Mi madre entendió muy bien que estaba criando a dos hijas negras”.

Kamala Harris.

Puros aplausos. “Se lo merece”. “Es el futuro del Partido Demócrata”. Pocas críticas, salvo las provenientes de republicanos que de inmediato comenzaron a atacarla por las redes sociales, pero que internamente reconocen el impulso que la senadora Kamala Harris de dará a la campaña demócrata de Joe Biden.

Así, la ex fiscal general de California se convirtió en la tercera mujer de la historia en ser nominada a vicepresidenta y la primera afroamericana. Tuvieron que pasar 12 años desde la última que optó al mismo cargo. Pero, a diferencia de sus antecesoras, Kamala tiene buenas chances de convertirse en la primera mujer en ser electa para ese cargo.

De hecho fue la propia Sarah Palin, republicana y compañera de formula de John McCain en 2008, unas de las primeras en felicitarla y darle consejos para sobrellevar de la mejor manera la extenuante carrera por la Casa Blanca. “No pongas un bozal, conéctate con los medios y los votantes”, escribió, en alusión tal vez a las críticas que sufrió en su campaña con McCain. “Algunas personas que manejan las campañas te asfixiarán con su propia agenda egocéntrica, así que recuerda que TÚ fuiste elegida por lo que eres”, le escribió Palin a Harris por Instagram.

“Mujeres negras orgullosas”

Según publica hoy The Washington Post, la identidad negra de Kamala Harris siempre ha sido cuestionada, sobre todo sus raíces. Es hija de inmigrantes en donde sus antepasados no vivieron la esclavitud en EE.UU., se casó con un blanco y fue fiscal general en un sistema de justicia penal que castiga desproporcionadamente a las personas de color.

Sin embargo su su historia infantil y juvenil dice otra cosa.

Kamala Devi Harris fue nació en Oakland, California el 20 de octubre de 1964. Es la mayor de los dos hijos de Shyamala Gopalan, una investigadora del cáncer de India, y Donald Harris, un economista de Jamaica.

Sus padres se conocieron en las Universidad de California en Berkeley mientras estudiaban sus respectivos posgrados y ambos desde el principio adhirieron al movimiento de derechos civiles que estaba muy activo en ese campus. Después de que Kamala naciera, la llevaron incluso en coche a las protestas.

Su madre eligió el nombre de Kamala como un guiño tanto a sus raíces indias (es otro nombre de la diosa hindú Lakshmi) como al empoderamiento de la mujer. En enseñanza básica, Harris se iba en bus al colegio. Se trasladaba desde su vecindario predominantemente negro y de clase media baja hasta su escuela ubicada en un distrito blanco de clase media acomodada.

Pero mientras asistía a un colegio de mayoría blanca, al mismo tiempo su madre las llevaba a una iglesia bautista negra y también a un templo hindú. “Mi madre entendió muy bien que estaba criando a dos hijas negras”, escribió Harris más tarde en su autobiografía, “y estaba decidida a asegurarse de que nos convirtiéramos en mujeres negras orgullosas y seguras de sí mismas”.

Pero en enseñanza media recaló junto a su madre y hermana en Montreal, Canadá. Ahí comenzó a forjar su carácter de activista y defensora de derecho. Sus compañeros de colegio ahí recuerdan que junto a su hermana realizaron una protesta contra la orden del colegio que prohibía jugar en el pasto. Y tuvieron éxito. Además, recuerdan de su paso por ahí que siempre defendió a otras personas. “Siempre fue una luchadora”.

Howard la marcó

Siempre fue su sueño entrar a la Universidad Howard, la prestigiosa casa de estudios que históricamente ha educado a estudiantes negros en Washington, D.C. Ahí estudió Ciencias Políticas y Economía, y se unió a la fraternidad Alpha Kappa Alpha, la más antigua. Ahí forjó su identidad afroamericana.

“Cuando la gente desafía su negritud, siempre digo: ‘Si fue a Howard, significa que es una de nosotros'”, dijo la columnista de Philadelphia Inquirer Jenice Armstrong a The Washington Post. “Ella viene de allí. Nadie debería desafiar su negrura”, agregó. En la universidad, cuentan, Harris era una hábil polemista, pero estar en el equipo de debate era una actividad intelectual, no política. Por eso, al mismo tiempo iba con sus compañeras a protestar contra el apartheid frente a la embajada de Sudáfrica. Eso sí, siempre tuvo cuidado que no la arrestaran porque sabía si pasaba, se iba de regreso a su casa como castigo.

Harris, en ese sentido, ve a Howard como un símbolo de la experiencia de los negros en general. “Algunas de las clases más sólidas, con mayor asistencia y vibrantes fueron sobre la diáspora africana”, aseguró Harris en su libro. Y aprender sobre esa historia, agrega, “es la riqueza de la experiencia de ir a la Universidad de Howard. Y, lamentablemente, es una experiencia que mucha gente no tiene”.

Tras su paso por Howard, vuelve a la su estado natal a estudiar Derecho en la Universidad de California, Hastings College of the Law, para empezar su carrera como abogada, fiscal y hoy que la tiene, a los 55 años, como candidata a vicepresidenta de EE.UU.

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