Cuando hablamos de rechazo, no estoy muy de acuerdo y cuando hablamos de apruebo, tampoco”.

Yo soy un chancho en una vitrina en la tecnología, pero he ido aprendiendo, me las arreglo”.

Ya tiene pensadas algunas actividades que le gustaría desarrollar a partir de 24 de mayo, cuando deje la alcaldía de Vitacura que ocupa desde 1996. Una de ellas, aunque parezca increíble, será ver una película de acción junto a su esposa, María Soledad Simonetti, con quien en estos últimos 20 años solo ha ido un par de veces al cine, acompañando a sus nietos.

Es que la labor alcaldicia le ha quitado bastante tiempo a la familia y a sus “cosas personales”, confiesa Raúl Torrealba (71), pero a partir del próximo año todo será distinto para el alcalde, que en tres meses más comenzará a definir lo que será su nueva vida. “Lo que tengo claro es que seré siendo un hombre activo”, asegura.

Para el cambio de autoridades del 28 de octubre del año pasado, algunos pensaron que la vida de Torrealba podría dar un giro hacia la Intendencia Metropolitana, pero no fue así: quedó en manos de otro edil de RN, Felipe Guevara. Esa decisión presidencial no le quitó el sueño, pero dice estar disponible.

Sin duda, Torrealba parece ser un militante disciplinado en estos tiempos, muy alejado de lo que él denomina los “llaneros solitarios”, a quienes critica porque se excusan en que se deben a sus electores para votar ciertas leyes, olvidando que llegaron a ocupar cargos públicos por pertenecer “a un partido y no porque la Divina Providencia los puso allí”.

A ocho meses de dejar la municipalidad de Vitacura, está “contento” de lo que ha hecho en estos 24 años y asegura que todos los días llega entre las 7.30 y las 7:45 de la mañana a trabajar “porque simplemente soy un servidor público”.

-Usted sobrevivió a un cáncer y podría tener mayores riesgos de complicaciones de salud por el COVID-19. ¿No teme contagiarse?

-No quiero plantear que ir a mi oficina todos los días en estos cinco o seis meses sea una cuestión macanuda de mi parte, sino es mi obligación. Usted comprende que si los bomberos me dicen que no van a ir a los incendios, porque son muy peligrosas las llamas, usted o se va a reír o molestar. Y si yo le digo que el alcalde no va a cumplir con sus labores, va a ocurrir lo mismo.

-Pero tiene 71 años y podría teletrabajar desde su casa.

-Es evidente que yo comparto absolutamente que los adultos mayores o la población de riesgo o aquellos que tienen enfermedades complicadas, pueden hacer teletrabajo para disminuir los contagios. Eso lo hemos aplicado en la municipalidad, pero yo soy el jefe del municipio, que tiene por objeto mantener los servicios para que la gente pueda hacer uso de esas garantías.

-¿Le costó enchufarse en las reuniones por zoom?

-Como muchas reuniones son en la tarde, aprovechaba de irme a la casa y hacerlas desde allá, con el apoyo de mi mujer que se maneja muy bien. Y en la oficina tenía la colaboración de mi secretaria que es muy hábil. Yo soy un chancho en una vitrina en la tecnología, pero he ido aprendiendo, me las arreglo, pido que me manden los ID y la contraseña y me meto con mi cuenta y he llegado a desarrollar la capacidad de participar en dos zoom a la vez.

-¿Los asistentes a los zoom se dan percatado que está participando en dos a la vez?

-Jamás. En dos a la vez me refiero con un audífono en una oreja escuchando una cosa y con otro audiófono en otra oreja escuchando otra. Uno debe estar pendiente siempre y saliéndose y entrando un poquito. Es similar a las películas y cuando uno va al baño y vuelve, y sigue enchufado con el tema.

-¿Fue muy difícil para usted enfrentar que ya no podría repostularse? Esta vez no hubo opción para las reelecciones de alcaldes.

