Durante la conversación Iván Poduje (52) hace bosquejos. Se ve relajado por Zoom tirando trazos con su lápiz Bic. Está dibujando a Batman y en su escritorio lucen varias figuras del popular hombre murciélago. “Durante la pandemia he trazado muchos paisajes de Santiago inspirados en las fotos que tomo en mis caminatas por la ciudad”, comenta.

Con su señora arquitecta, socia en su oficina de urbanismo Atisba (que fundó en 1995 y realiza grandes proyectos, como abrir bordes costeros y fluviales y barrios) y sus dos hijos (9 y 6 años) vive en un edificio del año 75 en El Golf. Estudió en la UCV, donde pasó “los tres primeros años dibujando todo Valparaíso y Viña; era un sueño”. Miembro desde 2018 del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU), se reconoce “santiaguino de corazón”.

“Vivo en un barrio donde todos los servicios están a menos de quince minutos. Y también, me gusta perderme por las calles de otras comunas. Antes del coronavirus caminaba todos los días como siete kilómetros; hoy necesito volver a salir, también para bajar de peso”, dice riendo.

Poduje, con un magíster en Desarrollo Urbano (UC) en los últimos quince años suma cientos de columnas (Qué Pasa, El Mercurio de Valparaíso y La Tercera) sobre urbanismo. Sus palabras más de alguna vez han sacado chispas en las redes sociales. Como lo hizo la mañana del pasado 5 de julio cuando encendió Twitter (tiene 39 mil seguidores) al postear: “Nunca más se supo del hambre. Curioso”. Esto en alusión a las protestas en comunas periféricas por la actual crisis sanitaria.

Pocas horas después la cuenta oficial de la UC en esta red social respondió: “Hacemos un llamado a la empatía y el respeto por las miles de familias que están pasando momentos difíciles en medio de esta pandemia”.

Ese mismo día el arquitecto alegó censura de parte del plantel en Twitter. El episodio sería el punto inicial de un proceso que terminó hace poco con su renuncia a la facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Católica, donde ejerció durante 17 años como académico en cursos de urbanismo y talleres de proyecto urbano.

-¿Se equivocó con aquel polémico posteo?

-Para mí el tema de la Universidad Católica está cerrado, pero no me arrepiento de lo que publiqué. Yo creo que era una pregunta sumamente legítima hablar del hambre, porque se había discutido de ese tema en reiteradas ocasiones y de repente desapareció de la agenda.

Poduje afirma que su salida de la UC no tuvo relación con el episodio protagonizado por el arquitecto Sebastián Gray en Twitter. A mediados de julio Gray emitió otro polémico comentario, luego que un usuario preguntara qué pasaría si el gobierno vetaba el proyecto de ley que permitía el retiro del fondo de pensiones. Gray, académico de la UC, respondió: "Una guillotina en la Plaza de Armas".

Poduje alegó un trato "desigual" y "doble estándar" de parte de esta universidad, argumentando que tras sus comentarios del hambre, la UC lo emplazó públicamente en Twitter con su nombre y apellido. Sin embargo, no hizo lo mismo con Gray.

-¿Le gusta estar en el ojo del huracán? ¿Es algo que busca?

-A veces mi señora no lo pasa tan bien (ríe). Cuando tengo una convicción sobre algo voy adelante. A veces mi carácter me ha jugado malas pasadas; soy directo en mis columnas porque son para tomar posición sin medias tintas. No soy de quedar bien con Dios y con el Diablo. Por eso no tuve reparos en decir que me desilusionó profundamente la respuesta de la Nueva Mayoría en el estallido social. Hubo sectores de izquierda que no condenaron la violencia que afectó a los más humildes; para mí eso es imperdonable.

“Piñera es muy exigente y fue muy buena persona”

En 2012 fue miembro de la comisión asesora presidencial de Piñera a cargo de implementar una política de desarrollo urbano. Seis años después fue asesor directo del mandatario en La Moneda (hasta febrero de 2020). Esta vez su rol fue impulsar proyectos como el Parque Mapocho Río, que iniciará sus obras este año y cuyo costo es de cien mil millones de pesos.

También se desempeñó como asesor (entre 2016 y 2017) de la Presidenta Bachelet cuando la ex jefa de Estado lo llamó para integrar la comisión presidencial que formuló la política nacional de movilidad. En ella Poduje trabajó en la extensión de la Línea 3 del Metro (que une Quilicura, Conchalí e Independencia).

-Usted fue parte del equipo de Lagos en su pre candidatura ocupándose de los temas de ciudad. ¿Con qué sector se identifica?

-Mi domicilio político es de centro izquierda, de la Concertación. Algo que está puesto bastante en entredicho, porque dicen que no existe. Me siento muy orgulloso de lo que se logró con líderes como Lagos y Aylwin. De la reducción de la pobreza, de la ampliación de la clase media y de los parques en las zonas populares. Fue un honor pertenecer al equipo de Ricardo Lagos. Por lealtad, y para no votar por Guiller, me fui a 200 kilómetros de Santiago. Lo que le hicieron a Lagos (el PS no lo apoyó) fue de una bajeza enorme.

-En la revista Capital en el año 2016 dijo que por “una cosa de historia” no trabajaría con Piñera. Pero lo hizo. ¿Cómo fue su experiencia en La Moneda?

