Por Macarena Torres Saavedra y Cristóbal García Orellana

El objetivo principal es analizar la visión que el pueblo mapuche posee en su forma de hacer conocimiento, a través de los poemas de Elicura Chihuailaf, para entender la manera que este pueblo tiene de concebir la naturaleza y de relacionarse con ella; busca aplicar el sistema hermenéutico propuesto por Hans-Georg Gadamer basado en su concepción sobre la historia efectual, procurando generar un diálogo en el cual las preguntas hechas a los poemas de Chihuailaf sean respondidas por el texto mismo.

(…) Estas son: I.¿Cómo el poeta muestra la perspectiva desde la cual el pueblo mapuche establece sus conocimientos sobre la naturaleza? II. ¿Cómo Chihuailaf describe en su obra las características del conocimiento mapuche?

Para la primera pregunta se podría decir, ateniéndose a lo que los versos dicen, que el poeta describe con vivos colores el conocimiento que el pueblo mapuche tiene sobre la naturaleza, tanto en su forma de relacionarse con ella como de entenderla.

Para el mapuche la naturaleza es antes que todo, un ser vivo, que se mueve y se desplaza a través de sus fenómenos como el viento o como el agua que corre por los ríos. Ella está sujeta a un proceso de orden y desorden que luego pasa a ser orden otra vez, como es el paso del plano de lo visible a lo invisible. Por tal motivo, lo que existe en la tierra se prolonga hacia los cielos, y el ser humano ha venido a este mundo para conocer ese plano invisible por medio de lo que es visible. Lo invisible es también ese orden “interior” que se exterioriza a través de la naturaleza que afecta al ser humano en su vida cotidiana. De aquí que la naturaleza siempre acompaña al hombre y es también a través de ella que él alcanza los planos trascendentes. El proceso de aprendizaje que el ser humano viene a hacer en esta tierra implica tanto la comprensión del idioma de la naturaleza, que le habla a través de las señales que proporcionan sus fenómenos, como también por medio de las plantas y de los animales.

La comunicación y diálogo que el hombre entabla con la naturaleza se hace por medio del silencio y de la contemplación. Esto le proporciona el conocimiento que le permite al mapuche descifrar los signos de los fenómenos naturales y predecir lo que vendrá. Como esta relación es tan estrecha, se manifiesta incluso en el corazón y cuerpos humanos, los que permiten sentir al sujeto lo que acontece en la naturaleza. De aquí que los procesos de los fenómenos naturales influyen incluso en los procesos psicológicos y biológicos humanos.

La naturaleza es, asimismo, considerada el habitáculo del hombre, la que produce su alimento, las hierbas medicinales o el agua cristalina. Ambos: hombre y naturaleza, trabajan en la labor de la Creación, estando el primero dentro de la segunda y por ello siendo su hijo, le pertenece como ella pertenece al hombre. Por lo tanto, la perspectiva del mapuche respecto a la naturaleza enfatiza la existencia de una estrecha relación, al grado que el universo refleja lo que ocurre al interior del ser humano.

Esto hace que el sueño, en tanto energía que vive y abre las puertas del alma, sea fundamental para develar los misterios del universo y sus diversos fenómenos. A él se debe la imagen que el mapuche tiene del cosmos como aquello que gira con un movimiento circular a partir de un centro. Todo lo cual muestra cuán estrecha es la relación entre el hombre, la naturaleza y los planos superiores o bien, entre el hombre, el cosmos y la divinidad.

Asunto que no se contradice con lo que Rodolfo Kusch afirma acerca de la visión indígena sobre la tríada hombre, naturaleza y divinidad. Relación que suele ser muy cercana, tanto así que el hombre al sostener una relación de diálogo con la naturaleza también dialoga con sus dioses.

En este diálogo tanto para el mapuche como para el resto de los pueblos originarios, el corazón es el punto que reúne los niveles de lo material con lo de lo espiritual. Sin embargo, no se detecta el “dejarse estar” kuschiano, a no ser que el escuchar o contemplar del mapuche signifique un estar, pero un estar activo de salir al encuentro con el objeto a contemplar, que en este caso es la naturaleza y sus fenómenos.

Para responder la segunda pregunta, es clave lo que el poeta señala acerca de cómo el mapuche conoce y con ello describe las características que posee dicho conocimiento. Como se ha dicho antes, para este pueblo es fundamental el sueño, el silencio y la contemplación que permite escuchar lo que la naturaleza dice. Pero, no es suficiente, si se indaga en cómo se obtiene tal conocimiento. En los versos escogidos para responder esta pregunta (considérense los poemas Sueños de Luna Azul, La belleza ese transitorio temblor y Mírenlos ahora, soñando). se tiene que el pueblo mapuche conoce por medio de la observación, la contemplación, la experiencia acumulada, el diálogo con otros hombres, la percepción de las cosas, los descubrimientos y tradiciones que vienen de los antepasados y también por la creación.

El conocimiento es un proceso que va desde dentro hacia afuera, desde abajo hacia arriba, desde la tierra hacia el cielo. Esto significa la necesidad de abrir y despertar los sentidos para adquirir sabiduría, como también de abrir el interior para comprender el mundo exterior. Todo lo cual demuestra que la intuición, tal como Henri Bergson (1965) la define, forma parte del proceso de adquisición del conocimiento para el mapuche, pero ésta es incorporada en el desarrollo de los sentidos, en el diálogo con el otro, en el cúmulo de experiencias y conocimientos adquiridos por la tradición.