-Yo quiero mucho lo que hago y estoy muy comprometido con mi cargo, pero tomé una decisión el año pasado y la comuniqué los primeros días de diciembre, porque me di cuenta que no había ánimo de mantener las reelecciones. Fue una decisión costosa, pero yo no nací ni voy a morir siendo alcalde. Espero aguantar hasta el 24 de mayo y voy a seguir trabajando con mucho entusiasmo hasta el último día.

-¿Cómo se proyecta a partir del 25 de mayo?

-Con mil cosas. Por lo pronto me voy a dedicar a mis asuntos, que los tengo más botados que el diablo. Y a partir de noviembre voy a empezar a mirar un poco para el lado para ver qué cosas puedo y qué no puedo hacer, en dónde puedo colaborar y en dónde no, a fin de seguir siendo un hombre activo. En lo público, he ganado mucha experiencia y puedo colaborar con otros municipios, evidentemente con éste y con quien resulte la próxima autoridad. Seguiré siendo militante de RN y seguiré trabajando en el municipalismo.

-¿Se imaginó siendo intendente de la Región Metropolitana?

-En algún minuto se habló de mí como intendente, pero en la dinámica de los tiempos, el Presidente -pocos días antes del cambio de intendente- reestructuró los ministerios y puso un fuerte énfasis en la gente joven. Ahí me quedó claro que yo debía seguir cumpliendo con mi mandato. Ojo, que la política tiene mucha dinámica, y cuando la autoridad superior a uno lo requiere, tiene que estar dispuesto a asumirlo.

-Entonces, no hubo un ofrecimiento formal de Sebastián Piñera.

-No, si me lo hubiera ofrecido quién soy yo para decirle que no.

-¿Se considera un militante disciplinado?

-Creo que los llaneros solitarios son los que nos tienen metidos en este enredo brutal que hay en el país. Hasta cuándo tenemos miles de militantes en todos los partidos, que creen que son dueños de la verdad, que se miran el ombligo y que toman las decisiones de acuerdo a sus intereses personales y no les preocupan los intereses corporativos ni sectoriales. Hoy se requiere más que nunca más disciplina, más solidaridad, más humildad y menos mirarse al espejo.

-¿Se refiere a los parlamentarios oficialistas que han votado contra el gobierno?

-Ellos le han hecho un grave daño al país y de repente los vemos que dicen: “yo me debo a mis electores”, y no se acuerdan que son parlamentarios gracias a que un presidente y un secretario de un partido firmaron su ficha de candidatos. Creen que llegaron ahí porque la Divina Providencia los puso en el cargo y los fue a dejar al Congreso a Valparaíso. Pero a ellos se les olvida y empiezan a sentirse seres todopoderosos.

-Aún así, se deben a sus electores…

-Algunos llegaron a ser parlamentarios con el 2 o 4% del electorado, con cantidades bastante pequeñas, y bajo la argumentación que se deben a los electores justifican sus decisiones. Militar en un partido es un contrato de adhesión y hoy falta disciplina, autocrítica, falta la solidaridad de grupo.

-¿Ve alguna opción de que el panorama mejore?

-Yo soy un gran optimista. En algún momento la varita mágica nos va a tocar y vamos a enmendar todos los problemas que tenemos en este minuto.

Machuca y el Saint George

Torrealba se siente muy identificado con el apodo que arrastra desde que estaba en segundo de humanidades en el Saint George. Desde entonces, todos le dicen Tronco, incluso sus nietos y su mujer.

“Estábamos jugando un partido en el colegio. Me pusieron a marcar a un determinado rival y tuve suerte con una trancada. Entonces, uno de mis compañeros me gritó: “bien Torrealba, estás firme como un tronco” y quedé de Tronco para toda la vida”, recuerda.

-Cuando estudió en el Saint George, ¿tuvo la oportunidad de conocer a algún “Machuca”?

-Claro que sí. Yo salí del colegio en 1966 y conocí a varios Machuca. Jugaba fútbol, en ese entonces en poblaciones que estaban en Vitacura, como El Esfuerzo y conozco el tema profundamente. “Machuca” es una muy buena película, de un tremendo director, pero es un poco una ironía, porque hubo Machucas que lo pasaron mal y otros que lo pasaron muy bien. Hubo una integración muy grande y como colegio nos sentimos muy orgullosos de esa experiencia. Yo, que soy una persona de derecha, creo que uno de los grandes problemas de nuestro país es que todavía existen muchas inequidades. Tenemos que integrarnos mucho más.