-Quise decir que no lo haría en su campaña presidencial, otra cosa es con él como Presidente. Él es muy exigente y fue muy buena persona conmigo siendo que yo no era políticamente de su lado. Sentí que tenía un compromiso genuino con la ciudad. El proyecto Parque Mapocho Río, que recuperará 45 hectáreas con paseos, anfiteatros y recintos deportivos le gustaba mucho. Me comentaba que veía este sector cuando venía del aeropuerto. Y citaba a Gabriela Mistral: “La ciudad es reflejo del alma de sus habitantes”. Él además me comentaba que tenía una pésima opinión de los arquitectos. “Ustedes siempre con sus cosas raras, son tan poco aterrizados”, decía.

-¿Recibió críticas por haber sido asesor del Presidente?

-Cuando él me llamó sabía que me iban a tratar de ultra facho. Me trolearon por haber sido su asesor y me decían que me había dado vuelta la chaqueta. Fueron comentarios duros, pero valió la pena, porque fue una experiencia increíble.

-Además, muchos lo ligan a la derecha, suponen que es hijo del ex ministro Miguel Ángel Poduje quien estuvo a cargo de la cartera de vivienda durante la dictadura, ¿Cómo lo toma?

- A él lo vi unas tres veces y su nombre hasta hoy ha generado muchos prejuicios en mi vida. Los de derecha pensaba que yo era su hijo y los de izquierda me miraban con desconfianza. También decían que nos parecemos mucho físicamente. Ahora como estoy más viejo me preguntan si es mi hermano. Un sin número de veces he tenido que aclarar que no fue mi padre, Miguel Ángel era primo de segundo grado de mi papá. Cuando estoy con adultos mayores de comunas periféricas me preguntan si es mi padre. Lo recuerdan con cariño como el ministro de la dictadura que entregaba casas.

Entre campamentos

“Nací con aptitudes para el dibujo; es algo absolutamente innato”, dice. En clases Poduje dibujaba a sus compañeros y profesores del colegio Saint Gabriel (Providencia). “También bosquejaba los campamentos cerca del Mapocho. Esas canchas de fútbol de tierra con butacas y arcos oxidados”.

Con sus padres y sus dos hermanas menores vivían en la calle Las Hualtatas (Vitacura) colindante al río Mapocho. “De chico iba a tirar piedras al río. Era agresivo. En los ochenta había aguas servidas que dejaba un olor a fecas espantoso por varios días”.

El futuro arquitecto “jugaba a la pelota” y andaba en bicicleta con los niños de un campamento que estaba en Tabancura con Avenida Las Condes, cercano a su casa. “Era muy parecido al que mostró la película Machuca. Eran casas de madera con calles de tierra y una plaza chica. Era como una pequeña ciudad. Ahí también se grabó la comedia de TV, Troncal Negrete, ambientada en una cancha de fútbol de barrio. Pensaba que Ronco Retes vivía ahí. Recuerdo que en los ochenta de un día para otro erradicaron ese campamento”, dice.

-¿Siendo niño cómo vivió que este campamento se fuera de su barrio?

-Fue triste, tenía doce años y me dijeron que los pobladores se habían ido a otras viviendas. Después supe que los habían desalojado en camiones por militares de la dictadura. También recuerdo que a mi mamá, que es DC, le afectó mucho el Golpe. Mi papá no se metía en política, pero ella fue opositora al régimen. Ponía colchones en las ventanas por posibles balazos; yo tenía cinco años y nunca lo olvidé. Tampoco olvidé lo que veía cuando acompañaba a mi papá a trabajar como ingeniero en una fábrica textil de Renca. Era niño y me sorprendía el enorme contraste entre el sector oriente y poniente.

La violencia del estallido

Cuando el arquitecto repasa la agenda de estos días, dice que no retirará el diez por ciento de su AFP. “Me llama la atención que se le de tanta tribuna a las pensiones cuando el hacinamiento es el gran tema urgente de los sectores más vulnerables. Para el 99 por ciento la casa propia es el principal patrimonio que dejarás a tu familia. No es la pensión”, dice.

-En su oficina Atisba han realizado seis publicaciones sobre las repercusiones del coronavirus en Santiago y Valparaíso. ¿A qué conclusión llegaron?

-Hemos trabajado en barrios muy complejos donde encontramos una relación entre contagios, letalidad y hacinamiento. Hoy la prioridad es la vivienda. Los campamentos han crecido en forma dramática. En Valparaíso y en la Región Metropolitana lo hicieron explosivamente en un 40 por ciento en los últimos tres años.

-En la reciente Cuenta Pública el Presidente habló de la reactivación del programa de nuevas viviendas, ¿Qué impacto tendrá?

-Es positivo, pero creo que el principal desafío no solo es construir esas 40 mil viviendas, sino que hacerlas más amplias y mejor ubicadas. Para esto es necesario usar los terrenos fiscales abandonados, deberían ser ocupados para viviendas sociales. El ministro de esta cartera debe ponerse las pilas al máximo si quiere que los campamentos no se disparen. El mayor peligro es que la gente se instale en zonas de riesgo donde hay derrumbes e inundaciones.

-Para el estallido social usted recorrió las comunas más afectadas por la destrucción del Metro ¿Cree que retrocedió urbanísticamente Santiago?

-Yo calculé que La Pintana y La Cisterna retrocedieron diez años. El estallido desató una fuerza que tendrá más importancia que la pandemia en el futuro, porque se fijó una expectativa muy alta. Muchos me decían: “Estos carajos nos quemaron el Metro, pero por último vendrá algo mejor”. Y tocó la pandemia, y ahora viene el proceso constituyente. Si a la gente no le cumplen podría haber otro estallido. Hay interesados en que se prenda la ciudad otra vez: son quienes creen en la violencia como herramienta de acción política.

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