Fernando Larraín cuenta que falta poco para armar sus maletas y partir a Washington, donde lo espera un nuevo proyecto familiar y laboral como asesor del Banco Mundial en temas previsionales para Asia y Medio Oriente.

“Pero no tiene nada que ver con que esté cansado o que me hayan hecho la vida imposible”, asegura tras una alta exposición como gerente general de la Asociación de AFP, especialmente por el retiro del 10% de los fondos previsionales.

“Al contrario; sigo trabajando como gerente de la Asociación por un tiempo más. Pero lo del Banco Mundial es un buen proyecto profesional y con mi mujer también queremos que los niños accedan a mirar otras culturas, otros desafíos e idiomas.

—De todas maneras, este cargo debe haber involucrado altos costos personales, ¿no?

—Para los hijos es raro que su papá trabaje para un gremio sindicado con el “no más”. En la esquina de mi casa hay un cartel que dice No + AFP. El tema aparece en las noticias, mis niños escuchan lo que dicen otros papás... Entonces pensaron que su papá trabaja en algo que no era bueno. Tampoco es que les haya generado un trauma, pero es difícil de entender. A uno de mis niños, por ejemplo, le gusta mucho el fútbol y confunde las AFP con la ANFP (ríe).

Economista de la UC, ligado al mundo académico a través de la Universidad Adolfo Ibáñez, también trabajó en organizaciones internacionales como la Organización Mundial de Comercio, la OEA y el BID. Durante el gobierno de Ricardo Lagos estuvo en Teatinos 120 diseñando políticas públicas junto al entonces ministro Nicolás Eyzaguirre y Marcelo Tokman. Desde ahí partió al segundo piso de La Moneda con Eugenio Lahera y Ernesto Ottone, en el corazón del laguismo. Hoy reconoce que votará por el Apruebo en el plebiscito del 25 de octubre.

Las caricaturas y la realidad

“Cuando llegué al cargo me chocó lo que decían de mí, los prejuicios que existían dentro del propio gremio. Había muchas caricaturas”, dice respecto de cuando asumió la gerencia general del gremio, sólo seis meses antes de la primera y multitudinaria marcha de No + AFP.

—¿Qué caricaturas?

—Cuando Fernando Larraín, gerente general de las AFP, llamaba o iba a un seminario, se imaginaban a una persona de 60 años, chaqueta y corbata, terno, que había estudiado ciertas cosas, que tenía una lenguaje de cierta manera, que votaba de cierta manera y que tenía una tendencia determinada. Harta gente escribió en contra mío en su momento y yo les respondí y los invitaba a tomarse un café a mi oficina, gente de la que no tenía idea de quién era y que me escribía por Twitter.

—¿Qué tal resultó esa experiencia?

—Súper interesante. Tengo miles de historias. A un señor lo recibí en la sala del directorio; le ofrecí café y me contestó enojado: “No, yo no tomo café”; tampoco quiso té, agua ni nada. Se quedó mirando uno de los cuadros que había en la sala y dijo: “Así que aquí se gastan mis ahorros, en estas pinturas carísimas”. Ya no sabía cómo entrar con él, así que descolgué el cuadro, que era enorme, y se lo entregué. No lo aceptó pero al menos logré distender la situación. Claro, son personas que han tocado muchas puertas y nadie los ha tomado en cuenta. No se sienten escuchados. Tienen rabia. Pero no he tenido problemas en juntarme a hablar con la gente de la coordinadora No + AFP, tampoco con gente que piense distinto. No me siento atacado.

—¿Cómo llegamos a este punto?

—En Chile hay desigualdad, inequidad de ingresos, y eso se expresa en un trato desigual que tampoco me gusta. Se requieren mayores espacios de protección, una red donde los niveles de incertidumbre y vulnerabilidad no queden expuestos ante situaciones de incertidumbre, como ocurre ahora con la pandemia.

Agrega:

—El proyecto del 10% no me gustaba porque impacta las pensiones y toda la carga recae en los trabajadores que con sus ahorros tendrán que financiar los costos de una pandemia... Por eso necesitamos mayores niveles de protección social, donde todos aporten, se ayuden, no sólo en lo previsional. En cuanto a las pensiones, tener un pilar básico solidario universal, donde al llegar a la vejez exista un piso mínimo garantizado. La forma más eficiente para financiarlo es a través de impuestos. Necesitamos una discusión tributaria de verdad; tenemos un IVA que es alto, del 19%.

—Usted estaba en Hacienda cuando se optó por aumentar ese gravamen para así financiar el plan Auge y el Chile Solidario durante el gobierno de Lagos.

—Claro… Fue la quinta opción. Había muchos otros impuestos antes, mucho más significativos, como el diesel, por ejemplo.

—¿Qué opina del impuesto a los súper ricos que se empezó a discutir en el Congreso?

—No es la panacea y tampoco representa una solución. Es políticamente complejo lo que voy a decir pero la clase media en Chile paga el impuesto al consumo pero no a la renta, están exentos y es una discusión que hay que tener.