-Usted ha dicho que en su comuna hay pobreza con corbata y que necesita apoyo, más aún ahora con la pandemia.

-Hace tiempo que me enseñaron que no hay que tratar de tapar el sol con un dedo. En Vitacura hay mucha gente, sobre todo de tercera edad, que durante su vida activa fue muy exitosa, que se sacó la mugre y que compró una casa en Vitacura. Pero hoy tiene problemas para pagar las contribuciones y es por eso que como municipalidad tratamos de ayudar a muchos vecinos a pagar sus cuentas. Algunos tienen problemas para pagar los derechos de basura y hay otros a los que probablemente no hemos tenido la eficiencia o la capacidad de llegar para ser más solidarios.

-¿Las farmacias populares son una respuesta para esos sectores?

-La verdad es que esto de las “Vita boticas” o farmacias populares como le llaman en otros lados, siempre han existido. Aquí nadie inventó la pólvora. La inventaron los chinos hace 4.000 años. Hay gente que está haciendo ahorros muy significativos en su economía doméstica pagando mensualmente por un medicamento $15.000 en vez de $50.000.

Rechaza y aprueba

Desde fines de los 60, Raúl Torrealba militó en el Partido Nacional hasta que vino la dictadura. Y luego del largo receso político, en 1987 él fue uno de los fundadores de RN. “De ahí para adelante una sola mujer y un solo amor”, asegura.

-¿Cómo ha visto esta fiebre de candidatos presidenciales?

-Faltando un poco más de un año para las elecciones de noviembre de 2021, desdramatizaría la supuesta fiebre presidencial y creo que se trata de una necesidad de llenar espacios, con numerosas encuestas donde un día aparece Pedro, al otro día Juan y luego Diego.

-Al parecer la UDI lo tiene más claro con Joaquín Lavín.

-Pero han aparecido dos nombres, dos queridos, respetados y muy bien evaluados colegas. En el Partido Socialista de repente le faltan militantes para tener candidatos; en el Frente Amplio pasa lo mismo; en mi partido RN, igual.

-Acá en Vitacura, ¿ve alguna chance de que Pablo Zalaquett se convierta en su sucesor?

-Pablo Zalaquett, Carlos Cruz-Coke y Max del Real son todos ciudadanos que tienen expectativas y que han mostrado ventajas y fortalezas. Por el momento no me voy a referir a ellos.

-Pero usted, ¿no es partidario del concejal del Real?

-Perdone, no es que yo sea o no partidario de Max del Real. Él es militante de mi partido, por lo tanto, si va a haber una primaria, tengo que apoyarlo. De lo contario, no milito no más. Pero a Pablo Zalaquett lo conozco hace 40 años, no tengo nada contra él. Ahora pongámonos en el evento que hubiese una primara entre Zalaquett y del Real, y ganara Zalaquett, yo lo voy a apoyar, porque sería el candidato de Chile Vamos y trabajaría entusiastamente en esa campaña.

-Para el plebiscito, ¿aprueba o rechaza?

-Yo voy a rechazar la violencia y voy a aprobar el diálogo, eso quiere decir que ninguna de las dos alternativas en mi opinión resuelven lo que necesita Chile en este minuto. Este país es muy distinto al de hace 40 años atrás, cuando esta Constitución entró en vigencia. El país requiere revisar muchos temas. Cuando hablamos de rechazo, no estoy muy de acuerdo porque creo que hay temas que tenemos que revisar y cuando hablamos de apruebo, simplemente tampoco estoy de acuerdo, porque no sé qué es lo que apruebo. Las grandes mayorías silenciosas van a manifestarse ese día y van a decir lo que quieren. Así, van a ponerle un punto final a tanta discrepancia y tanto ideologismo de los políticos, que a veces no conducen a las soluciones que el país requiere.

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