Es un disidente. O al menos no se parece demasiado a la figura del banquero tradicional que se pasea por los barrios financieros de Santiago. Eso, pese a que Jorge Yarur Bascuñán tiene cerca del 5% de las acciones del banco BCI y es hijo de Jorge Yarur Banna, quien fuera el máximo timonel de la entidad hasta 1991, y nieto de su fundador, Juan Yarur Lolas.

No participa del directorio del banco, hoy en manos de su primo hermano Luis Enrique Yarur. Su labor está ligada a la cultura y a diversas fundaciones e inversiones que maneja con bajo perfil.

En la prensa apareció esta semana por el debate que lo ha enfrentado con parte de la familia hace unos años y hasta con el mismo banco del cual es socio. Esto, tras haber acusado de giros de su cuenta por $1.000 millones a favor de su primo Daniel Yarur Elsaca (por parte de un tercero que no tenía poderes legales), con quien arrastra disputas legales hace años. Ante el 27° Juzgado Civil de Santiago, el Bci acusó a su accionista de “buscar enriquecerse” con la acción legal, según consignó el Diario Financiero.

Pero a Yarur Bascuñán nunca le ha preocupado lo que piensen de él y va adelante con lo que cree justo.

El año pasado también se hizo parte de la causa que la Fiscalía Nacional Económica (FNE) ha llevado contra el banco por atentar contra la libre competencia en el segmento de seguros hipotecarios, y ha enviado cartas y escritos asegurando que lo que le preocupa es “preservar el ADN” de la institución financiera desde que fue fundada.

Tiene varios proyectos que lo mantienen ocupado. Hoy analiza el futuro desde la casa que era de su abuelo en Avenida Concón-Reñaca en Viña del Mar, donde ha vivido el confinamiento y se ha refugiado haciendo ejercicio.

Con la región tiene un especial vínculo. Por eso varias de sus batallas están ligadas a la costa. Como por ejemplo, su oposición a la polémica construcción del hotel Punta Piqueros en los roqueríos de Concón, inversión de las familias Said, Bolocco y Urenda. O a la edificación de torres junto a las grandes dunas de esa comuna en el sector de Montemar.

“La pandemia ha sido un desastre para todos y como humanidad nos enfrentamos a algo muy difícil. Los seres humanos hemos sido muy arrogantes y esto nos obliga a replantearnos muchas cosas. Se nos vino de vuelta como boomerang por la situación del planeta y la falta de empatía. Falta tomar conciencia”, reflexiona.

Yarur es el empresario tras el Museo de la Moda, participa de causas animalistas, invirtió en la cadena de pizzas Melt y en energía solar, asesorado por profesionales que velan por que la administración de su dinero sea lo más responsable posible, luego de haber tenido, en el pasado, malas experiencias por adicciones.

En cuarentena, ha estado concentrado en trabajar en un libro de los ´60 y en otro de los ´80, ambos de moda y estilo. Desde el encierro, ha conversado con Brigitte Bardot, Claudia Cardinale, Pierre Cardin, Mary Quant, Twiggy, Cindy Lauper, Naomi Campbell y otras personalidades que, asegura, le han facilitado el poder entrevistarlas a distancia. “Han sido muy generosas. Hemos podido avanzar mucho en ambos libros”, relata.

-¿Te ha servido este periodo para analizar la responsabilidad que implica ser accionista de un banco?

-Nací y crecí con la Fábrica Yarur y después con el Bci. Mi papá lo creó y fue su controlador hasta después de su muerte, en 1991. Hoy soy accionista, pero no tengo ninguna relación con quienes administran el banco. Sí mantengo buena relación con los sindicatos, quienes siempre recuerdan la buena relación humana y profesional que tenían con mi papá. Yo sigo ese mismo ejemplo con todas las personas que trabajan en la fundación (Yarur Bascuñán) y el museo. Respecto de lo que he visto públicamente, me molesta ver al banco en episodios de financiamiento ilegal de la política, cobros en exceso a clientes y otros temas que involucran injustamente en acciones no apropiadas la obra de mi papá y mi abuelo Juan, que a mí me interesa respetar, porque gracias a ellos los Yarur estamos donde estamos.

-Siempre has sido disidente del comportamiento de la élite.

-Soy crítico de una parte de la élite, que pasa por arriba de todo con tal de ganar un poco más y que tiene poco cariño por el país. Un ejemplo es lo que pasó con las dunas de Concón, donde destruyeron un sitio milenario para construir grandes torres que están vacías todo el año. Si miras los balnearios de otros países, incluidos varios de América Latina, verás que los cuidan, que respetan la escala humana y la calidad de vida, lo que permite que perduren en el tiempo. Las constructoras buscan hacer su negocio, pero gran parte de la responsabilidad es de las municipalidades de Viña del Mar y Concón, que no hacen su trabajo como autoridad y permiten el deterioro progresivo de la zona.

