había estado ahí y quedó fascinado con el lugar”.

Díaz, quien además organizaba los encuentros El Barco Ebrio en los que se presentaba Lemebel en 1994, muestra al performer transgresor de Las Yegüas del Apocalípsis. Es solamente la punta de un iceberg. “Tengo una gran cantidad de material con Pedro y Pancho Casas. En esa época estaban también Carmen Berenguer, Rita Ferrer, Gloria Camiruaga, Lotty Ronsenfeld, Paz Errázuriz, Juan Dávila, Stella Díaz Varín. Era todo un mundo que Pedro me mostró y yo lo pude registrar”.

“El Barco Ebrio” (disponible en Ondamedia.cl) fue grabado el 21 de mayo de 1994, el día de las Glorias Navales, en el Sindicato de Marineros de Valparaíso. Una pequeña obra audiovisual marcada por labios pintados en primerísimo plano, la música de Grace Jones y el estreno de la famosa corona de agujas que Lemebel luciría más tarde en Nueva York. “Corazonada” (también en Ondamedia.cl) es, en tanto, una performance realizada en el Teatro Mauri de Valparaíso en 1996.

“Fueron más de veinte años de amistad, hasta el día en que murió. Obviamente que tuvimos lapsus. Pedro era bastante especial. Nos peleábamos a muerte y no nos hablábamos por meses”, recuerda Díaz. “El tiene una obra que es digna de conocer por todo el mundo para que entendamos el margen en el que el vivía. Me emociona saber que ahora es conocido por todos. Es algo que tenía que suceder”.

Como antecedente de los videos de Tevo Díaz está “Casa particular” (YouTube), realizado en 1989 por la fallecida artista visual Gloria Camiruaga en un prostíbulo de la calle San Camilo al son de la música de Magaly Acevedo y Libertad Lamarque. Una mirada lúdica, llena de color y provocación, a esas noches de travestismo que la película “Tengo miedo torero” recrea en sus primeros minutos.

Fragmentos de Pedro

La cineasta Verónica Quense, quien en 2007 realizó junto a Lemebel una intervención performance en Pisagua, es responsable de “Corazón en fuga” (Arcoiris.tv), documental de 2009 que se estrenó en el Festival de Cine Latinoamericano de Trieste y que en Chile no tuvo la atención que merece. La lectura de sus crónicas en Radio Tierra dan pie para un viaje en el que vemos a Lemebel visitando la tumba de su padre, llorando en el funeral de su amiga Gladys Marín o riéndose ante la reproducción ilegal de sus libros en una feria (“más pirateado que Condorito”, bromea). Una aproximación íntima al lado más político y transgresor del autor.

Si “Corazón en fuga” es el retrato de un artista en llamas, “Lemebel” (Ondamedia.cl) funciona como la crónica de un hombre enfrentado a la cercanía de su propia muerte. La cineasta Joanna Reposi, quien lo siguió durante 8 años, entra en el relato mientras interactúa con un personaje que se irá volviendo más distante a medida que avanza su enfermedad. El énfasis está puesto en el dolor más que en el activismo, lo que gatilló críticas de parte de cercanos al autor. Es, sin embargo, un buen complemento del retrato de Quense. Estrenado en la Berlinale, donde obtuvo el premio Teddy, “Lemebel” dio las primeras luces sobre la popularidad creciente del retratado. Fue, de hecho, el documental más visto de 2019.

Para reconstruir a Pedro Lemebel desde la imagen en movimiento conviene juntar todas las piezas. Artista entrañable y complicado, esquivó siempre los proyectos que pudiesen resaltar su propia trascendencia. “Hacer esta película con él no fue fácil. Teníamos ciertas discusiones porque él tenía mucha consciencia de la imagen”, confesó Reposi en una entrevista con La Segunda.

Ese tipo de testimonios se repite en todos quienes trataron de inmortalizar su paso por este mundo. Lemebel no estaba dispuesto a la veneración ni menos a ser completamente fagocitado por una cámara.

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