Renato López Fuentes (45) tiene inscritas cinco armas y todas estaban en su dormitorio, detrás de la cama, al momento en que fue detenido por la Brigada de Homicidios. El fiscal Stefan Kramar dijo ayer en la audiencia donde formalizó al transportista como presunto autor intelectual del homicidio de Alejandro Correa (60), que aparentemente López estaba preparado en caso de que algo pasara. Además de una empresa de transportes, es parte de una firma que hace rellenos controlados. Fue en las actividades de ésta donde, precisamente, se enredó en un juicio civil con Alejandro Correa, dueño de un terreno que apetecía.

En la audiencia Kramar describió una presunta trama que envuelve a López con el colombiano que ejerció de gatillero, y que ya fue el primer detenido del caso (luego cayeron la polola de ese hombre y el taxista que lo llevó al sitio del homicidio, en la comuna de Concón). Pero según dijo el abogado defensor, Héctor Petit, su cliente en verdad se dedica al rubro de los camiones, con una empresa que se llama Transportes López e hijos, que cuenta con 15 máquinas. Que la empresa de rellenos sanitarios la comparte con unos familiares, y que ya antes lo han enredado en temas delictuales de los cuales ha salido prácticamente sin mancha.

Pero hay uno que está latente: el 8 de agosto de 2003 Renato López se casó con Rosa Huerta Saavedra, entonces de 21 años. Hoy ella tendría 38. Tendría, porque desde 2009 está desaparecida. El caso volvió a cobrar actualidad ayer, mientras la situación de López se ventilaba en el Juzgado de Garantía de Viña del Mar. La mujer habría sido vista por última vez en el sector Achupallas de la ciudad costera la tarde del 29 de diciembre del 2009. La denuncia por su presunta desgracia la interpuso López, dos días más tarde en la Comisaría de Illapel.

La explicación de esto se encuentra en el parte policial. Escribe ahí el carabinero que le tomó declaración a López, que el 31 de diciembre de 2009 López se presentó en el cuartel diciendo que “el 29 estaba junto a su cónyuge (…) en la localidad de Achupallas, en Viña del Mar. A las 19.45 la trasladó hasta el paradero Número 1 de dicho sector, dejándola en el lugar para que tomara un bus con destino a Quilimarí. El miércoles 30, a las 11.50, llamó a su esposa al celular para saber cómo había llegado, la cual no respondió, insistiendo en varias ocasiones y procediendo a llamar a los familiares que viven en el sector, los que manifestaron que no había llegado”, prosigue la denuncia.

En 2016 López presentó ante un juzgado de Viña del Mar una acción para declarar la muerte presunta de la mujer, la cual fue archivada un año después.

La disputa por el terreno de Alejandro Correa en Quilpué no es la única que ha tenido el transportista. Existe a la menos otra causa en un juzgado civil de Viña del Mar, interpuesto en 2016 por el residente de un sitio en el sector de Reñaca Alto. Este relata que el 26 de noviembre de ese año, “me encontraba en una reunión familiar. A las 10 se presentó el querellado (López) con un grupo de 15 personas que procedieron a derribar el portón de entrada e ingresar masivamente con el fin de iniciar las acciones para cercar la propiedad, aduciendo que había comprado la parcela. El señor López sólo se limitó a contestar con prepotencia e irónicamente que esa propiedad le pertenece”. Añade que López no presentó documentos.

En 2019 fue absuelto por el Tribunal Oral en lo Penal de Quillota por un caso de presunto tráfico de drogas. Un año antes había sido detenido a bordo de una camioneta por carabineros de Petorca, porque a la persona que lo acompañaba en el vehículo, que se bajó justo en el control policial, le hallaron cuatro kilos de marihuana. La explicación fue que al tipo lo había recogido haciendo dedo.

Según dijo a los jueces, él fue primero de Viña a Tilama para comprar quesos que su mujer comercializaba, 50 a 60 kilos de queso de cabra que adquiría a unos hermanos. Esa vez los hermanos no bajaron del cerro y cuando venía de vuelta, en una parte de la ruta y bajó a comprar galletas, se encontró con un hombre que pidió que lo llevara y que trabajaba en minas de cuarzo. “Dijo que en el bolso llevaba ropa para que su señora la lavara”, prosigue la declaración, “Cuando vio el control de Carabineros, el sujeto le dijo que lo dejara ahí, pero como faltaba tan poco que le dijo que no y lo dejó donde Carabineros, porque ahí le podía costar menos hallar locomoción”. Después ambos fueron detenidos. Ayer el abogado defensor dijo que “mi representado tiene conocidos y personas que han estado vinculadas con delitos, pero eso no significa que sea necesariamente la persona que sea el autor intelectual de estos hechos”.