—¿Debiera pagar más impuestos la clase media?

—Sí. Hay que ver los tramos, pero alguien que gane un millón, por qué no habría de pagar el 5%, cuando hoy una persona con una renta de un millón cuatrocientos mil, sí lo hace. La discusión tributaria es mucho más profunda y el impuesto a los súper ricos no solucionará el problema ni va a reducir la desigualdad… Son cosas que suenan bien pero son populistas.

—¿Qué falló, qué se hizo mal que finalmente llegamos al retiro del 10% como una solución sabiendo el impacto futuro que podría traer?

—La pandemia ha durado más de lo que pensamos y como el foco estuvo en proteger a los más vulnerables, la clase media quedó fuera. Además hubo burocracia y las ayudas tardaron en llegar.

—Se apunta al gobierno por no actuar con anticipación.

—Este gobierno cargará con esa marca, del mismo modo que la presidenta Bachelet por su tardía reacción ante la catástrofe (el tsunami).

—¿Cree que muchas de las deudas sociales se resolverían con una nueva Constitución?

—Es un error pensar que una nueva carta solucionará todos nuestros problemas. Sin embargo, es un ejercicio interesante generar espacios de diálogo, que el plebiscito se haga, asegurar que salga bien, que se haga en la fecha establecida, ojalá que participe mucha gente y que cada persona vaya y vote por lo que crea mejor, sin miedo.

—¿Estará por el Apruebo?

—Sí, voy a votar Apruebo.

“No me gusta hablar de ganadores y perdedores”

“El retiro del 10% demostró que los ahorros sí estaban. La plata siempre estuvo y se entregó en tiempo y forma”, dice a modo de evaluación cuando ya un 93% de los afiliados habría recibido los fondos solicitados.

“El discurso de los parlamentarios iba cargado de consignas: que la plata no estaba, que había letras chica, que sería lento. Pero todo esos argumentos demostraron ser falsos. Es curioso, porque de haber tenido un sistema de reparto el retiro del 10% no habría sido posible”, dice.

—¿Fue una ganancia en imagen para las AFP, considerando que mejoraron su imagen pública?

—No me gusta hablar de ganadores y perdedores, pero se desmitificaron muchas cosas. Además, el desafío tecnológico, financiero y operacional de esto fue enorme. Fueron miles de millones de acciones que había que vender, cuidando además de impactar lo menos posible en las pensiones de los trabajadores. Todo en 5 o 6 días, porque no hubo más tiempo.

—Aunque también ha habido problemas, personas que todavía están esperando que les depositen urgentemente sus recursos. La AFP Modelo ha liderado en cuanto a quejas y la Superintendencia acaba de formular una serie de cargos.

—Cuando 8,5 millones de personas hicieron su solicitud la primera semana, es previsible que haya problemas. Las AFP compiten entre ellas y esto demuestra que efectivamente hay diferencias importantes entre unas y otras. A AFP Modelo le queda aún por avanzar.

—Llama la atención los numerosos casos de personas que no tienen urgencias económicas que también pretenden retirar su 10%. Usted debe tener amigos, familiares en esa posición...

—En mi chat ‘LA' pregunta es si saco o no el 10%. Debo haber hablado con al menos 3000 personas vía grupos de zoom durante este último tiempo, considerando amigos, familiares, conocidos. Algunos quieren retirarlo porque tienen susto de lo que vaya a pasar en el futuro, o porque prefieren tenerlo en la cuenta 2 o para invertirlo… Los estudios sicológicos dicen que el ser humano siempre cree que es más inteligente que el resto y piensan que lo van a poder invertir mejor que las AFP. Otros que no les gusta el sistema y quieren su plata nomás.

—Hay también quienes han optado por un nuevo televisor o un celular.

—Si las personas quieren gastar sus recursos en A, B, o C es problema de cada uno. Lo que me habría gustado es que también se hubiese conversado sobre cómo compensar las pensiones en el futuro. Además que es raro, porque se legisló para beneficiar tributariamente a los que más tienen.

—¿Qué hay de cierto en que le incomoda ser un Larraín? Que por ejemplo no veranea donde lo hace su familia sino que prefiere ir de camping y romper con los moldes sociales.

—Me gusta ser un poco “contreras”, es verdad, pero nunca tanto. Siempre he preferido la diversidad, las miradas distintas. Cuando estuve en EEUU, me parecía interesante participar en los asuntos raciales. Elegí la universidad de Princeton (en New Jersey, para un master en asuntos públicos) porque no había tantos chilenos y podría relacionarme con otros grupos. Pero no significa que niegue mi lugar de pertenencia. Como decían mis familiares, hay larraínes buenos y larraínes malos; no sé de cuál de los dos soy, (ríe) porque hay muchos, aunque por lo general me andan atribuyendo que soy pariente de los Larraín tal o cual. En Twitter confunden mi cuenta con la del actor de “Casado con hijos” (risas).

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