-¿Y te has cuestionado tu rol social?

-Siempre he pensado que en Chile hay mucha gente mal acostumbrada a discriminar, a mirar a otros en menos, lo que ha generado mucha bronca y resentimiento cruzado. Si no tenemos más educación, más respeto y más tolerancia, no tendremos futuro. En el tema social, desde hace muchos años que participo, silenciosamente y a través de la Fundación Yarur Bascuñán, en cuatro áreas de ayuda social. La cultura a través del Museo de la Moda, que tiene una de las mejores colecciones a nivel latinoamericano; la protección de animales a través del refugio Tu Amigo Fiel de perros abandonados, que debe ser el mayor del país; la protección del borde costero, donde hemos logrado detener la destrucción de las dunas de Concón y que se sancione la destrucción del proyecto de hotel en Puntas Piqueros; y acciones sociales específicas para ayudar a personas necesitadas, especialmente ancianos y niños enfermos. En estas últimas semanas, hemos estado apoyando ollas comunes en La Pintana, Viña del Mar y otras comunas.

-Hace un tiempo sé que fuiste muy crítico de un reportaje, en medio del estallido, donde Juanito Yarur visitó Bajos de Mena con el periodista Santiago Pavlovic. ¿Por qué tuviste esa mirada?

-Me molestó mucho que me hicieran aparecer forzadamente a mí y al museo en esa entrevista, pese a que no tengo ninguna relación con las personas que aparecieron ahí y el museo tampoco. Además, hablaron de conflictos legales con algunos miembros de la familia Yarur, sin ninguna razón. Pero lo que más me molestó de esa entrevista es que el tema de la pobreza se mostró sin respeto. No entiendo cómo el canal nacional entra en un Rolls-Royce a Bajos de Mena en plena crisis social, cómo TVN y Santiago Pavlovic se prestan para ese nivel de frivolidad. ¿Sabes? Mi papá y mi abuelo Juan se preocuparon mucho de la pobreza y es cosa de ver todos los beneficios que tuvieron los trabajadores de la fábrica, entre ellos la Población Yarur y la construcción de un estadio y de un ala del Hospital del Salvador. Me siento orgulloso de mis antepasados Yarur, pero no de lo que están haciendo hoy algunos que llevan el mismo apellido. Si mi papá y mi abuelo hubiesen visto ese programa, se hubiesen indignado.

-Aún en medio de la pandemia, ¿qué futuro le ves al Museo de la Moda y a las opciones de reabrirlo?

-Hay que ver qué pasa con la pandemia y la crisis social. Mientras, el museo reforzará sus exhibiciones virtuales y la línea editorial con su colección. Ahora estoy trabajando en la publicación de libros con Rizzoli de Nueva York. Ya hicimos uno con Kate Moss y vienen cuatro más: uno con los años ´60, otro con los años ´80, uno con el diseñador Kim Jones y otro con Marilyn Monroe.

-El museo es caro de mantener, has invertido en negocios como Melt y energía solar. ¿Algo que esté funcionando bien en medio de esta crisis?

-Sí, Melt está con 30 locales y más de 700 empleos directos. Ha sido un año duro, pero está funcionando bien, con muy buena respuesta de la gente. Y en energía solar tenemos más de 100 megawatts que están generando energía limpia, la que es tan necesaria después de esta pandemia.

-Has sido también activista, por ejemplo, en causas animales, de defensa del medio ambiente y en contra de inmobiliarias. ¿Te han mandado recados que es mejor quedarse tranquilo?

-Me mandaron recados en el caso del hotel Punta Piqueros, como si fuera algo personal. Les contesté que yo no tengo nada personal con ellos, todo lo contrario, de chico vi mucho a mis tíos Alfredo Yarur y Dolly Said aquí en Viña. Mi defensa de las dunas y del borde costero es por supervivencia del medio ambiente y por calidad de vida, no por quienes hacen los proyectos. Ese hotel es una aberración y un peligro para cualquier pasajero.

-¿Qué huella te gustaría dejar siendo una persona privilegiada? Hay empresarios que han apostado a un sello público, como Andrónico Luksic.

-Nunca he buscado que mi nombre quede en algún lado. La colección del Museo de la Moda deberá quedar resguardada aquí o afuera por el valor que tiene. La satisfacción personal viene de hacer las cosas bien. Me siento muy orgulloso del reconocimiento del museo en el extranjero y el respeto de los otros museos por el gran trabajo de conservación que hacemos. También me siento orgulloso del trabajo humano, social y ambiental que hacemos en la Fundación Yarur Bascuñán.

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