Vale decir, la intuición es parte importante de un proceso que considera otras facultades y que no se acota únicamente en ella, puesto que en dicho proceso hay otras facultades que también proporcionan conocimiento, como el diálogo con el otro, en el cual se comparte: visiones, criterios, experiencias, etc. En el proceso de obtención del conocimiento, la palabra es radical para poder transmitir la sabiduría, es sagrada y sobre todo la poesía, en cuanto esta es el instrumento de comunicación del saber. Todo lo cual posibilita la formulación de preguntas sin certezas y la generación de nuevas interrogantes.

En esta tarea es fundamental el rol que desempeñan los o las Machi, y los(as) ancianos(as),ya que la transmisión del saber está en sus manos, siendo ellos(as) quienes enseñan a interpretar el lenguaje de la naturaleza. En esta dimensión, la función del sueño es muy importante, puesto que por medio de lo onírico se da cuenta del mundo terrenal y el de los sueños o plano de lo supra cósmico.

Junto con esto, el mapuche piensa que el universo entero está en comunicación y, así como la naturaleza le habla, así también lo hacen sus dioses. De esto se sigue que para este pueblo el ser humano solo está de tránsito por este mundo, y es llamado para formar parte del otro mundo. El ser humano viene a la tierra a trabajar y desarrollar su espíritu. La naturaleza le brinda todo lo que necesita en su estadía por este mundo, a lo cual el hombre debe responder con gratitud. Sin embargo, el ser humano vive en conflicto con sus semejantes, olvidándose que el Universo entero, así como los opuestos, están en permanente armonía.

Conclusión

Respecto a las respuestas que se extraen de los versos de Chihuailaf puede agregarse que el modo de conocer que tiene el mapuche y que implica el sueño, la contemplación, la percepción de las cosas y la apertura hacia el diálogo con la naturaleza y sus fenómenos, el diálogo con sus semejantes y las tradiciones o experiencias acumuladas por sus antepasados, mucho comparten con la definición dada por Bergson sobre “intuición” como aquella simpatía que permite transportarse hacia el interior del objeto.

La contemplación y el escuchar a la naturaleza hablar, implican una capacidad de abrirse directamente hacia las profundidades que yacen al interior de las cosas y, a su vez, de concebirlas como un todo. Lo cual se aproxima mucho a lo que Bergson concibe como saber metafísico y que, en este sentido, corrobora la hipótesis que se ha planteado en este trabajo. Es decir, no hay símbolos ni puntos de vista, sino que una visión directa que va hacia el objeto mismo sin la complejidad de las representaciones.

De hecho, Chihuailaf menciona que el conocimiento requiere ir de lo interior hacia lo exterior. La interioridad no es otra cosa que ese ir desde dentro de la cosa, de la cual también habla Bergson. De aquí que se puede sostener que el pensamiento desarrollado por el pueblo mapuche sea un conocimiento que, si bien tiene mucho de intuitivo, también incluye la observación, el diálogo y la transmisión de él por parte de los sabios a los aprendices, quienes comparten experiencias y también vivencias oníricas. A partir de estas últimas se gesta gran parte de los descubrimientos realizados por dicho pueblo.

Asimismo, cabe recordar que esta dimensión del conocimiento implica una buena apertura hacia lo trascendente, hacia los planos supra terrenales que también influyen en el ser humano, puesto que se reconoce que el sujeto si bien es un hijo de la tierra, también participa de los planos superiores y está llamado a formar parte de ellos una vez que deje esta tierra. Esto se inclina hacia una visión metafísica de la realidad, en la cual la tríada hombre, naturaleza y dioses se encuentran en armonía, tal como Kusch sostiene que el indígena ha logrado captar acerca de la relación entre hombre, naturaleza y divinidad.

Por consiguiente, ante la pregunta principal que dice: ¿De qué manera la poesía de Elicura Chihuailaf expresa los conocimientos que el pueblo mapuche ha desarrollado sobre la naturaleza y su modo de relacionarse con ella? Se puede sostener que la manera es a través de una descripción sobre las costumbres y maneras de pensar que su pueblo posee, lo que permite acercarse hacia una forma de saber y de adquirir conocimiento muy distinta a la forma que se acostumbra en Occidente.

Esta manera es por medio de la palabra sagrada, la palabra que proviene del interior y de la convergencia de los planos terreno y supraterreno. La palabra es transmitida por la tradición de los sabios, por la visión de los que saben escuchar el lenguaje de la naturaleza, ya sea por observación o ya sea por contemplación; o bien, por los efectos de los aprendizajes adquiridos por medio de los sueños.

De este modo, se puede señalar que la historia efectual cubre el aporte de ambos horizontes en juego, y origina el nuevo conocimiento que se infiere de la unión de los dos horizontes: el del intérprete y el del texto. Sin embargo, esto no culmina aquí, ya que tal como Chihuailaf señala en su obra, a propósito del conocimiento, las preguntas generan respuestas y estas, a su vez, otras preguntas.

Ninguna respuesta acota todo el saber de una sola vez, por lo cual resulta necesario reconocer que lo alcanzado en este estudio sobre los modos del conocer mapuche es el inicio de otros estudios. Así, pese a que el modo que el mapuche tiene para adquirir el saber coincide con el de muchos pueblos originarios, no es exactamente el mismo. De esto se sigue que procurando interpretar el mensaje que el poeta expresa en sus poemas, desde la perspectiva de quienes no son mapuche, se puede alcanzar una comprensión del mundo que él da a conocer por medio de la palabra.

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